Es un gozo saludarle amable oyente. Soy David Araya dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el Evangelio según Mateo, en la serie titulada: Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores. La obra de Dios jamás ha sido fácil. Siempre ha habido y habrá muchos obstáculos, pero lo maravilloso es que Dios capacita a sus obreros para superar esos obstáculos. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho continuará analizando las instrucciones que Jesús dio a sus apóstoles antes de enviarlos en una misión importante.
Antes de enviar a sus doce apóstoles a una misión intensiva de predicación, anunciando la cercanía del reino de los cielos, Jesús les entregó instrucciones detalladas acerca de cómo debían llevar a cabo esa misión. Jesús no ocultó absolutamente nada en cuanto a lo que los apóstoles iban a encontrar en el desempeño de su función. Para hacer más claro lo que esperaba a sus discípulos, Jesús dijo que los enviaba como a ovejas en medio de lobos. En estas condiciones era indispensable que los apóstoles adopten una conducta que se resume en ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Este es el antecedente de lo que vamos a estudiar en esta oportunidad. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Mateo 10, a partir del versículo 17. Aquí encontramos a Jesús advirtiendo en cuanto a la oposición y los recursos que los apóstoles tendrán para afrontarla. Veamos pues la advertencia. Permítame leer el texto en Mateo 10:17. La Biblia dice: Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
La gente a quien los apóstoles tenían que predicar, no sería siempre gente amable y receptiva. Jesús dice que habrá hombres impíos y despiadados, dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de acallar a los apóstoles. Estos hombres impíos son tan peligrosos que Jesús dice a sus discípulos: Tengan cuidado con ellos. Entre las tácticas de oposición de estos hombres impíos están las acusaciones falsas para que los apóstoles sean llevados ante los concilios bajo cargos de contravenciones de carácter civil o penal y ante las sinagogas, bajo cargos de contravenciones de carácter religioso. La corrupción será de tal magnitud que los apóstoles tendrán que sufrir la injusta sentencia de ser azotados conforme a lo que era costumbre entre los judíos, es decir cuarenta azotes menos uno. Todo esto será muy doloroso para los apóstoles. Pero no todo será negativo. Dios estará operando detrás de bastidores para cumplir con su plan soberano. El hecho que los apóstoles sean llevados en contra de su voluntad ante los concilios y las sinagogas, donde tengan que estar frente a frente ante personas importantes, será una maravillosa oportunidad para dar testimonio a favor de Jesús en lugares donde sería imposible entrar de otra manera. Esto es en esencia lo que leemos en Mateo 10:18. La Biblia dice: y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.
Dios jamás se equivoca en lo que hace. Desde el punto de vista humano parece como que fuera una tragedia que los apóstoles tengan que sufrir tanto, pero desde el punto de vista divino, ese sufrimiento es simplemente un medio para que se cumpla el plan soberano de Dios de dar a conocer a su Hijo el Señor Jesucristo a gobernadores, reyes y gentiles en general. En medio de esta circunstancia difícil para los apóstoles, Jesús les hizo una promesa importante. Permítame leer el texto en Mateo 10:19-20. La Biblia dice: Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
Los apóstoles no tenían que prepararse de antemano para saber como debían actuar cuando sean llevados ante los concilios y las sinagogas. Tampoco debían depender de sus propios razonamientos para su defensa. Jesús dijo a sus apóstoles: No os preocupéis por cómo o qué hablaréis. La promesa de Jesús es que en ese preciso momento recibirán de parte de Dios lo que deben hablar. De esta manera, no serán los apóstoles quienes hablen, sino el Espíritu Santo, o el Espíritu del Padre, por medio de los apóstoles. Es decir que los apóstoles fueron simples instrumentos en manos de Dios. Esta promesa de Jesús, específicamente para sus doce apóstoles, y específicamente para esa misión en particular, ha sido muy mal interpretada cuando se llega a dos conclusiones igualmente erradas. La primera es pensar que no hace falta ninguna preparación previa para predicar o enseñar la palabra de Dios desde el púlpito. Es decir, que todo es cuestión de pararse en el púlpito y ese momento el Espíritu Santo va a poner las palabras en la boca para decir lo que Dios quiera. Pero no hay tal, la promesa de Jesús fue para sus doce apóstoles y eso cuando sean arrastrados a los concilios y a las sinagogas por causa de predicar la palabra de Dios. Los predicadores y maestros deben prepararse lo mejor posible de antemano para que en el poder del Espíritu Santo comuniquen lo que previamente el Espíritu Santo les ha dado en el estudio personal de la palabra de Dios. El segundo error es pensar que esta promesa no tiene ninguna validez para hoy en día. Tampoco es así. Dios perfectamente puede poner en la boca de sus siervos palabras que él quiere que digan en medio de una situación de crisis. Es maravilloso saber que aunque Dios permite que sus siervos pasen por persecución, Dios está con ellos para consolarlos y capacitarlos para que el nombre de Jesucristo sea glorificado. Otra cosa que Jesús advirtió a sus apóstoles es en cuanto al efecto que producirá el mensaje que iban a proclamar. Observe lo que dice Mateo 10:21. La Biblia dice: El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.
