Reciba cordiales saludos amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le da la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Hebreos en la serie que lleva por título: La preeminencia de Jesucristo. En esta ocasión, David Logacho nos mostrará que el sacrificio de Cristo es infinitamente mejor que los sacrificios del Antiguo Testamento.
Los fundadores de una iglesia decidieron poner una leyenda en la pared frontal, de modo que todos los asistentes pudieran leerla. La leyenda decía así: “Predicamos a Cristo crucificado” Hermosa leyenda, ¿no le parece? Por un buen tiempo esa leyenda se mantuvo así, pero los fundadores envejecieron y murieron. Los nuevos líderes pensaron que hablar de un Cristo crucificado resulta ofensivo para algunas personas, así que resolvieron modificar la leyenda, quitando la palabra “crucificado” La leyenda quedó entonces así: “Predicamos a Cristo”. Pero pasó el tiempo, estos líderes también envejecieron y murieron. Los nuevos líderes pensaron que no deberían ser tan exclusivistas. Eran del criterio que en esa iglesia se debía hablar de política, filosofía, problemas sociales, etc. Así que, resolvieron modificar nuevamente la leyenda. Esta vez quitaron las palabras “a Cristo” La leyenda decía simplemente: Predicamos. Predicamos ¿qué? Pues todo lo que venga.
Cuan contrario a los que decía Pablo en su primera carta a los corintios cuando afirmó: Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna, sino a Jesucristo y a este crucificado. La crucifixión de Cristo es un elemento clave de nuestra salvación. Su sacrificio fue necesario porque sin él no podríamos tener nuestra herencia eterna. Sin él no podríamos tener el perdón de pecados y sin él no podríamos tener nuestras cuentas saldadas con Dios.
En nuestro estudio bíblico último, vimos en detalle cada una de estas razones. Siguiendo con el mismo tema, el sacrificio de Cristo, el autor del libro de Hebreos va a mostrar que el sacrificio de Cristo es infinitamente superior a los sacrificios del Antiguo Testamento. Vamos a abrir nuestras Biblias en el libro de Hebreos capítulo 10, versículos 1 a 18. En este pasaje bíblico encontramos las falencias de los sacrificios del Antiguo Testamento, en los versículos 1 a 4, y después las virtudes del sacrificio de Cristo, en los versículos 5 a 18.
Contrastando las falencias con las virtudes, arribaremos sin problema alguno a la conclusión que el sacrificio de Cristo es superior a los sacrificios del Antiguo Testamento. ¿Cuáles son las falencias de los sacrificios del Antiguo Testamento? Podemos señalar al menos tres.
La primera es porque los sacrificios de animales no pueden dar al hombre acceso a Dios. Hebreos 10:1 dice: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” Los sacrificios del Antiguo Testamento, eran la sombra de una realidad que estaba por venir.
Los sacrificios de animales prefiguraban el sacrifico de Cristo. Año tras año, continuamente, cada día, dada hora, cada minuto, se estaban ofreciendo sacrificios de animales en el templo, pero la triste realidad era que por más sacrificios que haya, no se podía lograr que el hombre común tenga acceso a Dios. Todavía permanecía en pie el pesado velo que obstaculizaba el paso del hombre hacia Dios. La presencia de este velo era un mudo testimonio de la ineficacia de los sacrificios del Antiguo Testamento.
La segunda falencia de los sacrificios del Antiguo Testamento es porque éstos no podían quitar el pecado. Hebreos 10:2-3 dice: “De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados.” Si los sacrificios de los animales en el Antiguo Testamento quitaran el pecado, una vez hecho el sacrificio ya se habría quitado el pecado y no serían necesarios más sacrificios, pero la continuidad de los sacrificios cada año, era un recordatorio permanente que la sangre del sacrificio de un animal no puede limpiar el pecado.
Los sacrificios del Antiguo Testamento cubrían el pecado, para que Dios no derrame su juicio sobre el pecado, pero de ninguna manera quitaban el pecado. La tercera falencia de los sacrificios del Antiguo Testamento es que era algo externo, incapaz de cambiar algo interno.
