Qué gozo es contar con Usted entre los oyentes de este programa. Es muy satisfactorio para La Biblia Dice… presentar su estudio bíblico sobre la familia auténticamente cristiana. Dios ha asignado a los padres la responsabilidad directa de la crianza de los hijos. Efesios 6:4 dice: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” Hemos considerado ya lo que significa provocar a ira a los hijos y la manera más común de caer en este error que produce resultados tan desastrosos. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos guiará en el estudio de la segunda parte del mandato del apóstol Pablo a los padres en relación con la crianza de los hijos.
En Nueva Jersey, Estados Unidos, vive un niño que ansiosamente espera al cartero cada año, justo en el día de su cumpleaños. Lo que sucede es que su padre, contrajo una enfermedad mortal y poco antes de morir, consciente de que no estaría presente para criar a su hijo, escribió varias cartas dirigidas a su hijo, con consejos que todo hijo necesita recibir de un padre. Luego dio expresas instrucciones a una persona de confianza para enviar por correo cada año, una de aquellas cartas, en orden, justo en el día del cumpleaños de su hijo. La última carta la puso en un sobre especial y debía llegar a las manos de su hijo justo el día de su casamiento. En esta carta, el padre se disculpaba por no haber estado al lado de su hijo y le aconsejaba acerca de cómo ser un buen esposo. Qué ejemplo de cuidado paternal de este buen hombre, ¿verdad? De seguro que este padre había entendido muy bien lo que significa criar a un hijo en disciplina y amonestación del Señor. En esta declaración encontramos dos aspectos importantes acerca de la crianza de los hijos. Primero criarlos en disciplina. La palabra disciplina, es la traducción de la palabra “paideia”, que literalmente significa: entrenamiento, enseñanza, instrucción. Disciplina no solamente significa castigo, es en realidad la enseñanza por medio de reglas claramente establecidas con recompensa cuando las reglas son cumplidas y retribución o castigo cuando las reglas son violadas. Disciplinar quiere decir por tanto entrenar por medio de reglas y ordenanzas reforzando el cumplimiento de las mismas por medio de las recompensas o la retribución o castigo, y por supuesto dentro de una atmósfera de amor. Casi siempre cuando escuchamos la palabra disciplina, viene a nuestra menta la imagen de un padre con una vara en la mano castigando a su hijo, pero aunque la disciplina incluye el castigo, también incluye la recompensa. Los padres somos los responsables de establecer las reglas por las cuales criar a nuestros hijos en disciplina. Estas reglas deben fundamentarse en principios bíblicos y en las circunstancias específicas de cada familia. Padres, no dejemos que las reglas para criar nuestros hijos sean impuestas por el mundo que odia a nuestro Señor Jesucristo y a los que somos sus seguidores. No dejemos que el mundo eche a perder nuestras familias. Tomemos el tiempo necesario y hagamos el esfuerzo suficiente para evaluar nuestra familia y sobre la base de esa evaluación establecer las reglas que sean pertinentes para la buena marcha de la familia. ¿Existen en su familia reglas claras de conducta para sus hijos? ¿Saben sus hijos cuáles son esas reglas? ¿Saben sus hijos cuando están sometiéndose a esas reglas y cuándo están rebelándose contra esas reglas? Déjeme decirle una cosa, si Usted como padre o madre no ha comunicado a sus hijos las reglas que regulan el funcionamiento de su familia, no tiene en realidad derecho alguno para castigar a su hijo cuando haya un mal comportamiento. Nadie puede ser juzgado y condenado si no hay un conjunto de reglas o normas previamente conocidas y aceptadas. Toda sociedad tiene sus leyes y cuando esas leyes se violan, entonces viene un juicio y una probable condena. Pero si una sociedad no tiene ley, cualquier persona puede hacer lo que le venga en gana y nadie tendría el derecho de juzgar las acciones de nadie. Esto es anarquía y es exactamente lo que pasa en una familia cuando los padres han sido negligentes en establecer las reglas para la crianza de los hijos. Una vez establecido este conjunto de reglas o mandatos, entonces es responsabilidad de los padres el velar por su cabal cumplimiento. ¿De qué manera? Pues recompensando por la obediencia a las reglas y retribuyendo o castigando por la desobediencia a las reglas. Es interesante saber que esta es la manera como nos cría nuestro Padre celestial. Hebreos 12:5-6 dice: “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo” Notemos que criar a