Damos gracias a Dios por la oportunidad de compartir este tiempo con usted amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la primera epístola de Pablo a los Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. A pesar de los serios problemas que había en la iglesia de Corinto, Pablo tenía suficientes motivos para agradecer a Dios por ellos. Sobre esto nos hablará David Logacho en el estudio bíblico de hoy.
Antes de confrontar los graves problemas que había en la iglesia en Corinto, Pablo se toma el tiempo para agradecer a Dios por las cosas positivas que había en la iglesia en Corinto.
En primer lugar, consideremos a quien y por quien da las gracias Pablo. La primera parte de 1 Corintios 1:4 dice: «Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros»
La conducta de los creyentes de Corinto estaba lejos de ser lo que Pablo esperaba de ellos, pero esto no fue motivo para que Pablo los deseche por completo. Eso lo sabemos por el hecho que Pablo está agradeciendo a Dios por ellos, no por lo que estaban haciendo, por supuesto, sino por lo que ellos eran.
Gran ejemplo para nuestras relaciones interpersonales. Es inevitable que en algún momento seamos defraudados por alguien. La tendencia humana es a marginar por completo al que cometió la falta. Se nos hace difícil separar la ofensa del ofensor. Como Pablo, debemos estar dispuestos a confrontar la ofensa pero sin desechar al ofensor.
Si usted es un padre o madre y ve que su hijo o su hija hace algo malo, confronte con firmeza la falta cometida, pero a la vez, manifieste el amor y el aprecio a su hijo o a su hija. Esto es lo que está haciendo Pablo. Dice que siempre da gracias a Dios por los creyentes de Corinto.
El verbo dar, ha sido conjugado en tiempo presente, modo indicativo, dando a entender que la acción está presente en todo momento. Cada vez que Pablo iba a la presencia del Señor en oración, agradecía a Dios por los creyentes de Corinto. Las gracias estaban dirigidas a Dios porque lo bueno que había en los creyentes de Corinto fue una obra de Dios por medio de Cristo Jesús.
En segundo lugar, consideremos los motivos que tenía Pablo al agradecer a Dios por los creyentes en Corinto. Son varios.
El primero aparece en la segunda parte de 1 Corintios 1:4 donde dice: «por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús»
El principal motivo de agradecimiento es por el favor inmerecido de Dios que recibieron los creyentes de Corinto al ser perdonados de sus pecados mediante la fe en la obra perfecta de Cristo Jesús en la cruz del calvario. Este es el mejor regalo que el ser humano puede recibir de Dios y los que ya lo tenemos debemos agradecer a Dios por los que acaban de recibirlo, ya sea a través de nuestro ministerio o del ministerio de otros.
¿Agradece usted a Dios por aquellas personas que han recibido la gracia de Dios en Cristo Jesús?
El segundo, aparece en 1 Corintios 1:5 donde dice: «porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia»
Pensando en lo creyentes de Corinto, Pablo está agradeciendo a Dios porque en todas las cosas fueron enriquecidos en Cristo. El verbo ser, en la frase «fuisteis enriquecidos en él» está en tiempo pasado, indicando que es algo que ocurrió a los creyentes corintios en el pasado, lo recibieron el momento que por la fe recibieron a Cristo como Salvador.
Al recibir a Cristo, no solamente recibimos la salvación sino todo una cantidad de beneficios, como un nuevo nacimiento, la potestad para ser hijos de Dios, la morada del Espíritu Santo, el poder para no pecar y tantas otras cosas más. Pablo tiene todo esto en mente cuando dice: En todas estas cosas fuisteis enriquecidos.
De entre todas las cosas en las cuales los creyentes de Corinto fueron enriquecidos, Pablo menciona dos. En toda palabra y en toda ciencia. Esto se refiere a una habilidad sobrenatural dada por Dios por medio de su Espíritu a algunos creyentes en Corinto, para que expongan la palabra de Dios con absoluta propiedad.
Además, en la iglesia en Corinto había creyentes que tenían una habilidad sobrenatural dada por Dios por medio de su Espíritu para comprender las cosas profundas de Dios. Tal vez había muchos que tenían el don de enseñanza o de exhortación y el don de ciencia. Estas habilidades sobrenaturales sobraban en la iglesia en Corinto. Pablo agradece a Dios por esto.
