Autor: cris

  • ¿Por qué la Biblia no habla de la juventud y adolescencia de Jesús?

    ¿Por qué es que la Biblia habla solamente de lo que hizo Jesús desde su nacimiento hasta que tenía 12 años y después desde los 30 años hasta su muerte? ¿Por qué no habla de su juventud, y su adolescencia?

    La Biblia y más directamente el Nuevo Testamento habla de los antecedentes al nacimiento de Jesús, del nacimiento de Jesús, de la visita que le hicieron los pastores de Belén, de su circuncisión, de su presentación en el templo, de su regreso a Nazaret, de la visita que recibió de los magos, de su huida a Egipto, de su establecimiento en Nazaret, de su crecimiento y niñez en Nazaret, de sus viajes anuales a Jerusalén en la fiesta de la pascua, de su especial visita a Jerusalén en la fiesta de la pascua cuando tenía 12 años y una breve referencia a su crecimiento en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres. Luego transcurren al menos 18 años, sobre los cuales el Nuevo Testamento guarda absoluto silencio. Después, cuando Jesús tenía treinta años de edad, comienza su ministerio público, el cual dura solamente unos tres años y concluye con su muerte, sepultura, resurrección y ascensión. El período de silencio en cuanto a la vida de Jesús, desde los 12 años hasta los 30 años ha servido para que febriles mentalidades fabriquen todo tipo de conjeturas y fábulas que no tienen el más mínimo sustento. La legítima pregunta es por tanto: ¿Por qué es que el Nuevo Testamento guarda silencio sobre lo que hizo Jesús, durante 18 largos años? La razón es porque el Nuevo Testamento no es una biografía detallada de la vida de Jesús. En el Nuevo Testamento se relata única y exclusivamente los eventos en los cuales Jesús hace o dice algo que es pertinente a su propósito redentor en este mundo. Todas las demás cosas que Jesús hizo o dijo no han sido registradas en el Nuevo Testamento, porque no tenían ninguna relación con su propósito redentor. Esto es lo que afirma Juan 21:25 que dice: “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.” Así que, cualquier persona que afirme que Jesús hizo o dijo tal o cual cosa entre sus 12 y 30 años. Todo lo que digan es pura fábula de manufactura humana.

    Nos escribe un amable oyente de Santiago de Chile. Hace referencia a la respuesta a una consulta hecha hace algún tiempo atrás que tenía que ver con el significado de Mateo 19:24 cuando Jesús dijo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de Dios. Nuestro amigo oyente dice que según el pastor de su iglesia, el origen del dicho de Jesús tiene que ver con que en el tiempo de Jesús, por seguridad, las ciudades estaban rodeadas de elevados muros con puertas para permitir el acceso a las ciudades. Había puertas muy anchas y puertas muy angostas, que apenas permitían pasar a una sola persona o a una oveja o a una cabra. Un animal de carga tan grande como un camello tendría mucha dificultad para pasar por esta puerta tan estrecha. Estas puertas estrechas se llamaban ojo de aguja, por lo minúsculo de su abertura. Las puertas anchas se cerraban por la noche pero las puertas angostas se mantenían abiertas para permitir la entrada de viajeros retrasados. Nos pide nuestra opinión sobre esta explicación del origen del dicho de Jesús.

