“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25 y 26).
¿Dónde está Dios cuando realmente necesitamos de Él? Cuando la tragedia golpea, ¿Dónde está su ayuda? Así, en el mensaje de hoy, Ron Moore ofrece la respuesta que cada corazón lleno de dolor necesita.
Lo que quiero hacer hoy es hablar de esta verdad, de hecho, el apóstol Pablo nos dice algo sumamente importante con relación a este tema. Toma tu Biblia y busca el libro de Juan capítulo 11, hemos estado considerando algunas declaraciones de Jesús que comienzan con esta expresión “yo soy” y hoy vamos a concentrarnos en el capítulo 11 versículo 25 y 26. Lee conmigo: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”
Permíteme establecer el contexto para entender las palabras de Jesús en Juan 11. En el capítulo 10 Jesús acaba de celebrar la fiesta de la dedicación, hoy en día lo conocemos como “Januca”, Jesús está en el templo y muchas personas vienen a él y le preguntan: “¿dinos eres tú el Cristo o no?” ¿eres tú el que hemos estado esperando o no? “Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí” Juan 10: 24-25, sigamos leyendo, “pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” (Juan 10:27-29) Mira lo que dice Jesús en el verso 30, “Yo y el Padre uno somos.” Y en ese instante los líderes religiosos lo acusaron de “blasfemia”
Y ahí mismo, inmediatamente, sin ningún juicio, ellos recogieron algunas piedras para condenar a muerte a Jesús, bien, Juan dice: “Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos.” Juan 10:39. Jesús fue al otro lado del río Jordán y permaneció allí durante un tiempo, ahora llegamos al capítulo 11, Mira el versículo 1, “Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.” (Juan 11:1 y 2). Jesús tenía una relación muy especial con: Lázaro, Marta y María, de hecho, los evangelios nos hablan de una visita de Jesús a la familia. Marta siempre estaba ocupada, su hermana María, por el contrario, disfrutaba estar a los pies de Jesús.
Constantemente vemos a María a los pies de Jesús escuchándole hablar, ella cae a sus pies en adoración, derrama perfume sobre sus pies y los seca con su cabello en un acto de adoración y humildad. Ahora ¿recuerdas porque Jesús se alejó de aquel lugar? iban a apedrearlo ¿verdad? Tal era la desesperación de María y Marta que están invitándolo para regresar a ese mismo lugar, mira el versículo 3: “Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.” (Juan 11:3 y 4). Este es un versículo muy importante, y su significado es poderoso.
Jesús va a realizar un milagro que va a darle gloria a Dios, él va hacer un milagro increíble, la gente podrá confiar en Él; van a honrarlo, respetarlo y reconocerlo como el hijo de Dios, pero este milagro también va a ser el principio del fin, este milagro va a ser la gota que derramó el vaso de la paciencia de los líderes religiosos. Mira el versículo 5, “Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.” Juan quiere que sepamos cuánto amaba Jesús a esta familia. Mira el verso 6, “Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.”
Quizás algunos de ustedes sienten que Jesús está tardándose, que se está demorando, han clamado por ayuda, pero sienten que Jesús ha decidido quedarse donde esta, están desesperados por sus enfermedades, por su relación, por su situación de trabajo, pero Jesús parece haberse quedado lejos, no pueden sentir el amor de Dios, han encontrado mucho dolor en esta vida y Jesús sencillamente no responde. Muchos sabemos que Dios nunca llega tarde, pero tampoco llega temprano, muchas veces queremos recordarle a Dios nuestra situación, entonces, mira lo que sucede en Juan 11:7: “dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez.”
Mira lo que los discípulos dicen: “Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?” Me encanta este dialogo con sus discípulos, mira el verso 11: “Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.” (Juan 11:11-13) Me gusta mucho los versos a continuación, “Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.” (Juan 11:14 y 15) “Y me alegro por vosotros” no por Martha ni María, sino por ustedes, “para que creáis” y ahora, mira el versículo 16: “Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.”
Antes de ser incrédulo Tomas era optimista, él dice: “realmente sería buena idea morir con Jesús” “Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.” Verso 21, “Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.” ¿Dónde estuviste todos estos días? “Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.” “Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:20-26).
