Qué grato es estar nuevamente junto a Usted mi amiga, mi amigo. La Biblia Dice… les da la bienvenida y les invita a su estudio bíblico en el Libro de Nehemías. Luego de la pausa musical estará con nosotros David Logacho para guiarnos en el estudio bíblico de hoy.
El temor es una emoción capaz de paralizar totalmente al ser humano. Se conoce de casos en los cuales, algunas personas han quedado como petrificadas durante un terremoto, por ejemplo. Una persona presa del temor corre el riesgo de ser incapaz de lograr cualquier meta establecida. Un ejemplo sencillo ilustra muy bien mi punto. Se ha preguntado Ud. ¿por qué muchas veces su boca permanece cerrada a pesar de que sabe que debe testificar a un incrédulo acerca de la salvación en Cristo? Bueno, una de las mayores razones es el temor. El miedo a ser rechazados prácticamente nos inutiliza en cuanto al propósito de compartir el evangelio con los incrédulos. Esta situación la conocían bastante bien los enemigos de la obra de Dios en la época de Nehemías y cuando fallaron todos los otros medios para detener la obra, decidieron poner en práctica un complot para provocar temor en Nehemías y así paralizar la obra. Examinemos pues, los detalles de este complot.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el Libro de Nehemías, capítulo 6 versículos 10-14. En nuestro último estudio bíblico en este Libro vimos como los enemigos de la obra de Dios intentaron que Nehemías se desviara de la meta que se había propuesto de reedificar los muros de Jerusalén. Mediante una invitación a alguna de las aldeas en el campo de Ono, pretendían distraer a Nehemías de la obra. De nada les sirvió su insistencia. Nehemías siempre respondió: Miren señores, Dios me ha dado una gran obra para hacer, no puedo abandonarla yendo con ustedes. Este es el carácter que debemos imitar como creyentes, un compromiso firme con el Señor y un rechazo sistemático a cualquier insinuación de apartar nuestra vista de la meta. Aun cuando nos mantengamos firmes, el enemigo buscará otros medios para paralizar la obra del Señor. En el caso de Nehemías fue un complot para causar temor. Consideremos en primer lugar el complot anunciado. Nehemías 6:10 dice: «Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte» Semaías probablemente era un profeta. El hecho que estaba encerrado, hacía pensar a la gente que lo conocía, que probablemente estaba recibiendo revelación de parte de Dios. Semaías estaba muy interesado en que la gente piense así. Nehemías debió estar muy interesado en conocer alguna nueva revelación de Dios, especialmente en estos cruciales momentos, cuando la obra estaba casi por concluirse. Esto explica la razón por la cual Nehemías fue a casa de Semaías. Tan pronto Nehemías llegó, Semaías, quizá todo asustado, comunicó con vehemencia a Nehemías que debía esconderse para preservar la vida. No había que perder tiempo, afirmaba que le había sido revelado que esa misma noche, Nehemías sería objeto de un atentado mortal. El lugar más seguro sería el lugar santo en el templo, era urgente ir inmediatamente allí y cerrar herméticamente las puertas. Notemos amable oyente el objetivo del complot. La idea era que Nehemías se deje dominar por el temor de perder la vida y se refugie en el templo para salvar el pellejo. Esto hubiera logrado al menos dos resultados importantes. Primero, la obra se hubiera detenido, sin un líder como Nehemías al frente de la obra era muy difícil que ésta continúe. Segundo, que Nehemías se refugie hubiera sido un golpe moral al pueblo que estaba construyendo el muro. Con la moral baja en el pueblo y sin un líder, hubiera sido fácil para los enemigos de la obra derribar lo que ya se había construido del muro y así aplastar el esfuerzo de restauración. La persona, que comunicaba esto a Nehemías no era cualquier persona. Tal vez era un profeta respetado, quien al menos fungía ser el medio por el cual Dios declaraba su voluntad. En segundo lugar, consideremos el complot anulado. Nehemías 6:11 dice: «Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré» Nehemías anula el complot sobre la base de dos razones contundentes. La