Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy con David Logacho. Continuando con la serie titulada: La Vida Auténticamente Cristiana, en esta ocasión nos mostrará que el descanso o la distracción es otra característica de este estilo de vida.
Los murciélagos son la especie que vive más largo entre los animales de su tamaño. Pueden vivir hasta veinte años. Se ha sugerido que el secreto para su longevidad radica en su extraordinaria capacidad para pasar de la euforia al profundo sueño de la hibernación. Después de una pelea un murciélago puede hacer cambiar su frecuencia cardiaca casi instantáneamente de ciento ochenta pulsaciones por minuto a tres pulsaciones por minuto y puede hacer cambiar su ritmo de respiración de ocho inhalaciones por segundo a una inhalación cada ocho minutos. Impresionante.
Bueno, parece que el descanso tiene mucho que ver en esta cualidad de los murciélagos. ¿No sucederá algo parecido con el ser humano en general y para el creyente en particular? Ciertamente, el descanso también es beneficioso para el ser humano. Por algo será que Dios estableció un patrón inviolable de seis días de trabajo por uno de descanso.
La ley de Moisés recogió este modelo y legisló en cuanto a lo que el pueblo de Israel podía y no podía hace en el día de reposo. Los creyentes no estamos bajo la ley, pero eso no implica que el descanso no siga siendo necesario. No estoy diciendo que debamos guardar el séptimo día como día de reposo absoluto, como ordena la ley de Moisés, sino que debemos establecer un tiempo para el descanso.
El descanso no necesariamente demanda cese de actividad para el creyente. El descanso bien puede tomar forma de distracción o diversión. La distracción no es antagónica con el espíritu cristiano. De alguna manera que no logro comprender, se ha patentado un estereotipo de creyente, como aquel que nunca ríe, nunca se divierte, nunca goza de la vida. Esto no puede ser así.
Si alguien tiene buenos motivos para estar alegre, o feliz, o gozoso, es el creyente, por cuanto sabe que su pasado ha sido perdonado y olvidado por Dios, sabe que su presente puede ser vivido en el poder de Dios y sabe que su futuro está seguro junto a Dios. El creyente ha recibido tanto de Dios que prácticamente no existe motivo válido para ande con la cara triste. Salmo 30:11 dice: “Has cambiado mi lamento en baile, desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.”
El creyente debe expresar esta alegría. La vida tiene de por sí, tantos motivos que lamentar que debemos aprovechar las pocas ocasiones que se presentan para expresar externamente la alegría de vivir en los caminos del Señor. A veces se piensa que el trabajo sin descanso es sinónimo de espiritualidad. Pero no hay tal. Inclusive el Señor Jesucristo personalmente recomendó a sus apóstoles que se tomen un descanso.
Marcos 6:30-32 dice: “Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto”
Allí lo tiene, los apóstoles se fueron de vacaciones. Claro que esas vacaciones se frustraron cuando la gente se enteró donde estaban y fueron tras ellos. Pero en todo caso, queda claro que Jesús no solo remendó a sus apóstoles que dejen por un tiempo a un lado sus actividades y se retiren a un lugar tranquilo, sino que él mismo tenía la costumbre de retirarse a algún lugar apartado para estar solo.
George Müller solía decir: Las pausas del buen hombre son ordenadas por Dios, así como lo son sus pasos. Permítame por tanto algunas sugerencias que serán muy útiles para el mejor provecho de estos tiempos de distracción.
En primer lugar, es necesario planificarlo. El tiempo que disponemos para descansar es tan poco comparado con el tiempo que tenemos para cumplir con las otras actividades del diario vivir, que vale la pena hacer cualquier esfuerzo para que rinda los mejores réditos. No tome este tiempo a la ligera, planifique de antemano lo que pretende hacer.
En segundo lugar, use su mejor criterio para no abusar de los tiempos de descanso. Hay gente que vive para descansar y hay gente que descansa para vivir. Usted debe estar entre la gente que descansa para vivir. En otras palabras, no abuse de los tiempos de descanso. Si abusa del tiempo de descanso, llegará a tener la fama de perezoso. Esto es muy peligroso.
