Reciba afectuosos saludos amable oyente. Soy David Logacho, dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Lucas. En esta ocasión vamos a estudiar el relato de la resurrección del Señor Jesús tal como lo registra Lucas.
Abramos nuestras Biblias en Lucas 24:1-12. Antes de analizar este pasaje bíblico, recordemos que poco antes que comience el 15 de Nisán, día de reposo de gran solemnidad, porque era el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, el cuerpo sin vida del Señor Jesús fue colocado en un sepulcro nuevo abierto en una peña, de propiedad de José de Arimatea. Todo esto aconteció ante la atenta mirada de las mujeres que habían venido con el Señor Jesús desde Galilea. Una vez que se bloqueó la entrada al sepulcro haciendo rodar una gran piedra, las mujeres se volvieron y prepararon especias aromáticas y ungüentos para preparar adecuadamente el cuerpo del Señor Jesús para la sepultura, conforme a la costumbre judía. Lucas dice que descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento. Es aquí donde se inscribe el pasaje bíblico que vamos a estudiar el día de hoy. Son varios los elementos que intervienen en el relato. En primer lugar, una piedra removida. Lucas 24:1-2 dice: El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
Luk 24:2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro;
Antes que comience el día de reposo, las mujeres dejaron listas las especies aromáticas con las cuales esperaban completar el trabajo de preparar el cuerpo del Señor Jesús para la sepultura. El momento más próximo cuando podían hacer este trabajo era a las primeras horas del primer día de la semana. De modo que al rayar el alba, se acercaron al sepulcro y para sorpresa suya hallaron removida la piedra del sepulcro. Esto fue obra de un ángel, conforme al relato que provee Mateo. Se necesitaba de un poder sobrenatural para remover la piedra que bloqueaba la entrada al sepulcro, porque no era una piedra pequeña sino una gran piedra, tal vez de toneladas de peso, la cual se la hacía rodar para cubrir la entrada al sepulcro. Algo digno de notar en este punto es que la piedra que bloqueaba la entrada al sepulcro no fue removida para que el Señor Jesús pueda salir del sepulcro, sino para que las mujeres y otras personas más puedan observar lo que había dentro del sepulcro. En segundo lugar tenemos justamente eso, un sepulcro vacío. Lucas 24:3 dice: y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Como la piedra que bloqueaba la entrada al sepulcro había sido removida, las mujeres entraron sin problema al sepulcro. Tal vez esto sorprenda de alguna manera. Lo que pasa es que el sepulcro era en realidad una cueva relativamente grande labrada en una peña, la cual contaba con espacio suficientemente para albergar varios cadáveres. Una vez adentro, las mujeres constataron que no estaba el cuerpo del Señor Jesús. La tumba estaba vacía. Esto debe haber traído mucha confusión a las mujeres. Esto nos lleva al siguiente elemento. En tercer lugar, la aparición de los ángeles. Lucas 24:4-8 dice: Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
Luk 24:5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
Luk 24:6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Luk 24:7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.(A)
Luk 24:8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
Mientras las mujeres trataban de ordenar sus pensamientos acerca de por qué no estaba en el sepulcro el cuerpo del Señor Jesús, aparecieron de pronto dos varones con vestiduras resplandecientes. Eran ángeles. Al verlos, las mujeres tuvieron temor. Después de todo, no siempre se tiene a los ángeles frente a frente. El temor hizo que las mujeres claven su mirada en la tierra. Fueron los ángeles quienes iniciaron el diálogo diciendo a las mujeres: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? ¡Qué pregunta! El Señor Jesús ya no estaba entre los muertos. El Señor Jesús estaba vivo. Las mujeres estaban haciendo mal en buscar entre los muertos a uno que vive. Esta verdad gloriosa es piedra fundamental del evangelio. Note lo que dice 1 Corintios 15:13-14 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
1Co 15:14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
