Es un gozo estar nuevamente junto a Usted amable oyente. Sea bienvenida o bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Apocalipsis. En nuestro estudio bíblico último estudiamos acerca del destino final de Satanás. Hoy nos corresponde estudiar acerca del destino final de los seguidores de Satanás.
El libro de Apocalipsis es un libro de finales. Allí se ve el destino final de los salvos, el destino final de la creación, el destino final de la bestia o el Anticristo, el destino final del falso profeta, el destino final de Satanás, el destino final de los demonios. ¿Qué más nos falta? Por supuesto, el destino final de los incrédulos. Sobre esto es justamente lo que trata el pasaje bíblico de hoy. A este pasaje bíblico se lo conoce también como el Juicio del gran trono blanco. Algunos se refieren a este evento como el día del juicio. Se encuentra en Apocalipsis 20:11-15. Este es uno de los pasajes bíblicos más tristes de toda la Biblia. En él se describe el destino final de millones de millones de personas que por su incredulidad rechazaron toda oferta de salvación que Dios les hizo. Lo primero que tenemos en este pasaje bíblico es la visión de un gran trono blanco. Apocalipsis 20:11 dice: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.” El gran trono blanco que contempló el Apóstol Juan, es el lugar donde se sienta la persona que va a realizar el juicio. Es un gran trono por su trascendencia. Es un trono blanco por su pureza y santidad. El juicio que emana de este trono es imparcial y justo. Juan vio también a uno sentado en ese gran trono blanco. ¿Quién es? Pues nada más y nada menos que Dios en la persona de Jesucristo. Hechos 17:30-31 dice: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Con esto coincide el testimonio del mismo Señor Jesucristo cuando en Juan 5:22 dijo: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo” Queda claro entonces que quien se sentará en el gran trono blanco es el Señor Jesucristo en toda su gloria. Pero note además que Juan vio que la tierra y el cielo huyeron de delante del que se sentaba en el trono, y ningún lugar se encontró para ellos. Esto significa que para cuando se realice el juicio del gran trono blanco, los presentes cielos y la presente tierra ya no existirán más. Sobre esto nos habla 2 Pedro 3:7 donde dice: “pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.” En cumplimiento de esta palabra, 2 Pedro 3:10 dice: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” De modo que, amigo oyente, para cuando se realice el juicio del gran trono blanco ya no existirán los presentes cielos y la presente tierra. ¿En dónde entonces tendrá lugar el juicio del gran trono blanco? Pues, ocurrirá en el vacío. Algo imposible para el hombre, pero muy posible para Dios. En segundo lugar tenemos la visión de los que participan en el juicio. La primera parte de Apocalipsis 20:12 dice: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios” Juan en visión contempla a los participantes del juicio. Son los muertos. Muertos grandes y pequeños. Esto significa de todo tipo. Pero no se confunda amable oyente. No se trata de cadáveres. Note que Juan dice que los vio de pie ante Dios. Esto significa que estos muertos habían vuelto a la vida. Se les llama muertos porque están separados de Dios. Eran muertos resucitados. Se trata de los muertos que resucitan en la segunda resurrección. Recuerde que la Biblia habla de dos resurrecciones. La primera resurrección ocurre antes del reino milenial de Cristo y en ella participan Cristo y absolutamente todos los creyentes. Se la conoce también como resurrección de vida. La segunda resurrección ocurre después del reino milenial de Cristo y en ella participan absolutamente todos los incrédulos. Se la conoce como resurrección de condenación. Juan 5:28-29 dice: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que estén en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” Los que participan en el juicio del gran trono blanco, entonces primeramente resucitarán. Serán millones de millones de incrédulos resucitados, con cuerpos indestructibles. Esta multitud estará de pie ante el gran trono blanco sobre el cual se sienta Dios en la persona del Señor Jesucristo. En tercer lugar, en nuestro pasaje de estudio bíblico, encontramos la visión del método de juicio. Apocalipsis 20 desde la segunda parte del versículo 12 y el versículo 13 dice: “y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.” Esto es impresionante amable oyente. Cada uno, desde el primer incrédulo hasta