Qué gozo es estar nuevamente junto a usted, amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en 2 Tesalonicenses. Este estudio bíblico es parte de la serie titulada: Ánimo para una iglesia en apuros. En el estudio bíblico de hoy vamos a ver cual es la responsabilidad de todo genuino creyente.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 2 Tesalonicenses 2:15-17. Antes de estudiar este pasaje bíblico, es necesario recordar que en nuestro estudio bíblico último, vimos a Pablo y sus acompañantes agradeciendo a Dios por los creyentes de Tesalónica. Los motivos por los cuales estos varones agradecían a Dios con respecto a los Tesalonicenses fueron en primer lugar porque fueron amados por el Señor. En segundo lugar, porque fueron escogidos por el Señor desde el principio para salvación. En tercer lugar, porque fueron santificados por el Espíritu Santo. En cuarto lugar, porque tuvieron fe en la verdad. En quinto lugar porque fueron llamados para ser salvos mediante el evangelio que predicó Pablo y sus colaboradores. En sexto lugar, porque a los creyentes de Tesalónica les espera alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Estos son motivos más que suficientes para que Pablo y los suyos se llenen de gozo y expresen su gratitud a Dios, quien hizo posible que los creyentes de Tesalónica ostenten tan alto privilegio. Pero no olvide amable oyente, que todo privilegio implica una responsabilidad. ¿Cuál será la responsabilidad de los creyentes de Tesalónica a la luz del gran privilegio que han recibido de Dios? Pues de esto se trata el pasaje bíblico que vamos a estudiar el día de hoy. 2 Tesalonicenses 2:15-17 dice: Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.
2Th 2:16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,
2Th 2:17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.
Todo privilegio implica una responsabilidad. Esto es lo que Pablo tiene en mente al decir: Así que, hermanos. Pablo se apresta, por tanto, a manifestar cual es la responsabilidad de los Tesalonicenses como resultado del gran privilegio que han recibido de Dios. La responsabilidad tiene que ver con lo que Pablo llama la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra o por carta nuestra. La palabra “doctrina” es la traducción de una palabra que literalmente significa “tradición” No se alarme amable oyente, no se refiere en absoluto a ideas humanas, como las tradiciones de los escribas y fariseos. La palabra tradición, traducida como doctrina en nuestro pasaje bíblico, simplemente significa aquello que es recibido por una persona y entregado a otra persona. La verdad del Evangelio se inició como un mensaje oral, proclamado por Cristo Jesús a los apóstoles. Después, esta verdad del Evangelio fue puesta por escrito mediante la inspiración del Espíritu Santo. La verdad de Dios no fue inventada por el hombre, sino que fue entregada por Dios al hombre y Dios espera que cada generación de creyentes entregue esta verdad intacta a la generación siguiente. 2 Timoteo 2:2 dice: Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
La doctrina de la cual habla Pablo es lo que los Tesalonicenses aprendieron de Pablo ya sea por palabra, cuando Pablo estuvo en Tesalónica con ellos o por carta, cuando Pablo les escribió, refiriéndose a su primera y a su segunda carta a los Tesalonicenses. Es muy interesante que la responsabilidad de los creyentes gira en torno a la palabra de Dios. Por eso, en las iglesias bíblicas, en las iglesias donde se imparte sana doctrina, se da extrema atención a la Biblia. Cada mensaje se extrae directamente de la Biblia. Me da mucha tristeza saber de iglesias en las cuales los predicadores, hablan sólo de sus experiencias o de las experiencias de otros. Tal vez sean mensajes entretenidos para la gente, pero fallan en exponer la doctrina, la Biblia. Muy bien. ¿Qué es lo que los creyentes tenían que hacer en cuanto a la doctrina que habían aprendido de Pablo, sea por palabra, o por carta? Pues, dos cosas importantes. La primera es estar firmes. Esto significa que no debían dejarse mover fácilmente de lo que Pablo les había enseñado ya sea por palabra o por carta. Los creyentes debemos seguir el ejemplo de los creyentes de Berea. Note lo que dice Hechos 17:11 sobre ellos: Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Lucas, el autor humano del libro