    Gracias por su consulta. El dicho que pronunció Jesús haciendo mención de un camello pasando por el ojo de una aguja, ocurrió dentro de su enseñanza relativa a lo difícil que es que un rico entre en el reino de Dios. Note lo que dice Mateo 19:16-26 “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás  a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” El incidente ilustra lo difícil que es que un hombre rico deposite su confianza en Dios y reciba a Cristo como su personal Salvador. El joven rico viene al Señor Jesús con una pregunta aparentemente sincera. Maestro bueno, dice, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna? En la pregunta, el joven rico revela su ignorancia en cuanto a la verdadera identidad de Jesús y en cuanto a la manera de obtener vida eterna. El joven rico llama a Jesús: Maestro, poniéndolo en el mismo nivel que tantos connotados maestros de la época. El joven rico también habla de merecer vida eterna, cuando la vida eterna es un regalo. Nuestro Señor pone a prueba al joven rico en dos asuntos importantes. Primero ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Jesús no está negando su deidad, sino haciendo notar que cuando el joven rico dice que es bueno, está reconociendo que es Dios, porque no hay nadie que sea bueno, aparte de Dios. Segundo, en cuanto a la manera de ser salvo, Jesús le dice: Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. El Salvador no estaba dando a entender que el hombre puede ser salvo como resultado de guardar los mandamientos, sino que estaba usando la ley de Moisés para que el joven rico se convenza de pecado, o se dé cuenta que es imposible que pueda guardar la ley para ser salvo. El joven rico estaba engañado pensando que el heredar el reino de los cielos es cuestión de hacer los suficientes méritos. El joven rico pregunta que mandamientos tenía en mente Jesús. Jesús citó cinco mandamientos que tienen que ver principalmente con nuestros semejantes, los cuales se resumen en: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Ciego a su orgullo el joven rico se jacta de que ha cumplido con todos esos mandamientos. Pero Jesús va a hacer notar la falacia de esta afirmación mostrando que estaba fallando en amar al prójimo como a sí mismo. Jesús le dice por tanto: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven y sígueme. El Señor Jesús no estaba dando a entender que el hombre puede ser salvo mediante la venta de sus posesiones y la entrega del producto de la venta a las obras de beneficencia. La única manera de ser salvo es mediante la fe en el Señor Jesucristo. Pero para ser salvo, el hombre debe reconocer que ha pecado y que está imposibilitado de cumplir por sí mismo con las demandas de Dios para ser salvo. La negativa del joven rico de compartir sus posesiones estaba demostrando que no amaba al prójimo como a sí mismo. Al oír las demandas de Jesús para obtener la vida eterna, el joven rico debió haber dicho: Señor, si eso es lo que se requiere para tener la vida eterna, no puedo salvarme por mis propios esfuerzos, soy un pecador. Por tanto, te ruego que me salves por tu gracia. Pero tristemente, el joven rico rechazó la oportunidad que Jesús le estaba dando para ser salvo por la fe. Por eso es que oyendo lo que Jesús le dijo, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. La respuesta del joven rico sirvió para que Jesús señale que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. La riqueza se torna en un ídolo para quien la posee. Es imposible que un rico deje de confiar en su riqueza y pase a confiar absolutamente en Dios, al punto de estar dispuesto a deshacerse de su riqueza. Es justamente para ilustrar este hecho que Jesús dijo: Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Jesús está hablando de camellos literales y de ojos de aguja literales. Es imposible que se pueda pasar un camello, animal tan grande, por el ojo de una aguja, abertura tan pequeña. Jesús está usando una figura retórica conocida como hipérbole, o un dicho exagerado para producir un efecto vívido, inolvidable. Así de imposible es que un rico que confía en su riqueza y no en Dios sea salvo, o entre al reino de Dios. A menudo se afirma que el ojo de una aguja era el nombre de las puertas muy angostas que se hacían en el muro de una ciudad amurallada. Un camello tendría que sufrir mucho para atravesar por una puerta así de angosta, pero no hay evidencia creíble de la existencia de este tipo de puertas en los muros de las ciudades amuralladas y más que nada, el contexto impulsa a concluir que Jesús no estaba hablando de entrar con dificultad sino de la imposibilidad de entrar. Humanamente hablando es imposible que un rico se salve. Por eso es que los discípulos se asombraron en gran manera e hicieron la pregunta lógica: Entonces ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Los judíos viviendo bajo la ley de Moisés, según la cual Dios prometió prosperidad a los que le obedecían, correctamente catalogaban a un rico como a una persona justa, pero si ni aún el rico, supuestamente justo, se podía salvar, entonces peor todavía todos los que no eran ricos. Pero Jesús despeja la incertidumbre cuando dice: Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todo es posible. Se necesita de una obra divina tanto en el rico como en el pobre para que sean salvos. Así que, respeto la interpretación de su pastor sobre el camello pasando por el ojo de una aguja, pero la explicación que he compartido se ajusta mejor al contexto.

  • El origen de las razas

    Si todas las razas que existen en el mundo tienen su origen en Adán, ¿qué efecto tuvo el diluvio sobre esto?, porque después del diluvio quedaron solamente Noé, su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos. ¿De dónde volvieron a aparecer las razas? ¿A partir de quién?

    La palabra de Dios es muy clara y precisa al mostrar que todas las razas existentes en el mundo tienen un solo origen. Observe lo que hablando de Dios dijo Pablo a los filósofos griegos en el Areópago de Atenas. Se encuentra en Hechos 17:26 que dice: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación.” Es decir que todo ser humano, independientemente de su raza, o lugar geográfico donde se encuentre, está emparentado, porque todos descendemos de un solo hombre, Adán. El libro de Génesis, capítulo 5, nos muestra la numerosa descendencia de Adán hasta Noé. No se puede saber con precisión cuánto tiempo transcurrió desde la creación de Adán hasta el nacimiento de Noé, pero sí se sabe que la raza humana en general comenzó a multiplicarse durante ese período de tiempo. Génesis 6:1 hace referencia a este hecho. Dice: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra.” Lamentablemente, los hombres escogieron un estilo de vida totalmente impío, por lo cual Dios les dio 120 años de plazo para que se arrepientan, caso contrario serían exterminados por un diluvio. Génesis 6: 3 dice: “Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus días ciento veinte años.” El ser humano, con la excepción de Noé, su esposa y sus tres hijos con sus respectivas esposas, hizo caso omiso de la advertencia y pereció en el diluvio. Al final del diluvio, la tierra estaba poblada por ocho personas. Todas estas personas eran descendientes de Adán, por supuesto. Fue partiendo de estas ocho personas que la tierra comenzó a repoblarse. Esto fue en cumplimiento del mandato que Dios dio a Noé y su familia. Génesis 9:1 dice: “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.” En Génesis capítulo 10 encontramos la descendencia de Noé hasta el momento que se produjo la confusión de las lenguas, en lo que se conoce como la torre de Babel. Génesis 10:32  dice: “Estas son las familias de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones, y de estos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio.” La dispersión que se produjo fue el detonante para el surgimiento de las diferentes razas en el mundo. La dispersión que en esencia fue una división de un grupo grande en muchos grupos pequeños, hizo que la reproducción se restrinja a los miembros del grupo pequeño, porque hablaban el mismo idioma. Esto a su vez hizo que la población resultante tuviera diferentes mezclas de genes, creando características físicas distintivas. Adán y Eva fueron creados perfectos y en sus genes llevaban toda la información genética para permitir que sus descendientes tengan todas las combinaciones posibles de modo que produzcan las diferentes combinaciones de piel, cabellos y color de ojos existentes en el mundo. La población actual desciende de Noé y su familia, y ellos a su vez, de Adán y Eva. Después del diluvio, la cantidad de genes disponibles tal vez era levemente menor que la que tenían Adán y Eva, pero eso no representó ningún obstáculo para que a partir de ellos se produzcan las diferentes razas en el mundo. Así que, la dispersión en la torre de Babel hizo que dentro de corto tiempo ciertas diferencias fijas o permanentes se vuelvan visibles en algunos de los grupos pequeños, que después llegaron a llamarse razas separadas.

