Reciba cordiales saludos amable oyente. La Biblia Dice… le da la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Proseguimos estudiando el libro de Hebreos, en la serie que lleva por título: La preeminencia de Jesucristo. En instantes más, estará con nosotros David Logacho para mostrarnos que el sacerdocio según el orden de Aarón ha sido reemplazado por el sacerdocio según el orden de Melquisedec.
En nuestro estudio bíblico anterior, el escritor del libro de Hebreos nos presentó a Melquisedec, un rey sacerdote de características muy diferentes a los sacerdotes aarónicos. Sobre la base de estas características, el escritor de Hebreos comprobó que Melquisedec es superior a Aarón y por tanto, el sacerdocio según el orden de Melquisedec es, por mucho, superior al sacerdocio según el orden de Aarón.
El autor de Hebreos va a proseguir haciéndonos notar que además de que Melquisedec es superior a Aarón, Melquisedec ha reemplazado a Aarón. Si tiene su Biblia a la mano, le invito a abrirla en el libro de Hebreos, capítulo 7 versículos 11 a 19. ¿Por qué Aarón y su sacerdocio han sido reemplazados? En este pasaje bíblico podemos distinguir dos razones.
Primero, porque era imperfecto, versículos 11 a 14 y segundo, porque siendo imperfecto, no podía continuar para siempre, versículos 15 a 19. Veamos por tanto, como el sacerdocio Aarónico y la ley de Moisés en general, eran imperfectos. Hebreos 7:11-14 dice: “Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.”
Para entender esta porción es necesario entender bien el significado de la palabra perfección. La perfección en este contexto significa algo completo o terminado. Los sacerdotes del Antiguo Testamento no podían, por medio de su ministerio, perfeccionar, o hacer completa la obra de unir a un hombre pecador con Dios que es santo. Los sacerdotes presentaban ofrendas por el pecado de una persona, pero, como dice Hebreos 7:19: “pues nada perfeccionó la ley” Los sacrificios de animales no podían dar a ninguna persona el derecho de entrar a la presencia de Dios.
Hebreos 10:1-3 dice: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados.” La ley establecía el sacrificio por el pecado, pero era incapaz de quitar el pecado, por esta razón, los sacrificios por el pecado tenían que llevarse a cabo continuamente.
¿Por qué fue así? ¿Acaso la ley no fue dada por Dios mismo? ¿Puede dar Dios algo que no sea perfecto? La respuesta es que Dios nunca diseñó el sacerdocio Aarónico como un sacerdocio eterno, sin final. El sacerdocio Aarónico fue simplemente la preparación para la venida del sacerdocio ideal de Dios. El sacerdocio Aarónico fue una figura temporal de aquello que es perfecto y final. El sistema mosaico no fue nunca un sistema permanente. Fue dado para servir como un ayo para preparar el camino a la venida de Jesucristo.
En vista que los sacerdotes recibían su autoridad por lo que dictaminaba la ley del Antiguo Testamento, y como ha habido cambio de sacerdocio, se deduce entonces que debe haber habido también un cambio de ley, lo cual efectivamente aconteció. La ley de Moisés no hacía provisión para que haya sacerdotes de la tribu de Judá, pero ya que nuestro sumo sacerdote es de la tribu de Judá, según su genealogía humana, forzosamente debe haberse cambiado la ley de Moisés y esto en realidad sucedió.
Todo el sistema de la ley del Antiguo Testamento se cumplió en Jesucristo y por tanto, esta ley ha sido abrogada. Colosenses 3:13-14 dice: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircunsición de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.”
Así es amable oyente, el creyente ha sido liberado de la ley, según Gálatas 5:1-6 y está muerto a la ley, según Romanos 7:1-4. Este nuevo orden de cosas, no sugiere que el creyente vive sin ley. Libre de la ley no significa que tiene libertad para pecar. Libre de la ley significa que tenemos libertad para hacer la voluntad de Dios. Obedecemos, no porque hay una ley que nos obliga a obedecer sino porque en nosotros hay un impulso que nos motiva a obedecer.
