Cordiales saludos amable oyente. Es una bendición para mí, darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Efesios en la serie titulada: Las Maravillas de la Gracia de Dios. En nuestro último estudio bíblico vimos que todo creyente está en una continua lucha espiritual contra un enemigo espiritual muy poderoso pero no todo poderoso. Para tener alguna garantía de victoria, el creyente debe fortalecerse en el Señor y vestirse de toda la armadura de Dios. En esta oportunidad vamos a ver lo que la palabra de Dios nos dice acerca de la armadura de Dios.
Si tiene una Biblia a la mano, le ruego que la abra en el libro de Efesios, capítulo 6 versículos 13 a 17. El tema central de este pasaje bíblico es la armadura de Dios. Consideremos en primer lugar la exhortación sobre la armadura de Dios. Efesios 6:13 dice: Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Este versículo comienza diciendo: Por tanto. ¿A qué se está refiriendo? Para saber debemos leer el versículo anterior, en el cual se establece el extraordinario poder de un enemigo espiritual muy bien organizado para la lucha. Por esto en Efesios 6:13 se nos exhorta diciendo: Tomad toda la armadura de Dios. Es necesario enfatizar que para tomar la armadura de Dios, primero tenemos que vestirnos de la armadura. Efesios 6:11 dice: Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Una vez vestidos de la armadura de Dios entonces podemos tomarla en el sentido de hacer uso de ella. Un soldado desprevenido es una potencial víctima del enemigo. Hay un viejo adagio que dice: Más vale prevenir que lamentar. La prevención del creyente es la armadura con que primeramente se vistió. No dejemos que los ataques del diablo nos sorprendan sin la armadura. Una vez que hemos tomado la armadura, entonces podremos resistir en el día malo. La idea detrás de resistir es mantenernos firmes ante el embate del enemigo. El diablo atacará cuando menos lo esperamos. El diablo es como un león rugiente acechando a su presa, buscando a quien devorar. El día malo se refiere al momento cuando el creyente es atacado por el diablo. El adversario jamás anuncia de antemano que va a atacar. El elemento sorpresa es valioso para él. El león rugiente dará su zarpazo el momento menos esperado y en el lugar menos pensado. Por esto, el creyente debe vivir todo el tiempo vestido con la armadura de Dios. Cuando el creyente ha tomado la armadura, entonces resistirá el ataque enemigo y cuando el asedio termine el creyente comprobará que sigue firme. Que triste es ver que hay creyentes que se quitan la armadura con la confianza de no ser atacados por el diablo. Había un joven creyente que se jactaba de que podía quitarse la armadura sin que le pase nada malo. Un día fue arrestado y echada en la cárcel. Su tiempo en la prisión le sirvió para rectificar errores y aprender que nuestro adversario el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar. La exhortación de Pablo es entonces: Tome la armadura de Dios para resistir o no caer cuando sea atacado. Consideremos en segundo lugar la explicación de la armadura de Dios. En los versículos 14 a 17 de Efesios encontramos seis elementos que conforman la armadura de Dios. Efesios 6:14 dice: Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
Esta descripción de la armadura de Dios comienza con la frase: Estad, pues, firmes. Vemos que mantenernos firmes es un mandato, no una opción para el creyente. El creyente no puede decir: Si quiero voy a mantenerme firme, pero si no quiero, no voy a mantenerme firme. No. Tenemos que estar firmes, de lo contrario, estamos pecando contra Dios. El primer elemento de la armadura de Dios es el cinto de la verdad. Efesios 6:14 dice: Ceñidos vuestros lomos con la verdad. Satanás es mentiroso, pero el creyente que tiene su vida controlada por la verdad lo derrotará. El cinto mantiene a las otras partes de la armadura en su lugar la verdad es la fuerza integradora para la vida cristiana victoriosa. El segundo elemento de la armadura de Dios es la coraza de justicia. Esta parte de la armadura se confeccionaba de trozos de metal para formar una malla metálica protectora. Cubría el cuerpo desde el cuello hasta la cintura, tanto adelante como atrás. Esto simboliza la justicia del creyente en Cristo tanto en su posición como en su práctica. Satanás es el acusador por excelencia, pero él no puede acusar al creyente que está viviendo una vida justa por el poder del Espíritu Santo. El tercer elemento de la armadura de Dios es el apresto del evangelio de la paz. Efesios 6:15 dice: y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Los soldados romanos usaban sandalias con correas en la suela para proveerles firmeza para la batalla. Si vamos a estar firmes, necesitamos el calzado del Evangelio. Los creyentes tenemos la paz con Dios que resulta de haber confiado en Cristo como nuestro Salvador, por tanto, no tenemos que temer los ataques de Satanás o de los hombres. Debemos estar en paz con Dios y en paz con los hombres para derrotar al enemigo. También el apresto del evangelio de la paz simboliza el deber de todo creyente verdadero de anunciar el evangelio de la paz a este mundo que está enemistado con Dios. Muchas personas recibirán esas buenas noticias de paz y estarán en paz con Dios por medio de Jesucristo. El cuarto elemento de la armadura de Dios es el escudo de la fe. Efesios 6:16 dice: Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Este tipo particular de escudo era fabricado de madera y estaba cubierto con un cuero muy resistente. Medía 1.2 m. por 0.6 m. y cubría bastante bien al soldado, permitiéndole ver al enemigo. Los extremos de estos escudos estaban construidos de tal forma que una fila de soldados podía entrelazar sus escudos y marchar hacia el enemigo como un muro sólido. La fe que se menciona aquí no es la fe de salvación sino la fe que necesitamos para vivir, esa confianza en las promesas y el poder de Dios. La fe es entonces una arma defensiva que nos protege de los dardos de fuego del maligno. En el primer siglo se usaban las flechas con una sustancia inflamable en la punta que una vez encendidas se lanzaban al enemigo. Estos dardos de fuego de Satanás tratan de herir nuestra mente y corazón y pueden ser las mentiras, los malos pensamientos, el odio, las dudas y los deseos pecaminosos. Pero el escudo de la fe apaga esos dardos de fuego. El quinto elemento de la armadura de Dios es el yelmo de la salvación. Efesios 6:17 dice: Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Satanás tratará de controlar nuestra mente. La cabeza protegida por el yelmo se refiere a una mente controlada por Dios. Si Satanás logra tener cabida en nuestra mente, habrá ganado una batalla. Proverbios 23:7 dice: Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.
Come y bebe, te dirá;
Mas su corazón no está contigo.
Cuando Dios controla la mente, Satanás no puede hacer caer al creyente. El creyente que estudia la Biblia y aprende el significado de las doctrinas bíblicas no será arrastrado fácilmente. El sexto y último elemento de la armadura de Dios es la espada del Espíritu. Efesios 6:17 lo dice al final. Y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Este es el único elemento que sirve para atacar en la armadura de Dios. El soldado romano usaba en su cinto una espada corta para su lucha cuerpo a cuerpo. Así es la palabra de Dios que penetra el espíritu de una persona para convencerle de su necesidad de salvación. La espada del Espíritu nos tocó un día y nos dimos cuenta que éramos pecadores, que estábamos perdidos y que Cristo había muerto en nuestro lugar para librarnos del castigo que nosotros merecemos por ser pecadores. Hemos visto entonces la exhortación a usar la palabra de Dios para estar firmes y la explicación de la armadura de Dios. La pregunta es: ¿Está usted vestido con la armadura de Dios? Si no, no se extrañe que el diablo le tenga más tiempo contra el piso que de pie. ¿Por qué no se viste de esta armadura y así se mantiene firme contra los dardos de fuego del maligno? Nuestra oración es que así sea.
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