Es motivo de gran gozo saludarle amiga, amigo oyente y darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el libro de Nehemías. Los mandamientos que Dios ha dado a su pueblo son para guardarlos. Esto parece obvio, pero a pesar de eso, el hombre tiene mucho problema en hacer lo que Dios dice en su palabra. Es sobre esto que nos hablará David Logacho en el estudio bíblico de hoy.
El ser humano es muy propenso a prometer algo y olvidar lo prometido. Eclesiastés 5:4-6 dice: «Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar». El pueblo de Israel había prometido guardar la ley de Dios. Ciertamente fue una promesa ligera porque nadie puede cumplir con la ley de Dios. Parte de la Palabra de Dios para Israel fue guardar el Día de reposo. Exodo 20:9-11 dice: «Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó». Israel se comprometió a guardar este mandamiento, pero casi tan pronto como el pueblo lo prometió lo violó. Dios, en su misericordia, no los consumió pero fueron disciplinados, pero aún así no aprendieron a guardar su compromiso. En la época de Nehemías, el pueblo había olvidado por completo este compromiso. Una de las metas de Nehemías fue justamente el renovar este compromiso. Fue así como los líderes del pueblo y el pueblo mismo firmaron un pacto delante de Dios. Parte de este pacto decía lo siguiente según Nehemías 10:31: «Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda». En esta parte del pacto, el pueblo de Israel está confirmando su adherencia al mandamiento de Dios acerca del día de reposo. No sabemos exactamente cuanto tiempo transcurrió después de este hecho hasta cuando regresó Nehemías. Lo que Nehemías encontró fue un desastre. Al mandamiento y al pacto les cubrió el polvo del olvido. Veamos pues como Nehemías trató esta violación. Le invito a abrir su Biblia en el Libro de Nehemías capítulo 13 versículos 15 a 22. En este pasaje encontramos la violación establecida en los versículos 15-16, la violación enfrentada en los versículos 17-18 y la violación enmendada en los versículos 19-22. Consideremos primeramente la violación establecida. Nehemías 13:15-16 dice: «En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda clase de mercadería y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén.» Como leímos anteriormente, en el día de reposo no estaba permitido hacer ningún trabajo. Sin embargo, pese al mandato y al pacto para obedecer el mandato, los judíos trataban al día de reposo como cualquier otro día. Como no había ningún reparo en los judíos, los gentiles también colaboraron para que los judíos violen el mandamiento de Dios sobre el día de reposo. En la actualidad los creyentes no estamos obligados a guardar ningún día en especial, el día de reposo fue una señal entre Dios y el pueblo de Israel exclusivamente, pero, ¿cuántas veces no habremos hecho promesas a Dios y casi tan pronto como hemos terminado de hacerlo ya las hemos violado? ¿Cuántas veces no habremos comenzado el año con la formal promesa de leer la Biblia diariamente, testificar a otros acerca de Cristo, orar, ofrendar, ser mejores, etc., para luego comprobar que no hemos sido sinceros en nuestras promesas? Con razón Eclesiastés 5:5 dice: «Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas» El pueblo de Israel prometió algo a Dios pero no lo cumplió y esto es algo muy serio delante de él. Habiendo considerado la violación establecida, consideremos ahora la violación enfrentada. Nehemías 13:17-18 dice: «Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? ¿No hicieron así vuestros padres y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo?» Como ya es típico en Nehemías, enfrenta directamente el pecado. No anda por las ramas, va directo al grano. Toma a los líderes del pueblo y los reprende. ¿Por qué a los líderes? Porque ellos sabían de la situación, pero nunca hicieron nada para corregirla. Los líderes llegaron así a ser los responsables directos de la profanación del día de reposo. Los líderes de una iglesia se tornan en responsables cuando ven que hay pecado en la iglesia y no hacen nada para corregirlo. A través de tres preguntas, Nehemías reprende a los señores de Judá. ¿Qué mala cosa es ésta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? Esta pregunta cuestiona el carácter moral del comportamiento del pueblo de Israel. ¿No hicieron así vuestros padres y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? Esta, pregunta cuestiona la dureza del corazón de los judíos. Vieron las consecuencias de violar el día de reposo, pero no aprendieron del fracaso de sus antepasados. ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo? Esta pregunta cuestiona la poca valoración que los judíos tenían sobre el castigo de Dios. Lo único que estaba produciendo la violación del día de reposo es ira en un Dios santo ofendido por el pecado. Después de ver la violación establecida y la violación enfrentada, consideremos la violación enmendada. Luego de confrontar el pecado, Nehemías enmiéndala situación. Nehemías 13:19-22 dice: «Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día de reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no introdujeran carga. Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda clase de mercancías. Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo. Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día de reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia» Para enmendar el problema, Nehemías simplemente cierra las puertas de la ciudad a las seis de la tarde del día anterior al día de reposo y las abre a las seis de la tarde del día de reposo, justo cuando termina el día de reposo, es decir mantiene las puertas cerradas por 24 horas. De esta manera, nadie podía entrar ni, salir de la ciudad en el día de reposo. Para asegurarse que esto se cumpla pone a varios de sus criados para controlar las puertas. Los que vinieron a vender en el día de reposo se encontraron con las puertas cerradas. Intentaron entrar una segunda vez, pero fueron amonestados por Nehemías, con la advertencia que si venían otra vez los iba a echar mano. El asunto del día de reposo, no tiene vigencia para los creyentes en la actualidad, pero la manera como Nehemías manejó el asunto de la obediencia a Dios será siempre un asunto actual. Si prometemos algo a Dios, es mejor que lo cumplamos, sino estaremos ofendiendo a un Dios santo. La manera de enmendar este asunto no es por dejar de hacer promesas a Dios, sino por cumplir con lo que hemos prometido. Que Dios nos ayude a ser hombres y mujeres que cumplen lo que prometen.
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