Es motivo de gran gozo, amable oyente, estar junto a usted a través de las ondas de esta emisora amiga. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la primera epístola del apóstol Pablo a los Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. En esta ocasión, David Logacho nos mostrará que el apóstol Pablo es un ejemplo digno a imitar por su humilde servicio al Señor.
Confrontando la terrible práctica de causar divisiones en la iglesia local, Pablo ha sido muy claro en cuanto a lo nefasto de esta práctica.
En el pasaje bíblico de hoy, hará una aclaración, luego proseguirá haciendo una reprensión y por último hará una amonestación.
Dicho esto, si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Corintios 4:6-16. Lo primero que notamos es una aclaración. 1 Corintios 4:6 dice: «Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros»
Pablo había dicho que algunos creyentes en la iglesia de Corinto seguían a Pablo, otros a Apolos, inclusive otros a Cefas y aun otros a Cristo, causando divisiones y enemistades entre ellos. Ahora está aclarando que aunque Pablo había hablado de sí mismo y de Apolos, en realidad fueron otros, cuyos nombres no menciona, quienes fueron objeto de la admiración de los creyentes corintios.
Lo que motivó a Pablo a todo esto, fue el amor a los creyentes corintios, es decir, un genuino interés en el bienestar espiritual de ellos. Lo que Pablo esperaba al ponerse de ejemplo juntamente con Apolos, es que los creyentes de Corinto aprendan a no pensar más de lo que está escrito. Es de vital importancia tomar en cuenta esto amable oyente.
Cuando los creyentes se vuelven fanáticos de los maestros bíblicos, al punto de dar más crédito a lo que ellos dicen, que a lo que dice la misma palabra de Dios, entonces se está abriendo de par en par la puerta para las divisiones en la iglesia, porque es inevitable que los creyentes defiendan a capa y espada a su maestro bíblico favorito y miren con desdén a los que no están de acuerdo con ese maestro bíblico.
Esto es el comienzo de las divisiones en la iglesia local. Al decir esto, no estamos despreciando a los maestros bíblicos, pero no piense que lo que dicen los maestros bíblicos es más importante que lo que dice la Biblia. Gracias a Dios por los maestros bíblicos, aproveche su enseñanza, compare lo que enseñan con lo que dice la Biblia y rehúse volverse un fanático de ellos.
Tome en cuenta el consejo de Pablo: Aprenda a no pensar más de ellos de lo que está escrito en la Biblia. Cuando elevamos a los maestros bíblicos a los altares de la devoción, dice Pablo que nos envanecemos los unos contra los otros. Es decir, nos ponemos unos contra otros para defender la enseñanza del maestro bíblico a quien admiramos. Esta es la aclaración que hace Pablo.
Luego tenemos la reprensión que hace Pablo. De una manera muy hábil, Pablo va a reprender a los creyentes corintios por estar tan envanecidos defendiendo a su ídolo de barro. 1 Corintios 4:7 dice: «Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?»
Pablo comienza su reprensión haciendo notar lo absurdo de elevarse uno mismo sobre los demás maestros bíblicos, pensando que somos más distinguidos que ellos ¿Quién te distingue de los demás? Todo lo que los maestros bíblicos han recibido, proviene de Dios. Los maestros bíblicos son solamente instrumentos en las manos de Dios.
Pablo por tanto pregunta: ¿qué tienes que no hayas recibido? La respuesta correcta es: Nada. Siendo así: ¿Por qué te glorías, o por que te jactas, como si no lo hubieras recibido?
Los maestros bíblicos jamás debemos atraer la atención de la gente hacia nosotros mismos sino hacia Dios y hacia su palabra.
Pablo prosigue la reprensión, echando mano de la ironía. Note como lo hace. 1 Corintios 4:8 dice: «Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!»
Al mirar la jactancia de los corintios en su devoción por su maestro bíblico favorito, en son de burla, Pablo dice: Allí están mírense a ustedes mismos: Ya tienen todo lo que desean, ya se han enriquecido, han llegado a ser reyes, y eso sin nosotros. Pero quiero decirles una verdad: Ojalá fueran de veras reyes para que también nosotros reináramos con ustedes.
Es obvia la ironía en Pablo. Luego Pablo va a mostrar que tanto él como los demás apóstoles, los cuales tenían claro lo que son delante de Dios, eran en la realidad, todo lo opuesto a lo que los corintios creían sobre ellos mismos.
Observe lo que dice en 1 Corintios 4:9 «Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.»
