Saludos cordiales amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la segunda epístola de Pablo a los Tesalonicenses, en la serie titulada: Ánimo para una iglesia en apuros. Dios es soberano, nada escapa de su conocimiento y control. Satanás está convencido que tiene la última palabra en lo que pasa en este mundo y fuera de él, pero aunque sabe, se resiste a admitir que todo lo que hace no va más allá de lo que Dios le permite, y esto para cumplir con los planes que Dios soberanamente ha establecido. Satanás no es más que un títere en las hábiles manos de nuestro Dios soberano. Una evidencia de esto es justamente lo que vamos a considerar en el estudio bíblico de hoy.
El pasaje bíblico para nuestro estudio de hoy se encuentra en 2 Tesalonicenses 2:5-8. Como antecedente, es necesario señalar que el apóstol Pablo, autor de la segunda carta a los Tesalonicenses, dejó en claro que el día del Señor, no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición. El día del Señor se refiere a los eventos que tendrán lugar en este mundo una vez que haya ocurrido el arrebatamiento de la iglesia. En otras palabras, primero debe ocurrir el arrebatamiento de la iglesia y entonces vendrá la apostasía. No se trata de cualquier apostasía, porque siempre ha existido apostasía en el mundo, pero nada comparable a la apostasía que espera a este mundo una vez que la iglesia sea arrebatada. Esta es la apostasía de la cual habla Pablo. Pablo utiliza el artículo definido para dar a entender que se trata de una apostasía distinta de todas las anteriores. ¿Qué es lo que hará especial a esta apostasía una vez que la iglesia sea arrebatada? Pues la manifestación de lo Pablo llama el hombre de pecado, el hijo de perdición. Son títulos nada honrosos para un personaje siniestro conocido más comúnmente como el Anticristo. Nombre que significa el que se opone a Cristo y el que pretende ocupar el lugar de Cristo. En el punto más alto de la apostasía, este personaje, conocido también como a bestia, se levantará contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sentará en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. Hasta aquí lo que consideramos en nuestro último estudio bíblico. En 2 Tesalonicenses 2:5, Pablo da a conocer que lo que ha escrito hasta ese momento en su segunda carta a los Tesalonicenses no era algo nuevo, por cuanto ya lo había enseñado cuando estaba con ellos en Tesalónica. La Biblia dice: ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?
Los creyentes somos olvidadizos por naturaleza. Al sufrir oposición y aflicción y al oír la enseñanza de los falsos maestros en cuanto a que ya estaban en el día del Señor, los creyentes de Tesalónica olvidaron la enseñanza de Pablo y fue necesario que Pablo les escriba para hacerles recordar lo que ya habían oído de él. Pero además de recordarles lo que ya les había enseñado, Pablo complementa su enseñanza con lo que tenemos en 2 Tesalonicenses 2:6-7 La Biblia dice: Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.
2Th 2:7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.
