Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción. Saludos y Bienvenida. Estudio de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada mediante el Espíritu Santo. Lucas, el autor del libro de Hechos, nos relató con lujo de detalles el disturbio no pequeño en Efeso acerca del Camino o el Cristianismo. Cuando se calmaron los ánimos, Pablo percibió que había llegado la hora para salir de Efeso y continuar con su tercer viaje misionero. Con esto en mente, si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos capítulo 20. En este capítulo, tenemos el recorrido de Pablo por las iglesias de Macedonia y Acaya, los incidentes en Troas, la jornada de Troas a Mileto y el discurso a los Ancianos de Efeso reunidos en Mileto. Vayamos pues a la primera parte, el recorrido de Pablo por las iglesias de Macedonia y Acaya.
II. Lo primero que notamos es la salida hacia Macedonia. Hechos 20:1 dice: Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia.
Pablo está poniendo a funcionar el plan del cual habló en Hechos 19:20-21. Cuando ya todo estaba en calma en Efeso, Pablo se reunió con los hermanos, y se despidió de ellos habiéndolos exhortado y abrazado. El verbo exhortar en este caso no significa recriminar, sino ponerse junto a otro para ayudar y consolar. Hecho esto, Pablo puso rumbo hacia el norte de Efeso, hacia Macedonia. Por la información en 2 Corintios 2:12-13 se deduce que la ruta tocó Troas en donde esperaba encontrarse con Tito quien debía estar de regreso de una visita a la iglesia en Corinto. Pablo halló puerta abierta en Troas para predicar el evangelio, pero al no hallar a Tito, decidió proseguir su viaje hacia Macedonia con el fin de acelerar el encuentro con Tito. Esto muestra el peso que sentía Pablo por el bienestar de la iglesia en Corinto. Fue así como Pablo se encontró con Tito en algún lugar de Macedonia y se gozó por las buenas noticias que recibió en cuanto a la situación en Corinto. Esto dio plena confianza a Pablo para ministrar en Corinto. Muy bien. En segundo lugar tenemos el recorrido de Pablo por Macedonia y su llegada a Grecia. Hechos 20:2 dice: Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.
En pocas palabras este versículo dice mucho. Es evidente que Pablo pudo cumplir su propósito de visitar las iglesias de Macedonia, tan amadas por su buen testimonio y su espíritu generoso. Se trata principalmente de Filipos, Tesalónica y Berea, pero podemos suponer que muchas otras iglesias se habían fundado en el intervalo por el testimonio, las visitas y la predicación de misioneros anónimos, pues la palabra de Dios se había divulgado ampliamente desde Tesalónica. Habían pasado como siete años desde que se fundó la iglesia en Tesalónica. Habiendo recorrido Macedonia, Pablo llegó a Grecia. Este término significa la parte sur de la provincia de Acaya, y el centro principal de la obra fue la ciudad de Corinto. El versículo siguiente dice que Pablo se quedó en Corinto tres meses. Lucas no provee de detalles de lo Pablo hizo en Corinto, pero la Epístola a los Romanos, que fue escrita durante este tiempo nos arroja algo de luz. La redacción de la Epístola a los Romanos es la más ordenada en cuantos escritos envió Pablo a las diferentes iglesias, y toda ella nos hace suponer que la dictara con una tranquilidad de espíritu que habría sido imposible en medio de luchas partidistas y actitudes rebeldes. Este detalle nos hace pensar que en Corinto persistía el buen estado reportado por Tito en 2 Corintios 7:15-16. Una de las razones que motivó la visita de Pablo a Corinto fue animar a la iglesia a ofrendar para la iglesia de Jerusalén. En tercer lugar, tenemos el complot contra Pablo en Corinto y el cambio de planes. Hechos 20:3-5 dice: Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia. Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo. Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas.