  • Los judios y la trinidad

    Si los judíos tenían tanto conocimiento de Dios, ¿Cómo es posible que no hayan creído en la Trinidad y no creen en ella hasta ahora?

    Gracias por su consulta. Por Trinidad de Dios se quiere decir que Él es uno en ser y sustancia, poseyendo tres distinciones personales que se nos revelan como Padre, Hijo y Espíritu Santo. En el Antiguo Testamento, la doctrina de la trinidad se enseña por implicación e insinuación más que por declaración directa. La concepción teológica de la Trinidad no compromete la verdad de la unidad de Dios. El peso del mensaje del Antiguo Testamento parece ser la unidad divina. No obstante, la Trinidad se insinúa de la siguiente manera. Primero, por el nombre Hebreo que se utiliza para Dios. El nombre El es uno de los varios nombres para Dios en el Antiguo Testamento, pero con mucha frecuencia, este nombre aparece en número plural en la forma de Elohim, como por ejemplo en Génesis 1:1. Este nombre plural expresa la naturaleza divina en su plenitud esencial, englobando una pluralidad de personalidades. Segundo, por el uso de la palabra Hebrea para uno. La palabra Yacheed es una palabra Hebrea que significa uno en el sentido absoluto, y se utiliza en expresiones tales como “el único”, pero nunca se usa en el Hebreo para expresar la unidad de la Deidad. En lugar de ella, se usa la palabra “echad”, la cual denota unidad compuesta. A pesar del intenso monoteísmo de los judíos, se usaba la palabra plural para el único Dios, ya que hay una pluralidad de personas en la Deidad única. Tercero, por los pronombres personales plurales que se usan para Dios. Por ejemplo, en Génesis 1:26 dice: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen” Nuestra es un pronombre plural, dando a entender una pluralidad en la Deidad. Cuarto, por la mención de más de una persona con atributos divinos. Por ejemplo, note lo que dice Zacarías 2:10-11 “Canta y alégrate, hija de Sión; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.” Note, Jehová viene a morar en medio de Israel, y es Jehová quien le envía. ¿Cómo es eso? Los judíos no lo podían entender. Nosotros los creyentes lo entendemos. Dios el Hijo viene a morar en medio de Israel y es enviado por Dios el Padre. Quinto, por las teofanías o apariciones de la Deidad, especialmente las del Ángel de Jehová, a quien se lo distingue de Dios, y al mismo tiempo se lo identifica con Dios. El ángel de Jehová es reconocido como Dios en diversos textos de la Biblia, pero es obvio que se trata de una persona diferente de Jehová. La Biblia contiene suficiente información para identificar al Ángel de Jehová como el Hijo de Dios en su estado pre-encarnado. De modo que, amable oyente, la doctrina de la Trinidad es insinuada o está implícita en muchos textos del Antiguo Testamento, textos que son ampliamente conocidos y aceptados por los judíos de antaño y del presente. Pero para una completa revelación de la doctrina de la Trinidad, es necesario echar mano de la información que aparece en el Nuevo Testamento. De entre los muchos textos que claramente enseñan la doctrina de la Trinidad permítame solamente citar uno, a manera de ejemplo. Se trata de lo que se conoce como: La gran comisión. Se encuentra en Mateo 28:19-20 donde dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” En estas instrucciones  de despedida a sus discípulos encontramos a Jesús dando testimonio definitivo de la verdad de la Trinidad. Está comunicando la fórmula bautismal. Cada creyente es bautizado en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Se trata de una relación de pacto con cada una de las personas de la Deidad tal como se nombran. El lenguaje implica que cada nombre representa a una persona y que las personas son iguales entre ellas, sin embargo no son tres dioses sino un solo Dios verdadero, porque no dice en los nombres, plural, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino el en nombre, singular, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. De modo que, amable oyente, muchos judíos, no todos, tanto en el pasado como en el presente, no reconocen a Jesús como el Cristo o el Mesías de Israel, y por tanto no reconocen ningún valor ni en la persona de Jesús ni en el testimonio sobre él en el Nuevo Testamento. Esta es la razón por la cual no pueden aceptar la doctrina de la Trinidad. Les falta la iluminación espiritual para discernir que Jesús es el Cristo y para reconocer que el Nuevo Testamento también es la palabra inspirada de Dios tal cual como el Antiguo Testamento.

