Damos gracias a Dios por la oportunidad que nos brinda de estar junto a usted, amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le da la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Hebreos en la serie que lleva por título: La preeminencia de Jesucristo. En instantes más nos acompañará David Logacho quien nos mostrará como actuó la fe en el caso de Abel.
El tema central del capítulo 11 de Hebreos es la fe. ¿Por qué dedicar todo un capítulo del libro de Hebreos a la fe?, Porque el judío estaba acostumbrado a un sistema de obras para acercarse a Dios. El judío, como muchos hoy en día, pensaba que Dios tenía una balanza. En uno de los platos de la balanza colocaba las buenas obras y en el otro colocaba las malas obras. Si al morir, el plato con las buenas obras pesaba más que el plato con la malas obras, el judío se salvaba. En cambio, si al morir, el plato con las buenas obras pesaba menos que el plato con las malas obras, el judío era condenado.
Pero la Biblia dice en Isaías 64.6 que todas nuestras justicias, o buenas obras, son como trapo de inmundicia. Dios rechaza totalmente la buenas obras como medio para poder acercarnos a él. Si no es por medio de buenas obras, ¿Cómo entonces puede una persona acercarse a Dios? La respuesta es: Por medio de la fe. Por esta razón el autor de Hebreos, toca el asunto de la fe. Comenzó dándonos una descripción de la fe en versículo 1 del capítulo 11. La fe es la certeza de lo que se espera. La fe da una realidad presente a una promesa futura. La fe es la convicción de lo no se ve. La fe permite actuar como si lo prometido existiera ya.
Luego prosiguió mostrándonos el producto de la fe en el versículo dos. La fe permitió que los antiguos alcanzaran buen testimonio delante de Dios. En el versículo tres nos dio un ejemplo de lo que logra la fe. Por la fe podemos entender como se formó el universo. La fe da realidad al hecho que Dios hizo todo lo que se ve por medido de su palabra, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Siguiendo adelante con el tema de la fe, en lo que resta del capítulo 11 de Hebreos, su autor da ejemplo tras ejemplo de personajes que por fe, alcanzaron buen testimonio delante de Dios.
A través estos ejemplos va a mostrar que si hay algo que a Dios le agrada es la fe y que este concepto no es algo nuevo, no algo que el autor de Hebreos lo estaba introduciendo, es tan antiguo como la misma humanidad. El primero hombre de fe fue Abel y justamente de él trata nuestro estudio bíblico de hoy.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el capítulo 11 de Hebreos. Estudiaremos únicamente el versículo 4. El texto dice así: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas, y muerto, aún habla por ella.” Abel es el primer hombre de fe. Quizá algunos de nuestros oyentes estarán preguntándose ¿Por qué no fue Adán el primer hombre de fe? La respuesta es porque Adán, antes de la caída tenía una relación muy íntima con Dios. Adán podía hablar cara a cara con Dios.
Él sabía a ciencia cierta de la realidad de Dios. Cuando alguien lo ve, ya no queda lugar para la fe. El Señor Jesucristo resucitado dijo a Tomás: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron. Lo que no es fe dice: Ver para creer. La fe dice: Creer para ver. Adán vio la gloria de Dios y por tanto hablar de fe en su caso no se ajusta al sentido exacto de la fe.
El caso de Abel fue distinto. Él nunca vio a Dios, pero por fe, ya sea en la revelación directa de Dios en el relato de sus padres, sabía de la existencia de Dios. ¿Cómo saber que Abel fue un hombre de fe? El texto presenta tres razones. Ofreció a Dios más excelente sacrifico que Caín. Alcanzó testimonio de que era justo y muerto, aun habla por ella.
Vamos entonces a la primera razón. Por la fe, Abel ofreció a Dios más excelente sacrifico que Caín, dice el texto. Para entender esto, es necesario recurrir al testimonio de Génesis capítulo 4. El versículo 1 dice que conoció Adán a su mujer Eva. Conocer significa tener una relación íntima. Eva concibió y dio a luz a Caín. El nombre Caín significa: Adquisición. Luego Eva dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. Quizá Eva estaba pensando que Caín sería el libertador prometido, pero no fue así. Caín resultó ser un asesino, no un libertador. En el versículo 2, vemos que Eva concibió nuevamente y dio a luz a Abel.
