Cordiales saludos amable oyente. Es un gozo saber que Usted nos está escuchando. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Daniel. En nuestro último estudio bíblico comenzamos a analizar la profecía ampliamente conocida como las setenta semanas de Daniel. Dios, por medio del ángel Gabriel, comunicó a Daniel que setenta semanas están determinadas sobre el pueblo de Israel y sobre su santa ciudad, la ciudad de Jerusalén, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Una semana en esta profecía, equivale a un período de siete años. Siendo así, setenta períodos de siete años están determinados sobre el pueblo de Israel y sobre su santa ciudad, la ciudad de Jerusalén, para que se cumpla todo lo que Dios le ha prometido. Las cosas que Dios ha prometido a su pueblo Israel y a su ciudad Jerusalén hallarán su cumplimiento cuando el Señor Jesucristo retorne por segunda vez a la tierra. Entonces se terminará la prevaricación, se pondrá fin al pecado, se expiará la iniquidad, se traerá la justicia perdurable, se sellará la visión y la profecía y se ungirá al Santo de los santos. La gran pregunta es: ¿A partir de qué momento en el tiempo se debe comenzar a contar esos setenta periodos de siete años? Pues esto y otras cosas más será el tema del estudio bíblico de hoy.
Abramos nuestras Biblias en Daniel 9 a partir del versículo 25. Esto es la continuación de la profecía de las setenta semanas de Daniel. Al igual que Usted y yo, Daniel debe haber estado muy interesado en saber desde qué momento se debe comenzar a contar esos setenta períodos de siete años que Dios ha determinado sobre el pueblo de Israel y sobre la ciudad de Jerusalén antes que vengan esas bendiciones que Dios prometió. En respuesta, Dios comunica a Daniel no solamente eso, sino algunos eventos que van a ocurrir dentro de ese tiempo. Con esto en mente, leamos Daniel 9:25-26. A propósito hacemos esta división de versículos para que Usted pueda apreciar mejor que existe un paréntesis indefinido de tiempo entre el final de la semana 69 y el comienzo de la semana 70. La Biblia dice: Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Dan 9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
El ángel Gabriel exhorta a Daniel a saber y entender lo que está por venir. Las setenta semanas o setenta períodos de siete años deben contarse a partir de la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén. Esto ocurrió cuando Artajerjes dio la orden a Nehemías para que vaya a restaurar la ciudad de Jerusalén que hasta ese momento estaba en ruinas y con sus muros derribados. Según el relato en Nehemías capítulo 2, esto sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes. Poniendo en nuestra forma de contabilizar el tiempo, esta fecha equivaldría a la mitad de Marzo y la mitad de Abril del año 445 AC. Así que, poniendo en una escala de tiempo, los setenta periodos de siete años se deben comenzar a contar desde el año 445 AC. Luego la profecía sigue mostrando que desde el año 445 AC hasta el Mesías Príncipe habrá siete semanas de años y sesenta y dos semanas de años. El Mesías Príncipe se refiere a la persona del Señor Jesucristo como Mesías y rey de Israel. Dentro de los primeros siete períodos de siete años, es decir 49 años se reedificó la plaza y se reedificó el muro de la ciudad de Jerusalén, en medio del peligro por la oposición de los enemigos de Israel, es decir en tiempos angustiosos. El libro de Nehemías da cuenta de esto. Luego vinieron esos sesenta y dos períodos de siete años hasta el Mesías Príncipe. Si hacemos las cuentas respectivas, considerando que un año profético equivale a 360 días, y haciendo los debidos ajustes por años bisiestos y el año que se pierde en el cambio de era, de antes de Cristo a después de Cristo, se llega al resultado asombroso que los sesenta y nueve periodos de siete años desde Marzo-Abril del año 445 se cumplieron exactamente el día que el Señor Jesús hizo su entrada triunfal a Jerusalén, para ser crucificado pocos días más tarde. Así de precisa es la profecía bíblica. Pero volviendo a la profecía dada a Daniel el texto en Daniel 9:26 prosigue diciendo que después de la finalización de la semana 69, van a ocurrir varios eventos, pero que no corresponden a la semana siguiente, es decir a la semana setenta, sino que caen dentro de un paréntesis indefinido de tiempo entre el final de la semana 69 y el principio de la semana 70 de Daniel. Veamos cuáles son estos eventos. El texto dice que se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Esto habla de la muerte de Cristo en la cruz, sin amigos ni honor. Fue rechazado por los hombres, tratado como un criminal y aún abandonado por el Padre. Otro evento que ocurrirá dentro del paréntesis entre la semana 69 y la semana 70 de Daniel es que el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario, y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Esto se cumplió en el año 70 DC cuando el pueblo romano, ese es el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruyó la ciudad de Jerusalén y el santuario o el templo en Jerusalén. Su fin fue con inundación y hasta el fin de la guerra duraron sus devastaciones. A partir del versículo 27 de Daniel 9, encontramos ya los eventos que sucederán dentro de la semana 70 de Daniel, es decir dentro de los siete años antes de la segunda venida de Cristo. Daniel 9:27 dice: Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
El primer desafío es identificar el sujeto de la declaración en la primera parte de este versículo. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos. ¿Quién va a hacer esto? Pues no puede ser otro que el príncipe de quien habla en el versículo anterior, en el versículo 26. Este príncipe es el Anticristo, la cabeza visible del futuro imperio romano revivido que en forma de una confederación de diez reinos surgirá en la semana 70 de Daniel, o en los siete años previos a la segunda venida de Cristo, tiempo conocido como tribulación. Al inicio de la tribulación, el Anticristo hará un pacto con el pueblo de Israel. Probablemente será un pacto de no agresión o de protección a la nación de Israel. Pero como el Anticristo es enemigo de Israel y actúa con poder de Satanás, romperá el pacto con Israel a la mitad de la semana, esto es, tres años y medio después de haber firmado el pacto. Esto marcará el inicio de lo que en el Evangelio de Mateo se conoce como la gran tribulación, un período de ira derramada por parte de Dios, tal cual como aparece en el libro de Apocalipsis a partir del capítulo 6. En el libro de Daniel, dice que a la mitad de la semana, el príncipe que ha de venir, el Anticristo, hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Esto significa que, contrariando a su pacto con Israel, el Anticristo impedirá que se sigan haciendo los sacrificios y se sigan ofreciendo las ofrendas en el futuro templo que habrá en Jerusalén durante la tribulación. En Daniel además dice que después, con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador. Esto significa que una vez que el Anticristo haga cesar el sacrificio y la ofrenda en el futuro templo de Jerusalén, el Anticristo intentará ser adorado como Dios en el templo de Jerusalén. Esto se desprende del testimonio del apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 2:3-4 donde dice: Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,
2Th 2:4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
Esta conducta impía del Anticristo llegará a su fin cuando venga la consumación, según lo que dice en Daniel. La consumación se refiere bien al clímax del pecado liderado por el Anticristo, o bien se refiere a la manifestación del Señor Jesucristo en su segunda venida. En todo caso, llegará un momento cuando lo que está determinado sobre el Anticristo venga sobre él. Esto es una referencia al trágico pero bien merecido final que le espera al Anticristo. El final del Anticristo o la bestia, aparece en Apocalipsis 19:20 donde dice: Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
Esto es lo está encerrado en la profecía de las setenta semanas de Daniel. Todo va apuntando a su cabal cumplimiento, las cosas que han pasado en el mundo, las cosas que pasan en el mundo y las cosas que pasarán en el mundo son simplemente las piezas del rompecabezas que una vez terminado mostrará lo que Dios dibujó en su palabra, la Biblia, en forma profética.
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