Es un gozo saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es el libro de Daniel En nuestro último estudio bíblico dejamos a Daniel de pie, temblando y mirando hacia la tierra mientras escuchaba del ángel Gabriel la razón por la cual había tardado tres semanas para venir a él a entregarle la palabra revelada por Dios. Sucede que el príncipe del reino de Persia se le opuso durante veintiún días, pero Miguel, uno de los principales príncipes vino para ayudarlo. Se trata de las potestades de las tinieblas oponiéndose con ferocidad a los planes de Dios. En el estudio bíblico de hoy analizaremos el diálogo que sostuvo Daniel con ángel Gabriel.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Daniel 10 a partir del versículo 14. En primer lugar tenemos al ángel Gabriel comunicando a Daniel el propósito de su presencia. Daniel 10:14 dice: He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.
Esto explica la razón por la cual las fuerzas del mal se opusieron duramente al ángel Gabriel, para evitar que reciba la palabra de Dios. Esa palabra tenía que ver con lo que ha de venir sobre el pueblo de Israel en los postreros días. A Satanás no le interesaba que se sepa que en los postreros días va a ser derrotado aunque al elevado precio de causar mucho dolor y sufrimiento al pueblo de Israel. El ángel Gabriel insiste sobre el hecho que la visión es para los postreros días. Pero ¿a qué se refirió el ángel Gabriel cuando habló de los postreros días? Pues, esto tiene que ver con lo que Dios ha determinado para su pueblo, Israel, desde el tiempo de Daniel hasta el establecimiento del futuro reino eterno, sobre el cual se habló en varias de las visiones previas de Daniel. Según Walvoord, los postreros días contemplan la historia total de Israel como teniendo su clímax en la segunda venida de Cristo y el establecimiento del reino terrenal. En segundo lugar, tenemos al ángel Gabriel fortaleciendo a Daniel. Daniel 10:15-19 dice: Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido.
Dan 10:16 Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.
Dan 10:17 ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.
Dan 10:18 Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,
Dan 10:19 y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.
Hasta este momento, Daniel no había visto al ángel Gabriel, porque durante el tiempo que el ángel Gabriel le hablaba, Daniel estaba con los ojos puestos en tierra y no podía articular palabra alguna. Pero en algún momento, Daniel debe haber levantado la vista para mirar a la persona que le estaba hablando. Daniel entonces vio a uno con apariencia humana, a esto se refiere la frase “uno con semejanza de hijo de hombre” quien se le acercó y tocó sus labios. Se sobreentiende que se trata del mismo ángel Gabriel. Ahora que podía hablar, Daniel se dirige al ángel Gabriel y le dice: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. Daniel hace saber al ángel el estado emocional en el que se encontraba. Era una situación crítica para él. Parece como que Daniel se disculpa con el ángel por no haberle hablado antes y le dice: ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Esto fue así, porque al ver la visión del varón vestido de lino, Daniel se sintió sin fuerza y sin ánimo. Ante estas palabras de Daniel, el ángel Gabriel se acercó nuevamente a Daniel y le volvió a tocar. Este nuevo toque trajo mucha fortaleza a Daniel. Una vez más, Gabriel trata a Daniel como “muy amado” y luego le dice: No temas; la paz sea contigo, esfuérzate y aliéntate. Estas eran justamente las palabras que Daniel necesitaba oír en ese momento. El ángel Gabriel estaba cumpliendo con su misión de actuar en servicio a favor de los que serán herederos de la salvación, como dice Hebreos 1:14. A medida que el ángel Gabriel pronunciaba estas palabras, Daniel recobró las fuerzas y dijo al ángel Gabriel: Hable mi señor, porque me has fortalecido. En este momento, Daniel estaba despierto y con todo el ánimo para escuchar el mensaje que Dios envió por medio del ángel Gabriel. Finalmente tenemos la introducción al mensaje que Dios quería entregar a Daniel por medio del ángel Gabriel. Esta sección va desde Daniel 10:20 hasta Daniel 11:1. Entre el capítulo 10 y el capítulo 11 de Daniel encontramos una división de capítulos no muy acertada. El primer versículo del capítulo 11 debió haber sido parte del capítulo 10. Con esto en mente, Daniel 10:20 hasta Daniel 11:1 dice: El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a tí? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.
Dan 10:21 Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.
Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.