  • El reino milenial

    ¿Cómo se debe interpretar Isaías 65:25? ¿Es literal o alegórico?
    Gracias por su consulta. Isaías 65:25 es el último versículo del pasaje bíblico que comienza en Isaías 65:17, en el cual, en forma profética, se nos provee de una descripción de lo que será el reino milenial, el cual durará mil años, tendrá lugar en la tierra y Jesucristo glorificado será su Rey. Entre las características de este reino, las cuales aparecen en este pasaje bíblico, tenemos que Jerusalén, la capital del reino, se convertirá en una fuente de gozo mundial, en lugar de lo que es hoy, fuente de pesar y preocupación mundial, por la cantidad de atentados terroristas que allí ocurren. La gente que more en esta tierra durante el milenio gozará de larga vida. Habrá paz y seguridad y la naturaleza toda, será transformada. En otros pasajes de la Biblia se puede encontrar otras características del reino milenial. Con todo esto en mente, leamos el texto que es materia de su consulta. Se encuentra en Isaías 65:25 que dice: “El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.” Una regla básica de interpretación bíblica, aboga por la interpretación literal, esto es, dando a cada palabra el significado común y corriente en la comunicación de su época. La única salvedad a esta regla de interpretación bíblica, es cuando al entender las palabras en su sentido literal, la frase arroja una idea ilógica. En este caso, las palabras deberían entenderse en un sentido metafórico. Por ejemplo. Cuando Jesús en Juan 10:9 dice: Yo soy la puerta. Si entendemos la palabra puerta en su sentido literal, nuestra mente se hará la idea de que Jesús es eso, una puerta, como las que dividen los ambientes en nuestras casas. Algo ilógico. Jesús es una persona, no una puerta. Por tanto, es necesario entender la palabra puerta en un sentido metafórico. Cuando Jesús dice que él es la puerta, está dando a entender que él es la única manera de entrar a la salvación. Lo que resta del versículo en Juan 10:9 lo confirma. Jesús dijo: El que por mí entrare, será salvo. Aplicando el principio de interpretación literal al texto en Isaías 65:25, cuando habla de lobo, se debe entender literalmente, es decir el animal conocido como lobo. Cuando habla de cordero, se debe entender literalmente, es decir, el animal conocido como cordero. Así por el estilo, con todos los demás animales que se mencionan en el texto. Cuando se entiende las palabras en su sentido literal, el significado del texto no comunica a la mente ninguna idea ilógica, por tanto no hay razón alguna para interpretar el texto en ninguna otra forma que no sea la literal. Por tanto, en el reino milenial, la naturaleza toda será transformada radicalmente. Los animales depredadores, como el lobo y el león, ya no se alimentarán de la carne de otros animales, sino que se volverán herbívoros. Comerán pasto. Por eso, no habrá problema para que los lobos y los corderos sean apacentados juntos. Tampoco habrá problema para que los leones y los bueyes sean apacentados juntos. Los animales que representaban algún peligro al hombre, dejarán de ser peligrosos. En el milenio no se hablará jamás de serpientes venenosas, o arañas venenosas, etc. Ningún animal será motivo de aflicción ni para los demás animales ni para los seres humanos. Esto es lo que está diciendo el texto.

  • ¿Cuál es la diferencia entre el Reino de los Cielos, el Reino de Dios, y el Reino de Jesucristo en la tierra?

    La frase “reino de los cielos” aparece única y exclusivamente en el evangelio según Mateo. Mientras que la frase “reino de Dios” aparece en los cuatro evangelios. En esencia, reino de los cielos es sinónimo de reino de Dios. Todo lo que se afirma sobre el reino de los cielos se afirma también sobre el reino de Dios. Por ejemplo, note lo que dijo Jesús, según Mateo 19:24: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.” A versículo seguido, Jesús ratifica lo dicho, pero ponga atención a las palabras que usa. Mateo 19:24 dice: “Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” La conclusión obvia es que reino de los cielos es sinónimo de reino de Dios. De modo que al explicar el significado de reino de los cielos, estamos también explicando el significado de reino de Dios. El reino de los cielos es la esfera en la cual se reconoce la soberanía y autoridad de Dios. La palabra cielos se utiliza para denotar a Dios. Esto no es extraño en la Biblia, porque por ejemplo, en Daniel 4:25 se habla del dominio del Altísimo, y en el versículo siguiente, Daniel 4:26 se habla del dominio del cielo. Al hablar de cielo, entonces se está dando a entender que se está hablando de Dios. En cualquier lugar donde la gente se somete a la autoridad o al gobierno de Dios, allí está presente el reino de Dios. Ahora bien, hay dos aspectos del reino de los cielos. En su sentido más amplio, incluye a todo aquel que profesa reconocer a Dios como soberano y supremo gobernante. Pero en su sentido restringido incluye solamente a los genuinos creyentes. La única manera de entrar al reino de los cielos en su sentido restringido es mediante la fe al recibir a Jesucristo como Salvador. Mateo 18:3 dice: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” La Biblia declara varias cosas acerca del reino de los cielos o del reino de Dios. Primero, el reino de los cielos fue profetizado en el Antiguo Testamento. Daniel predijo que Dios establecerá un reino que jamás será destruido y jamás será dejado a otro pueblo. Observe lo que dice Daniel 2:44 “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, si será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” El profeta Daniel también predijo la venida de Cristo para ejercer dominio eterno que nunca será destruido. Daniel 7:13-14 dice: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía un como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” Segundo, el reino de los cielos fue proclamado por Juan el Bautista, Jesús y los doce, como algo que estaba cercano. Note lo que dijo Juan el Bautista, según Mateo 3:1-2 “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Ahora note lo que dijo Jesús, según Mateo 4:17 “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Cuando los doce fueron enviados, tenían que predicar un mensaje idéntico al que predicó Juan el Bautista y Jesús. Mateo 10:7 dice: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.” Más tarde, ya en pleno apogeo del ministerio de Jesús en la tierra, Jesús habló de que el reino de los cielos estaba ya presente. Ponga atención a lo que dice Mateo 12:28, son palabras de Jesús. “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios” Tercero, el reino de los cielos entró a una fase que podríamos llamar intermedia. Después que Jesús fue rechazado como Rey por la nación de Israel, el Rey retornó al cielo. A partir de ese momento, aún cuando el Rey está ausente físicamente, el reino de los cielos existe en los corazones de todos los que le hemos recibido como Salvador, reconocemos su señorío y vivimos a la luz de sus mandatos. Esta fase intermedia del reino de los cielos ha sido descrita por medio de parábolas en el capítulo 13 de Mateo. Cuarto, en lo futuro tendrá lugar la manifestación plena del reino de los cielos. Esto ocurrirá en lo que se conoce como el milenio, un reino literal en la tierra, en el cual Jesucristo será el Rey. Hablando de este tiempo, Jesús dijo lo siguiente, según Mateo 8:11 “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.” Quinto, el reino de los cielos entrará a su estado eterno, al final del reino milenial. De esto habla 2 Pedro 1:11 donde dice: “Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” En resumen amable oyente, reino de los cielos es sinónimo de reino de Dios. Fue profetizado en el Antiguo Testamento, estuvo cercano en la fase inicial del ministerio de Jesús en la tierra, estuvo presente mientras Jesús manifestada sus credenciales como Rey de Israel, entró a una fase intermedia, cuando Israel rechazó a Jesús como su Rey y una vez muerto y resucitado, volvió a la gloria de su Padre, se manifestará plenamente cuando Jesús venga por segunda ve a la tierra a reinar por mil años, en lo que se conoce como el reino milenial, y se transformará en un reino eterno al final del reinado milenial. Note que el reino de Jesucristo en la tierra, en lo que se conoce como el reino milenial, es una faceta solamente de lo que se conoce como el reino de los cielos o el reino de Dios.