Hebreos 10:4 dice: “porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no pue3de quitar los pecados.” El sacrificio de un animal era una acción externa sin poder para cambiar una condición interna, el pecado. Es más, a veces el sacrificar un animal era un mero rito, porque el hombre se rehusaba a obedecer, pero sin embargo era el primero para ofrecer un sacrificio. 1 Samuel 15:22 dice: “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” Después de ver las falencias de los sacrificios de animales, veamos las bondades del sacrificio de Cristo.
La primera bondad es que el sacrificio de Cristo es la voluntad de Dios. Hebreos 10:5-7 dice: “Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí” Cristo antes de su encarnación habla con su Padre y le manifiesta su disposición a ser el sacrificio perfecto y así cumplir con la voluntad de Dios.
La segunda bondad del sacrificio de Cristo es que reemplaza a todos los sacrificios del Antiguo Testamento. Hebreos 10:8-9 dice: “Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.” El sacrificio de Cristo era lo que iba a quitar lo primero, aquello que a Dios no le agradaba, los sacrificios del Antiguo Testamento.
La tercera bondad del sacrificio de Cristo es que santifica al creyente. Hebreos 10:10 dice: “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.” En la voluntad del Padre de sacrificar a su Hijo somos santificados, es decir sacados del mundo y puestos aparte para Dios.
La cuarta bondad del sacrificio de Cristo es que quita el pecado. Hebreos 10:11.12 dice: Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” Los sacerdotes del Antiguo Testamento continuamente ofrecían sacrificios por el pecado, demostrando así, que esos sacrificios no podían quitar el pecado. Pero Cristo, ofreció una vez y para siempre un solo sacrificio por el pecado y eso fue suficiente. Su obra de quitar el pecado ha terminado por eso está sentado a la diestra de la majestad en las alturas.
La quinta bondad del sacrificio de Cristo es que derrota a sus enemigos. Hebreos 10:13 dice: “de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies” Los sacrificios de animales en el Antiguo Testamento no tenían ningún efecto sobre Satanás o sus demonios. Sin embargo cuando Cristo se ofreció a sí mismo, hirió de muerte a Satanás en la cabeza y anunció su victoria a los ángeles de Satanás. Un día no muy lejano, él hará efectiva esa victoria arrojando a Satanás en el lago de fuego.
La sexta bondad del sacrificio de Cristo es que permite el acceso al Padre. Hebreos 10:14 dice: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” El sacrifico de Cristo fue único e hizo posible que el hombre pueda tener acceso a Dios. Cuando Cristo murió en la cruz, el velo del templo se rasgó de arriba abajo abriendo el camino para que todo aquel que cree en Jesús pueda entrar directamente en la presencia de Padre. Este acceso es eterno. Esto garantiza la eterna seguridad del creyente en Cristo. La salvación es eterna porque el sacrificio de Cristo perfeccionó para siempre a los santificados.
La séptima y última bondad del sacrificio de Cristo, es que cumple con las promesas de Dios. Hebreos 10:15-18 dice: “Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho; Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.” La cita de Jeremías 31:33-34 es la promesa del nuevo pacto, para que esta promesa se cumpla era necesario que muera Jesucristo, el Mesías.
El sacrificio de Cristo hizo posible que se cumpla esta promesa. Los pecadores son totalmente perdonados y Dios no se acuerda más de su pecado. Si el pecado está perdonado ya no hace falta ningún otro sacrificio por el pecado, en consecuencia el sacrificio de Cristo es superior a los sacrificios del Antiguo Testamento. Viendo las falencias de los sacrificios del Antiguo Testamento y las bondades del sacrificio de Cristo, uno no puede sino quedar maravillado de la superioridad del sacrificio de Cristo. ¿Reconoce que Cristo se sacrificó por Usted? Si no lo ha hecho, hágalo este mismo instante. Hoy es el día de salvación. Venga a Cristo y halle en él refugio por la eternidad.
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