En esta porción bíblica, se hace evidente que en la esfera espiritual existe una enconada lucha, sobre la cual poca conciencia tenemos los humanos. Como se trata de seres espirituales que no los podemos ver, no podemos apreciamos con nuestros sentidos lo que sucede en la esfera espiritual. Las huestes de Satanás, se enfrentan en dura batalla contra las huestes de Dios. Las huestes de Satanás son muy poderosas y están bien organizadas, en principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo y huestes espirituales de maldad. Las huestes de Dios son igualmente poderosas y están igualmente bien organizadas, en arcángeles, serafines, querubines y ángeles. De esta porción bíblica, y también de Daniel 10:13, se desprende que existe un ángel maligno de elevado rango, para cumplir con las órdenes de Satanás, en cada uno de los diferentes reinos que se han levantado en el mundo. Estos ángeles malignos de elevado rango tienen la capacidad de ejercer influencia sobre las autoridades humanas de los reinos, con la finalidad de que cumplan con la voluntad de Satanás. Así es como en el texto hemos encontrado referencia al príncipe del reino de Persia y al príncipe del reino de Grecia. Este hecho real en el campo espiritual, no debe ser motivo de abatimiento para los que somos de Dios, porque a pesar de la enconada lucha, Dios y sus huestes siempre van a salir victoriosas, y lo que logra hacer Satanás y sus huestes no es nada más y nada menos lo que Dios en su soberanía lo permite para cumplir con sus propósitos. Algo que me parece digno de notar en esta parte del relato bíblico es que el enfrentamiento fue entre los ángeles de Satanás contra los ángeles de Dios. A ningún momento vemos a Daniel o algún otro ser humano enfrentándose en duro combate contra los ángeles de Satanás. Esto tiene sentido cuando se toma en cuenta que los ángeles son seres espirituales mucho más poderosos que los seres humanos. Inclusive el ángel Gabriel precisó de la ayuda de Miguel en su lucha contra el príncipe del reino de Persia y como vemos en esta porción bíblica, el ángel Gabriel ayudó a Miguel en algún momento. Hablando a Daniel, el ángel Gabriel le hace una pregunta: ¿Sabes por qué he venido a ti? Daniel obviamente no tenía la respuesta a esta pregunta y por eso, el ángel Gabriel mismo la va a responder. Gabriel estaba muy involucrado en pelear contra el príncipe de Persia y la pelea todavía no había terminado. Tanto es así que después de cumplir con su misión de entregar el mensaje de Dios a Daniel, el ángel Gabriel tiene que volver al campo de batalla para continuar peleando contra el príncipe de Persia, y al terminar de pelear con él, tendrá que pelear con el príncipe de Grecia. No olvide amable oyente que a la caída del imperio medo persa, se levantó el imperio griego. Cada imperio tiene su ángel maligno y Gabriel tenía que enfrentarse con ellos. Pero a pesar de estar en medio de esta enconada lucha, Gabriel tomó el tiempo para llevar el mensaje de Dios a Daniel. Yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad, le dijo. Las cosas que Dios quería revelar a Daniel estaban escritas en el libro de la verdad. Esto significa que eran los propósitos inmutables de Dios. Qué consuelo es saber que todo lo que pasa en el mundo, tanto en el pasado, como en el presente y en el futuro, han sido determinadas de antemano por Dios. Lo que sucede en el mundo no causa sorpresa a Dios. Dios tiene control de absolutamente todo. El texto termina mostrando que nadie ayuda a Gabriel en su lucha contra los príncipes de Persia y de Grecia, sino sólo Miguel. A Miguel se le da el calificativo de vuestro príncipe. Esto significa que Miguel es el príncipe del pueblo de Israel. En Daniel 12:1 aparece como el príncipe que está de parte de los hijos del pueblo de Israel. En el libro de Judas aparece como un arcángel. Los ángeles cooperan en su lucha contra las huestes de Satanás. En el año primero de Darío, Gabriel estuvo junto a Miguel para animarlo y fortalecerlo. En ese año salió el edicto que permitía a los judíos que retornen a Jerusalén para reedificar el templo. Los ángeles de Dios tuvieron mucho que ver en la decisión tomada. En nuestro próximo estudio bíblico vamos a introducirnos ya en la palabra que Dios comunicó a Daniel mediante el ángel Gabriel. Espero su compañía.
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