Es muy grato para mí, saludarle amiga, amigo oyente. Soy David Logacho, dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Lucas. En esta oportunidad vamos a estudiar la acusación en contra del Señor Jesús, en el sentido que estaba confabulado con Satanás para expulsar demonios.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Lucas 11:14-28. Lo primero que notamos es la obra milagrosa del Señor Jesús y la reacción de la gente. Lucas 11:14-16 dice: Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló.
Luk 11:15 Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.(A)
Luk 11:16 Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo.(B)
La obra milagrosa del Señor Jesús tenía que ver con expulsar a un demonio que poseía a un hombre y como resultado, este hombre estaba mudo. Los demonios son espíritus malignos que están bajo autoridad de su amo, Satanás. Cuando uno o más demonios poseen a una persona incrédula, producen efectos nocivos tanto en lo físico como en lo mental y emocional. En este caso concreto, el demonio que poseía a este hombre, hacía que el hombre se vea impedido de hablar. Usando su poder sobre Satanás y sus demonios, el Señor Jesús expulsó al demonio de la vida de este hombre e inmediatamente, el hombre recuperó su capacidad de hablar. Esta obra milagrosa del Señor Jesús, produjo tres tipos diferentes de reacciones en la gente que estuvo presente. Algunos se maravillaron, esto significa que tomaron conciencia que se había manifestado un poder sobrenatural proveniente de Dios. Había otros que expresaron su creciente odio hacia el Señor Jesús, afirmando que el Señor Jesús expulsaba demonios utilizando el poder proveniente de Beelzebú, príncipe de los demonios. Beelzebú, era uno de los nombres que los judíos utilizaban para referirse a Satanás. También había otros que incitaban al Señor Jesús a que haga algo más espectacular que expulsar demonios, por eso le pedían señal del cielo. El Señor Jesús no hizo ningún comentario sobre los que reconocían que el milagro realizado fue obra de Dios, sino que respondió a las críticas de los otros dos grupos. La respuesta a los que atribuyeron a Beelzebú el poder que el Señor Jesús tenía para expulsar demonios, se encuentra en los versículos 17 a 28 de Lucas 11. La respuesta a los que tentándole le pedían señal del cielo, se encuentra a partir del versículo 29 del mismo capítulo. Esto último será materia de nuestro próximo estudio bíblico. Con esto en mente, enfoquemos nuestra atención sobre la respuesta del Señor Jesús a los que atribuyeron a Beezebú su poder para expulsar demonios. La respuesta para ellos contiene tres partes. En primer lugar, esto que estos judíos estaban pensando era ilógico porque ningún reino dividido puede ser estable. Lucas 11:17-18 dice: Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae.
Luk 11:18 Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios.
Note que el Señor Jesús no necesitó oír lo que los judíos estaban diciendo porque por ser Dios en forma humana conocía los pensamientos de ellos. Pensar que por el poder de Beelzebú el Señor Jesús echó fuera al demonio de aquel hombre era totalmente absurdo porque eso significaría que Beelzebú, o Satanás, estuviera en contra de sí mismo. Esto es ilógico porque todo reino dividido es inestable y por ende es asolado. De igual manera, una casa dividida contra sí misma, inevitablemente caerá. Es imposible entonces que el Señor Jesús esté echando fuera demonios por Beelzebú, o Satanás. El segundo razonamiento tiene que ver con el hecho que en aquel tiempo, también algunos judíos, aparte del Señor Jesús, estaban echando fuera demonios. Lucas 11: 19-20 dice: Pues si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
Luk 11:20 Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Los judíos que criticaban al Señor Jesús afirmando que está confabulado con Satanás para echar fuera demonios tendrían que admitir que lo mismo estaba pasando con algunos judíos que también estaban echando fuera demonios en aquel tiempo. Esto jamás lo aceptarían. Sin embargo estaban diciendo que el Señor Jesús echaba fuera demonios por el poder de Satanás. Algo totalmente inconsecuente. Por tanto, reconociendo que el Señor Jesús estaba echando fuera demonios por el poder de Dios, o por el dedo de Dios, en el sentido que es obra de las manos de Dios, entonces eso demostraba que con absoluta certeza el reino de Dios había llegado. El Rey, el Señor Jesús estaba ya presente. Sus credenciales habían sido expuestas. Era necesario que todo Israel, su pueblo, esté preparado para el establecimiento de este glorioso reino. El tercer razonamiento es porque el Señor Jesús es más poderoso que Satanás. Prueba de esto es que el demonio fue expulsado del hombre. Lucas 11:21-22 dice: Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.
