¿Por qué es que la Biblia habla solamente de lo que hizo Jesús desde su nacimiento hasta que tenía 12 años y después desde los 30 años hasta su muerte? ¿Por qué no habla de su juventud, y su adolescencia?
La Biblia y más directamente el Nuevo Testamento habla de los antecedentes al nacimiento de Jesús, del nacimiento de Jesús, de la visita que le hicieron los pastores de Belén, de su circuncisión, de su presentación en el templo, de su regreso a Nazaret, de la visita que recibió de los magos, de su huida a Egipto, de su establecimiento en Nazaret, de su crecimiento y niñez en Nazaret, de sus viajes anuales a Jerusalén en la fiesta de la pascua, de su especial visita a Jerusalén en la fiesta de la pascua cuando tenía 12 años y una breve referencia a su crecimiento en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres. Luego transcurren al menos 18 años, sobre los cuales el Nuevo Testamento guarda absoluto silencio. Después, cuando Jesús tenía treinta años de edad, comienza su ministerio público, el cual dura solamente unos tres años y concluye con su muerte, sepultura, resurrección y ascensión. El período de silencio en cuanto a la vida de Jesús, desde los 12 años hasta los 30 años ha servido para que febriles mentalidades fabriquen todo tipo de conjeturas y fábulas que no tienen el más mínimo sustento. La legítima pregunta es por tanto: ¿Por qué es que el Nuevo Testamento guarda silencio sobre lo que hizo Jesús, durante 18 largos años? La razón es porque el Nuevo Testamento no es una biografía detallada de la vida de Jesús. En el Nuevo Testamento se relata única y exclusivamente los eventos en los cuales Jesús hace o dice algo que es pertinente a su propósito redentor en este mundo. Todas las demás cosas que Jesús hizo o dijo no han sido registradas en el Nuevo Testamento, porque no tenían ninguna relación con su propósito redentor. Esto es lo que afirma Juan 21:25 que dice: “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.” Así que, cualquier persona que afirme que Jesús hizo o dijo tal o cual cosa entre sus 12 y 30 años. Todo lo que digan es pura fábula de manufactura humana.
Nos escribe un amable oyente de Santiago de Chile. Hace referencia a la respuesta a una consulta hecha hace algún tiempo atrás que tenía que ver con el significado de Mateo 19:24 cuando Jesús dijo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de Dios. Nuestro amigo oyente dice que según el pastor de su iglesia, el origen del dicho de Jesús tiene que ver con que en el tiempo de Jesús, por seguridad, las ciudades estaban rodeadas de elevados muros con puertas para permitir el acceso a las ciudades. Había puertas muy anchas y puertas muy angostas, que apenas permitían pasar a una sola persona o a una oveja o a una cabra. Un animal de carga tan grande como un camello tendría mucha dificultad para pasar por esta puerta tan estrecha. Estas puertas estrechas se llamaban ojo de aguja, por lo minúsculo de su abertura. Las puertas anchas se cerraban por la noche pero las puertas angostas se mantenían abiertas para permitir la entrada de viajeros retrasados. Nos pide nuestra opinión sobre esta explicación del origen del dicho de Jesús.
