Es grato estar junto a Usted mi amiga, mi amigo. Bienvenida, bienvenido a un nuevo estudio bíblico en el libro de Proverbios. Esta serie lleva por título: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal. En instantes más estará junto a nosotros David Logacho para guiarnos en el estudio de la segunda parte del capítulo 29.
En el estudio de Proverbios hemos llegado a la segunda parte del capítulo 29. Hasta el final de este capítulo encontramos proverbios de Salomón, recopilados unos 200 años después de su tiempo, por los varones del rey Ezequías.
Proverbios 29:15 dice: «La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.»
Cuando este proverbio habla de la vara, se está refiriendo al castigo corporal. Cuando habla de corrección se está refiriendo a una reprensión verbal. Las dos cosas resultan en sabiduría.
Las técnicas modernas de criar a los hijos rechazan totalmente cualquier forma de castigo corporal, bajo la infundada premisa que el castigo corporal es nocivo para los hijos. Pero la palabra de Dios enseña que el castigo corporal, administrado en amor, más la reprensión verbal, producen sabiduría en los hijos.
Un hijo que no recibe castigo corporal ni reprensión verbal, es un muchacho consentido, según la terminología bíblica, quien, a su tiempo traerá vergüenza a su madre. La vergüenza resultará de saber que se pudo criar bien a un hijo, pero no se lo hizo y ahora ya es tarde para hacerlo. Usted no se imagina la cantidad de padres que por una errada noción de amor a sus hijos detienen el castigo corporal. Piensan que van a hacer mal a sus hijos si los castigan físicamente.
Pero según la Biblia, el castigo corporal es necesario para que los hijos sean sabios. Por supuesto que existe un peligro en esto del castigo corporal. El peligro está en agredir físicamente a los hijos. Pero una cosa es agresión física y otra muy diferente el castigo corporal. La agresión física está motivada por la venganza y se manifiesta repartiendo patadas, golpes de puño, insultos y tantas otras formas de agresión. Esto es terriblemente malo.
Pero el castigo corporal está motivado por el amor y se manifiesta en azotes, no con la mano sino con un objeto neutral, en las posaderas del muchacho, mezclado con instrucción fundamentada en principios bíblicos.
Muy bien, ahora tenemos Proverbios 19:16 donde dice: «Cuando los impíos son muchos, mucha es la transgresión; mas los justos verán la ruina de ellos.»
La primera cláusula de este proverbio es muy clara y directa. Cuando los impíos son muchos, también la maldad es mucha. Existe una relación directamente proporcional entre cantidad de impíos y cantidad de impiedad.
Pero el proverbio no termina allí, porque dice también que los justos verán la ruina de los impíos. Parece que los impíos llevan la delantera. Parece que el mal está triunfando sobre el bien. Pero no será así para siempre. Está cercano el día cuando los justos contemplarán la ruina de los impíos. ¿Ve Usted? Los impíos no permanecerán para siempre, en cambio los justos permanecerán para siempre.
De modo que, no pierda el sueño pensando en la prosperidad de los impíos. La prosperidad es pasajera, y pronto viene su ruina.
A continuación viene Proverbios 29:17 donde dice: «Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.»
La Biblia contiene cantidad de exhortaciones sobre la crianza de los hijos. Es el mejor manual para criar a los hijos. Este proverbio nos habla de los beneficios que resultan de corregir a un hijo. No olvide que corregir involucra tanto el castigo corporal como la reprensión verbal, fundamentada en los principios de la palabra de Dios. Esta práctica resulta tanto en descanso como en alegría para el alma de los padres.
Los que somos padres sabemos que no es placentero corregir a un hijo. La disciplina no es causa de gozo en el presente. Pero después produce un fruto admirable: Descanso y alegría en el alma. No cese jamás de corregir a sus hijos mi amiga, mi amigo. Es el mejor favor que Usted puede hacerles y de paso es el mejor favor que puede hacerse a Usted mismo.
Proverbios 29:18 dice: «Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado.»
Este es un hermoso proverbio. En realidad, todos lo son. Cuando este proverbio habla de profecía se está refiriendo a la palabra revelada de Dios. Donde no se da atención a la palabra revelada de Dios, el pueblo no tendrá un freno contra el pecado. Pero cuando la palabra de Dios es respetada y sobre todo obedecida, el pueblo será bienaventurado. La clave para la felicidad de los pueblos está en el respeto y la obediencia a la palabra de Dios.
Esta es una de las muchas razones para la existencia de ministerios como el nuestro, La Biblia Dice… Nuestro propósito es explicar lo que dice Dios en su palabra y mostrar cómo se aplica esa palabra en el diario vivir.