Los creyentes de Tesalónica sabían lo que estaba deteniendo la apostasía para que no se manifieste sino hasta que sea el tiempo establecido por Dios. Esto es interesante. En su soberanía, Dios ha determinado no sólo los eventos que deben acontecer y el orden en que deben acontecer sino también el momento en que deben acontecer. Aun en los días cuando Pablo escribió esta carta a los Tesalonicenses, ya estaba en acción el misterio de iniquidad. La palabra iniquidad es la traducción de una palabra en el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento que significa literalmente “sin ley” Se refiere a un denodado esfuerzo por desobedecer a Dios. Desde que el pecado entró en el mundo, los seres humanos han manifestado la tendencia a la iniquidad, esto es, a desobedecer a Dios. Esta desobediencia a Dios se hace más osada o atrevida a medida que avanza el tiempo. En los días de Pablo ya estaba en acción el misterio de iniquidad. Esto debe ser entendido en el sentido que en los días de Pablo estaba agitándose debajo la superficie un tremendo espíritu de desobediencia a Dios. Estaba operando en una forma misteriosa. Misteriosa no en el sentido de algo que no se puede entender, sino en el sentido de algo que todavía no se había manifestado en su total dimensión. Pablo dice que algo o alguien está en el presente deteniendo la manifestación plena de la apostasía. La gran pregunta es entonces: ¿Qué es lo que en los días de Pablo y también en nuestros días, está deteniendo la manifestación de la apostasía? Pues, esto ha dado origen a una variedad de interpretaciones. Para algunos era el Imperio Romano esforzándose por mantener las buenas costumbres en aquel tiempo. Para otros era el estado judío, procurando que la gente se acerque a Dios. Para otros es Satanás, esperando el momento preciso para intervenir y producir el mayor daño posible, para otros es el gobierno de las naciones procurando establecer el buen orden en el mundo, para otros es Dios, en su lucha eterna contra Satanás. Para otros es la persona del Espíritu Santo, operando conforme a la voluntad de Dios y para otros es la obra del Espíritu Santo morando y operando en medio de la iglesia. Cada una de estas interpretaciones tiene sus adherentes y sus detractores. En lo que a mí respecta, mi convicción es que lo que detiene la manifestación plena de la apostasía en el mundo es la presencia del Espíritu Santo morando en la iglesia de Cristo y morando en la vida de cada genuino creyente estimulándolo a vivir en santidad. Pero Pablo dice que en algún momento, lo que está deteniendo o frenando la manifestación plena de la apostasía, será quitado de en medio. ¿Cuándo ocurrirá esto? Pues cuando la iglesia de Cristo sea arrebatada de este mundo. En este instante, no quedará un solo creyente en el mundo y como resultado, ya no habrá la obra del Espíritu Santo morando en la iglesia de Cristo o en los creyentes. No estoy diciendo que en el arrebatamiento de la iglesia, el Espíritu Santo se va a ir de este mundo. No puede ser así, porque el Espíritu Santo es Dios y no es posible que deje de estar presente en el mundo. Lo que estoy diciendo es que por cuanto la iglesia de Cristo, es decir todos los creyentes, va a ser sacada de este mundo, entonces el Espíritu Santo ya no va a estar obrando por medio de la iglesia de Cristo en el mundo y esto dejará el camino sin obstáculos para que se manifieste la apostasía, esa apostasía que nunca antes ha habido en el mundo. La iglesia de Cristo hoy en día podrá ser imperfecta, podrá tener muchos problemas, pero jamás debemos minimizar su obra de impedir o evitar que se manifieste plenamente la apostasía. Ahora note lo que va a suceder una vez que la iglesia de Cristo sea arrebatada y sea quitado de en medio lo que detiene la manifestación plena de la apostasía. 2 Tesalonicenses 2:8 dice: Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca,(C) y destruirá con el resplandor de su venida;
Entonces, es decir una vez que la iglesia de Cristo sea arrebatada y el Espíritu Santo no esté operando más en medio de ella, entonces y sólo entonces se manifestará ¿Quién? Pues aquel inicuo. La palabra inicuo significa aquel para quien no existe ley. El sin ley. No se refiere a cualquier inicuo, como los muchos que existen hoy en día. Se refiere específicamente al más notable de los inicuos, es decir al hombre de pecado, o al hijo de perdición, o el Anticristo, o la bestia. Al mencionar esto, parece como si Pablo se llenara de un celo santo, por la impiedad del inicuo quien se opone a Cristo y pretende tomar el lugar de Cristo, y por eso pone su atención al terrible destino que espera al inicuo, a quien el Señor Jesucristo matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida. Esto acontecerá en la segunda venida de Cristo. Apocalipsis 19:20 dice: Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen.(K) Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
Este es el terrible final que espera al inicuo. En nuestro próximo estudio bíblico veremos más detalles sobre el Anticristo. Espero su sintonía.
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