Saludos cordiales amigo oyente. Es motivo de gran gozo compartir con Ud. estos pocos minutos. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. A lo largo de la existencia del Ministerio Internacional de Radio La Biblia Dice… hemos tenido conocimiento de una gran cantidad de personas que han nacido de nuevo como resultado de haber oído las Buenas Nuevas de Salvación proclamadas por medio de las ondas radiales de diversas emisoras que transmiten nuestro programa radial en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe. Este hecho nos ha traído una mezcla de emociones. Por un lado ha habido mucho gozo, porque nada es comparable al gozo de saber que alguien ha sido rescatado de las fauces de Satanás. Pero por otro lado, ha habido algo de preocupación por no estar cerca de esas personas para encaminarles adecuadamente en la vida cristiana. Los nuevos creyentes son bebés espirituales. Todo bebé espiritual necesita del cuidado de creyentes maduros en la fe, hasta que crezca en el Señor lo suficiente como para valerse por sí mismo. En respuesta a esta problemática es que La Biblia Dice… publicó un librito titulado: 10 Primeros Pasos para el Nuevo Creyente, escrito por el Dr. Woodrow Kroll, Director General de Back to the Bible Internacional. Este librito describe los pasos más básicos y fundamentales que seguidos con fidelidad conducirán a la madurez a cualquier nuevo creyente. Si Ud. es un nuevo creyente, este librito es para Ud. Si Ud. es un creyente maduro, este librito le ayudará a guiar a la madurez espiritual a algún nuevo creyente que Ud. conozca. Además, a partir de hoy, vamos a compartir una síntesis del contenido de este librito.
En el Nuevo Testamento encontramos una hermosa historia que nos viene como anillo al dedo para introducir esta serie 10 Primeros Pasos para el Nuevo Creyente, basada en el libro que con el mismo título ha escrito el Dr. Woodrow Kroll. Se trata del carcelero de Filipos. Este personaje cuyo nombre ni siquiera es mencionado, servía como guardia en la cárcel de aquella ciudad. Un día, fue testigo de un hecho insólito. Para él, todo comenzó cuando fue llamado por sus superiores para que cuidara con mucho celo a dos presos que acababan de ingresar a la cárcel. Cuando el carcelero fue a la oscura e inmunda celda, se encontró con un espectáculo nada común. La humeante lámpara arrojó luz sobre dos cuerpos maltrechos. Se trataba de Pablo y Silas. Quizá el carcelero les preguntó lo que había pasado. A lo cual Pablo quizá dijo algo como esto: aquel aciago día en Filipos, estábamos yendo a la oración y en eso nos salió al encuentro una muchacha poseída por un demonio que le permitía actuar como adivina. Los amos de esta chica estaban felices con ella porque les significaba pingues ganancias. Cuando esta muchacha nos vio, empezó a seguirnos gritando: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Cansados de este espectáculo, porque ocurrió lo mismo por varios días, ordené al demonio en el nombre de Jesús que salga de la muchacha. El demonio obedeció y se fue de la muchacha. La muchacha quedó liberada. Con el demonio se fue también la capacidad de adivinar y esto disgustó sobremanera a los amos de la muchacha. Todo poder de adivinación está energizado por demonios. Los amos, locos de la furia nos prendieron y nos llevaron ante las autoridades de la ciudad con la acusación que estábamos alborotando la ciudad y que les estábamos enseñando cosas impropias para los ciudadanos romanos. Las autoridades entonces ordenaron que nos azotaran con varas y en esas condiciones fuimos traídos a esta cárcel. Luego de oír la historia el carcelero de Filipos prosiguió a asegurarles los pies en el cepo, en obediencia a las órdenes que había recibido de sus superiores. La noche cubrió con su negro manto toda la ciudad de Filipos. El carcelero estaba acostumbrado oír los lamentos y las maldiciones de los presos, especialmente de aquellos que estaban siendo torturados en el cepo. Pero esa noche ocurrió algo diferente. El lugar de quejarse y maldecir, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos en alta voz. Todos los presos y el mismo carcelero lo oyeron con claridad. En eso, empezó a temblar la tierra. Parecía que el edificio se venía abajo, porque los cimientos se sacudían. Para desgracia del carcelero de Filipos, se abrieron las puertas de las celdas y se soltaron las cadenas de todos los presos. El carcelero de Filipos pensó lo peor. Se imaginó que Pablo y Silas habrían aprovechado del pánico y habrían