Luego tenemos Proverbios 29:19 donde dice: «El siervo no se corrige con palabras; porque entiende, mas no hace caso.»
El siervo del cual habla este proverbio es obstinado y terco. Cuando el amo le habla, entiende todo lo que le dice, pero su obstinación y terquedad no le permiten hacer lo que debe hacer. Un siervo así necesita el lenguaje del castigo corporal para obedecer. No seamos prontos a apuntar con el dedo índice a este siervo, porque nosotros hacemos lo mismo en el campo espiritual. Nuestro amo, que es el Señor Jesucristo, nos dice que debemos hacer algo o dejar de hacer algo. Lo entendemos a cabalidad, pero no lo hacemos. Nosotros también somos obstinados y tercos y muchas veces Dios tiene que disciplinarnos para quebrantar nuestro duro corazón.
Proverbios 29:20 dice: «¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.»
Un hombre ligero en sus palabras es aquel que habla antes de pensar y luego tiene que hacer malabares para corregir lo que ha dicho. El proverbio dice que más esperanza hay del necio que de él. Un necio hace cosas malas, pero un hombre ligero de palabras hace cosas peores.
A continuación tenemos Proverbios 29:21 donde dice: «El siervo mimado desde la niñez por su amo, a la postre será su heredero»
Lo que este proverbio está diciendo es que si se consciente demasiado a un siervo en su niñez, crecerá pensando que es hijo, no siervo. De grande, este siervo demandará los derechos de un hijo, como esto de recibir la herencia. Realmente se cree que es un hijo. A manera de aplicación, las cosas que erróneamente consentimos o mimamos, a la larga van a representarnos algún tipo de problema.
Nos corresponde estudiar ahora Proverbios 29:22 donde dice: «El hombre iracundo levanta contiendas, y el furioso muchas veces peca.»
Un hombre iracundo es aquel que da rienda suelta a su ira. También es furioso porque no sabe poner límite a la expresión de su ira. Un hombre así provoca todo tipo de peleas y donde hay pelea no falta el pecado. La ira es una emoción natural en el ser humano. La Biblia no condena el experimentar ira, pero sí condena el expresar esa ira en forma violenta. Efesios 4:26-27 dice: «Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo»
Prosiguiendo, tenemos Proverbios 29:23 donde dice: «La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra»
En este proverbio se contrasta el orgullo con la humildad. El hombre orgulloso o soberbio está cavando su propia fosa. Algún día caerá en ella. La soberbia del hombre le abate. En cambio el hombre humilde, está edificando para el futuro. En algún momento será honrado. Este es un principio inviolable de la palabra del Señor. El orgulloso será abatido y el humilde será exaltado. No vale la pena dejarse arrastrar por el orgullo, amable oyente. La caída va a ser muy dolorosa.
Proverbios 29:24 dice: «El cómplice del ladrón aborrece su propia alma; pues oye la imprecación y no dice nada»
El cómplice del ladrón sabe exactamente lo detalles del robo. Pero cuando es requerido a testificar bajo juramento, no revela lo que sabe. Con esto, el cómplice del ladrón está atentando contra su propia vida porque la ley de Moisés condena severamente el perjurio.
Proverbios 29:25 dice: «El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado.»
Por temor, el hombre puede ceder a hacer algo que es contrario a la palabra de Dios o no hacer algo que es ordenado por la palabra de Dios. De esta manera el hombre habrá caído en una trampa. Pero el hombre que confía en Jehová, no debe tener ningún temor del hombre, porque Jehová mismo se encargará de ponerlo muy en alto. Si tememos a Dios no debemos tener temor de lo que nos pueda hacer el hombre.
Proverbios 29:26 dice: «Muchos buscan el favor del príncipe; mas de Jehová viene el juicio de cada uno.»
Cuando estamos en aflicción, nuestra carne nos incita a poner la mirada en algún hombre poderoso para hallar una solución. Muchos buscan el favor del príncipe, dice el proverbio. Lo que no nos damos cuenta es que en último término, la solución a nuestros conflictos no vendrá de los hombres poderosos, sino de Dios. Mas de Jehová viene el juicio de cada uno, dice el proverbio. No sólo en tiempos de aflicción, sino en todo tiempo, nuestra mirada debe estar puesta en Jehová. De él viene toda dádiva y todo don perfecto.
Finalmente tenemos Proverbios 29:27 donde dice: «Abominación es a los justos el hombre inicuo; y abominación es al impío el de caminos rectos.»
Los justos rechazan el estilo de vida de los impíos. Por su lado, los impíos rechazan el estilo de vida de los justos. Esto no significa que los justos odian a los impíos. Lo que significa es que los justos odian las obras de los impíos. Dios da el ejemplo. Dios ama al pecador, pero odia su pecado.
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