Saludos mi amiga, mi amigo. Soy David Araya extendiéndole una cordial bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Mateo, en la serie que lleva por título: Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores. En esta oportunidad, David Logacho nos hablará acerca de la feroz reacción en contra de Jesús por parte de los fariseos a raíz que, según ellos, Jesús había quebrantado el día de reposo.
Qué bendición es estar junto a Usted amable oyente. Si nos ha acompañado en lo que hemos avanzado en el estudio del Evangelio según Mateo, habrá notado un persistente incremento de oposición contra Jesús por parte de los fariseos. Pues bien, esta oposición adquiere cuerpo y parece que llega a un máximo en el capítulo 12 de Mateo. Esto hará que a partir del capítulo 13 de Mateo, Jesús cambie su discurso y ya no hable mas de que el reino de los cielos se había acercado, sino de que el reino de los cielos había entrado a un compás de espera. Es decir que el reino de los cielos se había pospuesto. Veamos por tanto cual fue la gota que derramó el vaso de odio por parte de los fariseos en contra de Jesús. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Mateo capítulo 12. Hoy nos corresponde estudiar los versículos 1 a 14. Todo comenzó cuando los discípulos tuvieron hambre en un día de reposo. Examinemos los hechos. Permítame leer el texto en Mateo 12:1. La Biblia dice: En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
El Sabbath o día de reposo se refiere al séptimo día de la semana. Como nación escogida por Dios, Israel estaba en la obligación de guardar el séptimo día como día de reposo, porque simple y llanamente así lo ordenaba el cuarto mandamiento del decálogo. El mandamiento de guardar el séptimo día como día de reposo es diferente de los otros nueve mandamientos, porque es el único mandamiento ceremonial, mientras que los otros nueve mandamientos son mandamientos morales. La única razón por la cual no se debía trabajar en el día de reposo era porque eso fue lo que Dios ordenó. Los otros nueve mandamientos tienen que ver con asuntos que son intrínsecamente malos. Pues bien, sucede que los fariseos del tiempo de Jesús habían añadido una enorme cantidad de regulaciones en cuanto a lo que no se debe hacer en el día de reposo. Esto complicaba enormemente el cumplimiento de guardar el día de reposo. Sucede que en un determinado día de reposo, Jesús y sus discípulos caminaban por los sembrados y como los discípulos tuvieron hambre, comenzaron a arrancar espigas y a comer. Esto fue muy mal visto por los fariseos y llenos de ira formularon un reclamo airado a Jesús. Leo Mateo 12:2. La Biblia dice: Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.
Note que Jesús no arrancó espigas para comer. Lo hicieron solamente sus discípulos. Por eso es que los fariseos se quejan ante Jesús, que los discípulos de Jesús estaban haciendo algo que, según ellos, no es lícito hacer el día de reposo. El hecho real es que la ley de Moisés en ningún momento declara expresamente que no se puede arrancar espigas y comer en el día de reposo. Era algo que los fariseos habían añadido a la ley. Mas bien la ley de Moisés afirmaba que es lícito arrancar con la mano espigas para comer de la mies del prójimo, siempre y cuando no se utilice una hoz para cortar. Jesús por tanto va a mostrar que los discípulos de ninguna manera habían quebrantado el mandamiento de guardar el día de reposo. Permítame leer el texto en Mateo 12:3-8. La Biblia dice: Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.