  • ¿Es correcto quedarse soltero toda la vida?

    ¿Es correcto quedarse soltero toda la vida?

    La decisión de quedarse soltero toda la vida, al igual que la decisión de terminar con la soltería por medio de un matrimonio, depende de lo queDios quiera para cada persona en particular, de modo que no es un asunto que se pueda hablar en términos de correcto o incorrecto.

    Lo incorrecto sería que queriendo Dios que una persona permanezca soltera toda la vida, esta persona se case. O, queriendo Dios que una persona se case, esta persona decida permanecer soltera toda la vida. En cualquier caso se habrá hecho algo que es contrario a la voluntad de Dios, lo cual no es bueno y resultará en aflicción para toda la vida.

    La clave de todo radica en saber discernir la voluntad de Dios en cuanto a este asunto. Cuando la voluntad de Dios es que una persona permanezca soltera toda la vida, Dios otorgará a esa persona la capacidad para refrenar su natural y legítimo deseo sexual. Esta capacidad dada por Dios a determinadas personas se conoce como don de continencia.

    Una persona que ha recibido el don de continencia, no es que no experimenta deseo sexual, porque el deseo sexual, el cual es bueno y legítimo, es parte de nuestra humana naturaleza. Es como el deseo de comer o dormir, etc. Algo natural al ser humano.

    Tener el don de continencia significa tener la capacidad de refrenar ese deseo sexual, para poder vivir sin satisfacerlo, es decir, para poder vivir sin casarse, porque el único marco legítimo, bíblicamente hablando, para satisfacer el deseo sexual entre un hombre y una mujer es el matrimonio.

    Este razonamiento se fundamenta en lo que el apóstol Pablo afirma en 1 Corintios 7:6-9 donde dice: “Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.”

    Cuando fueron escritas estas palabras, Pablo no tenía una mujer como esposa a su lado. Pudo haber sido viudo, o tal vez hasta ese momento no se había casado. Por eso él recomienda que todos los hombres se queden como él. Pero, este pero es importante, Pablo dice: si no tiene don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

    Un creyente que tiene esta capacidad, o el don de continencia, haría bien no casándose jamás. Pero un creyente que no tiene esta capacidad, o el don de continencia, haría bien casándose, porque de otra manera se pondría a sí mismo en peligro de caer en el pecado de fornicación.

    1 Corintios 7:1-2 dice: “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada uno tenga su propio marido.” Pablo reconoce este peligro y hablando a los creyentes que no tienen el don de continencia dice: Pero si no tienen
    don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

    De modo que, amable oyente, si la voluntad de Dios es que un creyente no se case y Dios le ha dado el don de continencia, ese creyente no debería casarse. Eso sería lo correcto.

    Los solteros tienen algunas ventajas sobre los casados, en lo que respecta al servicio al Señor. Ellos pueden servir al Señor libres de los afanes de los casados, quienes, además de servir al Señor deben servir a sus esposas y a sus hijos, pero de ninguna manera es requisito que para servir al Señor se debe ser soltero.

