Es un gozo para mí estar nuevamente junto a usted, amable oyente. Soy David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Lucas. En esta oportunidad, vamos a estudiar el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Lucas 1:5-25. Este pasaje bíblico tiene que ver con el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista. Con su habilidad característica como meticuloso historiador, Lucas proporciona interesantes detalles de los cuales podemos aprender mucho para nuestra vida espiritual. Permítame leer este pasaje bíblico. La Biblia dice: Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías;(A) su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet.
Luk 1:6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.
Luk 1:7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada.
Luk 1:8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase,
Luk 1:9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor.
Luk 1:10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.
Luk 1:11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.
Luk 1:12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.
Luk 1:13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Luk 1:14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;
Luk 1:15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra,(B) y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Luk 1:16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
Luk 1:17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos,(C) y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Luk 1:18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.
Luk 1:19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel,(D) que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.
Luk 1:20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
Luk 1:21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario.
Luk 1:22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo.
Luk 1:23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa.
Luk 1:24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo:
Luk 1:25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.
Todo buen historiador tiene la costumbre de ubicar su relato en el contexto histórico. Lucas no es la excepción y por eso nos dice que lo que está relatando aconteció en los días de Herodes, rey de Judea. Se refiere a Herodes el Grande, el primero de los muchos importantes regentes de la dinastía Herodiana que se menciona en el Nuevo Testamento. Este Herodes reinó en Judea desde del año 37 AC hasta el año 4 AC. Se cree que fue idumeo, descendiente de los edomitas, de Esaú, hermano de Jacob. Herodes fue astuto y cruel, una combinación peligrosa. Amaba la opulencia y los proyectos arquitectónicos grandiosos. Su proyecto arquitectónico más notorio fue la construcción del fastuoso templo de Jerusalén. Pues, en los días de este famoso rey de Judea, había en Jerusalén un sacerdote llamado Zacarías, nombre que significa Jehová ha recordado. Este sacerdote era de la clase de Abías. El servicio en el templo de Jerusalén estaba a cargo de 24 grupos de sacerdotes. A cada grupo se le conocía como una clase y recibía el nombre del líder del grupo. Cada clase de sacerdotes servía en el templo dos veces, por una semana cada año. La esposa de Zacarías se llamaba Elisabet, quien también era de la tribu de Leví y de la casa de Aarón. El nombre Elisabet significa Dios es mi juramento. Los dos eran muy piadosos. El texto dice que eran justos delante de Dios y andaban irreprensibles en todo lo que Dios había ordenado. Qué gran ejemplo para todos los que servimos al Señor. Pero a pesar de ser tan fieles a Dios, no tenían hijo porque Elisabet era estéril y ambos eran de edad avanzada. Esto nos enseña que aún siendo fieles al Señor no estamos libres de pasar por pruebas difíciles. Las pruebas no son castigo de Dios por la mala conducta de sus hijos. Las pruebas son oportunidades para que Dios muestre su maravilloso poder. Lucas prosigue relatando que cuando le tocó a la clase de Abías el servicio en el templo, a Zacarías le correspondió en suerte ofrecer el incienso. El incienso se ofrecía dos veces por día, a la mañana y a la tarde, antes del sacrificio matutino y vespertino. Esto se ejecutaba en la parte conocida como lugar santo en el templo de Jerusalén. El altar de incienso estaba justo frente a al pesado velo, o cortina, que separaba el lugar santo del lugar santísimo. Ofrecer el incienso era una tarea solemne que un sacerdote lo hacía sólo una vez en su vida. Interesante que Zacarías estaba muy ocupado en su ministerio cuando estaba por recibir una visita inesperada de un mensajero de Dios. Dios usa a gente ocupada no a gente desocupada. Me imagino la escena. Zacarías entra al lugar santo, la puerta se cierra y de pronto se halla solo ante el altar de incienso. Afuera estaba la multitud del pueblo, esperando la salida de Zacarías. Todo era normal hasta