Mire lo que dice Proverbios 24:30-34: “Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida. Miré, y lo puse en mi corazón; lo vi y tomé consejo. Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado.”
La pereza, la cual bien puede ser el resultado del abuso del tiempo de descanso, puede acarrear a una persona a la ruina.
En tercer lugar, la distracción que escoja para su tiempo de descanso no debe ofender ni su conciencia ni la de otros. Ponga atención a lo que dice el apóstol Pablo en Romanos 14:23 “Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.”
Si Usted no está seguro acerca de si algo que piensa hacer es bueno o malo, es mejor que no lo haga, porque de hacerlo estará pecando. Todo lo que no proviene de fe es pecado, dice la Biblia. Por otro lado, debe tomar muy en cuenta el efecto que puede tener lo que piensa hacer en un hermano en la fe. Note lo que dice Romanos 14:21 “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.”
Puede ser que yo no vea nada de malo en determinada distracción, y por tanto no estaré pecando si lo hago en mi tiempo de descanso, pero si de antemano sé que esta distracción es mal vista por algún hermano en la fe, debo ceder mi derecho de hacerlo por amor a ese hermano, para que no tropiece o se ofenda o se debilite.
Con razón que el mismo apóstol Pablo dice lo siguiente en 1ª Corintios 10:23-24 “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien sino el del otro.”
Es decir que en la vida cristiana no es cuestión de hacer cualquier cosa con tal que la Biblia no lo condene y mi conciencia no lo condene. Es necesario también tomar en cuenta la conciencia de los demás, de modo de no ofenderles o hacerles tropezar.
En cuarto lugar, los tiempos de descanso jamás deben interferir con actividades más importantes como las reuniones de la iglesia. Parecería que fuera una contradicción. Por un lado estamos enfatizando la importancia del descanso, pero por otro lado estamos diciendo que el descanso no debería interferir con la asistencia a las reuniones de la iglesia por ejemplo.
Lo que pasa es que todo tiene su tiempo. Debe haber un tiempo para el descanso, pero debe haber también un tiempo para congregarse con otros creyentes. No sea como aquel creyente que rara vez se congrega porque, según él, el día domingo es el único día que tiene para descansar, y ese día aprovecha para distraerse con su familia. Lo prudente sería distribuir el tiempo del día domingo de modo que se pueda asistir a las reuniones de la iglesia y después se dedique tiempo para el descanso.
Además, el descanso no debería estar reservado solo para el domingo. Es necesario descansar cada día, no sólo cuando se va conciliar el sueño, sino también entre las actividades diarias. Muchas veces, el “no voy a las reuniones de la iglesia el domingo, porque ese es el único día que tengo para descansar” es solo un disfraz para esconder el verdadero motivo para no asistir a la iglesia. No caiga en este error.
Por último, en quinto lugar, no permita que la falta de dinero le impida descansar o distraerse con su familia. Recuerde que el descanso no es para gastar dinero que no tiene para impresionar a gente que no conoce. Si Dios le ha dado comodidades y puede darse ciertos lujos para descansar, lujos que los demás no podemos darnos, está bien, agradezca a Dios por ello y disfrute de lo que Dios le ha dado, pero si no tiene comodidades, no pienses que no puede descansar o distraerse.
Siempre estará a la mano el caminar por un parque público, o visitar algún pariente, o admirar una exposición fotográfica, o visitar un museo, o mirar vidrieras, o ir a la biblioteca. Son actividades que pueden proveer mucha distracción a un costo insignificante o inexistente. Así que la falta de dinero no debería ser nunca el motivo para no distraerse. Más es cuestión de actitud y algo de ingenio.
De modo que, amable oyente, el creyente debe ser equilibrado, debe tener siempre una actitud positiva hacia la vida, a pesar de las pruebas y las tribulaciones. Cristo vino para darnos una vida abundante. Una de las manifestaciones de esta vida abundante es el adecuado manejo del tiempo, dando la debida atención al descanso y la distracción. Dejemos a un lado la imagen negativa del creyente que anda siempre con el ceño fruncido, y que jamás sonríe.
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