Es un gozo saludarle amable oyente. Soy David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Lucas. En esta oportunidad estudiaremos la conversión de un hombre que a los ojos de los judíos jamás podía ser perdonado.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Lucas 19:1-10. Esta es la famosa historia bíblica que nos cautivó en nuestra niñez. Lo primero que notamos es el lugar donde acontecieron los hechos. Lucas 19:1 dice: Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad.
El Señor Jesús, acompañado de sus discípulos y de una multitud que le seguía, estaba camino a Jerusalén donde iba a ser crucificado. El camino escogido pasaba por la ciudad de Jericó. Esta ciudad se encuentra en un oasis en el desierto de Judea, cercana al río Jordán y el mar Muerto, a 250 metros por debajo del nivel del mar y a 7 Kilómetros al oeste del río Jordán. Ha sido destruida varias veces y edificada de nuevo. En el primer siglo, Herodes el Grande edificó la nueva ciudad y la embelleció con palacios, teatros, hipódromos, parque y acueductos. La llanura de Jericó era famosa por sus palmeras de dátiles, sus productos de miel, aceite y especias aromáticas. Gracias a su clima benigno en invierno, Herodes el Grande eligió este valle como su residencia invernal. El paso del Señor Jesús en compañía de tanta gente no pudo haber pasado desapercibido en Jericó. En esta ciudad vivía el personaje de nuestra historia. Veamos algo sobre él. Se encuentra en Lucas 19:2-4. La Biblia dice: Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico,
Luk 19:3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.
Luk 19:4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
Se trata de Zaqueo. El nombre significa uno que es justo. Sin embargo, conforme a los parámetros de la época en la cultura judía, este hombre no vivía conforme al significado de su nombre. El texto dice que Zaqueo era jefe de los publicanos. Un publicano era un judío que estaba a servicio del imperio romano en la nada grata tarea de recaudar impuestos de los judíos para entregar a los romanos. Esto de por sí, era considerado como una traición por el resto de judíos y por eso los publicanos eran muy mal vistos por los judíos. Pero además, los publicanos eran en extremo corruptos. La corrupción consistía en cobrar más de lo que debían en calidad de impuestos, de modo que les quedaba un gran margen de ganancia. Por eso eran ricos. Pero Zaqueo era más que un simple publicano. Era nada más y nada menos que jefe de publicanos. Esto significa que tenía a varios publicanos trabajando para él como recaudadores de impuestos. No es extraño por tanto que haya amasado una cuantiosa fortuna, mal habida, por supuesto. Si había alguien perverso a los ojos de los judíos, los dedos apuntaban a personas como Zaqueo. La providencia de Dios se hizo patente cuando el camino de Zaqueo se cruzó con el camino del Señor Jesús. Dice el texto que Zaqueo procuraba ver quien era Jesús, pero tenía un problema. La estatura de Zaqueo no le permitía elevarse por sobre la multitud, para poder mirar al Señor Jesús. Zaqueo era bajo de estatura pero alto de inteligencia y creatividad. Fue así como rápidamente calculó por donde iba a pasar la caravana con el Señor Jesús al frente, se adelantó corriendo, se subió a un árbol sicómoro y se acomodó en una de las ramas esperando mirar de cerca al Señor Jesús, sin ser visto por él. Cuando el Señor Jesús pasó por allí ocurrió algo que Zaqueo jamás hubiera imaginado. Note lo que dice Lucas 19:5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
Zaqueo pensaba que él estaba buscando al Señor Jesús, pero lo que no sabía era que el Señor Jesús le estaba buscando a él. Tanto es así, que cuando el Señor Jesús pasó por debajo del árbol sicómoro, en cuyas ramas Zaqueo estaba cómodamente esperando, mirando hacia arriba le vio. Pero el Señor Jesús no sólo vio a Zaqueo sino que también le dirigió la palabra. Le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Esto es algo que Zaqueo no lo imaginó jamás, de modo que al instante obedeció al Señor Jesús. Lucas 19:6 dice: Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.