Pablo está reflexionando sobre lo que en la realidad son los apóstoles. Cuando dice que los apóstoles han sido exhibidos como postreros, está haciendo referencia a los prisioneros que cerraban con broche de oro las orgías de violencia y sangre en la arena del circo romano, cuando las bestias salvajes los despedazaban sin misericordia en medio de la locura de los espectadores. Por eso es que Pablo dice que están sentenciados a muerte. Habían llegado a ser espectáculo al mundo.
La palabra «espectáculo» es la traducción de la palabra griega «théatron» de donde viene nuestra palabra «teatro» Los apóstoles fueron los que atraían las miradas de curiosidad del mundo, como los actores en el teatro. Cuando Pablo habla del mundo se está refiriendo a todo el universo. Desde el cielo miraban las huestes celestiales, desde la tierra miraban los hombres. Todos estaban pendientes de lo que hacían los apóstoles.
Prosiguiendo con el contraste entre los jactanciosos corintios y los humildes apóstoles, Pablo dice lo siguiente en 1 Corintios 4:10-13 «Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo, nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta ahora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.»
Observe este contraste impresionante: Los apóstoles eran vistos como ignorantes por amor de Cristo, débiles, despreciables, hambrientos, sedientos, andrajosos, maltratados, sin hogar, esclavizados, malditos, perseguidos y calumniados. En estas condiciones, el mundo los consideraba como la escoria de la humanidad, como el desecho o la basura de todos.
En cambio los corintios eran vistos como inteligentes en Cristo, fuertes, dignos, bien alimentados, satisfechos, bien vestidos, bien tratados, viviendo con comodidad, bendecidos, protegidos y estimados.
Amable oyente, si el mundo persiguió y trató mal, no sólo a los apóstoles sino más a Cristo Jesús, nuestro Salvador, ¿Por qué es que nosotros, al igual que los corintios, pretendemos que el mundo nos estime y nos trate bien? Mucho cuidado con la auto exaltación.
Por último, Pablo nos va a hablar de una amonestación. 1 Corintios 4:14-16 dice: «No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto os ruego que me imitéis»
Parece que Pablo estaba consciente del efecto que iba a causar en los corintios la manera como había confrontado su infundada jactancia. Por eso es que en un tono más conciliador les dice: No escribo esto para avergonzaros. Todo lo contrario, Pablo en realidad escribió todo esto para amonestarlos como a hijos amados. Pablo está actuando como lo haría como un padre en su relación con sus hijos. Pablo los está amonestando.
El verbo amonestar, es la traducción del verbo griego «nouthetéo» que significa una advertencia basada en la enseñanza. La enseñanza es la que se encuentra en las Escrituras. Previendo que tal vez algunos se quejen de que Pablo les trate como hijos, Pablo muestra que tiene el derecho para hacerlo. Los corintos podrían tener muchos ayos, es decir, muchos que los capaciten, como los ayos o tutores lo hacían con los hijos del amo, pero algo que los corintios no podían negar es que tenían un solo padre.
Al hablar así, Pablo no está atentando contra Dios el Padre para privarle de su derecho de paternidad espiritual de los que somos creyentes, sino que simplemente está diciendo que por el hecho de haber sido él quien trajo el evangelio por primera vez a Corinto, entonces los creyentes corintios son sus hijos en la común fe.
Pablo lo deja muy claro cuando dice: Pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
Habiendo clarificado su derecho a ser el padre en la fe para los corintios, Pablo desafía a los creyentes corintios a imitarlo. Esto podría ser catalogado como un atrevimiento por muchos, pero Pablo estaba practicando algo que otros también deben practicar y de este manera no es ningún atrevimiento el desafiar a otros que sigan ese ejemplo.
De modo que, amable oyente, es absurdo auto exaltarse sobre otros creyentes, pensando que somos mejores que ellos porque estamos siguiendo a tal o cual maestro bíblico. Si este concepto tuviera cabida en la vida de tantos maestros bíblicos y creyentes en general, la iglesia de Cristo no estuviera tan dividida como está en la actualidad.
Antes de concluir nuestra edición de hoy, le invito a visitar nuestra página Web y conocer la respuesta a la PREGUNTA DEL DÍA En Mateo 7:21 dice que no todo el que dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, mientras que en Hechos 2:21 y Romanos 10:13 dice que el que invocare el nombre del Señor será salvo. ¿Cómo es esto? Nuestra dirección es: labibliadice.org Además puede hacernos llegar sus consultas y sugerencias y por supuesto escuchar nuevamente el programa de hoy. Le recuerdo nuestra dirección: labibliadice.org Hasta la próxima y que Dios le bendiga grandemente.
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