Reciba cordiales saludos amable oyente. La Biblia Dice… se complace en presentar su estudio bíblico del día de hoy en la epístola de Pablo a los Colosenses, en la serie titulada: La supremacía de Cristo. Los falsos maestros siempre han escogido la doctrina de la deidad de Jesucristo como el blanco preferido de su ataque. La tendencia general de los maestros del error es socavar la dignidad de nuestro amado Salvador y Señor Jesucristo. Qué bueno es encontrar pasajes bíblicos como el de Colosenses 1:15-18, en el cual se describe a Cristo en su verdadera dimensión. Mi corazón se llena de emoción y se crea en mí una actitud de adoración al mirar cuan excelso es el Señor que me salvó. En el pasaje bíblico mencionado anteriormente, ya hemos visto que Jesucristo, por ser Dios es el creador de todas las cosas, tanto las visibles como las invisibles. Hemos visto que él es el poseedor de todas las cosas, porque todo fue creado por él y para él. Hemos visto que él es el sustentador de todas las cosas. Él es quien hace que funcionen todas las cosas, tanto en las galaxias más remotas de nuestro universo como en los lugares más recónditos de los minúsculos átomos. Hoy vamos a ver que además de creador, poseedor y sustentador de todas las cosas, Jesucristo es también la cabeza del cuerpo llamado iglesia.
Abramos nuestras Biblias en la carta de Pablo a los Colosenses, capítulo 1 versículo 18. La Biblia dice: y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
El Nuevo Testamento nos presenta muchos cuadros o imágenes de la iglesia. Uno de los más conocidos es el cuerpo. Efesios 4:12 dice por ejemplo: a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
Los santos son entonces también el cuerpo de Cristo. Ninguna denominación o iglesia local puede pretender ser el cuerpo de Cristo, porque el cuerpo de Cristo está formado por todos los verdaderos creyentes en todo el mundo, tanto los que están vivos como los que están en la presencia del Señor. Cuando una persona recibe a Cristo como Salvador, inmediatamente es bautizada en el Espíritu Santo, o introducida por Cristo mediante el Espíritu Santo en su cuerpo que es la iglesia. 1 Corintios 12:13 dice: Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
El bautismo por el Espíritu Santo no es una experiencia posterior a la salvación sino que ocurre el instante mismo en que una persona cree o recibe a Cristo como Salvador. Volviendo a la figura de la iglesia como el cuerpo de Cristo, es lógico pensar que este cuerpo espiritual necesita de una cabeza para su cabal funcionamiento. La cabeza de este cuerpo es Jesucristo. Colosenses 1:18 dice: Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia. En el idioma griego, la palabra cabeza tiene varios significados. Puede significar la fuente de algo, o el origen de algo, o el líder de algo, o el gobernador de algo. Que fascinante es pensar que Jesucristo es todo esto para su cuerpo espiritual que es la iglesia. Jesucristo como cabeza es la fuente de la vida para la iglesia. La iglesia es un organismo viviente, no una organización muerta. El pulso de vida de este organismo viviente viene de la persona gloriosa de Jesucristo. El mismo Señor Jesucristo dijo en Juan 5:21: Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.