un hijo en disciplina es una muestra de amor hacia el hijo. Padres, si en su hogar hay anarquía, si no existen normas de funcionamiento, si cada cual hace lo que quiere en la familia, si nunca se recompensa ni se retribuye o se castiga, entonces en su familia no existe amor. A lo mejor Usted diría que daría la vida por sus hijos, pero si no los cría en disciplina, en realidad no ama en absoluto a sus hijos. Investigue por Usted mismo los casos de delincuencia juvenil y verá que en su gran mayoría fueron hijos criados sin disciplina en la familia. Hijos que nunca fueron recompensados por su buen comportamiento. Hijos que nunca fueron retribuidos o castigados por su mal comportamiento. No espere que sea demasiado tarde, hoy mismo comience a criar a sus hijos en disciplina si no lo ha estado haciendo ya. Además de criar a los hijos en disciplina, la segunda parte de la declaración de Pablo en Efesios 6:4 dice: Criadlos en amonestación del Señor. Amonestación se refiere a lo que los padres dicen a sus hijos, es decir al consejo de los padres. Amonestación es la traducción de una palabra griega cuyo significado más cercano sería: Instrucción verbal con miras a corregir. La amonestación se complementa maravillosamente con la disciplina. Cuando amonestamos estamos poniendo en las mentes de los hijos los principios por los cuales queremos que ellos actúen. Cuando disciplinamos estamos reforzando el cumplimiento de estos principios, ya sea por medio de la recompensa o por medio de la retribución o castigo. Note amigo oyente, que la amonestación de la cual nos habla el apóstol Pablo es en el Señor. Esto significa que la amonestación debe fundamentarse en lo que el Señor enseña en su palabra. No es tomar el modelo de este o aquel experto, entre comillas, en crianza de niños para aplicarlo a nuestro caso en particular. Pablo dice: Padres aconsejen a sus hijos usando las normas o el modelo del Señor. ¿Sabía Usted que la Biblia contiene todos los principios que Usted necesita saber para criar a sus hijos? ¿Sabía Usted que la Biblia contiene todos los principios que los hijos necesitan tomar en cuenta para ser útiles a ellos mismos, la familia y la sociedad entera? Tome por ejemplo el libro de Proverbios. A lo largo de 31 capítulos Usted encontrará preciosa información sobre como criar un hijo, sobre las consecuencias de descuidar la crianza de los hijos, sobre los resultados de disciplinar a un hijo. Muchas han sido las familias bendecidas por Dios con la práctica de tomar un capítulo diario del libro de Proverbios para estudiar, meditar y extraer de él los principios para el funcionamiento de la familia auténticamente cristiana. Yo le desafío a reunir a toda la familia por unos pocos minutos cada día, para leer y entender capítulo por capítulo el libro de Proverbios. En cuestión de un mes habrá terminado de estudiar el libro e inmediatamente empezará a notar los cambios que Dios produce por medio de su palabra en la familia. Los que somos padres debemos saber que nuestra responsabilidad es amonestar a nuestros hijos en el Señor. Si tomamos en serio esta tarea, necesitamos primeramente nosotros saber lo que ha dicho el Señor sobre la crianza de los hijos. Usted y yo debemos conocer la Biblia. Solo así seremos útiles a nuestros hijos y a la familia en general. Dios desea que nuestras familias alcancen su pleno potencial sin tener que amoldarse al mundo. Dios desea que las familias cristianas no se destruyan. Qué hermoso sería que nuestros hijos sean felices, que las familias estén centradas en Cristo, en la cual todas las cosas funcionan como Dios lo ha diseñado. Esto es posible, porque es una promesa de Dios. Y cuando en su hogar se vea lo que Dios tiene en mente para una familia. Usted puede estar seguro que el mundo se fijará en Usted y en Jesucristo. Hemos considerado la importancia de aconsejar a nuestros hijos sobre la base de la palabra de Dios. ¿Está Usted cumpliendo con esta responsabilidad? Cada vez que Usted observa alguna equivocación en su hijo o en su hija, ¿tiene el valor de sentarse junto a él o junto a ella para confrontar con lo que hicieron mal y con amor y paciencia mostrar lo que dice la palabra de Dios sobre eso? A lo mejor Usted me dirá que no conoce tanto la palabra de Dios como para aplicarla a las situaciones del diario vivir. Bueno, si ese es el caso, es necesario que lo antes posible, comience a estudiar la Biblia. Solo así podrá ser de ayuda a su familia. Que Dios sea guiando sus pasos para criar a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor.
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