Que privilegio es para todos los que hacemos LA BIBLIA DICE… contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: DINERO Y POSESIONES A LA LUZ DE LO ETERNO. Quédese con nosotros y conozca que es lo que Dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción: Hablar sobre las advertencias que hace la Biblia en cuanto al endeudamiento.
II. Existen algunas consecuencias de tratar ligeramente el endeudamiento.
- 1. Las deudas tienen una tendencia a hacerse eternas. Por ejemplo, si se endeuda para comprar un bote con motor fuera de borda, lo disfrutará un tiempo, pero más pronto de lo que piensa perderá el gusto por navegar y el bote permanecerá guardado, mientras la deuda tiene que seguir pagándose hasta mucho tiempo después.
- 2. Las deudas son fuente de preocupación y ansiedad. Los especialistas en tratar estos trastornos emocionales afirma que mientras mayor es la deuda de una persona mayor es la preocupación y la ansiedad. Las deudas son un gran enemigo de la salud mental.
- 3. Las deudas nos arrastran a vivir en un mundo irreal. Bien se ha dicho que muchas veces gastamos dinero que no tenemos para adquirir cosas que no necesitamos e impresionar a gente que no conocemos. Es vivir una mentira.
- 4. Las deudas pueden conducir a la deshonestidad. Cuando no se ha cumplido con el plazo fijado para pagar una deuda afloran las consabidas “mentiras blancas” entre comillas, como: Mañana te pago, o a fin de mes tengo que cobrar un dinero y te voy a pagar, o ya te mandé un cheque por correo y no sé por qué no te ha llegado. De esta manera, a más de volvernos esclavos de las deudas, nos volvemos esclavos de la mentira y la deshonestidad.
- 5. Las deudas producen adicción. Las deudas son como las drogas, producen adicción y siempre se necesita más para producir el mismo nivel de euforia. Así como el drogadicto sabe que está mal pero parece que no tiene el poder para frenar su adicción, el adicto a las deudas también sabe que está mal, pero no tiene el poder para frenar el endeudamiento. En el 98% de los casos, el endeudamiento no tiene su raíz en la falta de fondos sino en la falta de auto control.
- 6. Las deudas son una forma de jactarse del día de maña. Las Escrituras dicen que el justo vivirá por fe. El que se endeuda, sin embargo, vive jactándose del día de mañana. Adquirir una deuda es equivalente a asumir gratuitamente que los ingresos en el futuro van a ser siempre suficientes para hacer los pagos requeridos. La Biblia dice que no sabemos lo que traerá el día de mañana. No te jactes del día de mañana;
Porque no sabes qué dará de sí el día.
- 7. Las deudas privan a Dios de la oportunidad de decir no o de proveer de alguna otra manera. Dios es capaz de guiarnos por medio de proveer de fondos o por medio de no proveer fondos. Cuando nos endeudamos impedimos que Dios haga uso de la segunda forma de mostrar su voluntad. Cuando realmente necesitamos algo, existen otras alternativas aparte del endeudamiento. Una forma es el ahorro, de modo que tengamos siempre un capital disponible para atender necesidades imprevistas. Pero si no hay dinero para alguna necesidad nuestro principal curso de acción debería ser buscar la provisión de Dios, de los banqueros. Juan 14:13-14 dice: Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
- 8. Las deudas son una gran pérdida de oportunidad. Las pérdidas no son solamente de los intereses que tenemos que pagar. Lo más serio es perder la oportunidad de invertir para la eternidad. Es una gran tragedia que por mantener al día los pagos de una deuda nos privamos de dar lo que deberíamos dar al Señor, nos privamos de la oportunidad de ayudar a otros y nos perdemos de la oportunidad de recibir recompensas eternas.
- 9. Finalmente, las deudas atan los recursos de Dios y hacen que no estén disponibles para el reino de Dios. Cuando se capta el concepto de dar al Señor, muchos tienen un profundo deseo de duplicar o triplicar sus ofrendas al Señor, pero se ven impedidos por lo mucho que tienen que dedicar a pagar el gran nivel de endeudamiento en el que viven. Las decisiones erradas del pasado impiden la generosidad presente y futura. La solución no es no dar al Señor, sino comenzar a desarrollar un plan para librarnos de las deudas. Esto será el tema de nuestro próximo estudio bíblico.
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