el último incrédulo, es juzgado por el Señor Jesucristo. Para el juicio, Jesucristo usará dos elementos importantes. El uno se llama los libros y el otro el libro de la vida. Permítame explicarle de qué se trata. Los libros es el registro pormenorizado de todas las cosas malas que el incrédulo hizo mientras estaba en vida en este mundo. En los libros consta cada mala palabra que alguna vez se dijo, cada mal pensamiento que alguna vez se tuvo, cada mala obra que alguna vez se cometió. Será como pasar una película de todo lo malo que se hizo en vida. Mucha gente piensa que con tal de que nadie vea, no hay problema en hacer cualquier cosa mala. Pero la cámara de Dios, con una precisión absoluta ha estado grabando cada detalle de cada una de las cosas malas que ha hecho cada incrédulo y algún día se va a mostrar esta película delante de Dios, Jesucristo, quien estará sentado en el gran trono blanco. A esto se refiere los libros siendo abiertos en el juicio del gran trono blanco. El otro elemento, llamado el libro de la vida, es el registro de todos los redimidos, de todos aquellos que han lavado sus pecados en la sangre que Cristo derramó en la cruz del calvario. Mi nombre está escrito en el libro de la vida. Lo sé, porque cuando yo tenía catorce años de edad recibí a Cristo como mi Salvador personal. ¿Y su nombre? Si Usted ha recibido a Cristo como su Salvador personal, su nombre también está escrito en el libro de la vida. Vale la pena tener escrito nuestro nombre en el libro de la vida. ¿Sabe por qué? Pues porque de esa manera queda borrada la película de todas las cosas malas que hemos hecho en el pasado, en el presente y en el futuro. Dice la palabra de Dios lo siguiente en Isaías 1:18 “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” Maravilloso, ¿No le parece? ¿Qué prefiere? Que se guarde la película de sus malas obras, o que se borre la película de sus malas obras. La respuesta es suya. Pero volvamos al juicio del gran trono blanco. Los incrédulos resucitados serán juzgados según las obras que hayan hecho mientras estaban en vida, las cuales aparecen en los libros. Esto indica que a peores obras, peor castigo. El castigo eterno tendrá sus grados de castigo o niveles de castigo. Juan vio en visión que el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos. Es decir que todo lugar donde había personas muertas entregó sus muertos para que se presenten al juicio del gran trono blanco. La muerte entregará los cuerpos de los incrédulos muertos, el Hades entregará las almas y espíritus de los incrédulos muertos. Finalmente, en cuarto lugar tenemos la visión del veredicto del juicio del gran trono blanco. Apocalipsis 20:14-15 dice: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” El Juez ha emitido el justo fallo. La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esto significa que todo muerto incrédulo, una vez resucitado, será condenado al castigo eterno en el lago de fuego. El juicio del gran trono blanco no es para ver quien se salva y quien se condena. Todos los que participan en el juicio del gran trono blanco ya estaban condenados antes de que se inicie el juicio. El juicio del gran trono blanco es solo para que los condenados legalmente reciban el veredicto de pasar la eternidad en determinado lugar de tormento. El lugar de tormento eterno es el lago de fuego. Es un lugar físico en algún sitio del basto universo. Los que lleguen a ese lugar, después del juicio del gran trono blanco habrán experimentado la muerte segunda. Esto es interesante los incrédulos nacen una vez pero mueren dos veces. Los creyentes en cambio nacemos dos veces, pero moriremos una sola vez. ¿Ha nacido Usted otra vez? Si no lo ha hecho, Usted está en peligro de experimentar la muerte segunda. Para nacer otra vez es necesario recibir a Cristo como Salvador personal. Si Usted lo hace, su nombre se hallará inscrito en el libro de la vida. Ninguno de los que tengan sus nombres inscritos en el libro de la vida será lanzado al lago de fuego. Pero si Usted persiste en su incredulidad y rehúsa recibir a Cristo como su Salvador, su nombre jamás se hallará inscrito en el libro de la vida y en consecuencia, algún día, por ahora todavía futuro, Usted resucitará y se presentará ante el juicio del gran trono blanco y de la boca del Juez que se sienta en ese gran trono blanco, Usted escuchará las fatídicas palabras: Al lago de fuego. No juegue con el destino eterno de su vida. Reciba hoy mismo a Cristo como su Salvador.
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