Cordiales saludos amable oyente. Soy David Araya dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Dios en su gracia nos ha permitido estudiar el Evangelio según Mateo en esta serie que ha sido titulada: Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores. En esta oportunidad, David Logacho nos hablará acerca de lo que Jesús enseñó a sus discípulos en cuanto a los eunucos, en cuanto a los niños y en cuanto a la riqueza.
Me da mucho gozo compartir este tiempo con usted, amable oyente. Vamos a continuar con el estudio del Evangelio según Mateo. En nuestro último estudio bíblico, Jesús dejó muy en claro que el divorcio no es la voluntad de Dios para el matrimonio. Los discípulos de Jesús entendieron muy bien las palabras de Jesús, acerca de la solemnidad y permanencia del matrimonio y llegaron a una conclusión exagerada. Dicho esto, si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Mateo 19:10-26. Lo primero que tenemos es la enseñanza de Jesús en cuanto a los enucos. Permítame leer el texto en Mateo 19:10. La Biblia dice: Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
La voluntad de Dios es que el matrimonio sea de por vida, hasta que la muerte los separe. Siendo así, tal vez los discípulos de Jesús estaban pensando: ¿Y qué tal si la mujer con quien me case resulte fatal en todo sentido? ¿Tendré que soportarla toda la vida? Reflexionando sobre esto, los discípulos de Jesús llegaron a la conclusión que no conviene casarse. Los discípulos de Jesús estaban sugiriendo vivir como eunucos. En eunuco es aquel que por alguna razón no está en capacidad casarse. Veamos como respondió Jesús a esta manera de pensar de sus discípulos. Leo en Mateo 19:11-12. La Biblia dice: Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
No casarse con el fin de no tener que pasar por las penurias de un posible divorcio, puede ser factible, pero no todos están en capacidad de hacerlo. A esto es a lo que se refirió Jesús cuando dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. A los que se les ha dado la posibilidad de vivir sin tener que casarse es a los eunucos. Jesús pasa a describir tres tipos de eunucos. Primero, los que nacen así del vientre de su madre. Segundo los que son hechos así por los hombres. Tercero, los que se hicieron eunucos por su propia voluntad por causa del reino de los cielos. Jesús no está diciendo que para servir a Dios en su reino es necesario ser voluntariamente eunuco. En ninguna parte de la Biblia aparece el concepto que para servir a Dios es necesario ser eunuco. En segundo lugar, Jesús pasa a enseñar acerca de los niños. Lo que motivó la enseñanza de Jesús fue lo que aparece en Mateo 19:13. La Biblia dice: Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.
Los padres que estaban acompañados de sus hijos no querían dejar pasar la oportunidad de que Jesús imparta bendiciones sobre sus pequeños. Por eso dice Mateo que le fueron presentados a Jesús unos niños para que pusiese las manos sobre ellos y orase. Por la natural característica de los niños es fácil imaginar que se habrá formado un pequeño desorden alrededor de Jesús. Seguramente esto fue lo que exasperó a los discípulos de Jesús y motivó la reprensión de la que habla Mateo. Jesús sin embargo no estaba de acuerdo con esta reprensión. Mire lo que hizo. Leo Mateo 19:14-15. La Biblia dice: Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.