    En cuanto a si hubo personajes bíblicos que jamás se casaron, no se puede saber con certeza. Pablo podría ser uno. Note lo que dijo en defensa de su derecho a ser sustentado por la iglesia, según 1 Corintios 9:5 “¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?”

  • ¿Ya se están cumpliendo las profecías?

    En Malaquías 4:5 Jehová nos dice que enviará a Elías antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. ¿Se ha cumplido ya esta profecía? Si es así, ¿cuándo? Si no es así, ¿cuándo se cumplirá?

    Malaquías 4:5 que dice: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.” Estas son palabras de Jehová por medio del profeta Malaquías. Cuando el texto habla del día de Jehová, grande y terrible, se está refiriendo a la segunda venida de Jesucristo en juicio contra este mundo incrédulo. El relato de este evento aparece en Apocalipsis 19:11-16 donde dice: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diadema; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” Este evento es grande y terrible por los eventos que lo precederán. No olvide amigo oyente, que antes de la segunda venida de Jesucristo, Dios derramará su ira sobre este mundo meditante los juicios de los sellos, de las trompetas y de las copas. Estos juicios afectarán terriblemente al globo terrestre y al universo en general. Note lo que dice Joel 2:30-31 “Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.” Será un tiempo tan terrible que en Joel 2:11 encontramos estas palabras: “porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?” Dios en su gracia enviará su mensajero antes que sobrevenga el día de Jehová grande y terrible. Este mensajero es el profeta Elías. El propósito de su ministerio aparece en Malaquías 4:6 donde dice: “Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” De modo que, amigo oyente, el cumplimiento de la profecía de Malaquías en cuanto a la venida de Elías antes que venga el día de Jehová grande y terrible, todavía no se ha cumplido. Es muy interesante tomar nota que en el libro de Apocalipsis se nos habla del ministerio de dos testigos, uno de los cuales perfectamente podría ser el profeta Elías y si ese fuera el caso, sería el cumplimiento de la profecía de Malaquías 4:5. Ponga atención a lo que dice Apocalipsis 11:3-6 “Y daré a mis dos testigos que profetice por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Esto tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.” Pero algo que no se puede ignorar de ninguna manera, es que cuando Cristo vino por primera vez a este mundo, en la persona de Jesús, fue precedido también por un mensajero, cuyo nombre es Juan el Bautista. Cuando Juan el Bautista comenzó su ministerio de preparar el camino del Señor, los judíos de Jerusalén estaban vivamente interesados en saber su identidad desde el punto de vista profético y enviaron sacerdotes y levitas para que le pregunten. Así se dio el diálogo que aparece en Juan 1:19-23 donde dice: “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quien eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.” Así que, Juan el Bautista no fue el Elías de quien habló el profeta Malaquías en Malaquías 4:5. Juan el Bautista fue el cumplimiento de otra profecía, que aparece en Isaías 40:3 donde el profeta anuncia que antes de la venida del Señor se tiene que preparar el camino. Dice así: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.” Si todo quedara aquí, no habría ningún problema, pero lamentablemente no es así, porque Jesús mismo, hablando de Juan el Bautista afirmó lo siguiente, según Mateo 11:13-14 “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir” Como para añadir más peso a lo dicho, cuando los discípulos preguntaron directamente a Jesús: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Jesús respondió de la siguiente manera, según Mateo 17:11-13 “Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron, así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.” Así que, Juan el Bautista niega ser Elías, pero Jesús dice que él era el Elías que había de venir. ¿Cómo reconciliar las dos cosas? El asunto es así: Cuando Jesús dijo que Juan el Bautista era aquel Elías que había de venir, no estaba dando a entender que Juan el Bautista era el profeta Elías, sino que Juan el Bautista vino en el espíritu y el poder de Elías, esto es, como un tipo del profeta Elías. Este hecho se corrobora por lo que dijo el ángel del Señor cuando anunció a Zacarías, el inminente nacimiento de su hijo, Juan el Bautista. Lucas 1:17 dice: “E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.” Esto nos conduce a la siguiente reflexión: Si Israel como nación, hubiera recibido a Jesús como el Cristo, o el Mesías, Juan el Bautista hubiera sido el cumplimiento de la profecía de Malaquías 4:5. Él hubiera sido el Elías de quien habla este versículo, pero como Israel rechazó a Jesús como el Cristo o el Mesías, está todavía pendiente el reconocimiento por parte de Israel como nación de que Jesús es el Cristo o el Mesías. Esto ocurrirá en la segunda venida de Cristo, lo cual estará precedido por el ministerio de uno como el profeta Elías. Uno de los dos testigos que se levantarán durante la tribulación podría ser el cumplimiento de esta profecía.

  • ¿Cuál es el significado de expiación?