que inesperadamente apareció un ángel del Señor a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó. Quedó en shock. Seguramente fue la primera vez que veía a un ángel en su vida. Después le sobrecogió temor. Esto se explica porque seguramente Zacarías pensaba que a lo mejor hizo algo mal en su servicio de ofrecer el incienso y el ángel estaba allí para traer juicio de Dios. Todo cambió cuando oyó el mensaje del ángel. El ángel comenzó por tranquilizar a Zacarías, diciéndole: No temas. Eran las palabras justas que Zacarías necesitaba oír. Luego el ángel procedió a entregar su mensaje de parte de Dios. Dijo a Zacarías: Tu oración ha sido oída y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo y llamarás su nombre Juan. No se puede saber por cuanto tiempo Zacarías había orado por un hijo, pero deben haber sido muchos años. Humanamente hablando, parecía algo imposible, por dos razones. Primero porque su esposa Elisabet era estéril y segundo porque los dos ya eran viejos. Pero Zacarías sabía que Dios es experto en imposibles y por eso perseveró en oración por muchos años. Dios tarda pero no olvida. En su tiempo, Dios envió su ángel para anunciar que la oración de Zacarías había sido oída y contestada afirmativamente. Su esposa Elisabet iba concebir un hijo de él y cuando nazca debían llamarle Juan, nombre que significa Jehová es lleno de gracia. El favor que Zacarías y su esposa estaban por recibir era una obra de gracia de Dios a favor de ellos. Puede ser, amable oyente que usted ha estado pidiendo a Dios por algo importante y hasta ahora Dios no ha respondido afirmativamente. No se desanime, no desmaye. Aprenda de Zacarías quien jamás renunció a pedir a Dios por un hijo, a pesar que él y su esposa ya estaban viejos, y Dios hizo el milagro, dándole un hijo, quien no sólo llegó a ser sacerdote sino profeta. Dios hace las cosas mucho más allá de lo que pensamos o imaginamos. El ángel prosiguió anunciando que el hijo que iba a tener Zacarías iba a ser fuente de gozo para él y para sus conocidos. La razón es porque este hijo será grande delante de Dios. No olvide que Juan el Bautista fue el precursor del Mesías, el Cristo, el Rey de Israel. El ángel también anunció que el hijo que iba a tener Zacarías iba a ser nazareo, esto es, una persona que ha hecho un voto a Dios de no beber vino ni sidra. Por su parte, Dios lo iba a llenar de su Espíritu desde el mismo momento que sea concebido. Maravilloso. El ángel inclusive anunció la obra que iba a hacer Juan. Básicamente iba a ser el cumplimiento de algunas profecías del Antiguo Testamento según las cuales Dios iba a enviar un precursor que prepare el camino para la manifestación del Cristo, el Mesías, el Rey de Israel. Todo lo que Zacarías oyó del ángel era un desafío para su fe. Parece que dudó. Por eso hizo una pregunta al ángel: ¿En qué conoceré esto? En otras palabras: Dame una prueba de que todo esto que me dices es verdad. La razón para dudar era explicable, pero no aceptable. Dijo: Es que yo soy viejo y mi esposa también es vieja. Zacarías parece que olvidó de lo que es capaz Dios y lo demostró haciendo que Sara la esposa de Abraham conciba en su vejez. El ángel se identificó como Gabriel y ratificó que fue enviado por Dios para dar buenas nuevas a Zacarías, pero como Zacarías dudó y pidió pruebas, la prueba iba a ser que quede mudo hasta que se cumpla lo que el ángel anunció, esto es, hasta que nazca Juan. Imagine, mudo por más de nueve meses, porque en este momento su esposa todavía no había concebido. A todo esto el pueblo fuera del lugar santo estaba impaciente, sin comprender lo que estaba pasando dentro del templo. Cuando finalmente Zacarías salió, el pueblo esperaba la bendición que normalmente proclamaba el sacerdote, las palabras de Números 6:22-27, pero en lugar de eso, lo único que recibieron fue lo que Zacarías pudo decir por señas. No mucho por supuesto, pero lo suficiente como para que el pueblo piense que tal vez tuvo una visión mientras ofrecía el incienso en el templo. Seguramente frustrado por no poder hablar pero feliz, Zacarías retornó a su casa. Pocos días después su esposa Elisabet le dio la gran noticia de que estaba embarazada. Qué gozo debe haber habido en ese matrimonio. Lucas relata que Elisabet se recluyó en su casa por cinco meses, tal vez por temor a perder el bebé o tal vez para no dar espectáculo a la gente al ver a una mujer vieja embarazada. Elisabet jamás desconoció que todo el crédito es para Dios, quien de una manera milagrosa le quitó la afrenta de ser estéril. No olvide amable oyente que en aquellos tiempos, una mujer estéril era considerada como alguien sobre quien había caído una maldición de Dios. Dejemos a este matrimonio con la expectativa de tener un hijo en su vejez y en nuestro próximo estudio bíblico veremos al mismo ángel haciendo un anuncio espectacular a otra mujer.
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