¿Crees esto? Mira el verso 32, “María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.” ¿Cuántas veces hemos sentido lo mismo? Si Dios estuviera en control no hubiera llegado esta enfermedad, las cosas no estarían tan mal en esta relación, esta tragedia no hubiera ocurrido. Recuerda, el tiempo de Dios es perfecto, sus caminos son perfectos. Mira el verso 33: “Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.” (Juan 11:33 y 34)
La palabra utilizada aquí demuestra que Jesús estaba profundamente conmovido, tenía una evidente demostración de sentimientos, esta palabra literalmente significa “golpeado” Jesús estaba profundamente conmovido y con una dolorosa emoción interna. Alguna de las traducciones dice que Él estaba profundamente indignado, la palabra “conmovido” significa “ser removido” agitado, pero ¿por qué estaría así? Pues porque aquí, Jesús está contemplando lo que es capaz de hacer el pecado, “la paga del pecado es muerte” y todo el dolor que esto conlleva. Jesús está enojado con el pecado, por cierto, esta no será la última vez que Jesús esté junto a una tumba. Él está contigo, en tu dolor, junto a ti.
Jesús estaba ahí de pie indignado por la condición humana. Mira el versículo 35, este es el verso más pequeño de la Biblia “Jesús lloró” Jesús derrama sus lágrimas, lágrimas silenciosas, este es el único lugar en el que esta palabra es usada en el Nuevo Testamento. Mira el verso 36: “Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.” Vamos a hacer un alto aquí, el carácter de Cristo nunca cambia, Él es completamente Dios y completamente hombre. Nunca ha existido alguien como Él y, en su humanidad se solidariza con el dolor de Marta y María como lo hace con nosotros.
Él es inmutable, él nunca cambia, así lo dice el libro de hebreos 13:8: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” Su carácter nunca cambia, él sabe todo lo que nosotros pasamos, Él está contigo el día de hoy. Hebreos 4 dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” ¿Te das cuenta? Jesús entiende y tiene el poder para hacer algo con tu dolor.
Mira el verso 38, “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.” (Juan 11:38 y 39). Sin considerar que el cuerpo de su hermano ya estaba en proceso de descomposición, sin tomar en cuenta que el olor de la muerte inundaba el lugar, Jesús pide que se quite la piedra, ese olor inconfundible a muerte estaba en el aire. Mira el verso 41: “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.” (Juan 11:41 y 42) Lo que Jesús le dijo a Lázaro aquel día, le dice a cada persona en nuestros días: “!Lázaro, ven fuera!” Imagínate la escena; Lázaro sale a la superficie, sus pies y su cuerpo está envuelto en tiras de lino, sus manos están atadas, hay una tela sobre su rostro.
¿Recuerdas lo que Jesús le había dicho? “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” La muerte y la resurrección de Lázaro dieron inicio al viaje de la muerte y la resurrección de Jesucristo, fue aquel día cuando los líderes religiosos dijeron, basta de todo esto, si permitimos que Él siga con vida todo el mundo va a confiar en Él. Ese día dio inicio al complot para ponerlo en la cruz y dos meses más tarde Jesús era crucificado.
Y aquel día los discípulos también estaban delante de la tumba de Jesús, tenían las mismas emociones que Marta y María, tal vez un poco diferentes; una cosa es pararse frente a una tumba cuando Jesús está a tu lado y otra cosa es que él esté en la tumba, pero todos sabemos lo que sucedió ¿verdad? Esta es la verdad central, es la cosa más importante que podemos aprender de la palabra de Dios, esta verdad lo cambia todo, Pablo dice en 1 de Corintios capítulo 15 verso 3: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” Cristo no fue víctima de nadie, ni de las circunstancias, “y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4).
Todo sucedió como Jesús dijo que sucedería, “y que apareció a Cefas, y después a los doce.” Después apareció a muchos más, “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.” “Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.” (1 Corintios 15:5-8). Pablo dice que Jesús está vivo y esto lo cambia todo ¿lo crees?
Algunos de ustedes se han dado una ligera zambullida en el cristianismo o en la iglesia y han salido lastimados, les dijeron que debían dejar de fumar y se apartaron, les dijeron que tienen que dejar el alcohol y entonces se sintieron maltratados y se alejaron, posiblemente pensaron que Cristo no es para ustedes, bien, hoy quiero decirles algo, no pongan su fe en la gente, su fe debe estar puesta en Jesucristo. Él es el único que puede salvarnos, Dios está a un lado del acantilado, y Jesús es el único que puede acercarnos y hacer por nosotros lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos, Jesús vino a salvar la brecha que nos separa de Dios y sólo a través de su sangre y de su sacrificio en la cruz es que podemos llegar hasta Dios, hoy quiero desafiarte a poner tu fe en aquel que puede salvar tu vida.
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