    El Día de Expiación, lo cual se llevaba a cabo una vez por año para cubrir los pecados de la nación, tanto corporativamente como individualmente. Lo que pasaba es que a pesar del meticuloso cumplimiento de la ley de Moisés en cuanto a los sacrificios por el pecado, aún así, quedaban ofensas y pecados que no habían sido reconocidos y por tanto no habían sido cubiertos o expiados con la sangre de una víctima inocente. Los sacrificios que se llevaban a cabo en el día de expiación tenían el propósito de expiar o cubrir este tipo de pecados. Levítico 16:33 dice: “Y hará expiación por el santuario santo; y el tabernáculo de reunión; también hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación” Esta celebración se llevaba a cabo a los diez días del mes séptimo, en el mes de Tisrí, es decir entre la segunda parte de Septiembre y la primera parte de Octubre en nuestra manera de contabilizar los meses. Era necesario ayunar desde la tarde del noveno día hasta la tarde del décimo día de dicho mes. Todo este ceremonial era un cuadro vivo de que en lo futuro vendría un sumo sacerdote perfecto para ofrecer un sacrificio perfecto. Este perfecto sumo sacerdote y perfecto sacrificio es Jesucristo, por supuesto. Los sacerdotes entraban cada día a quemar incienso en el altar de oro que estaba en el lugar santo, fuera del velo que dividía el lugar santo del lugar santísimo, donde también se encontraba el candelabro y la mesa de los panes de la proposición. Pero ninguno de los sacerdotes, excepto el sumo sacerdote podía atravesar el velo y entrar en el lugar santísimo. En el lugar santísimo estaba el arca del testimonio. Este arreglo fue diseñado para inspirar reverencia hacia Dios en un tiempo en el cual su presencia se manifestaba por medio de símbolos. La ceremonia en el día de expiación consistía básicamente en lo siguiente: Primero, el sumo sacerdote se purificaba ceremonialmente en la fuente de bronce en el patio exterior y luego se ataviaba con su ropaje ceremonial en el tabernáculo. Levítico 16:4 dice: “Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y se ceñirá el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá. Son las santas vestiduras; con ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua.” Segundo, el sumo sacerdote ofrecía un becerro como expiación de sí mismo y de su familia. Levítico 16:3 dice: “Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y un carnero para holocausto.” Levítico 16:11 dice: “Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará reconciliación por sí, y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.” Tercero, el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo con la sangre del becerro, incienso y brasas de fuego tomadas del altar del holocausto. Levítico 16:12-13 dice: “Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.” Cuarto, el sumo sacerdote rociaba el propiciatorio por siete veces con la sangre del becerro. Levítico 16:14 dice: “Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre.” Quinto, el sumo sacerdote volvía al patio exterior y echaba suertes sobre dos machos cabríos para expiación. Levítico 16:7-8 dice: “Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos, una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel.” Sexto, el sumo sacerdote ofrecía en expiación el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte. Levítico 16:5 dice: “Y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para expiación, y un carnero para holocausto.” Levítico 16:9 dice: “Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. “ Levítico 16:15 en su primera parte dice: “Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo” Séptimo, el sumo sacerdote entraba nuevamente al lugar santísimo para rociar el propiciatorio y también el lugar santo, con la sangre del macho cabrío que fue sacrificado en expiación. Levítico 16:15 en su segunda parte, hasta el 17 dice: “y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas. Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga, y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la congregación de Israel.” Octavo, el sumo sacerdote volvía al altar del holocausto y lo purificaba con la sangre del becerro y del macho cabrío. Levítico 16:18-19 dice: “Y saldrá al altar que está delante de Jehová, y lo expiará, y tomará de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor. Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel.” Noveno, el sumo sacerdote ordenaba que se le traiga el macho cabrío vivo, ponía sus manos sobre él y lo enviaba al desierto por un hombre destinado para esto. Levítico 16:20-22 dice: “Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará desierto por mano de un hombre destinado para esto.” Décimo, se purificaba la persona que había llevado el macho cabrío al desierto. Levítico 16:26 dice: “El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su cuerpo, y después entrará en el campamento.” Undécimo, el sumo sacerdote se quitaba el ropaje especial para el día de expiación, se lavaba ceremonialmente y se ponía su ropaje acostumbrado de sumo sacerdote. Levítico 16:23-24 dice: “Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión, y se quitará las vestiduras de lino que había vestido para entrar en el santuario, y las pondrá allí. Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario” Duodécimo, el sumo sacerdote ofrecía dos carneros como holocausto por sí mismo y por el pueblo. Levítico 16:24 en su segunda parte dice: “y después de ponerse sus vestidos saldrá, y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo y hará la expiación por sí y por el pueblo.” Decimotercero, se quemaba en el altar la grosura de los holocaustos. Levítico 16:25 dice: “Y quemará en el altar la grosura del sacrificio por el pecado.” Decimocuarto, se sacaba del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado y se quemaba su piel, su carne y su estiércol. Levítico 16:27 dice: “Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol.” Decimoquinto, quien quemaba el becerro y el macho cabrío inmolados se purificaba en agua y entraba al campamento. Levítico 16:28 dice: “El que los quemare lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después podrá entrar en el campamento.” Esto es en esencia lo que tenemos en Levítico 16. Luego de estas instrucciones, en lo que resta del pasaje, se deja este ritual para la posteridad. Levítico 16:29-24 dice: “Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová. Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; en estatuto perpetuo. Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser sacerdotes en lugar de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas. Y hará expiación por el santuario santo, y el tabernáculo de reunión; también hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación. Y esto tendréis como estatuto perpetuo, para hacer expiación una vez al año por todos los pecados de Israel. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó.” De esta manera se trataba el pecado antes de la venida de Cristo. Pero cuando vino Cristo en la persona de Jesús y fue crucificado, se ofreció el sacrificio perfecto que hace inútil todo el ritual que se llevaba a cabo el día de expiación. Hebreos 9:11-12 dice: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”

  • ¿Tienen que ser evangélicos para ser salvos?