La palabra de Dios siempre ha producido un efecto polarizante entre la gente. Los que aceptan la palabra de Dios, automáticamente pasan a ser blanco del ataque de los que no aceptan la palabra de Dios. Esto se nota, por ejemplo, en familias en las cuales uno de los miembros recibe a Cristo como Salvador. Es inevitable que el resto de la familia, al menos inicialmente, se vuelva totalmente en contra de ese miembro de la familia que recibió a Cristo como Salvador. Jesús lo puso de una manera mucho más descriptiva cuando dice que se llegará inclusive a que uno que recibe el mensaje de los apóstoles sea denunciado por su propio hermano y sea entregado para que sea castigado con la muerte. Será posible incluso que un hijo que recibe el mensaje proclamado por los apóstoles sea denunciado por su propio padre para ser apresado y ejecutado. Se podría dar el caso que padres que reciben el mensaje predicado por los apóstoles, sean denunciados por sus propios hijos para ser apresados y ejecutados. Es obvio que la palabra de Dios despierta fuertes emociones a favor o en contra en el núcleo más pequeño de toda sociedad, la familia y eso eventualmente se expande a toda la sociedad. En este punto, Jesús anuncia de antemano cual será la atmósfera en la cual los apóstoles tendrán que realizar su misión. No será una atmósfera de aceptación, sino de hostilidad. Permítame leer el pasaje bíblico que se encuentra en Mateo 10:22-23. La Biblia dice: Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre.
La actitud de la generalidad de la gente será de hostilidad hacia los apóstoles. El hecho que los apóstoles adopten una postura en defensa de Jesús, hará que la mayoría de la gente los aborrezca. El jugarse por Jesús siempre acarrea odio por parte del mundo, amable oyente. Es en este contexto que Jesús dijo a sus apóstoles: Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Tomado ligeramente parecería como si Jesús estuviera afirmando que la salvación es el resultado de perseverar en medio de la adversidad. Pero es ampliamente conocido que la salvación jamás ha sido y jamás será por obras, como esto de perseverar en la adversidad. La salvación siempre ha sido y será por gracia por medio de la fe. Tampoco significa que los que perseveran en la adversidad no van a experimentar la muerte física. Es ampliamente conocido que muchos discípulos de Cristo murieron como mártires aun a pesar de perseverar en medio de la adversidad. Lo que significa en realidad es que los genuinos creyentes se caracterizan por perseverar en la fe sin importar si las circunstancias son favorables o adversas. La perseverancia no es lo que produce salvación, sino que la salvación produce perseverancia. Habiendo dicho esto, Jesús menciona algo que en parte se aplica a la situación que los apóstoles estaban por enfrentar pero por otra parte se aplica al futuro, al momento cuando Jesús esté próximo a venir por segunda vez a este mundo. Esto es normal en la profecía bíblica. Algunas profecías tienen un doble cumplimiento, algo se cumple en el tiempo cercano y algo más en el tiempo lejano. En el tiempo cercano, al enfrentar persecución, los apóstoles debían salir de la ciudad donde estaban siendo perseguidos y entrar a una ciudad diferente. Jesús dijo que ciertamente no acabarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre. Pero detengámonos a meditar sobre algo en este momento, porque aquí es donde yace la profecía para el tiempo lejano. El Hijo del Hombre, es decir Jesús, ya estaba presente en la tierra cuando dijo: de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre. Por tanto Jesús debe haber estado refiriéndose a otro tiempo. Efectivamente, se estaba refiriendo a su segunda venida. Durante la gran tribulación, los fieles judíos que estarán predicando en el mundo el evangelio del reino, serán perseguidos y aborrecidos. Antes de que terminen de recorrer todas las ciudades de Israel, vendrá por segunda vez el Señor Jesucristo para juzgar a sus enemigos y establecer su reino milenial en la tierra. En nuestro próximo estudio bíblico continuaremos estudiando las instrucciones que Jesús dio a sus apóstoles antes de enviarlos a predicar el mensaje que el reino de los cielos se había acercado.
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