primera: ¿Un hombre como yo ha de huir? Esto nos suena algo jactancioso, pero lejos de ello, simplemente indica que Nehemías no podía de ninguna manera abandonar algo que Dios le había dado para hacer. Sí…, era alguien que funcionaba como un profeta el que le estaba insinuando a huir, pero sobre el profeta estaba Dios y Nehemías había recibido sus ordenes de Dios. La segunda razón: ¿Y quién que fuera como yo entraría al templo para salvarse la vida? Nuevamente parece algo jactanciosa la respuesta, pero todo lo contrario, lo que Nehemías estaba diciendo es que él no se iba a prestar para entrar al lugar santo en el templo porque ese era un lugar reservado para los sacerdotes y Nehemías no era un sacerdote. Aquí hay un principio muy interesante para todos nosotros. El principio es este: Dios jamás nos va pedir algo que vaya en contra de lo que él mismo ha revelado. Viene a mi mente un caso reciente con un joven en una iglesia. Él sabía que no debía entrar a una relación de noviazgo con una muchacha incrédula. Pero aparentemente estaba resuelto a seguir adelante con esa relación equivocada. Cuando fue enfrentado con su pecado dijo: ¿Y quién sabe si a través de esto Dios puede salvar a mi novia? ¿Ve la falacia de este razonamiento? Dios jamás va a cumplir con sus propósitos por medio de algo que él mismo lo ha condenado como pecado. El fin no justifica los medios amable oyente. Para Nehemías era un buen fin el preservar la vida pero el medio sugerido no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios y por esta causa, Nehemías lo rechazó. Casi puedo ver la cara de Semaias cuando escuchó las palabras finales de Nehemías: No entraré. Tenemos entonces que el complot fue anunciado y el complot fue anulado por Nehemías. Pero eso no fue todo. Después tenemos el complot aclarado. Nehemías 6:12-13 dice: «Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado. Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado» Notemos que el texto dice que Nehemías entendió que Dios no había hablado al falso profeta Semaías. La pregunta es: ¿Cómo lo supo? Pues, Nehemías conocía la palabra de Dios. En la palabra de Dios estaba escrito que al Lugar Santo en el templo solamente entran los sacerdotes. Dios jamás iba a pedir que Nehemías entre a ese lugar violando su propia palabra. Este conocimiento le permitió inmediatamente saber que estaba ante un impostor. El fondo del asunto es que Semaias fue sobornado por los enemigos de la obra para producir temor en Nehemías y así paralizarlo de modo que la obra se detenga. Es interesante ver que si Nehemías hubiera huido a refugiarse en el templo, hubiera pecado al quebrantar el mandamiento de Dios y esto hubiera sido tomado por los enemigos de la obra para desprestigiar a Nehemías y por ende para arruinar la obra. Esta es una severa advertencia para los que estamos en la obra del Señor. Nuestro testimonio como hijos de Dios puede ser utilizado como algo para impulsar la obra de Dios o algo para frenar la obra de Dios. Nehemías mantuvo su testimonio limpio y esto no permitió que los enemigos de la obra difamen su nombre y desprestigien la obra que estaba realizando. Finalmente tenemos el complot acabado. Nehemías 6:14 dice: «Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo» El complot llegó a su fin cuando Nehemías lo puso delante de Dios en oración. Nuevamente lo vemos no tomando venganza por sí mismo, no armando un escándalo, sino sencillamente de rodillas hablando con el dueño de la obra, diciendo tú conoces en detalle como han actuado los enemigos de la obra, sabes como se han vendido los profetas y una profetisa, te pido que tomes en cuenta su pecado. Trataron de infundirme miedo para que yo no continúe con la obra. No lo lograron, encárgate tú de darles el pago que merecen sus obras. Amble oyente, el enemigo de la obra de Dios es muy poderoso y astuto, no escatimará esfuerzo alguno para detener la obra de Dios, pero allí es cuando podemos aprender de Nehemías a no dejarnos que nos infunda miedo porque si lo hace habrá ganado una victoria y nosotros habremos perdido una corona.
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