    ¿Qué opinan de personas que invito a mi iglesia, que es evangélica, y me dicen que sí, pero advierten que no se cambiarán de religión?

    Si usted da la impresión a sus invitados que está buscando que dejen su religión, cualquiera que sea, y adopten la religión evangélica, es natural que sus invitados se pongan a la defensiva, y tal vez por compromiso acepten la invitación, para no quedar mal con usted, pero no sin antes advertir que no están dispuestos a dejar su religión. Así que, debemos tener mucho cuidado en la manera como tratamos de ganar para Cristo a una persona incrédula. Recuerde que no estamos vendiendo religión, ni siquiera la religión evangélica, lo que estamos haciendo es procurar que las personas tengan una relación personal con Dios por medio de recibir a Jesucristo por la fe, como su Salvador. La religión no tiene poder para salvar a nadie, cualquier religión que sea, inclusive la evangélica. El único que puede salvar al pecador es Cristo Jesús. Hablando de Jesucristo, Hechos 4:12 dice: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” De modo que, mi recomendación sería que usted sea franca y honesta con las personas a quienes quiere invitar a la iglesia evangélica, haciéndoles saber de antemano que su propósito no es sacar a estas personas de cualquier religión que profesen y afiliarlas a la religión evangélica. Insista sobre el hecho que su único propósito es que estas personas escuchen la palabra de Dios para que tengan claro en su mente que Dios les ama y tiene un plan maravilloso para que sean salvas. Eso es todo. Cuando estas personas reciban a Jesucristo como su Salvador, ellas, por sí mismas, reconocerán las inconsistencias de la religión que estaban profesando y buscarán asociarse con personas de sana doctrina.

  • En Apocalipsis 5:6 se habla de un Cordero como inmolado, ¿A quién se refiere? Si es Jesús, ¿por qué se muestra con siete cuernos, siete ojos y siete espíritus?

    Como introducción, debemos mencionar que Juan, el apóstol, está en visión en el cielo. Allí rodeado de una majestad indescriptible se encuentra con un trono, en el cual está sentado Dios, quien es descrito como el que vive por los siglos de los siglos. Luego Juan se fija en aquel que está sentado en el trono y nota que en su mano derecha tiene un rollo, escrito por dentro y por fuera y sellado con siete sellos. Los contratos en el primer siglo se los escribía en rollos. En uno de los lados se incluía los detalles del contrato y en el otro lado se incluía un breve resumen del contrato. En este caso, se trata de un título de propiedad, el título de propiedad de la tierra. La privacidad y seguridad de este documento estaban garantizadas por siete sellos. En eso, Juan nota la presencia de un ángel fuerte que pregonaba a gran voz. ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Debe haber habido un profundo silencio después del pregón del ángel. Ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra podía abrir el libro, ni siquiera mirarlo. Juan estaba tan acongojado porque no había nadie digno de abrir los sellos de este rollo, que lloraba mucho. Entonces se acerca uno de los ancianos y le susurra al oído: No llores. Luego este anciano da a Juan la gran noticia: He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. De esta manera se nos presenta al único que es digno de abrir el libro y desatar sus sellos. Se trata de Jesucristo. Él es el León de la tribu de Judá. Este es uno de los títulos para el Cristo, o el Mesías. Habla de su ferocidad y fortaleza. Él es la raíz de David, porque por el lado humano es descendiente del rey David. Él es quien ha vencido a Satanás mediante el sacrificio de su propia vida en la cruz, y prueba de ello fue su resurrección. Él es el único digno de ejercer dominio absoluto sobre la tierra. Este es el preámbulo para lo que tenemos en el versículo que es materia de su consulta. Apocalipsis 5:6 donde dice: “Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero, como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.” Al escuchar el anuncio del anciano, Juan debe haberse dado vuelta esperando mirar a un león en todo su esplendor. Pero ¡qué sorpresa! En lugar de eso se encuentra con un Cordero. La palabra griega que se ha traducido como “Cordero”, en realidad significa un Corderito que los israelitas tenían como su mascota. La ley de Moisés demandaba que los judíos tengan el cordero por cuatro días en sus casas, como si fuera una mascota, antes de ser inmolado violentamente en la fiesta de la pascua. Lo que Juan está viendo en visión en el cielo, es entonces a Jesucristo como el verdadero cordero pascual. Así es como lo describe también el profeta Isaías, cuando en Isaías 53:7 dice: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” También Juan el Bautista vio en Jesucristo a un cordero. Juan 1:29 dice: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” El apóstol Juan vio al Cordero como inmolado. Las cicatrices de su inmolación todavía estaban claras y visibles, pero note que estaba en pie, esto significa que estaba vivo. Jesucristo como el Cordero de Dios fue inmolado, pero resucitó al tercer día. Luego Juan nos provee de algunas características de Jesucristo como Cordero de Dios, las cuales aparecen en forma de símbolos. Tenía siete cuernos. Los cuernos en la Biblia simbolizan poder por cuanto en el reino animal se usan los cuernos para ejercer poder y causar heridas en los combates. Siete cuernos simboliza poder absoluto por parte del Cordero de Dios. El cordero como inmolado que estaba viendo Juan en visión, tenía poder absoluto sobre todo y sobre todos. Tenía también siete ojos, los cuales simbolizan los siete espíritus de Dios. Esto denota la plenitud del Espíritu Santo en la vida del Cordero de Dios.