Jesús está reprochando fuertemente a los fariseos por añadir reglamentos humanos a lo que Dios ha dicho en su palabra. La respuesta de Jesús apunta a que las leyes sobre el Sabbath o día de reposo no impedían hacer obras para satisfacer la necesidad básica del cuerpo, como alimentarse. La prueba es que en alguna ocasión, cuando David y sus hombres tuvieron hambre, entraron en el tabernáculo en donde sólo los sacerdotes podían entrar y allí comieron los panes de la proposión, algo que ni David ni sus hombres podían comer, porque la ley establecía que lo coman únicamente los sacerdotes en el día de reposo, y ni David ni sus hombres eran sacerdotes. Los panes de la proposición eran doce tortas de flor de harina que se las ponía en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante del lugar santísimo en el tabernáculo. Cada día de reposo los sacerdotes debían renovar los panes de la proposición. ¿Qué hacían con los panes de la proposición que ya estaban viejos? Pues los sacerdotes tenían el privilegio de comerlos. La ley dice que era algo muy santo. Estos panes fueron los que Ahimelec, el sacerdote, entregó a David y a sus hombres para que los coman en un día de reposo, cuando estaban en gran necesidad de alimentarse porque tenían mucha hambre. Cuánta más razón tenían los discípulos de Jesús de arrancar espigas con la mano y comer en un día de reposo, porque estaban con hambre. La ley del día de reposo no impide satisfacer necesidades básicas como la alimentación. Pero no sólo eso, sino que también la ley del día de reposo tampoco impide hacer obras de servicio a Dios. La prueba de ello eran los mismos sacerdotes que hacían mucho trabajo en el tabernáculo y más tarde en el templo, tanto en los días normales como también en el día de reposo. Ningún fariseo osaría culpar a los sacerdotes de quebrantar el día de reposo, por el hecho de estar haciendo un trabajo para Dios en el tabernáculo o en el templo. Pues algo mucho más grande que el templo, es decir el reino de Dios y Jesús mismo, estaban presentes en ese momento y por tanto no se puede decir que se ha quebrantado el día de reposo cuando los discípulos de Jesús estaban arrancando espigas y comiendo en un día de reposo. Además la ley del día de reposo no impide hacer obras de misericordia. A eso se refería Jesús cuando dijo: Y si supieses qué significa Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes. En esto, Jesús citó un texto del Antiguo Testamento que se encuentra en Oseas 6:6. Así que resumiendo, la ley del día de reposo no impedía hacer obras para satisfacer necesidades básicas, obras para servir a Dios y obras de misericordia. Jesús, o el Hijo del Hombre, como el Señor del día de reposo estaba haciendo esta afirmación. Esta era una franca y abierta afirmación de la deidad de Jesús. Él, como Dios en forma humana, tiene todo el derecho para poner en claro lo que Dios espera en cuanto al día de reposo, porque él es el autor de la ley en cuanto al día de reposo y en cuanto a todo lo demás también. El odio y la antipatía de los fariseos debe haber estado subiendo rápidamente. Los fariseos eran un volcán a punto de erupcionar. Para incrementar la presión, Jesús va a la sinagoga. Los fariseos deben haber estado pendientes de cualquier cosa para formalizar una acusación contra Jesús. La oportunidad se presentó. Mire lo que tenemos en Mateo 12:9-13. La Biblia dice: Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos. Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.
La tormenta está en aumento. Era un día de reposo y Jesús entra a la sinagoga. Allí estaban los fariseos cual perros de presa, listos para atacar a Jesús. En la sinagoga había un hombre que tenía la mano seca, y a los fariseos les pareció ideal preguntar a Jesús si era lícito sanar en día de reposo. Recuerde que los fariseos estaban buscando la ocasión para atrapar a Jesús. Jesús nuevamente recurre a lo que ya dijo antes, es decir que la ley en cuanto al día de reposo no impide hacer obras de misericordia. Los mismos fariseos lo sabían por cuanto si alguien tenía una oveja y esta oveja caía en un hoyo en día de reposo, no se dejaba que la oveja se muera, sino que la tomaban y la levantaban. Estaban haciendo una obra de misericordia hacia un animal. Pero un hombre es de mucho más valor que un animal. Por tanto es lícito sanar y en general hacer el bien, como una obra de misericordia en los días de reposo. Acto seguido, Jesús ordenó al hombre que extienda su mano. El hombre la extendió, y al instante, la mano le quedó tan normal como la otra. Jesús puso en práctica el hacer el bien en un día de reposo. Pero los fariseos no estaban nada de acuerdo con la conducta de Jesús, porque ellos, por su propia cuenta, habían establecido que en un día de reposo no se debe sanar a nadie. Esto hizo explotar el volcán. Note lo que leo en Mateo 12:14. La Biblia dice: Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.
Los fariseos ya no podían soportar más a Jesús. Jesús había hecho pedazos sus costumbres y tradiciones. Los fariseos se reunieron y de común acuerdo decidieron destruir a Jesús. La nación de Israel, representada por los fariseos acaba de rechazar a Jesús como el Cristo o el Mesías de Israel. El establecimiento del reino de los cielos por tanto quedará pospuesto y mientras tanto, entrará a un paréntesis en el cual está hasta la actualidad, hasta que Cristo venga por segunda vez a la tierra. En nuestro próximo estudio bíblico veremos el giro que dio el ministerio de Jesús como consecuencia de este incidente. Espero que nos acompañe.
Leave a comment