Damos gracias a Dios por este privilegio nuestro, de compartir este tiempo junto a Usted. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Proverbios en la serie titulada: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal. En nuestro último estudio bíblico hablamos acerca de la imperiosa necesidad de obtener sabiduría. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos hablará acerca de cómo obtener la sabiduría.
Si tiene su Biblia cerca, ábrala en el capítulo 2 de Proverbios.
En este capítulo, el proverbista nos mostrará dos cosas importantes, la forma de obtener la sabiduría y el fruto de la sabiduría obtenida.
Por ahora nos ocuparemos sólo de la primera parte, la forma de obtener la sabiduría. El pasaje bíblico que estudiaremos, es Proverbios 2:1-9. Salomón, el autor de estos proverbios, se pone en la posición de un padre sabio para hablar a su hijo y mostrarle que obtener la sabiduría es el resultado de realizar determinadas acciones.
La primera acción es recibir la palabra de Dios. Aparece en los versículos 1 y primera parte del 2. Dice así: «Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría.»
Las palabras que hablaba Salomón, o los mandamientos que salían de su boca estaban saturadas de sabiduría. Esto significa que lo que hablaba Salomón era la palabra de Dios. Note lo que dijo Pablo a Timoteo.
Leo en 2 Timoteo 3:14-15 «Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.»
Es la palabra de Dios lo que puede hacer sabia a cualquier persona. Si Usted quiere obtener sabiduría, lo primero que debe hacer es prestar mucha atención a la palabra de Dios. Debe recibir la palabra de Dios. Óigala, léala, estúdiela, medite en ella y memorícela. Estará recibiendo la palabra de Dios. Entonces se hará una realidad en Usted lo que dice Salmo 19:7 donde leemos: «La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.»
Volviendo al tema de la forma de obtener la sabiduría, la segunda acción es inclinar el corazón a la prudencia.
La segunda parte del versículo 2 del capítulo 2 de Proverbios dice: «Si inclinares tu corazón a la prudencia»
Para la mentalidad judía, el corazón es lo que para nuestra mentalidad occidental es el proceso de pensamiento que se realiza en la mente. La prudencia significa el discernimiento. Esta acción tiene entonces que ver con una disposición de la mente para incorporar al pensamiento el discernimiento que parte de la palabra de Dios.
La triste realidad de muchos creyentes es que conocen bastante de la palabra de Dios, pero su mente no está entrenada para usar ese conocimiento en el momento que tienen que tomar decisiones. Es necesario hacer un compromiso ante Dios de no hacer nada ni decir nada sin que previamente se haya buscado dirección divina.
La tercera acción es la oración. Eso se aprecia en Proverbios 2:3 donde dice: «Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz.»
Clamar y dar voces denota expresar algo con vehemencia. Clamar a la inteligencia tiene que ver un pedido ferviente a Dios por inteligencia. Dar la voz a la prudencia también tiene que ver con un pedido ferviente a Dios por discernimiento.
Qué interesante. Mucho de nuestra oración a Dios se centra en cosas que tienen que ver con nuestra propia comodidad. Pocas veces nos atrevemos a clamar a Dios por cosas mucho más importantes como inteligencia y prudencia.
Si desea obtener la sabiduría es necesario que lo antes posible comience a clamar a Dios por inteligencia y discernimiento. Con toda seguridad Dios atenderá favorablemente un pedido de esta naturaleza.
Hablando de la forma de obtener la sabiduría nos toca ahora hablar de la cuarta acción. Trabajar con tesón para obtenerla. No es cuestión de cruzarse de brazos y esperar que llegue como por arte de magia. Proverbios 2:4 dice: «Si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros»
Para hallar la sabiduría se necesita el mismo trabajo arduo que realiza un minero o un buscador de tesoros. Como Usted sabe, ese metal precioso llamado plata no se encuentra a flor de tierra. La plata se encuentra muy profundo, en las entrañas de la tierra. Para extraerla es necesario un denodado esfuerzo.
Lo mismo se puede decir de los tesoros. Jamás están a la vista de todos. Quienes los encuentran han atravesado por un largo camino lleno de peripecias.
Hace poco tiempo atrás se recuperó un tesoro de un antiguo barco español que yacía en el fondo del Océano Atlántico. Para sacar ese tesoro hizo falta todo un equipo de buceadores, barcos, y un complejo sistema de percepción remota.