de Hechos, comparó la actitud de los creyentes de Berea con la actitud de los creyentes de Tesalónica en cuanto a la doctrina y notó que los creyentes de Berea eran más nobles que los creyentes de Tesalónica, pues recibieron la palabra, o la doctrina, con toda solicitud, pero no lo aceptaron inmediatamente, sino que escudriñaron cada día las Escrituras para ver si lo que habían oído estaba de acuerdo con lo que decía las Escrituras. De manera que, amable oyente, no dé como un hecho todo lo que oye de los predicadores, antes de aceptarlo, compare lo que ha oído con lo que dice las Escrituras y si no hay conflicto, acéptelo y si hay conflicto, rechácelo. De otra manera corre serio riesgo de no estar firme en lo que Dios ha comunicado. La segunda cosa que los creyentes de Tesalónica debían hacer en cuanto a la doctrina que Pablo les había enseñado por palabra o por carta, es retenerla. Esto significa asirla fuertemente. Cada creyente debe tratar con mucha diligencia a lo que Dios ha revelado en su Palabra. Debemos recibirla, guardarla celosamente, y asegurarnos que la entregamos en forma precisa a otros. Primero debemos estar firmes en la Palabra y después aferrarnos a ella con fuerza. No es posible aferrarnos con fuerza a la Palabra si primeramente no la hemos adquirido. En esencia entonces, la responsabilidad de todo creyente es estar firme en lo que dice la Biblia y retener o asir con fuerza lo que dice la Biblia. Pablo termina esta parte de confrontar la falsa doctrina proclamada por los falsos maestros, con una sentida invocación. Dice que el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna, y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra. Pablo habla de Jesucristo Señor nuestro y de Dios. Se trata de dos personas, pero después, Pablo no dice: los cuales, en plural, como sería lo lógico y gramaticalmente correcto, sino que dice: el cual, en singular. ¿Cuál es la conclusión? Pues que Jesucristo Señor nuestro y Dios nuestro Padre, es uno. A pesar que estoy violando una ley gramatical al usar un verbo en singular para hablar de dos personas, es la verdad. Para hacerlo completo, Jesucristo nuestro Señor, Dios nuestro Padre y el Espíritu Santo es uno. Es la doctrina de la trinidad. Pablo dice que Jesucristo Señor nuestro y Dios nuestro padre, nos amó. Es maravilloso ser el objeto de su amor. Pero no sólo eso, sino que también nos dio consolación eterna. Los creyentes de Tesalónica estaban atravesando por persecución y aflicción a causa de Cristo, pero esto es pasajero, porque en el momento debido Dios iba a darles consolación, no sólo por algún tiempo, sino consolación eterna. Amor y consolación eterna. ¿Qué más? Nos dio buena esperanza por gracia. Se refiere a la gloria que espera a todos los que somos creyentes. No es una esperanza incierta, sino una esperanza viva, una esperanza segura. Los creyentes podemos estar en uno de dos lugares. O en el cuerpo cuando estamos con vida en este mundo, o en el cielo, en la gloria de Dios, cuando salgamos de este mundo. Pablo desea que este Dios que nos amó, nos dio consolación eterna y nos dio una buena esperanza por gracia, conforte los corazones de los creyentes de Tesalónica. Esto hace referencia al consuelo que necesitaban los creyentes de Tesalónica en esos momentos de oposición y aflicción por la causa de Cristo. Pablo también desea que Dios confirme a los Tesalonicenses en toda buena palabra y obra. Esto es interesante. La buena palabra es importante, pero debe complementarse con la buena obra. No es cuestión de solamente hablar bien, sino también de hacer lo que es bueno. Existen tantos creyentes que hablan bien, cantan bien, oran bien, enseñan bien, pero al mirar su testimonio, o su forma de vivir, no se ve nada bueno. Las palabras que decimos deben apoyarse en las cosas que hacemos. Pablo quería que los creyentes de Tesalónica no sólo sean confirmados en toda buena palabra sino también en toda buena obra. Los creyentes hemos sido creados en Cristo Jesús para buenas obras. Con esto se completa la responsabilidad de todo creyente a la luz del enorme privilegio que ha recibido de Dios. Debe estar firme en la Palabra, debe retener o asir fuertemente la Palabra y debe afirmarse en toda buena palabra y en toda buena obra. ¿Cómo está su vida como creyente?
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