Las mujeres seguramente no daban crédito a lo que estaban oyendo y es así como los ángeles dijeron: No está aquí, sino que ha resucitado. ¡Maravilla de maravillas! El Señor Jesús no estaba en la tumba. El Señor Jesús ha resucitado. El verbo resucitar significa devolver a la vida a un ser muerto. Esto es exactamente lo que sucedió con el Señor Jesús. Las mujeres que escuchaban estas palabras, necesitaban encontrar sentido a lo sucedido. Los ángeles prosiguieron diciendo: Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea. Las mujeres deben haber hecho memoria de lo que oyeron del Señor Jesús. ¡Claro! El Señor Jesús les había dicho que era necesario que él, el Cristo, el Hijo del Hombre, sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día. Las mujeres deben haber hecho las cuentas y efectivamente era el tercer día desde que el Señor Jesús murió crucificado. Su cuerpo ya no estaba en la tumba, la única explicación es que se había cumplido su palabra, el Señor Jesús había resucitado. Todo quedó claro para ellas. Los ángeles desaparecieron de su vista y las mujeres entendieron que había llegado el momento para dar a conocer lo sucedido, las buenas nuevas, a los once apóstoles y a todos los que estaban con ellos. Tenemos por tanto, en cuarto lugar, el anuncio a los discípulos. Lucas 24:9-10 dice: y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
Luk 24:10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
Con su corazón lleno de gozo, las mujeres se apresuraron a salir del sepulcro vacío, para dar las buenas nuevas de todas estas cosas a los once apóstoles y a los otros varones que estaban con ellos. Lucas identifica a las mujeres que fueron las portadoras de esta maravillosa noticia. Sus nombres han quedado para eterna memoria. Se trata de María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo, y otras mujeres con ellas. Qué privilegio para ellas. Fueron las primeras en proclamar el mensaje de un Cristo resucitado. En estas mujeres no había sombra de duda en cuanto a la realidad de la resurrección del Señor Jesús. Cuán diferente de lo que estaban por encontrar en los once y los que con ellos estaban. Tenemos entonces en quinto lugar, la incredulidad de los discípulos. Lucas 24:11 dice: Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
Estoy seguro que las mujeres no cabían de gozo y emoción al compartir las buenas nuevas de la resurrección del Señor Jesús, pero saturados de incredulidad, a los discípulos les parecía locura las palabras de ellas. La palabra que se ha traducido como locura, significa un cuento de hadas, por eso es que la Biblia de las Américas la traduce como disparate, la Biblia al Día la traduce como tontería, y la Biblia Latinoamericana la traduce como puro cuento. Qué trágico. Así opera la incredulidad en una persona. Hace ver a la realidad como locura, o cuento de hadas, o disparate o tontería o puro cuento. Esta es la razón por la cual tanta gente rehúsa recibir a Cristo como Salvador. Por último en sexto lugar, tenemos el hallazgo de Pedro. Lucas 24:12 dice: Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
Los discípulos se quedaron donde estaban convencidos que la noticia sobre la resurrección del Señor Jesús era un cuento. Pero Pedro hizo algo diferente. Quería ver para creer. Como sabía donde estaba el sepulcro, porque él vio de lejos cuando se sepultó al Señor Jesús, se levantó y salió corriendo hacia el sepulcro. Cuando llegó, miró adentro y qué sorpresa. Lucas dice que vio los lienzos solos. Esta expresión denota que la sábana y las vendas con las que se envolvió el cadáver estaban intactas, pero no había nada adentro. Era imposible pensar que alguien hubiera desenrollado el cuerpo del Señor Jesús para llevarlo a otro lugar. Lo que vio Pedro era parecido a la piel vieja de una serpiente cuando cambia de piel. Queda la forma, pero no tiene nada adentro. En la mente de Pedro no había más duda. Sabía que el Señor Jesús había resucitado, así que volvió a la casa donde estaban los otros discípulos maravillándose de lo que había sucedido. El Señor Jesús está vivo, la muerte ha sido vencida. El castigo por el pecado ha sido pagado en su totalidad por nuestro amado Salvador. A él sea la gloria por siempre.
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