Cordiales saludos para Usted, amable oyente y la bienvenida al estudio bíblico de hoy. A medida que pasa el tiempo, el mundo en general va tomando mayor conciencia de la importancia de cuidar la naturaleza. Por mucho tiempo el hombre ha hecho lo que ha querido con ella, pero ahora la naturaleza está pasando la factura, como se dice en el mundo de los negocios. Ante esto, han proliferado los movimientos ecologistas con el lema de: Protejamos la naturaleza. El propósito de estos movimientos es loable y legítimo sin duda alguna. Como mayordomos, especialmente los creyentes, debemos cuidar la naturaleza y animar a otros a que también la cuiden. Pero aunque nos encantaría ver la naturaleza totalmente restaurada, la Biblia declara que la naturaleza no va a mejorar mucho que digamos, al menos en la presente edad, dentro de la disposición de las edades por parte de Dios. Esta por venir un tiempo cuando lo que pase con la naturaleza podría perfectamente causar un infarto a los activistas ecológicos. Sobre esto tratará el tema de hoy en nuestro estudio del libro de Apocalipsis.
El pasaje bíblico para hoy se encuentra en Apocalipsis 8:7-12. A manera de introducción, recuerde amable oyente, que Jesucristo, el Cordero como inmolado, abrió el séptimo sello del libro sellado con siete sellos que recibió de Dios quien se sentaba en su trono en el cielo. Tan pronto desató el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Era el silencio que presagiaba el horror que estaba por venir sobre la tierra. La mirada de Juan se puso sobre siete ángeles que estaban en pie ante Dios, a quienes se les dieron siete trompetas. Juan vio además que un ángel se paró ante el altar del incienso con un incensario de oro en su mano y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Luego, el ángel tomó el incensario, y lo llenó de fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto. Había llegado el momento para que los ángeles hagan sonar las trompetas. Veamos qué ocurre después que el primer ángel hace sonar su trompeta. Apocalipsis 8:7 dice: “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.” Este es el relato del juicio de la primera trompeta. Juan observó que sobre la superficie de la tierra se abatió una tormenta por demás extraña. En lugar de gotas de agua caía granizo y fuego mezclado con sangre. Los intérpretes de la Biblia han propuesto varias hipótesis para explicar este raro fenómeno. Algunos han llegado a la conclusión que es el producto de una feroz erupción volcánica que ha lanzado vapor de agua y material incandescente a la atmósfera y por acción de la gravedad descenderá como una masa de granizo y fuego de un color rojo sangre. Bien podría ser. Los volcanes son capaces de realizar proezas inimaginables. Otros más sofisticados, han llegado a la conclusión que el fenómeno descrito es el resultado de un horroroso ataque nuclear. Como Usted sabe, algunas naves espaciales que están en órbita alrededor de la tierra, tienen ojivas nucleares a bordo. No sería extraño que una de estas ojivas se abalance sobre la tierra y produzca lo que Juan está describiendo. En todo caso, cualquier cosa que sea lo que lo produzca, el hecho real es que este granizo y fuego mezclados con sangre destruirán la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde. ¿Qué dirán los ecologistas cuando constaten este atentado contra la naturaleza? Seguro que por poco les dará un infarto. Pero solo es el principio de la catástrofe sobre la naturaleza. Ahora le toca hacer sonar la trompeta al segundo ángel. Apocalipsis 8:8-9 dice: “El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.” El sonido de la segunda trompeta hace realidad un viejo temor de la humanidad. La amenaza de los meteoritos. Esto es algo serio. No es ciencia ficción. Los científicos dedican tiempo a identificar las posibles amenazas y a diseñar maneras de destruir meteoritos antes que lleguen a la atmósfera de la tierra. Pero cualquier sistema de protección fracasará durante la tribulación. El meteorito será tan grande que Juan lo comparó a una montaña ardiendo en fuego. El punto de impacto no serán los continentes sino el mar. La composición química de ese meteorito será tal que con el impacto liberará