Cordiales saludos amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le da la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Este estudio bíblico es parte de la serie que lleva por título: Romanos, la salvación por gracia por medio de la fe en Cristo Jesús. En esta oportunidad, David Logacho nos mostrará que aunque Israel como nación fue puesta a un lado por Dios a causa de su incredulidad, sin embargo, Dios está salvando a algunos judíos en forma individual lo cual es presagio de una futura conversión nacional de Israel.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Romanos capítulo 11. Estamos en la sección dispensacional del libro, la cual comprende los capítulos 9 a 11. En el capítulo 9 vimos el pasado de Israel. Una nación sumida en la desobediencia, resultado de lo cual, los gentiles obtuvieron de Dios una justicia por la fe que jamás la buscaron. Israel buscó la justicia por la ley, pero no la pudo alcanzar porque no la buscó por la fe, sino por las obras. La piedra de tropiezo era Cristo. Según ellos, no habían cometido ninguna falta y por eso no necesitaban de un Salvador. En el capítulo 10 vimos el presente de Israel. Una nación sumida en la incredulidad. Aunque la nación como tal fue puesta a un lado por Dios, esto de ninguna manera impide que cualquier israelita en forma individual, ya no como nación, encuentre la justicia de Dios por la fe, la misma justicia de Dios que encontraron los gentiles que por la fe recibieron a Cristo como Salvador. Hoy vamos a ver el futuro de Israel, llegaremos a saber lo que Dios tiene preparado para Israel como nación en el futuro, básicamente en el reino milenial. El capítulo 11 de Romanos comienza con lo que parecería ser una conclusión del tema que Pablo trató en el capítulo 10. El capítulo 11 comienza con una pregunta importante. La primera parte del versículo 1 dice así: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo?” Esta es una pregunta muy legítima y pertinente. Al final del capítulo 10, citando un texto del Antiguo Testamento, Isaías 65:2, Pablo puso muy en claro que acerca de Israel Dios dijo: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor. Dios buscó a Israel, pero Israel no buscó a Dios. ¿Será que Dios en su ira ha desechado para siempre a Israel como nación? O ¿Será que Dios en su ira ha desechado para siempre a los israelitas individualmente? Veamos la respuesta que da Pablo a esta pregunta. A continuación en Romanos 11:1 dice: “En ninguna manera” Es la traducción de la manera más enfática en el idioma griego para rechazar algo. Equivalente a decir: Nunca jamás, o ¡imposible! Luego Pablo aporta con pruebas para demostrar su punto. La primera prueba es justamente su propio testimonio de conversión. La última parte de Romanos 11:1 dice: “Porque también yo soy Israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín” Una prueba irrefutable del hecho que Dios no ha desechado a su pueblo, es que Pablo siendo judío de pura cepa, encontró la justicia de Dios por la fe, al recibir a Jesús como su Salvador. Para que no quede ninguna duda de su ascendencia judía, Pablo es cuidadoso al trazar su linaje. Dice que es israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. Si Pablo siendo judío encontró la salvación por la fe, eso significa que debe haber también otros judíos que también encontraron la salvación por la fe. Dios entonces no ha desechado a su pueblo sino que les está ofreciendo salvación en forma individual, no nacionalmente. La segunda prueba de Pablo para demostrar que Dios no ha desechado a su pueblo, es extraída de la experiencia de un respetado profeta en Israel, el profeta Elías. Romanos 11:2-4 dice: “No ha desechado Dios a su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.” Pablo enfatiza el hecho que Dios no ha desechado a su pueblo, porque Dios los conoció en el sentido de tener una relación de intimidad con ellos. Tan es así que en un momento de profunda crisis espiritual en la nación de Israel, el profeta Elías pensó que entre los que temían a Jehová, él era el único que había quedado. En su desesperación, Elías se quejó contra Jehová dando rienda suelta a su autocompasión y diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme. Eso es lo que pensaba Elías. Le parecía que Dios había desechado a su pueblo. Pero ¿cuál fue la respuesta de Dios? Dios le dijo: Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla ante el ídolo llamado Baal. Esto demuestra que a pesar del fracaso espiritual de Israel como nación, Dios siempre ha guardado a un pequeño grupo, o un remanente de personas leales a él. Igual es hoy en día. La nación de Israel persiste en su rebeldía hacia Jesús, rechazándole como su Salvador y Mesías, pero a pesar de eso, existen unos cuantos, entre ellos Pablo, quienes han aceptado a Jesús como el Mesías de Israel, y sobre todo como el Salvador de sus vidas. Dios entonces no ha desechado a su pueblo. La salvación que ha obtenido este remanente ha sido resultado de la gracia de Dios, no del mérito personal de este remanente. La salvación ha sido, es, y será por gracia por medio de la fe, desechando cualquier tipo de obras. Esto es lo que manifiesta Pablo en Romanos 11:5-6 donde dice: “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.” Qué hermosa es la forma de escribir de Pablo. A pesar del estruendoso fracaso espiritual de Israel como nación, cuando rechazó a Jesús como su Mesías y su Salvador, en este tiempo Dios ha escogido a algunos judíos, y les ha otorgado la salvación. Es el remanente de Israel. Hoy en día, no son muchos, pero unos cuantos, los judíos que sinceramente han abandonado el judaísmo como religión y han abrazado totalmente el cristianismo bíblico, es decir, han reconocido que Jesús es el Mesías de Israel, quien murió y resucitó por ellos, y lo han recibido como su personal Salvador. Todo esto ha sido una obra de gracia de parte de Dios, aparte totalmente del mérito de los que han sido salvos. Por eso Pablo dice que el remanente de Israel ha sido escogido por gracia. En este punto, Pablo hace un hermoso juego de palabras para dejar en claro que la gracia y las obras son conceptos totalmente antagónicos. Si es por gracia, ya no es por obras, porque en tal caso la gracia ya no sería gracia. La gracia y las obras son como el agua y el aceite. No existe manera posible de que se mezclen. El remanente de Israel, es decir los genuinos creyentes judíos, y también nosotros los creyentes gentiles, hemos sido salvados por la sola gracia de Dios, mediante la fe en Jesús, aparte totalmente de las obras. En los versículos 7 a 10 Pablo hace su conclusión mostrando el estado espiritual de Israel como nación en la actualidad. Dice así: “¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos si lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución; sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre.” La pregunta ¿Qué pues?, sirve para introducir la conclusión. Pablo está por afirmar algo. Israel como nación, buscó la justicia de Dios por medio de cumplir con la ley, y como es natural, fracasó miserablemente. Pero el remanente de Israel buscó la justicia de Dios por medio de la fe en Jesús y lo alcanzaron. Como consecuencia de todo esto, el remanente fue salvado por Dios y el resto, la nación de Israel fue endurecida por Dios. Esto explica la actual condición espiritual de Israel como nación. Esta entrega judicial de Dios fue profetizada en el Antiguo Testamento. Pablo lo confirma citando primeramente Isaías 29:10 y después Deuteronomio 29:4. Inmediatamente después Pablo se refiere a lo trágico que resulta para Israel todo esto. Es comparable a una persona que es invitada a una cena de gala, pero llegado el momento, esa persona se da cuenta que todo se trataba de una trampa para quitarle la vida. Miserable de él, como miserable es la actual condición espiritual de Israel como nación. Ha sido entregada por Dios a la dureza de corazón. Pero no será así para siempre, porque Dios en su misericordia restaurará a Israel en el futuro. Esto será el tema de nuestro próximo estudio bíblico.
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