A partir de este momento, la vida de Zaqueo dio un giro de 180 grados. Había sido rescatado del fango del pecado en el cual vivía. No es de sorprenderse del gozo que experimentó al tener al Señor Jesús, no sólo en su casa, sino en su corazón. El gozo es característico en pecadores que son perdonados de sus pecados. Pero mientras Zaqueo estaba regocijándose en el Señor Jesús, los judíos que acompañaban al Señor Jesús estaban muy indispuestos. Sus mentes estaban llenas de cuestionamientos en contra del Señor Jesús.¿Cómo es que Jesús miró a un despreciable publicano? ¿Cómo es que Jesús dirigió la palabra a alguien que es odiado por los judíos? ¿Cómo es que Jesús se hizo invitar a la casa de alguien tan perverso como Zaqueo? Note lo que dice Lucas 19:7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.
Los judíos deben haber estado meneando sus cabezas en asombro ante lo que estaba pasando entre el Señor Jesús y Zaqueo. El hombre es propenso a compararse con otros hombres en todo sentido, especialmente en el área moral y espiritual. Esto justamente hicieron los judíos en el tiempo que el Señor Jesús estuvo físicamente en este mundo. Los judíos se comparaban con los publicanos y pecadores y llegaban a la conclusión que eran mejores que ellos. Por eso se deben haber sentido ofendidos cuando el Señor Jesús dialogó con Zaqueo y más todavía cuando le dijo que era necesario visitar su casa. Pero si de comparaciones se trata, con quien debíamos compararnos es con Dios. Al hacerlo, todos nosotros quedamos cortos sin importar cuan justos pensemos que somos. Siendo así, todos nosotros necesitamos esa mano misericordiosa y perdonadora del Señor Jesús. El Señor Jesús no comentó nada sobre esta grosera murmuración de los judíos. La historia continúa mostrando el fruto de la vida transformada de Zaqueo. Lucas 19:8 dice: Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Zaqueo era una persona diferente. La riqueza dejó de ser el amo en su vida. Esto lo sabemos porque puesto en pie, Zaqueo dijo al Señor Jesús: he aquí, la mitad de mis bienes doy a los pobres. Además, Zaqueo reconoció la manera impropia de acumular riqueza. Por eso dijo: Y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Sin duda alguna, Zaqueo había sido absolutamente transformado por el poder de Dios. Esto es digno de notar amable oyente, por cuanto tristemente la iglesia cristiana de hoy en día está llena de personas que afirman que son salvas, pero viven de la misma manera que vivían antes de recibir a Cristo como Salvador o en algunos casos, peor de lo que vivían antes de recibir a Cristo como Salvador. ¿Cómo puede ser esto? No amable oyente. Note lo que dice 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Si alguien realmente ha tenido un encuentro personal con el Señor Jesús y lo ha recibido como Salvador, manifiesta un cambio radical en su forma de pensar y en su forma de vivir. Zaqueo es un gran ejemplo de esto. El Señor Jesús sabía sobre el cambio que había en el corazón de Zaqueo y por eso afirma lo que tenemos en Lucas 19:9-10. La Biblia dice: Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.
Luk 19:10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.(A
Zaqueo era un nuevo hombre. Su pecado había sido perdonado, su nombre estaba inscrito en el libro de la vida. Por eso el Señor Jesús proclamó que la salvación ha venido a esa casa. Zaqueo también llegó a ser hijo de Abraham. ¿En qué sentido? Pues porque así como Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, Zaqueo también creyó a Dios y le fue contado por justicia. Se había cumplido el propósito por el cual el Señor Jesús vino al mundo. El Señor Jesús, el Hijo del Hombre, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Zaqueo y muchos como él, estaban perdidos en el mundo, hundidos en el fango del pecado. El Señor Jesús vino a buscarlos. El Señor Jesús halló a uno en esta historia, su nombre fue Zaqueo. Así como Dios buscó a Zaqueo, Dios le está buscando también a usted, amable oyente. Por eso es que Dios ha permitido que usted escuche este programa. Dios quiere otorgarle perdón de pecado y vida eterna. Lo único que falta es que al igual que Zaqueo, usted también tenga la fe para confiar en Cristo como Salvador. Si nunca antes ha tomado la decisión de recibir a Cristo como Salvador, hágalo ahora. A cambio recibirá perdón de pecado y vida eterna.
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