Es motivo de gran gozo saludarle y darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Prosiguiendo con el estudio de la primera epístola de Pablo a los Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis, en esta ocasión, David Logacho nos hablará acerca de otro serio problema que había en la iglesia de Corinto. Se trata del desorden en el uso de los dones espirituales. Veamos como Pablo comienza a poner orden en este delicado asunto.
Uno de los factores que más ha causado división en la iglesia de Cristo es el ministerio o la obra del Espíritu Santo. Como resultado de esto, hoy en día existen iglesias que yo les llamo: Del tipo de los discípulos de Juan el Bautista, en alusión a los discípulos que Pablo encontró en Efeso, y a quienes les hizo una sencilla pregunta: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? La respuesta de estos discípulos revelaba su absoluta ignorancia de cosas tan elementales como el Espíritu Santo. Estos discípulos respondieron a Pablo: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Hoy en día también hay iglesias que tal vez no dirían que ni siquiera han oído si hay Espíritu Santo, pero actúan como si no hubiera Espíritu Santo. En un cementerio se puede hallar más vida que en ese tipo de iglesias. Pero por otro lado, existen iglesias donde supuestamente el Espíritu Santo se mueve con tanto poder y libertad que los creyentes actúan absolutamente fuera de todo control. A los creyentes en este tipo de iglesias ya no les interesa mucho lo que dice Dios en su palabra, sino lo que tal o cual predicador tiene capacidad de hacer. Si no hay algún show espectacular no se ha manifestado el Espíritu Santo. Pues los dos extremos son cuestionables. Mal hace la iglesia que ignora la presencia y el poder del Espíritu Santo y mal hace la iglesia que con el pretexto de que el Espíritu Santo está obrando se entrega a prácticas cuestionables. Entre los dos extremos debe estar el equilibrio. Este equilibrio se manifiesta con claridad en los capítulos 12 a 14 de primera a Corintios. Triste y lamentablemente, la iglesia en Corinto había caído en uno de los dos extremos. En el extremo del desorden en cuanto a la obra del Espíritu Santo, por supuesto. Pablo se va a encargar de corregir esta situación. En esta oportunidad examinaremos como Pablo introduce este asunto. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Corintios 12: 1-6. Pablo comienza expresando un deseo, que refleja el propósito general de lo que está por escribir. 1 Corintios 12:1 dice: «No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.» Pablo estaba consciente de que la ignorancia es una grave falencia en todos los órdenes de la vida. Tantas veces no habremos hecho cosas terribles por la ignorancia. Pablo está especialmente preocupado por la ignorancia de los creyentes corintios en cuanto a los dones espirituales. En este punto bien vale una aclaración. En los manuscritos más antiguos no aparece la palabra dones. Simplemente aparece la palabra griega «pneumatikón» que traducido sería equivalente a «lo espiritual» o «cosas espirituales» Por ahora Pablo está enfocando su atención solamente en lo espiritual o las cosas espirituales, más adelante, a partir del versículo cuatro se ocupará de algo más específico y que ciertamente pertenece a lo espiritual, como los dones espirituales. El deseo de Pablo entonces es que los creyentes de Corinto y los creyentes en general no seamos ignorantes sobre lo espiritual o sobre las cosas espirituales. La ignorancia en cuanto a las cosas espirituales arrastró a la iglesia de Corinto a una situación catastrófica, a una verdadera crisis. Luego de expresar su deseo, el apóstol Pablo pasa a explicar por qué es que tenía ese deseo. 1 Corintios 12:3-4 dice: «Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.» Como todo buen comunicador, Pablo parte de algo conocido para hacer saber algo desconocido. Lo que los creyentes corintios conocían muy bien era lo que pasaba con ellos antes de ser creyentes, o cuando eran gentiles. Cuando Pablo habla de gentiles se está refiriendo a incrédulos. Pablo dice que cuando los creyentes corintios eran incrédulos, se los extraviaba llevándolos, como se los llevaba, a los ídolos mudos. ¿Qué es lo que Pablo está diciendo? Pues sencillamente que por ser ignorantes sobre las cosas espirituales, antes de ser creyentes, los corintios fueron arrastrados o llevados por espíritus malignos a la adoración a los ídolos mudos. 