Cordiales saludos amable oyente. Es un gozo compartir este momento con Usted. Soy David Logacho, dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Juan. En esta oportunidad veremos al Señor Jesús identificándose como la puerta. ¿Puerta de qué? ¿Puerta hacia qué? Veamos pues que es lo que la Biblia dice.
Abramos nuestras Biblias en Juan 10:1-10. Como antecedente, los líderes de Israel, expulsaron de la sinagoga a un hombre que habiendo nacido ciego, recibió la vista por obra del Señor Jesús en un día de reposo. El motivo para su expulsión fue porque este hombre confesó que el Señor Jesús no debe ser pecador, como afirmaban los fariseos, y también confesó que el Señor Jesús debe venir de Dios para hacer el milagro de dar la vista a un ciego de nacimiento. Una vez expulsado, este hombre fue buscado y hallado por el Señor Jesús, y de esa manera llegó a ser salvo. Todo este episodio movió al Señor Jesús a pronunciar un maravilloso discurso en el cual desenmascara a los líderes de Israel de ese tiempo como ladrones y salteadores de las ovejas y se proclama a sí mismo como la puerta de las ovejas. Con esto en mente, vayamos a la primera parte de este pasaje bíblico, entre los versículos de 1 a 6. La Biblia dice: De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
Joh 10:2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
Joh 10:3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
Joh 10:4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
Joh 10:5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Joh 10:6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Según lo que dice el último versículo del pasaje bíblico leído, lo que dijo el Señor Jesús fue una alegoría. Tenemos entonces el enunciado de la alegoría. Una alegoría es una figura literaria que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos. Su objetivo es dar una imagen a lo que no tiene imagen para que pueda ser mejor entendida por la gente. Se ha dicho que una alegoría es dibujar lo abstracto o hacer visible lo que sólo es conceptual, y todo con fines didácticos. Por ejemplo, una mujer ciega con una balanza en la mano, representa a la justicia. El Señor Jesús introduce su alegoría con las significativas palabras: De cierto, de cierto os digo. Esto denota que lo que está por decir reviste extrema importancia. La alegoría fue dirigida a las mismas personas del capítulo anterior, esto es, a los líderes de Israel, algunos fariseos, otros sacerdotes, otros escribas. Además de ellos, estaban los discípulos del Señor Jesús y algunos que ya le habían reconocido como el Hijo de Dios, el Cristo, el Mesías. La alegoría utiliza elementos con los cuales, estaban muy familiarizadas las personas de esa época. Al caer la noche, los pastores de ovejas guardaban sus rebaños en rediles, los cuales eran espacios cercados generalmente por un muro de piedra, con una puerta para que puedan entrar y salir las ovejas. Un mismo redil podía dar albergue a más de un rebaño de ovejas. A veces los pastores contrataban a una persona para que cuide las ovejas por la noche, acostándose a la entrada del redil. Otras veces, era un pastor de uno de los rebaños quien hacía este trabajo. El Señor Jesús dice por tanto, que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, es ladrón y salteador. La palabra que se ha traducido como ladrón, significa uno que toma algo que no le pertenece. La palabra que se ha traducido como salteador, significa uno que usa la violencia para tomar lo que no le pertenece. En cambio, el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. Cuando el pastor se acerca a la puerta llama al portero, el portero le reconoce y abre la puerta. Las ovejas se alistan para salir del redil, porque reconocen la voz de su pastor y además, el pastor mismo llama por nombre a cada una de las ovejas. Una vez que todas las ovejas propias del pastor están fuera del redil, el pastor va delante de ellas, y las ovejas le siguen, confiadamente, porque conocen su voz. Por contraste, las ovejas jamás seguirán a un extraño, sino que más bien, huirán de él, porque no conocen la voz del extraño. Esta es la