Sin Jesucristo ninguna persona puede tener vida, la iglesia como cuerpo tampoco tendría vida. Jesucristo como cabeza también es el origen de la iglesia. De esto se ocupa más adelante Pablo. Por ahora nos bastará saber que el origen de la iglesia no descansa en ningún precepto humano ni en ningún ser humano. El origen de la iglesia es divino porque Cristo como cabeza de la iglesia es el origen de la iglesia y siendo que él es Dios, el origen de la iglesia es divino. Jesucristo como cabeza también es líder de la iglesia. El líder es aquel que va adelante abriendo el camino para que los que vienen atrás puedan caminar sin dificultad. El líder de la iglesia es Jesucristo, no ningún ser humano por más capaz o dotado que sea. Efesios 5:23 dice: porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
En el matrimonio, el esposo es cabeza de la esposa, esto significa que él es el líder de la esposa. En la iglesia también, Jesucristo es la cabeza y por tanto es el líder. Que consuelo es para nosotros saber que delante de nosotros camina alguien quien es Dios en persona, no hay motivo válido alguno para que tengamos temor de caminar detrás de él. Él está siempre pendiente de cada uno de nosotros que formamos parte de la iglesia. Una vez un misionero estaba compartiendo en una iglesia una experiencia que había tenido en el campo misionero. Había estado predicando el Evangelio a los miembros de una tribu hostil en la selva africana. Contó que los salvajes se enojaron tanto contra él que trataron de tomarle prisionero para después matarle. El misionero se dio maneras para escapar de sus captores y correr hacia el río donde había dejado atado su bote. Apenas tuvo tiempo para soltar las amarras, subir al bote y alejarse de la orilla. Cuando llegaron los indígenas, comenzaron a disparar sus flechas, pero gracias a Dios, ninguna dio en el blanco. El misionero dijo que de milagro no perdió la vida. Cuando terminó de hablar, una hermana de la congregación se paró y preguntó: ¿Qué versículo de la Biblia le ayudó en medio de tan terribles circunstancias? El misionero sorprendido dijo: ¿Versículo? ¡Qué versículo! Si Jesucristo mismo estaba a mi lado. Qué gran verdad. Jesucristo como líder siempre está a nuestro lado para defendernos. No hay razón alguna para temer. Jesucristo como cabeza es también el que gobierna la iglesia. La iglesia no es gobernada ni por una persona poderosa o santa o importante ni por un grupo o concilio de personas por más capaces que sean. La iglesia es gobernada directamente por el Señor Jesucristo. Él, como cabeza gobernante ha levantado a algunas personas para que gobiernen los pequeños grupos de creyentes organizados como iglesia local, pero él mismo es quien gobierna a toda la iglesia en su conjunto, o a todos los creyentes de todo el mundo, en lo que se conoce como la iglesia o el cuerpo de Cristo. Volviendo a Colosenses 1:18, Pablo prosigue afirmando que Jesucristo es el principio. Esto no significa que Él tuvo comienzo, como sostienen los maestros del error. Lo que significa es que Jesucristo tiene la prioridad en el tiempo con relación a la iglesia. Él es el origen, la causa suprema de la iglesia. Ningún ser humano sobre la tierra debe atribuirse el título de cabeza de la iglesia. Los líderes religiosos podrán fundar iglesias o denominaciones, pero sólo Jesucristo es el principio o le fundador de la iglesia que es su cuerpo. Esta iglesia está compuesta de todos los creyentes verdaderos y nació el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino y todos los creyentes fueron bautizados o introducidos en un cuerpo. Siguiendo adelante, notamos que Jesucristo también es el primogénito de entre los muertos. Nuevamente aquí, esto no significa que Jesucristo fue el primero en levantarse de los muertos, porque hubo otros que resucitaron en el Antiguo Testamento, así como en el Nuevo Testamento. Pero Jesucristo fue el primero en resucitar con un cuerpo glorificado y como tal es el primero o la cabeza de una nueva creación. Su resurrección es única y también la esperanza que todos los creyentes verdaderos tenemos. Jesucristo es entonces el supremo en la creación, el supremo en la iglesia, y el supremo de entre los muertos. Es decir el supremo en todo. Por esto el texto en Colosenses 1:18 termina diciendo: Para que en todo tenga la preeminencia. Esta declaración es como una bofetada a los que intentan robar la deidad a Jesucristo. Si él es el preeminente quiere decir que no hay ningún ser sobre él, sólo Dios cumple con esta condición, por tanto Jesucristo es Dios. Los falsos maestros de Colosas jamás asignarían a Jesucristo el lugar de preeminencia, porque según su torcida filosofía, Jesucristo no era sino solamente una de las muchas emanaciones de Dios. Para ellos, Jesucristo no era el único camino a Dios sino uno de los peldaños de la escalera para ascender a Dios. Pero que gloriosa verdad que nos presenta la Biblia. Jesucristo tiene en todo la preeminencia. Él, por tanto es el único camino a Dios. ¿Ha andado por este camino, amable oyente? Si está en otro camino, jamás llegará a Dios. ¿Por qué hoy mismo no hace usted también a Jesucristo el preeminente es su propia vida? Recíbalo como Salvador de su vida y él perdonará sus pecados y le guiará a una eternidad junto a él.
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