Pero detengámonos un momento para la reflexión. A pesar de que los creyentes en la iglesia en Corinto tenían habilidades sobrenaturales para exponer la palabra de Dios y para comprender cosas profundas sobre Dios, aún así la iglesia de Corinto era una iglesia totalmente carnal.
Lo que pasa amable oyente, es que la presencia de creyentes dotados de habilidades sobrenaturales, que bíblicamente se llaman dones espirituales, no garantiza que la iglesia sea madura espiritualmente.
La madurez espiritual de una iglesia local no está dada por la presencia de hombres o mujeres dotados de dones espirituales, sino por la presencia de hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo o controlados por el Espíritu Santo.
Pero volvamos a examinar los motivos que tenía Pablo para agradecer a Dios con respecto a los creyentes en Corinto.
Tercero, por el testimonio de Cristo en ellos. 1 Corintios 1:6-7 dice: «así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo»
La presencia de los dones espirituales en los creyentes de Corinto era una confirmación de la obra de Dios en sus vidas y a esto se refiere Pablo cuando habla de que el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en los creyentes de Corinto.
Los corintios oyeron el testimonio acerca de Cristo, lo recibieron por la fe y Dios confirmó la decisión que tomaron por medio de otorgarles esas habilidades sobrenaturales llamadas dones espirituales. La confirmación de Dios fue de tal manera que en la iglesia de Corinto no faltaba ningún don. Piense en cualquiera de los dones espirituales y había al menos un creyente en Corinto que lo tenía. La iglesia de Corinto fue bendecida sobre manera con la presencia de todos los dones espirituales, pero tristemente, la iglesia de Corinto es el prototipo de una iglesia carnal.
Como ya se dijo anteriormente, la presencia de creyentes dotados con dones espirituales no es garantía de que la iglesia local es madura espiritualmente. La madurez espiritual en la iglesia local está dada por la disposición de los creyentes a vivir vidas controladas por el Espíritu Santo. Pablo había notado también que los creyentes en Corinto estaban esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Esto es digno de notarse en una iglesia sumida en una profunda crisis. Cuando el texto habla de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, no se está refiriendo a la «parousía» o la venida de Jesucristo a las nubes para arrebatar a su iglesia, sino que se está refiriendo al «apocalupsis» o a la revelación de Jesucristo al mundo en su segunda venida, cuando todo el mundo contemplará su majestuosa gloria.
Cuarto, por la seguridad de la salvación. 1 Corintios 1:8 dice: «el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo»
Mirando la conducta de los creyentes en la iglesia de Corinto, es admirable que Pablo les esté diciendo que Jesucristo les confirmará hasta el fin. Lo que pasa es que la seguridad de salvación no depende de las obras del creyente sino de la obra que hizo Cristo Jesús en la cruz del calvario a favor del creyente. Así como la salvación no es por buenas obras, tampoco la seguridad de salvación es por buenas obras. Con esto no estamos diciendo que no importa como vive un creyente porque total, la obra de Cristo en la cruz le asegura salvación eterna. No olvide amigo oyente que el creyente no es salvo por buenas obras sino para buenas obras.
Efesios 2:10 dice al respecto: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.»
Cuando Cristo murió en la cruz del calvario pagó por todos los pecados del creyente. Esto hace que el creyente sea irreprensible en el día de nuestro Señor Jesucristo. Irreprensible significa que no tiene nada de que ser acusado para ser condenado. El día de nuestro Señor Jesucristo se refiere a su venida a las nubes para llevar con él a los que son suyos, en el rapto. No se debe confundir con el día del Señor, término que se refiere al derramamiento del juicio de Dios sobre los incrédulos.
Estos son los motivos por los cuales Pablo expresa su agradecimiento a Dios con respecto a los creyentes de Corinto.
Finalmente, consideremos el epílogo del agradecimiento. 1 Corintios 1:9 dice: «Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor»
Todo lo que ha recibido por gracia el creyente es el resultado de la fidelidad de Dios. Las obras del creyente no siempre son agradables a Dios, pero a pesar de eso, Dios es fiel y en su fidelidad garantiza salvación eterna para los que somos suyos. Tiene que ser así porque fue él quien nos llamó a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Él no puede faltar a su palabra al privarnos de la salvación eterna.
Qué privilegio tan grande el que los creyentes tengamos íntima comunión con el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. Lo menos que deberíamos hacer al reconocer este hecho maravilloso es vivir en santidad, conforme al llamamiento con el que hemos sido llamados. ¿Está usted viviendo así, amable oyente?
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