escapado. Sabiendo que esto significaba sentencia de muerte para él, intentó adelantarse al evento y procuró suicidarse clavándose su propia espada. Lo que le detuvo fue la voz de Pablo quien gritó: No te hagas ningún daño, pues todos estamos aquí. El carcelero de Filipos estaba tan asustado que tomó una antorcha y temblando se precipitó donde estaban Pablo y Silas. Este debe haber sido el momento cuando Pablo y Silas compartieron las Buenas Nuevas de Salvación con el carcelero de Filipos. Una vez que salieron, el carcelero quiso apropiarse de la salvación que Dios ofrece en Cristo a todo pecador. Preguntó a Pablo y Silas: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos respondieron Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa. Acto seguido Pablo y Silas predicaron el evangelio en la casa del carcelero de Filipos y tanto él como su familia recibieron a Cristo como Salvador. Seguramente fue entonces que el carcelero de Filipos quizá preguntó a Pablo y Silas: ¿Qué debo hacer ahora que soy salvo? Pablo y Silas deben haber comunicado al carcelero de Filipos lo que nosotros vamos a ver a lo largo de esta serie, porque casi inmediatamente, el carcelero de Filipos está haciendo varias cosas que son propias de un creyente nuevo que sabe hacia donde quiere enrumbar su vida. Hechos 16:33-34 dice: “Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas: y enseguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios» Primero vemos que el carcelero está sirviendo a Pablo y Silas. Dice el texto que en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas. Qué hermoso. Antes de recibir a Cristo como Salvador, el carcelero de Filipos fue el verdugo de Pablo y Silas. Pero ahora, una vez salvo por haber recibido a Cristo como Salvador, lo vemos ya no como el verdugo de Pablo y Silas sino como el siervo de Pablo y Silas. Un siervo que con amor lava y cura las heridas de estos dos hermanos. Una de las marcas de un creyente que está creciendo en madurez cristiana es justamente el servicio a los demás. Si Ud. es del Señor, amigo, amiga oyente, Ud. debe estar buscando oportunidades de servicio a los demás. Si Ud. piensa que el servicio a los demás no es para Ud. a lo mejor Ud. o no ha nacido de nuevo todavía o si ya ha nacido de nuevo, a lo mejor nunca se ha enterado de que el servicio a los demás no es una opción sino una obligación de todo hijo de Dios. Segundo, vemos que el carcelero de Filipos pidió ser bautizado. Esta es otra manifestación de la sinceridad de la decisión de este hombre. El bautismo es otro de los pasos que debe dar todo nuevo creyente. Qué triste que existan creyentes que piensan que no es necesario el bautismo en agua. El bautismo es un paso de obediencia e identificación con Cristo nuestro Salvador. El bautismo fue ordenado por Cristo Jesús. Mateo 28:19 dice: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo». Este carcelero de Filipos pidió ser bautizado casi el mismo momento que recibió a Cristo como Salvador. Eso da la medida de urgencia del bautismo. Jamás desprecie el bautismo posponiéndolo sin ninguna razón válida. Un creyente que no se ha bautizado da lugar a muchas dudas en cuanto a la sinceridad de su confesión como hijo de Dios. En el primer siglo, el bautismo era como una especie de elección voluntaria a vivir como proscrito, pero aun eso no fue obstáculo para que el carcelero de Filipos se bautice. Hoy en día, en la mayoría de los casos, no hay persecución para los que nos bautizamos, entonces. ¿Por qué esperar tanto para bautizarse? En tercer lugar, el carcelero de Filipos buscó comunión con Pablo y Silas. Dice el texto que les llevó a su casa, les puso la mesa y se regocijó con ellos. Todo creyente es parte de una gran familia. La familia de Dios. Dios es el Padre y todos nosotros somos hijos de él y por tanto hermanos unos a otros. Algo que aprecia mucho toda familia normal es la comunión con la familia. Si Ud. amigo oyente, dice que es creyente, pero rehuye a la comunión con otros que comparten su misma fe, entonces algo no está muy bien con Ud. Si ese es su caso, procure ahora mismo la comunión con otros y como el carcelero de Filipos hallará regocijo en ello. Como vemos, el carcelero de Filipos está dando los pasos para todo nuevo creyente y ciertamente eso debe haberle llevado a la madurez en Cristo. En nuestro próximo estudio bíblico, entraremos al primero de los diez primeros pasos para el nuevo creyente. No deje de sintonizarnos.
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