Es motivo de gran gozo estar junto a Usted en un nuevo estudio bíblico dentro de la serie titulada La Familia Auténticamente Cristiana. En esta ocasión, David Logacho nos hablará de la importancia de criar a los hijos en disciplina y amonestación del Señor.
La familia es la pieza fundamental de toda sociedad organizada. Cuando un buen porcentaje de familias gozan de estabilidad, existe una garantía de un relativo buen funcionamiento de la sociedad. En cambio, cuando un buen porcentaje de familias se han roto o están en vías de hacerlo, la sociedad entera sufrirá las consecuencias de ello. Para que una familia funcione bien se necesita que los miembros de la familia conozcan y cumplan con las responsabilidades de cada uno de ellos dentro de la familia. Ya hemos visto que la responsabilidad de los esposos es amar a sus esposas, se la cabeza de sus esposas y de sus familias en general, esto significa ser un líder de sus esposas y ser el líder espiritual de la familia y también se requiere que los esposos críen a los hijos en disciplina y amonestación del Señor. La responsabilidad de la esposa cristiana es someterse a su marido, crear la atmósfera apropiada en la familia y criar a los hijos conforme a lo establecido en la palabra de Dios. La responsabilidad de los hijos es obedecer a sus padres. La obediencia a los padres no es algo natural en los hijos, es algo que los hijos tienen que aprender, por tanto los padres tienen la responsabilidad de enseñar a los hijos la obediencia. Jamás es tiempo perdido aquel que es invertido en la crianza de los hijos. Hijos que desde pequeños son adiestrados a andar en el temor de Dios, tienen una gran probabilidad de llegar a ser fieles a Dios en su edad adulta. Considere por ejemplo esta estadística, proporcionada por el Dr. Horacio Bonar. De 253 creyentes a quienes él personalmente conocía, 138 llegaron a recibir a Cristo como Salvador siendo menores de 20 años. 85 llegaron a recibir a Cristo como Salvador teniendo entre 20 y 30 años. 22 teniendo entre 30 y 40 años. 4 teniendo entre 40 y 50 años. 3 teniendo entre 50 y 60 años. 1 teniendo entre 60 y 70 años y ninguno teniendo más de 70 años. Qué cuadro tan descriptivo. Es obvio que cuando más edad tiene la persona, más difícil se hace que esta persona llegue a los pies de Cristo, y cuando más joven es la persona es más probable que llegue a ser salva en Cristo. Sobre esto mismo, se estima que solamente 1 entre 50.000 halla la salvación en Cristo después de los 35 años. Solamente 1 entre 300.000 halla la salvación en Cristo después de los 45 años, y solamente 1 entre 700.000 halla la salvación en Cristo después de los 75 años. Cuan importante entonces que los padres moldeen las vidas de sus hijos mientras éstos son tiernos, porque llegará un momento cuando será prácticamente imposible enderezar una vida torcida por el pecado. Los hijos en la niñez son como el barro en las hábiles manos del alfarero. El barro por sí mismo no tiene forma establecida. Necesita de alguien que le dé forma. Son los padres quienes cual alfarero moldean a sus hijos quienes cual barro van tomando forma para ser agradables a Dios y a la sociedad. Pero se ha preguntado, ¿por qué los hijos necesitan ser moldeados como el barro es moldeado por el alfarero? Pues los hijos necesitan ser moldeados porque han llegado a este mundo con una insuficiencia básica. Esta insuficiencia la vemos ilustrada en Lucas 2:52 en donde se describe a Cristo desde la perspectiva de su humanidad, como un niño de doce años. Siguiendo muy brevemente el rastro del crecimiento y desarrollo de Jesús, Lucas toca cuatro áreas en las cuales los niños carecen de madurez y por tanto requieren de crecimiento. Lucas 2:52 dice: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.” Este texto nos dice que los niños necesitan crecer en cuatro áreas básicas: Sabiduría, estatura, gracia para con Dios y gracia para con los hombres. Veamos cada una de estas áreas en particular. A los niños les hace falta crecer en sabiduría. Esto tiene que ver con el intelecto. Los niños simplemente carecen del conocimiento de la verdad y de la aplicación de esta verdad en su vida diaria. Son los padres quienes deben enseñar a sus hijos la verdad y mostrar a sus hijos como se aplica esta verdad en el diario vivir. Los niños tampoco saben distinguir entre el bien y el mal, entre cosas que son beneficiosas y cosas que son dañinas. Esta sabiduría necesita ser enseñada y los directamente responsables para ello son los padres. Las escuelas, colegios, medios de comunicación, libros, etc., ayudan en algo, pero la responsabilidad primaria para que los hijos crezcan en sabiduría recae sobre los padres. La segunda área donde los niños necesitan crecer es la estatura. Esto no se refiere solamente a la estatura física en metros y centímetros sino a todo lo material en general. Los niños