Luk 11:22 Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.
El Señor Jesús relata una parábola para explicar lo que realmente sucedió cuando salió el demonio del hombre. El hombre fuerte armado representa a Satanás. El palacio representa la esfera de gobierno de Satanás, el ámbito donde la autoridad de Satanás es reconocida. Mientras este hombre fuerte armado está cuidando su palacio, nadie puede entrar para tomar por la fuerza las pertenencias de Satanás. El hombre más fuerte representa al Señor Jesús. Este hombre más fuerte se acerca a Satanás, el hombre fuerte armado, y como es más fuerte lo vence, le despoja de sus armas en las que tanto confiaba, en referencia a los demonios, y entra al palacio y toma el botín. Esto es justamente lo que pasó cuando el Señor Jesús arrojó fuera al demonio del hombre. Son tres razones poderosas para demostrar que el poder que el Señor Jesús tiene para expulsar demonios proviene de Dios, no de Satanás. Habiendo puesto esto en claro, el Señor Jesús muestra que en el campo espiritual no se puede ser neutral. O se está en contra del Señor Jesús, o se está a favor del Señor Jesús, pero no se puede ser neutro. Para ilustrar esto, el Señor Jesús se apoya en otra parábola. Se encuentra en Lucas 11:23-26. La Biblia dice: El que no es conmigo, contra mí es;(C) y el que conmigo no recoge, desparrama.
Luk 11:24 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí.
Luk 11:25 Y cuando llega, la halla barrida y adornada.
Luk 11:26 Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.
Nadie puede ser neutral en cuanto a la persona y obra del Señor Jesús. Quien no está con el Señor Jesús, ha declarado guerra contra el Señor Jesús. Quien no apoya la obra del Señor Jesús está oponiéndose a la obra del Señor Jesús. A esto se refieren las palabras: El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. Esto se aplicaba perfectamente a la nación de Israel para explicar su creciente rechazo al Señor Jesús. Por un tiempo, Israel era como un hombre dominado por el demonio que le inducía a la idolatría. Pero en algún momento, cuando Israel fue al exilio, quedó libre de este demonio. Israel quedó como casa barrida y adornada, pero vacía. A todo esto, el demonio de idolatría andaba por lugares secos, buscando reposo. Cuando no lo halla, se acuerda de la casa de donde había salido, del hombre que representa a Israel. Al llegar a esta casa, la encuentra barrida, adornada y vacía. Contento, el demonio de idolatría va y toma otros siete demonios peores que él y todos entran a la casa, al hombre que representa a Israel. El resultado es que la condición del hombre, es decir Israel, es peor que lo que era cuando estaba dominada sólo por el demonio de la idolatría. El problema es que si bien Israel se libró de la idolatría, no quería recibir al Señor Jesús y por tanto estaba como casa barrida, y adornada, pero vacía. Por esto en algún momento, su condición llegará a ser peor que nunca. Esto acontecerá en la tribulación, cuando Israel se rendirá sin reservas al Anticristo. Será muy triste, porque Israel rechazará al verdadero Mesías y aceptará al falso Mesías. Es bueno que los demonios salgan de una persona, pero si el Señor Jesús no mora en esa persona, la vida de esa persona es como casa barrida, adornada, pero vacía, con el grave riesgo de llegar a ser morada de muchos y peores demonios. Al oír todo esto, una mujer expresó su admiración por la madre del Señor Jesús. Note lo que dijo en respuesta el Señor Jesús. Se encuentra en Lucas 11:27-28. La Biblia dice: Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.
Luk 11:28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
La mujer debe haber sido sincera en expresar lo que sentía por la madre del Señor Jesús, pero el Señor Jesús respondió diciendo que más bienaventurados, o dichosos, que la mismísima madre del Señor Jesús, somos los que oímos la palabra de Dios y la ponemos en práctica. Esto es impresionante.
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