El nombre Abel significa: Exhalación, quizá en referencia a su corta vida. Abel fue pastor de ovejas, Caín fue labrador de la tierra. En el versículo 3 dice que aconteció andando el tiempo. Esto se refiere a que Dios estableció un tiempo específico en el cual se debía ofrecer sacrificios a Dios. En este tiempo, Caín trajo del fruto de la tierra, una ofrenda a Jehová. Además de un tiempo para ofrecer sacrificios, había un lugar para ofrecer sacrificios, Caín lo sabía muy bien. ¿Qué trajo Caín? Del fruto de la tierra. En el versículo 4 vemos que Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas.
Abel buscó lo mejor de sus ovejas, a esto se refiere la palabra primogénito. Abel debe haber degollado a la oveja en sacrificio a Dios. El texto continúa diciendo: Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y la ofrenda suya. Si Dios reveló, de alguna manera a Caín y Abel el tiempo de traer la ofrenda y el lugar donde ofrecer la ofrenda, debe haberles revelado también la manera de hacer la ofrenda. La ofrenda demandaba el sacrificio de una víctima inocente.
Hebreos 9:22 dice: “y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” Sin la muerte de una víctima inocente no puede haber perdón de pecados. Tanto Caín como Abel, sabían el tiempo, el lugar y la manera de hacer la ofrenda a Jehová. Abel tenía fe, esa fe le hizo obedecer totalmente lo que Dios ordenó, como resultado, Dios miró con agrado a Abel, esto es, Dios justificó a Abel. Su fe se demostró en obediencia y resultó en justificación. Pero veamos qué pasó con Caín. Trajo la ofrenda en el tiempo correcto, vino al lugar correcto para ofrecer su ofrenda, pero no trajo la ofrenda correcta. El fruto de la tierra es el símbolo de las buenas obras para agradar a Dios. Notamos que Dios exige cumplimiento total de su voluntad. No se puede pretender agradar a Dios cumpliendo ciertas cosas pero no cumpliendo ciertas otras cosas.
Obediencia parcial es lo mismo que desobediencia total. Por esta razón Dios no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. En otras palabras, Caín no fue justificado o declarado justo como Abel, porque no tuvo fe y eso se demostró en su desobediencia a lo ordenado por Dios. Caín es el prototipo del que dice: Yo adoro a Dios a mi manera. Dios jamás ha dejado la manera de adorarle al arbitrio del ser humano. Dios ha dicho que el que quiere acercarse a él tiene que hacerlo a través de Jesucristo. Cualquier otra manera es condenada por Dios y conduce irremediablemente al infierno. Así que, por la fe, Abel obedeció a Jehová y ofreció más excelente sacrificio que Caín.
Volviendo a Hebreos 11, el versículo 4 nos da una segunda razón porque Abel fue un hombre de fe. Continúa diciendo: “por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas” Vimos ya que Dios miró con agrado a Abel pero no miró con agrado a Caín. No porque Dios estaba parcializado a favor de Abel, sino porque Abel tenía fe, en cambio Caín no. Cuando Dios mira con agrado a alguien, es porque ese alguien es justo. Caín y Abel eran ambos pecadores, pero por su fe Abel obedeció a Dios y por esa fe Dios le declaró justo. El texto dice que Dios dio testimonio de sus ofrendas.
Dios aceptó la ofrenda de Abel pero rechazó la ofrenda de Caín. La tercera y última razón porque Abel fue un varón de fe es por lo que dice al final del Hebreos 11:4 “y muerto, aun habla por ello” Abel ilustra la salvación por gracia por medio de la fe. Caín ilustra el esfuerzo inútil de salvarse a sí mismo por medio de las buenas obras. Abel fue asesinado por Caín, porque el sistema de salvación por obras oda al sistema de salvación por fe. El hombre que se auto justifica odia la verdad que no puede salvarse a sí mismo y que debe depositarse totalmente en el amor, la gracia y la misericordia de Dios.
Abel murió, pero aun muerto, su vida sigue predicando. El mensaje es sencillo: Mas el justo vivirá por fe. Así es amigo oyente. Abel fue el primer hombre de fe porque por fe obedeció a Dios, por fe Dios dio testimonio de que era justo y por fe, aun estando muerto sigue hablando de la necesidad de tener fe para agradar a Dios.
Si usted piensa que por su religión, o sus buenas obras, o su filosofía, o su cultura, va a poder salvarse, está muy equivocado. Cometerá el mismo error que Caín. Cuan distinto sería si abandona todo su esfuerzo para ganar su salvación por su propio mérito y en un acto de fe, se apropia del perdón de pecados que Dios ofrece en Cristo. Sólo así, usted podrá conseguir que Dios le mire con agrado, así como lo hizo con Abel.
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