alegoría. Era algo con lo cual todos los que la oyeron estaban muy familiarizados. Juan prosigue diciendo, que los que oyeron la alegoría, aunque estaban familiarizaos con los hechos, sin embargo no entendieron la enseñanza de la alegoría. Recuerde que toda alegoría tiene fines didácticos. Esto motivó al Señor a explicar la alegoría. Se encuentra en Juan 10:7-10. La Biblia dice: Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Joh 10:8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Joh 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Joh 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Una vez más, el Señor Jesús utiliza la frase: De cierto, de cierto os digo, para indicar que lo que continúa es de vital importancia. El redil representa a la nación de Israel en el momento que el Señor Jesús estaba físicamente en este mundo. En ese momento, los líderes de Israel eran como los ladrones y salteadores, que sin ser el pastor, se habían metido al redil por otro lado, pero no por la puerta, intentando sacar a las ovejas. Pero como las ovejas no reconocían la voz de este pastor impostor, las ovejas no salieron del redil. Esto describe el estado espiritual de la nación de Israel en este instante, eran como ovejas dominadas por un falso pastor. El verdadero pastor es el Señor Jesús. Él es la puerta por la cual las ovejas tendrían que salir de ese rebaño dominado por el pastor impostor, para seguir al verdadero pastor. El que había sido ciego de nacimiento, y que recibió la vista por obra del Señor Jesús, y que después fue expulsado de la sinagoga, es un ejemplo de alguien que salió del redil, dominado por los líderes de Israel, y una vez afuera siguió al verdadero pastor, el Señor Jesús. Por eso el Señor Jesús dijo: Yo soy la puerta de las ovejas. En el versículo 9, el Señor hace por tercera vez, la declaración utilizando las palabras “Yo soy” Las otras dos veces fueron en Juan 6:35 cuando dijo: Yo soy el pan de vida, y Juan 8:12 cuando dijo: Yo soy la luz del mundo. En esta ocasión: Yo soy la puerta. Siendo la puerta, el Señor Jesús dijo: El que por mí entrare, será salvo. Esto es lo que sucedió con el hombre que fue expulsado de la sinagoga. Entró por la puerta que es el Señor Jesús y llegó a ser salvo, no sólo en el sentido de librarse de seguir siendo oveja dominada por un pastor impostor, sino en el sentido de obtener perdón de pecado y vida eterna. El Señor Jesús es la puerta. Toda puerta sirve para dividir ambientes. El Señor Jesús divide el ambiente de condenación eterna y vida eterna. Si no atravesamos por la puerta que es el Señor Jesús, nos espera condenación eterna, pero si atravesamos por la puerta que es el Señor Jesús, tenemos vida eterna. Pero atravesar por la puerta que es el Señor Jesús, no sólo garantiza salvación, sino también libertad absoluta y satisfacción absoluta. A esto se refirió el Señor Jesús cuando dijo que todo aquel que entre por la puerta que es Él mismo, además de ser salvo, entrará y saldrá, y hallará pastos. Inmediatamente después, el Señor Jesús muestra que quien mueve los hilos de las marionetas que eran los líderes de Israel en aquel tiempo, era el mismo Satanás. Él es el ladrón por excelencia. Su propósito es triple: hurtar, matar y destruir. Esto es lo que sus marionetas estaban haciendo en Israel. Estaban hurtando, tomando lo que no les pertenecía para enriquecerse ilegítimamente. Estaban matando, como lo que querían hacer con el Señor Jesús y más tarde lo llevaron a cabo. Estaban destruyendo la vida espiritual de la gente. Por contraste, el Señor Jesús es todo lo contrario. Él vino de Dios para darnos vida, pero no una vida cualquiera, sino una vida abundante, que no sólo contempla salvación eterna, sino una vida con significado, una vida con satisfacción. La gran pregunta amable oyente es: ¿Ha entrado por la puerta que es el Señor Jesús? En otras palabras. ¿Ha recibido al Señor Jesús como su personal Salvador? Recuerde que si no lo ha hecho, está condenado, pero si lo hace, tendrá vida y vida en abundancia. No tarde más en tomar esta decisión.
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