Qué bueno es estar juntos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. El libro de Proverbios nos presenta la sabiduría celestial para la vida terrenal. En esta oportunidad, David Logacho nos explicará la primera parte del capítulo 12 de Proverbios.
Dejemos que la palabra de Dios, en el libro de Proverbios, continúe derramando sabiduría celestial sobre nuestras vidas.
Ahora entramos en el capítulo 12. El versículo 1 dice: «El que ama la instrucción ama la sabiduría; mas el que aborrece la reprensión es ignorante.»
Este texto habla de la actitud hacia la instrucción o la reprensión. Una persona que aprecia o ama la instrucción está demostrando que ama la sabiduría. El que quiere ser sabio, debe estar dispuesto a ser corregido cuando se ha equivocado en algo.
Por contraste, una persona que rechaza o aborrece la instrucción o la reprensión está demostrando que rechaza o aborrece la sabiduría. Una persona así es ignorante. Esta palabra, ignorante, se ha traducido como «necia» en algunas versiones de la Biblia. La palabra hebrea que se ha traducido como ignorante o necia, es una palabra que dice mucho en cuanto a su significado.
Literalmente significa: estúpido como ganado. ¿Ha visto la reacción de una vaca cuando alguien trata de alejarla del pasto ajeno? ¿Verdad que se enoja, y neciamente trata de seguir en el error? Así es la persona que rechaza la reprensión cuando es corregida. ¿Cómo reacciona Usted cuando alguien le corrige por algo que está haciendo mal? Recuerde este proverbio: El que ama la reprensión ama la sabiduría.
Proverbios 12:2 dice: «El bueno alcanzará favor de Jehová; mas él condenará al hombre de malos pensamientos.»
Una vida caracterizada por la ética y la integridad resulta en bendiciones de parte de Jehová. En cambio una vida caracterizada por falta de ética, desordenada, impía, entregada a la maldad, resultará en castigo por parte de Jehová. En todo caso, Jehová es soberano en la manera y el tiempo cuando bendice y también cuando castiga.
Proverbios 12:3 dice: «El hombre no se afirmará por medio de la impiedad; mas la raíz de los justos no será removida.»
Lo que edifican los impíos no permanece por mucho tiempo. Algún día verán que todo lo que consiguieron con su maldad se desvanecerá como la neblina. En cambio, lo que edifican los justos es estable. Los impíos viven el presente y no se preocupan por lo que vendrá después de la muerte. Los justos en cambio, sin descuidad el presente, viven principalmente para el futuro, para lo que viene después de la muerte. Por eso es que sus obras trascienden a la eternidad.
Proverbios 12:4 dice: «La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como carcoma de los huesos.»
Una mujer virtuosa es aquella que entiende bien su función en la pareja y en el hogar. Una mujer así hará sentir como un rey a su marido. Ella misma será la corona que adorna a su marido. El marido de la mujer virtuosa podrá ser entonces admirado por los demás. Pero una mala mujer es aquella que no entiende su función en la pareja y en el hogar y siempre estará en una lucha de poderes con su marido. El pobre marido de una mujer así está condenado a vivir en permanente aflicción. Es como tener que vivir con una enfermedad incurable, el carcoma de los huesos. Así que, mi querida amiga, de Usted depende el hacer sentir como un rey a su esposo, o el hacer sentir como un enfermo desahuciado a su esposo. Gran responsabilidad sobre sus hombros.
Proverbios 12:5 dice: Los pensamientos de los justos son rectitud; mas los consejos de los impíos, engaño.»
Lo que muestra este versículo es que el carácter de una persona se manifiesta en lo que esa persona piensa. Una persona justa tendrá pensamientos saturados de rectitud, en cambio, una persona impía tendrá pensamientos saturados de engaño.
Proverbios 12:6 dice: «Las palabras de los impíos son acechanzas para derramar sangre; mas la boca de los rectos los librará.»
Este proverbio trata el asunto del hablar de la gente. Los impíos hablan cosas que atentan contra el carácter y aún la vida de los inocentes. Por otro lado, los rectos hablan cosas que libran de peligro a otros y a ellos mismos.
Proverbios 12:7 dice: «Dios trastornará a los impíos, y no serán más; pero la casa de los justos permanecerá firme.»
La impiedad tiene un efecto negativo no sólo en el impío sino también en sus descendientes. Esta es una de las caras feas del pecado que voluntaria o involuntariamente nos resistimos a reconocer. La casa o la descendencia de los impíos no permanecerá firme. Pero la casa o la descendencia de los justos será estable.
Proverbios 12:8 dice: «Según su sabiduría es alabado el hombre; mas el perverso de corazón será menospreciado.»
