Es grato saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es el libro de Daniel. En nuestro último estudio bíblico, vimos como Daniel y sus amigos oraron con fe a Dios pidiendo que Dios revele a Daniel el sueño que tuvo el rey de Babilonia, Nabucodonosor, y la correspondiente interpretación. Si Dios no respondía positivamente este pedido de Daniel y sus compañeros, Daniel y sus compañeros, juntamente con todos los sabios de Babilonia serían ejecutados y sus casas serían convertidas en muladares o en lugares donde se arroja el estiércol o la basura de las casas. Pero Dios no iba a permitir que algo así acontezca a Daniel y sus compañeros y por tanto, reveló en visión a Daniel tanto el sueño de Nabucodonosor como su interpretación. En respuesta Daniel bendijo a Dios y le agradeció. Había llegado el momento para que el rey encuentre alivio a sus preocupaciones. Veamos como lo registra Daniel.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Daniel 2:24-35. Aquí tenemos a Daniel primeramente ante el capitán del rey y después a Daniel ante el rey. En relación con lo primero, Daniel 2:24 dice: Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la interpretación.
Con la solución al misterio en su mente, Daniel buscó al capitán del rey Nabucodonosor, Arioc, a quien Nabucodonosor había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le pidió que no mate a los sabios de Babilonia, porque él ya tenía lo que buscaba el rey y por tanto necesitaba audiencia con el rey para darle a conocer el sueño y la interpretación. Estas eran buenas noticias también para Arioc porque se estaba ahorrando matar a una cantidad de gente con el consecuente dolor para sus familias. No es extraño por tanto que con diligencia Arioc acceda al pedido de Daniel de ser presentado ante el rey. Tenemos entonces a Daniel ante el rey. En esta parte vemos primeramente a Arioc sacando provecho personal de la situación. Daniel 2:25 dice: Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación.
Arioc debe haber estado frotándose las manos de la alegría. La vida le estaba sonriendo. Había llegado el momento para quedar bien con el poderoso rey. Por eso llevó prontamente a Daniel ante el rey y sin más preámbulo, tal vez pavoneándose le dijo: Su excelencia, he hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación. ¡Qué mentiroso! Las cosas no fueron así. Todo lo contrario. Fue Daniel quien primeramente buscó a Arioc y una vez que le fue revelado el sueño y la interpretación, fue una vez más Daniel quien buscó a Arioc. Pero Arioc era muy humano y no pensó dos veces antes de atribuirse para sí la gloria de haber hallado al hombre que iba a librar al rey de los pesares que había estado experimentando últimamente. Cuidado amable oyente con usurpar lo ajeno para quedar bien ante los hombres. Tal vez logremos impresionar a los hombres, pero escandalizaremos a Dios. A Dios no se le escapa nada. Acto seguido, tenemos al rey consultando a Daniel. Daniel 2:26 dice: Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación?
El rey fue directo al grano. Dirigiéndose a Daniel a quien los babilonios llamaban Beltsasar, le hizo una sola pregunta. ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi y su interpretación? Este fue el momento que tanto había esperado Daniel. Había llegado el instante para que la persona más poderosa del mundo en ese tiempo llegue a saber sobre lo grandioso y maravilloso que es Jehová, el único Dios verdadero. Todos nosotros deberíamos buscar oportunidades para hacer quedar bien a nuestro grandioso Dios. Sin ninguna jactancia, tan opuesto a lo que hizo Arioc, Daniel hace una introducción necesaria, en la cual da todo el crédito a Jehová, el Dios de Israel. Note como lo hace. Daniel 2:27-30 dice: Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey.
Dan 2:28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama:
Dan 2:29 Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser.
Dan 2:30 Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
Daniel comienza señalando que no existe hombre, ni sabio ni astrólogo, ni mago ni adivino que pueda cumplir con lo que el rey Nabucodonosor había pedido, es decir, saber lo que soñó y su interpretación. Pero lo que para el hombre es imposible, para Dios es muy posible. Jehová, el Dios de Israel está en los cielos y nada está oculto de su presencia, por eso, Él no tiene problema para revelar lo que el hombre no puede conocer por sí mismo. Ha sido Dios quien ha hecho saber a Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días en el mundo. El futuro amable oyente, es algo que solamente Dios lo conoce. Todos los que afirman que conocen lo que depara el futuro, aparte de la revelación de Dios, no pasan de ser meros charlatanes, como lo fueron los sabios, astrólogos, magos y adivinos de Babilonia. La única manera de saber algo que va a acontecer en el futuro es por medio de la revelación de Dios y él lo revela a sus profetas, no a los charlatanes. Daniel entonces se dispone a revelar el sueño y la interpretación. Todo se originó cuando Nabucodonosor quiso saber lo que había de ser en lo porvenir. Saber lo que habrá en el futuro es una necesidad muy humana. De esto aprovechan los adivinos, los astrólogos, para engañar y obtener ganancias deshonestas. Pero los creyentes no tenemos por qué dejarnos engañar de los charlatanes. Dios ha revelado algunas cosas que van a suceder en lo futuro, y esta revelación está en su palabra, la Biblia. Si queremos saber sobre eso, lo único que tenemos que hacer es escudriñar la Biblia. En el caso de Nabucodonosor, Dios quiso mostrarle lo que está por venir y lo hizo mediante el sueño que tuvo. Por sí mismo Nabucodonosor no podía interpretar el sueño, pero Dios se encargó de eso al revelarlo a su siervo Daniel, no porque él sea más sabio que otros, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que el rey entienda los pensamientos de su corazón. Note como Daniel es muy cuidadoso para no apropiarse de la gloria que le pertenece a Dios. Hecha esta introducción, Daniel va a satisfacer la primera parte de la demanda de Nabucodonosor. Va a revelar el sueño de Nabucodonosor. Daniel 2:31-35 dice: Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
Dan 2:32 La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce;
Dan 2:33 sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
Dan 2:34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Dan 2:35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
En su sueño, Nabucodonosor vio una gran imagen. La imagen era descomunal, enormemente grande. Además de enorme, la imagen tenía una gloria sublime. Una forma de decir que la imagen era espectacular. La imagen tenía forma humana y estaba de pie. Nabucodonosor quedó asombrado por lo que veía en su sueño y le produjo una sensación de terror. Por eso dijo que el aspecto de la imagen era terrible. La cabeza de la imagen era de oro puro, fino, reluciente. El pecho y los brazos eran de plata, un metal de menor calidad. El vientre y los muslos eran de bronce, metal de menor calidad que la plata y el oro. Las piernas eran de hierro, metal de menor calidad que el bronce, la plata y el oro. Los pies eran en parte de hierro y en parte de barro cocido. Algo muy frágil. En eso apareció de pronto una piedra que nadie desprendió y vino y golpeó a la imagen en los pies que eran parte de hierro y parte de barro cocido, y la imagen toda se derrumbó y fueron desmenuzados el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y sus restos fueron esparcidos como polvo al viento hasta no quedar nada, pero la piedra que golpeó a la imagen se convirtió en un gran monte que cubrió toda la tierra. Al oír a Daniel relatando el sueño, Nabucodonosor debe haber estado asintiendo con la cabeza, porque Daniel estaba relatando exactamente lo que él había soñado. Ahora faltaba la segunda parte de su pedido. ¿Qué es lo que este sueño significa? Pues eso será materia de nuestro próximo estudio bíblico.
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