Es que los tesoros no se encuentran al alcance de todos. Pues la sabiduría es más preciosa que la plata y más valiosa que cualquier tesoro. Para obtenerla es necesario realizar un arduo trabajo. El trabajo tiene que ver con escudriñar a fondo la palabra de Dios, con luchar para entender el significado de lo que allí se dice, con invertir tiempo para memorizarla. Todo esto representa trabajo.
De modo que, para obtener la sabiduría hace falta recibir la palabra de Dios, inclinar el corazón a la prudencia, clamar a la inteligencia y a la prudencia y trabajar con tesón para alcanzarla. No es fácil, pero es posible. Cuando se logra hallar la sabiduría, produce algunos resultados inmediatos.
El primero, entender el temor de Dios. Proverbios 2:5 en su primera parte dice: «Entonces entenderás el temor de Jehová»
La sabiduría permite comprender lo que es Dios y lo que es el hombre. La sabiduría permite comprender lo grandioso que es que un hombre pecador redimido por la sangre de Cristo pueda honrar, adorar y relacionarse con un Dios santo puro y perfecto.
El segundo, hallar el conocimiento de Dios. La segunda parte de Proverbios 2:5 dice: «Y hallarás el conocimiento de Dios»
Es imposible hallar el conocimiento de Dios sobre la base del puro razonamiento humano. Se necesita de la sabiduría para hallar el conocimiento de Dios. La sabiduría es como un efectivo limpiador que se aplica a los cristales de una ventana, capaz de remover la suciedad que impide mirar a través de ellos, para poder percibir la gloria y magnificencia de Dios.
Para que Dios pueda ser conocido, él mismo tiene que primeramente dar la sabiduría. Eso se desprende de Proverbios 2: 6-7 donde dice: «Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente.»
La sabiduría es de Dios. Si alguien quiere tenerla es necesario pedírsela a él. Porque Jehová da la sabiduría dice el texto. Confirmando lo mismo, el texto dice que de la boca de Dios viene el conocimiento y la inteligencia.
Detengámonos un momento para la reflexión. La sabiduría pertenece a Dios. Para tenerla es necesario escuchar su voz, porque de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Si Usted desea tener sabiduría debe prestar atención a la voz de Dios. Dios ya ha hablado al hombre. Lo que ha dicho está registrado en la Biblia. Para oír la voz de Dios es necesario prestar absoluta atención a lo que dice la Biblia.
No todos están dispuestos a escuchar la voz de Dios a través de su palabra la Biblia. Solamente los rectos. Es a ellos a quienes Dios le proveerá de sana sabiduría. Interesante que si hay una sana, o buena sabiduría, debe haber también una mala sabiduría.
La mala sabiduría es aquella que impulsa el mundo, es aquella que se centra en el hombre. Es aquella que afirma que el hombre es dueño y señor de su propio destino. Esta sabiduría conduce a la destrucción, pero la sabiduría sana, la que proviene de Dios conduce a la vida eterna.
Para los que caminan rectamente, Dios es su escudo. El andar por malos caminos pone a una persona en serio riesgo porque deja de contar con el escudo que es Dios. Ponga atención a lo que dice Proverbios 2:8 «Es el que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos»
Otra versión nos da esta idea: «Cuida a los que se conducen con justicia, y protege a los que le son fieles.»
¿Ha visto como las personas que andan en iniquidad se ponen en una situación de extremo riesgo? Lo que pasa es que su andar impío les impide contar con el cuidado o la protección que proviene de Dios.
Esto se puede constatar en el alto índice de fallecimientos entre conductores ebrios. Bien decía un amigo mío. Cuando un ebrio se pone al volante, su ángel de la guarda se baja del vehículo. La sabiduría no sólo aconsejará que es peligroso manejar estando borracho, sino que aconsejará que la borrachera es pecado.
Con la sabiduría como nuestro precioso legado, se cumplirá lo que dice Proverbios 2:9 donde leemos: «Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino.»
La sabiduría permite a un hombre vivir en justicia, esto significa manifestar una buena conducta o una vida de rectitud. La sabiduría permite a un hombre vivir en juicio. Esto significa tener un discernimiento profundo de las cosas para tomar las mejores decisiones.
La sabiduría permite a un hombre vivir en equidad, esto significa una vida de integridad moral. La sabiduría permite a un hombre andar por el buen camino. Los beneficios de obtener sabiduría son cuantiosos, pero también, los riesgos por no tener sabiduría son cuantiosos. Le desafío a buscar la sabiduría de la manera que nos instruye el libro de Proverbios.
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