Varias cosas importantes surgen de las palabras de Jesús. Primero, la importancia que Jesús daba a los niños. Nosotros también debemos dar la debida importancia a los niños. Segundo, debemos incentivar y animar a los niños que tratan de indagar sobre asuntos espirituales. No sigamos el ejemplo de los discípulos de Jesús que en aquella ocasión reprendieron a los niños. Si un niño habla de que desea recibir a Cristo como Salvador, debemos tomarlo muy en serio, no desecharlo pensando que no sabe de lo que está hablando. Asimismo debemos ser muy cuidadosos en cuanto a no presionar o manipular a un niño a que reciba a Cristo como Salvador antes de tener conciencia de su estado espiritual y lo que Dios hizo por él. Tercero, hablando de los niños, Jesús dijo: Porque de los tales es el reino de los cielos. Este es un fuerte argumento para concluir que los niños que mueren antes de nacer o antes de tener conciencia de pecado están en el cielo, no porque son inocentes, sino porque Cristo pagó en la cruz por el pecado de ellos y Dios no va a condenar a alguien que no ha tenido oportunidad de reconocer su pecado y de reconocer lo que Dios hizo por él en Cristo. Así que, Jesús puso sus manos sobre los niños y se fue de allí. Esto nos conduce a la siguiente enseñanza de Jesús. Es acerca de la riqueza cuando se torna en un obstáculo para la salvación. Todo comenzó cuando un joven rico vino a Jesús con una pregunta. Leo en Mateo 16:1. La Biblia dice: Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
Por lo que tenemos más adelante podemos saber que se trataba de un joven muy rico. Tal vez impresionado por lo que había oído acerca de Jesús se acercó a él y con mucho respeto le dijo: Maestro bueno. El joven rico no sabía que Jesús no es sólo un maestro como muchos en su tiempo, sino el Señor, el Cristo, el Mesías de Israel. En lo que sí acertó es en reconocer que Jesús es intrínsicamente bueno. En todo caso, el joven rico quería que Jesús le diga qué obra buena debía hacer para tener la vida eterna. Esto demuestra la total ignorancia del joven rico en asuntos espirituales. La vida eterna no se obtiene por hacer alguna buena obra. La vida eterna es un regalo o un don gratuito para aquellos que depositan su fe en Cristo Jesús y lo reciben como Salvador. Veamos como Jesús responde al joven rico. Leo Mateo 19:17. La Biblia dice: El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Jesús está ayudando al joven rico a reconocer que el único que merece el calificativo de bueno es Dios y por tanto Jesús es Dios. Como tal, Jesús estaba en capacidad de decir a cualquiera lo que hace falta para tener vida eterna. Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos, respondió Jesús. Con estas palabras, Jesús no estaba insinuando que para ser salvos hace falta guardar los mandamientos. Esto sería equivalente a salvación por obras, lo cual es contrario a la palabra de Dios. Lo que está haciendo Jesús es utilizando la ley de Moisés para que este joven rico se dé cuenta que es un pecador perdido, imposibilitado de cumplir con las demandas de Dios para hallar la salvación. Interesado en lo que Jesús decía, el joven rico preguntó a Jesús: ¿Cuáles mandamientos debo guardar? La respuesta de Jesús aparece en Mateo 19:19-19. La Biblia dice: Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Jesús cita cinco de los diez mandamientos, los cuales tienen que ver con la relación con el prójimo. Estos cinco mandamientos se resumen en esas memorables palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Ciego a su triste condición, el joven rico dice a Jesús lo que tenemos en Mateo 19:20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
Esto es lo que el joven rico pensaba, pero estaba muy equivocado. Jesús le va a mostrar cuan lejos estaba de lo que Dios esperaba de él. Para eso Jesús pone a prueba al joven rico con una propuesta. Mateo 19:21 dice: Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Jesús está diciendo, si en realidad habrías obedecido todo esto, no tendrías ningún problema en vender todo lo que tienes y usar el producto de la venta para darlo a los pobres. Así habrías hecho un gran tesoro en el cielo y estarías dispuesto a seguirme. El joven rico comprendió que en realidad no amaba al prójimo como a sí mismo y que por tanto estaba equivocado al pensar que había guardado esos mandamientos que citó Jesús. Comprendió también que su corazón estaba tan atado a la riqueza que no estaba dispuesto a desprenderse de ella. Por eso lo tenemos alejándose triste de Jesús. Mateo 19:22 dice: Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Tenemos a un rico más que se pierde la oportunidad de tener vida eterna porque para él más importante es la riqueza. No es que para ser salvos todos debemos ser pobres, pero si la riqueza es más importante que Dios, jamás podemos ser salvos. Jesús entonces comenta lo sucedido con las palabras de Mateo 19:23-24. La Biblia dice: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
Humanamente hablando, el que un rico entre al reino de los cielos es tan difícil como que un camello pase por el ojo de una aguja. De esto tomaron nota los discípulos y se asombraron. Mateo 19:25 dice: Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
La respuesta de Jesús muestra que solo el poder de Dios hace posible que un rico entre en el reino de los cielos. Mateo 19:26 dice: Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
Que Dios nos libre de poner las riquezas por encima de Dios.
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