Gracias por su consulta. El dicho que pronunció Jesús haciendo mención de un camello pasando por el ojo de una aguja, ocurrió dentro de su enseñanza relativa a lo difícil que es que un rico entre en el reino de Dios. Note lo que dice Mateo 19:16-26 “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” El incidente ilustra lo difícil que es que un hombre rico deposite su confianza en Dios y reciba a Cristo como su personal Salvador. El joven rico viene al Señor Jesús con una pregunta aparentemente sincera. Maestro bueno, dice, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna? En la pregunta, el joven rico revela su ignorancia en cuanto a la verdadera identidad de Jesús y en cuanto a la manera de obtener vida eterna. El joven rico llama a Jesús: Maestro, poniéndolo en el mismo nivel que tantos connotados maestros de la época. El joven rico también habla de merecer vida eterna, cuando la vida eterna es un regalo. Nuestro Señor pone a prueba al joven rico en dos asuntos importantes. Primero ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Jesús no está negando su deidad, sino haciendo notar que cuando el joven rico dice que es bueno, está reconociendo que es Dios, porque no hay nadie que sea bueno, aparte de Dios. Segundo, en cuanto a la manera de ser salvo, Jesús le dice: Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. El Salvador no estaba dando a entender que el hombre puede ser salvo como resultado de guardar los mandamientos, sino que estaba usando la ley de Moisés para que el joven rico se convenza de pecado, o se dé cuenta que es imposible que pueda guardar la ley para ser salvo. El joven rico estaba engañado pensando que el heredar el reino de los cielos es cuestión de hacer los suficientes méritos. El joven rico pregunta que mandamientos tenía en mente Jesús. Jesús citó cinco mandamientos que tienen que ver principalmente con nuestros semejantes, los cuales se resumen en: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Ciego a su orgullo el joven rico se jacta de que ha cumplido con todos esos mandamientos. Pero Jesús va a hacer notar la falacia de esta afirmación mostrando que estaba fallando en amar al prójimo como a sí mismo. Jesús le dice por tanto: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven y sígueme. El Señor Jesús no estaba dando a entender que el hombre puede ser salvo mediante la venta de sus posesiones y la entrega del producto de la venta a las obras de beneficencia. La única manera de ser salvo es mediante la fe en el Señor Jesucristo. Pero para ser salvo, el hombre debe reconocer que ha pecado y que está imposibilitado de cumplir por sí mismo con las demandas de Dios para ser salvo. La negativa del joven rico de compartir sus posesiones estaba demostrando que no amaba al prójimo como a sí mismo. Al oír las demandas de Jesús para obtener la vida eterna, el joven rico debió haber dicho: Señor, si eso es lo que se requiere para tener la vida eterna, no puedo salvarme por mis propios esfuerzos, soy un pecador. Por tanto, te ruego que me salves por tu gracia. Pero tristemente, el joven rico rechazó la oportunidad que Jesús le estaba dando para ser salvo por la fe. Por eso es que oyendo lo que Jesús le dijo, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. La respuesta del joven rico sirvió para que Jesús señale que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. La riqueza se torna en un ídolo para quien la posee. Es imposible que un rico deje de confiar en su riqueza y pase a confiar absolutamente en Dios, al punto de estar dispuesto a deshacerse de su riqueza. Es justamente para ilustrar este hecho que Jesús dijo: Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Jesús está hablando de camellos literales y de ojos de aguja literales. Es imposible que se pueda pasar un camello, animal tan grande, por el ojo de una aguja, abertura tan pequeña. Jesús está usando una figura retórica conocida como hipérbole, o un dicho exagerado para producir un efecto vívido, inolvidable. Así de imposible es que un rico que confía en su riqueza y no en Dios sea salvo, o entre al reino de Dios. A menudo se afirma que el ojo de una aguja era el nombre de las puertas muy angostas que se hacían en el muro de una ciudad amurallada. Un camello tendría que sufrir mucho para atravesar por una puerta así de angosta, pero no hay evidencia creíble de la existencia de este tipo de puertas en los muros de las ciudades amuralladas y más que nada, el contexto impulsa a concluir que Jesús no estaba hablando de entrar con dificultad sino de la imposibilidad de entrar. Humanamente hablando es imposible que un rico se salve. Por eso es que los discípulos se asombraron en gran manera e hicieron la pregunta lógica: Entonces ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Los judíos viviendo bajo la ley de Moisés, según la cual Dios prometió prosperidad a los que le obedecían, correctamente catalogaban a un rico como a una persona justa, pero si ni aún el rico, supuestamente justo, se podía salvar, entonces peor todavía todos los que no eran ricos. Pero Jesús despeja la incertidumbre cuando dice: Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todo es posible. Se necesita de una obra divina tanto en el rico como en el pobre para que sean salvos. Así que, respeto la interpretación de su pastor sobre el camello pasando por el ojo de una aguja, pero la explicación que he compartido se ajusta mejor al contexto.
Gracias por estas perlas de conocimiento y reflexión. Me siento cada vez más llamado y atraído por Cristo Señor.