sustancias químicas que transformarán en sangre la tercera parte del volumen de las aguas de todos los mares del mundo. Como resultado, morirá la tercera parte de los seres vivientes del mar y se destruirá la tercera parte de las naves que surcan los mares. Bueno, se han echado a perder la tercera parte de los bosques de la tierra, se ha quemado toda la hierba verde de la tierra y se ha destruido la tercera parte de los mares y los seres vivientes de los mares. No hay palabras para describir la magnitud del desastre. Pero hay más. Veamos lo que pasa cuando el tercer ángel hace sonar su trompeta. Apocalipsis 8:10-11 dice: “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.” Lo que tenemos aquí parece ser la colisión de un cometa con la tierra. La forma de estrella ardiendo como antorcha nos lleva a pensar de esa manera. Pero no es un cometa cualquiera. Está compuesto de un material que al entrar en contacto con la atmósfera de la tierra liberó una sustancia que tiene el poder de alterar la composición química del agua dulce de la tierra. El fenómeno causó que la tercera parte de los ríos y las fuentes de las aguas se convierta en una sustancia amarga como el ajenjo. La estrella misma que cayó en la tierra se llamaba Ajenjo. El ajenjo es una sustancia tóxica muy amarga que se obtiene de la raíz de la planta llamada ajenjo. Al ingerirla causa mareo y eventualmente la muerte. Esto explica que en su desesperación por ingerir agua dulce, algunos hombres bebieron esa agua amarga y se murieron. Como Usted sabe, el agua dulce es indispensable para el mantenimiento de la vida en el planeta tierra. A medida que aumenta la población en la tierra, se van agotando las fuentes de agua dulce y esto representa un gran problema para las grandes ciudades del mundo. La explosión demográfica y la contaminación hace que cada día sea más escasa el agua dulce. Pero nada es comparable a lo que sucederá en la tribulación. Con un recorte de la tercera parte del agua dulce del planeta, simplemente será imposible que todos los hombres tengan suficiente agua dulce para sus necesidades básicas. En este punto de la historia del planeta, los ecologistas tendrán que buscar otro trabajo, porque no habrá nada que se pueda hacer para revertir la situación dada. Ahora le toca el turno de tocar la trompeta al cuarto ángel. Veamos qué es lo que acontece. Apocalipsis 8:12 dice: “El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche.” Es difícil imaginar qué es lo que producirá que la luminosidad del sol, la luna y las estrellas se reduzca en la tercera parte. Probablemente tenga que ver con la violencia que sufrirá la atmósfera de la tierra con todo lo que ha tenido que pasar. Es posible que la atmósfera se encuentre tan contaminada que simplemente los rayos del sol no logren penetrar esas capas de densa contaminación. Como consecuencia, los días serán en extremo oscuros y las noches serán densas tinieblas. Sobre la superficie de la tierra se producirá el efecto invernadero, con temperaturas elevadas en todo el planeta, así como cuando uno se encuentra dentro de una urna de cristal. Esto producirá cambios en los fenómenos atmosféricos que resultarán en una total transformación de la naturaleza. Bueno, digamos de lo que quede de la naturaleza, porque una buena parte ya no existirá más. Es el juicio de Dios sobre un mundo sumido en la incredulidad. Hemos visto que el sonido de las trompetas de los cuatro primeros ángeles ha impactado profundamente a la naturaleza. Pero eso no es todo, porque tres ángeles todavía no han hecho sonar sus trompetas. Es posible que Usted se encuentre un tanto incómodo oyendo todo esto que espera al mundo en lo futuro. Pero eso es lo que dice la Biblia. No podemos hacer nada para evitar que suceda, pero podemos hacer mucho para que no nos afecte a nosotros y a todos los que no deseen pasar por esa experiencia. La puerta de escape de los juicios de la tribulación tiene un nombre. Se llama Jesucristo. Si Usted recibe a Cristo como su Salvador, Usted será librado de todos estos juicios. No juegue a la ruleta rusa, amable oyente. Vaya a lo seguro. Reciba hoy mismo a Cristo como su Salvador.
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