1 Corintios 10:20 dice: «Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios sacrifican, y no a Dios.» Los corintios sabían muy bien todas las barbaridades que hacían en sus ritos paganos de adoración a sus ídolos. Entraban en un estado de éxtasis en el cual se perdían todas las inhibiciones naturales y se entregaban al desenfreno en todo sentido, inclusive en el sentido moral. Quien estaba detrás de todo este desorden era Satanás y sus demonios. No nos engañemos amigo oyente. Satanás y sus demonios también pueden hacer que las personas entren en un estado de éxtasis para manifestar un comportamiento grotesco. Con esto en mente, Pablo va a enseñar algo que los creyentes corintios no sabían. Por tanto os hago saber, dice Pablo. ¿Qué es lo que debían saber? Pues que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús. En sus desvaríos en estado de éxtasis, la mente de los creyentes corintios estaba abierta para la influencia demoníaca y en ese estado, algunos creyentes estaban blasfemando contra Jesús, llamándole anatema o maldito o condenado a destrucción. Esto es horrendo, pero eso es lo que estaba pasando. Pablo dice: Esto no es una obra del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo está para adorar a Jesús, no para declararle anatema o maldito. Si no es una obra del Espíritu Santo, tiene que ser una obra de Satanás o sus demonios. Mostrando el contraste, Pablo hace saber a los creyentes corintios que cuando el Espíritu Santo está controlando a un creyente, ese creyente llamará a Jesús: Señor, reconociendo en él, todos los atributos de deidad, porque recuerde que la palabra Señor es equivalente a la palabra Jehová del Antiguo Testamento. A partir del versículo cuatro, Pablo va a referirse a los dones espirituales. En los versículos 4-6 encontramos la triple obra de la deidad, el Espíritu Santo, el Hijo, y el Padre, en lo que tiene que ver con los dones espirituales. Primero, veamos la obra del Espíritu Santo. 1 Corintios 12:4 dice: «Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo» Un don espiritual es una capacidad dada por Dios a través del Espíritu Santo, mediante la cual el creyente puede servir en la iglesia de Cristo. Un don espiritual es simplemente una herramienta que Dios da a todo creyente mediante el Espíritu Santo, para que ese creyente pueda trabajar en la iglesia local. Los creyentes en la iglesia de Corinto estaban fascinados con el don de lenguas y todos trataban de hablar en lenguas, como si el don de lenguas fuera el único don que existe. Pablo dice. No es así. Hay varios dones, son una diversidad, pero todos esos dones son dados mediante el Espíritu Santo. Pablo diría a los creyentes corintios: No, su unidad no descansa en la posesión de un mismo don, sino en la posesión de un mismo Espíritu Santo, por medio de quien Dios otorga diversos dones espirituales. Inmediatamente después, Pablo muestra la participación del Hijo. 1 Corintios 12:5 dice: «Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.» Los dones son dados mediante el Espíritu Santo, pero el uso de esos dones debe estar en absoluta sumisión al señorío de Cristo. Si Dios, por ejemplo, me ha dado determinado don a través del Espíritu Santo, yo no puedo usar ese don de la manera que a mí me parece conveniente. Debo dejar que el Señor Jesucristo dirija la manera cómo voy a usar ese don y el lugar donde voy a usar ese don. La iglesia local tiene varios ministerios en los cuales se puede usar varios dones espirituales. ¿Cómo puede saber un creyente en qué ministerio va a servir? Pues debe pedir al Señor Jesucristo que lo dirija. Los ministerios en las iglesias locales son varios, pero todos ellos están bajo la autoridad de Jesucristo. Por último, Pablo muestra la participación de Dios. 1 Corintios 12:6 dice: «Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.» La palabra que se ha traducido como «operaciones», es la palabra griega «energemáton» de cuya raíz viene nuestra palabra «energía» Lo que Pablo está diciendo, es que Dios no manifiesta la misma energía o poder a través de todos los dones que existen. Si un don parece más exitoso o espectacular o poderoso que otro, no se debe a la superioridad de la persona que lo posee, sino a Dios que está manifestando su poder como él quiere. En todo caso, todo proviene de Dios. Qué maravilloso que la trinidad completa interviene en el funcionamiento de una iglesia local. El Espíritu Santo otorgando dones espirituales, el Hijo decidiendo dónde y cómo se van a utilizar esos dones espirituales y el Padre, poniendo la energía o el poder para el uso de esos dones espirituales. De esta manera, la iglesia local funcionará como Dios siempre ha tenido en mente que funcione. Que por la gracia de Dios, ninguno de nosotros sea ignorante de las cosas espirituales.
Antes de concluir nuestra edición de hoy, le invito a visitar nuestra página Web y conocer la respuesta a la PREGUNTA DEL DÍA Por lo que dice Romanos 3:10, no hay justo ni aun uno, pero Santiago 5:16 dice que la oración eficaz del justo puede mucho. ¿Hay o no hay justos? Nuestra dirección es: labibliadice.org Además puede hacernos llegar sus consultas y sugerencias y por supuesto escuchar nuevamente el programa de hoy. Le recuerdo nuestra dirección: labibliadice.org Hasta la próxima y que Dios le bendiga grandemente.
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