2 Corintios 5:14 dice: “Porque el amor de cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron, y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” El Espíritu Santo morando en nuestras vidas nos capacita para cumplir la justicia de la ley en la medida que nos rendimos a su dirección. Así que, Aarón y su sacerdocio, han sido puestos a un lado, por ser imperfectos. No pueden hacer que un hombre pecador tenga acceso a Dios.
La segunda razón para que Aarón y su sacerdocio hayan sido reemplazados tiene mucho que ver con la primera razón. Siendo que Aarón y su sacerdocio son imperfectos, no pueden continuar para siempre; por eso, han sido reemplazados. Hebreos 7:15-19 dice: “y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.” El reemplazo de Aarón y su sacerdocio se hace inevitable cuando se levanta un sacerdote según el orden de Melquisedec, el cual es distinto de los sacerdotes según el orden a Aarón. La palabra, distinto, es muy interesante, significa “otro de diferente especie” Los sumo sacerdotes levíticos, fueron hechos tales por la autoridad de una ley imperfecta y temporal.
Jesucristo en cambio, fue nombrado directamente por Dios. La ley de Moisés establecía que para ser sumo sacerdote era necesario haber nacido en la tribu precisa y en la familia precisa. Era un sacerdocio por herencia; en cambio Jesucristo es sumo sacerdote por su carácter, no por su genealogía. Su esencia es indestructible y esto le hace merecedor de ser sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. Para confirmar esta declaración, el autor de Hebreos, cita nuevamente Salmo 110:4, poniendo énfasis en lo eterno del sacerdocio de Jesucristo “tú eres sacerdote para siempre” Qué contraste entre la ley débil e ineficaz con el poder de una vida indestructible. De modo que, Jesucristo es sumo sacerdote para siempre, y por cuanto tiene una naturaleza que se adapta a un sacerdocio eterno, nunca podrá ser reemplazado.
Si el sacerdocio de Jesucristo es eterno, es de esperarse que ya no se establezcan más sumo sacerdotes según el orden de Aarón. Justamente por esto, el texto dice que el mandamiento acerca de la descendencia para los sacerdotes ha sido abrogado. Abrogar significa abolir o revocar. De manera que, la ley de Moisés es débil e ineficaz en el sentido que fracasa en dar acceso a Dios a un hombre pecador. Por eso, cuando Cristo vino y terminó su obra de redención, quedó abolido el sacerdocio Aarónico. Hoy tenemos un sumo sacerdote para siempre, Jesucristo, el Hijo de Dios.
El escritor de Hebreos tenía en mente la tentación que algunos de sus lectores judíos estaban enfrentando. Me refiero a dar marcha atrás y regresar al antiguo sistema mosaico. Por eso, les recuerda que Jesucristo logró lo que la ley nunca pudo obtener. Jesucristo trajo una mejor esperanza que hace posible que hombres pecadores como nosotros, tengamos acceso directo a la misma presencia de Dios. Para los creyentes judíos, el regresar al judaísmo significaría la pérdida del gozo de saber que tenemos una comunión íntima con Dios a través de Jesucristo.
La única esperanza que el judaísmo podía dar es la promesa de la venida de Jesucristo, y esa promesa ya se hizo realidad con la vendida de Cristo en la persona de Jesús. Hoy en día, ya no hace falta la ley de Moisés para establecer sacerdotes. Recapitulando, hemos visto que Aarón y su sacerdocio fueron reemplazados por Jesucristo, quien es sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. ¿Por qué fueron reemplazados? Porque Aarón y su sacerdocio no podían poner en contacto al hombre pecador con Dios santo. También por cuanto fueron imperfectos, no podían durar para siempre.
¿Ha recibido a Jesucristo como su Salvador, amigo oyente? Si todavía no lo ha hecho, recuerde que él es sumo sacerdote para siempre, el único que puede garantizar que usted llegue al cielo.
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