son frágiles y no están en capacidad de valerse a ellos mismos. Los padres tienen la responsabilidad de alimentarlos y de asegurarse que tengan el suficiente descanso. Los niños no pueden vivir solos, no pueden desenvolverse solos en el mundo. No pueden defenderse por ellos mismos de los peligros que les rodean y por ello es vital para los hijos el cuidado y la protección de sus padres. Es un acto de tremenda irresponsabilidad, por decir lo menos, el que los padres procreen hijos y descuiden de satisfacer las necesidades físicas o materiales de los hijos. Negar este servicio que demandan los hijos es equivalente a condenarlos al fracaso total. La tercera área donde los niños necesitan crecimiento en la gracia para con Dios. Esto se refiere a las necesidades espirituales. Los hijos por naturaleza no vienen a este mundo amando y glorificando a Dios. Lo ideal es que cuando sean jóvenes tengan un buen conocimiento de Dios, pero sin la instrucción espiritual en la niñez, pronto se apartarán del camino de Dios. Por eso la Biblia dice en Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Los padres deben entrenar o capacitar al hijo en el camino que debe seguir, porque solo así, ese hijo no se apartará de ese camino en la edad adulta. Finalmente, la cuarta área en la cual los niños necesitan de crecimiento es la gracia para con los hombres. Esto se refiere a las necesidades sociales de los niños. Los hijos por así decirlo, no están adaptados para vivir en sociedad. El rasgo dominante en todo niño que viene a este mundo se llama egoísmo. Una de las primeras palabra que todo niño aprende a pronunciar es la palabra “mío”. Los padres se sienten orgullosos cuando oyen que su hijo por primera vez pronuncia la palabra mío. Lo que no saben es que con eso, el hijo está manifestando su profundo egoísmo, producto de la naturaleza caída con la cual llegó a este mundo. Cuesta mucho trabajo el enseñar a un niño a compartir sus juguetes, sus caramelos, su comida. La razón para esto es que los niños no saben como vivir en gracia para con los demás. Necesitan aprender la humildad y la generosidad. Tenemos entonces que los niños necesitan ser moldeados por sus padres para desarrollar en estas cuatro áreas de crecimiento. La intelectual o de la sabiduría. La física o de la estatura. La espiritual o la gracia para con Dios, y la social o la gracia para con los hombres. Si los padres descuidan una o más de estas áreas de crecimiento, los hijos crecerán con deficiencias en lo intelectual, o en lo físico, o en lo espiritual o en lo social. No será extraño entonces que en las familias existan hijos como el que ha sido descrito en Proverbios 30:11-12 en donde dice así: “Hay generación que maldice a su padre, y a su madre no bendice. Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado de su inmundicia.” Si echamos un vistazo a nuestro alrededor, veremos justamente tal generación de personas jóvenes, quienes están haciendo lo que creen que es correcto en su propia opinión, pero se burlan y desprecian a sus padres y termina por volverse ingobernables. De modo que amigo oyente, la familia es piedra fundamental en el edificio llamado sociedad. Si la piedra fundamental tiene sus fallas, toda la construcción estará tambaleante. Tristemente esto es lo que estamos contemplando en nuestra sociedad en la actualidad. Es tiempo amable oyente de volver a los principios divinos para el funcionamiento de la familia. Es tiempo de que los hijos sean criados en una manera equilibrada, dando atención a sus necesidades intelectuales, dando atención a sus necesidades materiales, dando atención a sus necesidades espirituales y dando atención a sus necesidades sociales. Si Usted es un esposo y Dios ya le ha bendecido con hijos, ¿Está Usted atendiendo adecuadamente las áreas en las cuales sus hijos necesitan de crecimiento? Si Usted es una esposa, y Dios ya le ha bendecido con hijos, ¿Está Usted colaborando con su esposo para atender adecuadamente las áreas en las cuales sus hijos necesitan de crecimiento? ¿Qué están haciendo los dos, específicamente, para que sus hijos crezcan en sabiduría, estatura, gracia para con Dios y gracia para con los hombres? Casi percibo su respuesta en el sentido que están dependiendo de la escuela o del colegio para el crecimiento de sus hijos. Hasta cierto punto la escuela y el colegio contribuyen con el crecimiento de sus hijos, quizá principalmente en el área intelectual y física, pero ¿qué de las otras áreas? ¿Quién se está encargando de enseñar a sus hijos las cosas espirituales? ¿Quién está enseñando a sus hijos los deberes sociales, a ser buenos ciudadanos, a ser íntegros, a ser honestos, a ser rectos? Que Dios nos ayude a todos nosotros los que somos padres a criar a nuestros hijos e la manera que Dios ha establecido en su palabra.
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