La sabiduría garantiza que el hombre que la posea sea alabado, pero el que carece de sabiduría, o el perverso de corazón, irremediablemente será despreciado. Si desea que la gente tenga una buena opinión sobre Usted, procure obtener sabiduría. La sabiduría es más preciosa que cualquier tesoro del mundo.
Proverbios 12.9 dice: «Mas vale el despreciado que tiene servidores, que el que se jacta, y carece de pan.»
Interesante proverbio. Sirve muy bien para desenmascarar a los que se dan de ricos sin tener un centavo en el bolsillo. Con la sagacidad de un hombre sabio, el proverbista dice: Mas vale ser una persona desconocida pero que tiene gente quien le sirva, que una persona que se las da de muy rica, pero que en la realidad no tiene nadie quien le sirva y no tiene nada para comer.
Proverbios 12:10 dice: «El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel.»
Este proverbio encierra una enseñanza muy hermosa. El justo es tan misericordioso que aún se preocupa por cuidar la vida de un animal de carga. En cambio el impío, tiene un corazón tan duro, tan cruel, que no se preocupa por cuidar la vida de una persona, peor cuidar la vida de un animal de carga. Si somos personas justas, o personas sabias, debemos extender la mano para ayudar a todo el que tenga algún tipo de necesidad, hasta a un animal. Pero si somos personas impías, o personas sin sabiduría, haremos serios reparos e inventaremos todo tipo de excusas para no extender la mano a quien está en necesidad, peor si se trata de un animal.
Proverbios 12:11 dice: «El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.»
Aquí tenemos una clara muestra del beneficio del arduo trabajo. Labrar la tierra no es un trabajo fácil. Demanda mucho esfuerzo y determinación. Pero este esfuerzo y determinación garantiza un fruto abundante. Por otro lado, los que rehúsan trabajar fuertemente y gastan su tiempo siguiendo a los vagabundos, son necios o faltos de entendimiento, por cuanto no saben que cuando venga la necesidad no tendrán forma de satisfacer esa necesidad. La ociosidad siempre conduce a la ruina.
Proverbios 12:12 dice: «Codicia el impío la red de los malvados; mas la raíz de los justos dará fruto.»
El significado de este proverbio es un tanto oscuro. La red de los impíos, por metonimia significa lo que los malvados atrapan en ella, o lo que despojan a los demás injustamente. Siendo así, los impíos codician o tienen un profundo deseo por apropiarse de los bienes de los demás. Por contraste, los justos hallan satisfacción en proveer, por medios legítimos, a través del trabajo diligente, lo que es necesario para ellos y para sus familias. Dios premia esta actitud dando abundante fruto al trabajo.
Proverbios 12:13 dice: «El impío es enredado en la prevaricación de sus labios; mas el justo saldrá de su tribulación.»
La prevaricación de los labios del impío se refiere a las trampas que él mismo fabrica para atrapar o hacer caer a otras personas. El proverbio dice entonces que los impíos caen como víctimas en las mismas trampas que ellos fabrican con sus palabras engañosas.
Pero con el justo es diferente. El justo jamás va a fabricar trampas con palabras para atrapar a otros y por tanto, el justo jamás va a caer en una de sus propias trampas, y por tanto se librará de la tribulación o la aflicción de los impíos cuando son atrapados en las trampas que ellos mismos han fabricado.
Tiene mucho sentido aquello de que los mentirosos por ejemplo, deben tener buena memoria, porque de otra manera serán fácilmente atrapados en la mentira. Así los mentirosos se hunden más y más en la mentira, porque para tapar una mentira tienen que diseñar otra mentira. Por contraste, el hombre que siempre dice la verdad, no tiene por que preocuparse si se olvida algo que alguna vez dijo, por cuanto siempre va a decir la verdad, no importa si es en el pasado o en el presente. Jesús habló mucho en cuanto a hablar con verdad.
Mateo 12:36-37 dice: «Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.»
Cuidado amable oyente con el hablar engañoso. No sea que sea atrapado en sus propias palabras.
Terminando ya por ahora, leamos Proverbios 12:14 «El hombre será saciado de bien del fruto de su boca; y le será pagado según la obra de sus manos.»
Cuando se habla cosas que traen gloria a Dios, siempre habrá buen fruto de ello. De igual manera, cuando se hace cosas que traen gloria a Dios, siempre habrá buen fruto de ello. Las buenas palabras y las buenas obras producen buen fruto para Dios. ¿Cómo es su hablar amable oyente? ¿Cómo están sus obras? Quiera Dios que sean palabras y obras que glorifican a Dios y como consecuencia Dios las premiará con abundante fruto.
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