El plan que Pablo tenía en mente era viajar por mar desde el puerto más cercano a Corinto, el puerto de Cencrea, hacia Siria, desde donde se dirigiría hacia Jerusalén, su destino final, pero este plan no se pudo llevar a cabo porque durante los tres meses que Pablo pasó en Corinto, nuevamente surgieron los ataques y la oposición de los judíos. El odio de los judíos contra Pablo creció de tal manera que tramaron un plan para acabar con él cuando se embarque para viajar por mar hacia Siria. Dios en su providencia permitió que Pablo se entere del atentado contra su vida que preparaban los judíos y por eso Pablo cambió su plan de viaje. Ya no iría por mar desde Cencrea, sino que haría el primer trayecto por tierra a través de Macedonia. Es decir que básicamente Pablo iba a tomar de regreso la misma ruta que le trajo a Corinto. De modo que Pablo salió de Corinto acompañado de un puñado de fieles colabores. La lista de colaboradores con mención de su procedencia, es algo especial, relacionándose quizá con el envío de los donativos para la iglesia en Jerusalén, siendo los hermanos nombrados los delegados que las iglesias habían señalado para tal fin, según 1 Corintios 16:3-4 y 2 Corintios 8:16-24. De paso podemos notar que los delegados son oriundos de Macedonia, de Galacia y de Licaonia, sin mención de ninguno de Acaya, donde estaba Corinto, pero es posible que los delegados de Corinto hubiesen podido seguir una ruta más corta, uniéndose con Pablo en Mileto o en otro lugar conveniente. De manera que, el grupo entero llegó a Filipos en Macedonia. Es en esta ciudad donde Lucas se une al grupo, por cuanto a partir de este momento, Lucas usa la primera persona de plural en su relato. Estando en Filipos, Pablo, Lucas y tal vez Tito se quedaron allí mientras el resto de colaboradores se adelantó con la consigna de encontrarse más tarde en Troas. En cuarto lugar tenemos la estadía de Pablo y Lucas en Filipos. Hechos 20:6 dice: Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días.
A pesar de ser un ardiente defensor del hecho que los creyentes gentiles no tienen necesidad de someterse a las costumbres y a la ley de Moisés, Pablo no podía dejar de ser un devoto judío. Como tal, estaba al menos al tanto de cuando se celebraban las fiestas judías. Estando en Filipos llegó el 14 de Nisán de aquel año y Pablo sabía que en ese día los judíos sacrificaban el cordero pascual entre las dos tardes y participaban de la cena pascual. Pablo también sabía que el día 15 de Nisán era un día de reposo absoluto, porque era el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, la cual duraba siete días. Cuando pasaron los días de los panes sin levadura, Pablo, Lucas y posiblemente Tito se hicieron a la mar y cruzaron el Mar Egeo de Filipos hacia Troas. Tal vez debido al mal tiempo el viaje duró cinco días, porque el mismo trayecto en otra ocasión les tomó solamente dos días. Allí en Troas les esperaban Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo, y de Asia, Tíquico y Trófimo. Pablo y los suyos se quedaron siete días en Troas seguramente disfrutando de la hospitalidad de los hermanos de la iglesia allí. No se sabe exactamente como se fundó la iglesia en Troas, pero el silencio mismo es testimonio elocuente de la inmensa labor callada de aquellos tiempos, la cual resultaba en centenares de iglesias en las regiones visitadas por Pablo y los suyos. Vamos a dejar aquí el relato del tercer viaje misionero de Pablo, para tratar en nuestro próximo estudio bíblico un episodio por demás interesante que aconteció justamente en Troas. Pero algo que me llama mucho la atención en la obra de Pablo, es que su esfuerzo misionero no estaba enfocado exclusivamente en la evangelización y el discipulado, con la consiguiente plantación de iglesias. Veo que Pablo se ocupaba también de las necesidades materiales de los creyentes. Así es como lo vemos ocupado en levantar una ofrenda entre las iglesias gentiles para aliviar en algo la difícil situación económica que estaban soportando los creyentes en Judea. Esto es importante notar. El Cristianismo bíblico no consiste solamente en preparar al hombre para morir, porque una vez muerto recibirá todas las recompensas que ha prometido Dios. El Cristianismo bíblico también prepara al hombre para vivir en este mundo de una manera digna, de modo que esto traiga gloria a Dios. Bien por los esfuerzos de las misiones y las iglesias por aliviar las difíciles condiciones de la gente en lo económico, la salud, la educación, pero todo esto se debe hacer sin descuidar el inculcar valores que tienen trascendencia a la eternidad.
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