Reciba una cordial bienvenida a un nuevo estudio bíblico dentro de la serie titulada La Familia Auténticamente Cristiana. Es un gozo compartir este tiempo con Usted. En instantes más estará con nosotros David Logacho para hablarnos sobre la importancia de la retribución o castigo dentro del proceso de disciplina de los hijos en la familia auténticamente cristiana.
De lo que hemos visto ya en cuanto a la responsabilidad de los padres en la familia auténticamente cristiana, debería estar muy claro que Dios ha designado a los padres como los responsables directos de la crianza de los hijos. Esta responsabilidad comprende el criar a los hijos en disciplina. Disciplina significa entrenar por medio de un conjunto de reglas u ordenanzas, reforzando la enseñanza con recompensa y retribución o castigo, dentro de una atmósfera de amor. Para la mayoría de los padres no reviste mayor problema el recompensar a los hijos por el buen comportamiento, pero donde el asunto se pone difícil es cuando corresponde retribuir o castigar a los hijos. Pero gracias a Dios, la Biblia contiene abundante información sobre este asunto también. Le invito por tanto a abrir su Biblia en el libro de Hebreos, capitulo 12 versículo 11. En este pasaje bíblico, el autor del libro de Hebreos está tratando el tema de la disciplina de Dios hacia sus hijos, y ciertamente los que somos padres podemos aprender mucho en cuanto a la disciplina, con tan solo considerar con detenimiento lo que hace Dios con los que somos sus hijos. El texto en cuestión dice así: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” En este versículo tenemos el presente y el futuro de la disciplina. En cuanto al presente, el texto dice que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo sino de tristeza. La disciplina amigo oyente, produce dolor, es por este motivo que no parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Para que la disciplina sea efectiva necesita producir algún dolor o incomodidad en la persona disciplinada. En el caso de los hijos en una familia, por ejemplo, la Biblia habla muy claro sobre el uso de la vara para disciplinar. Proverbios 10:13 dice: “En los labios del prudente se halla sabiduría; mas la vara es para las espaldas del falto de cordura” Proverbios 22:15 es aun más directo cuando dice: “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él. El disciplinar con vara a un hijo es en realidad un mandato bíblico. Note este énfasis en las palabras de Proverbios 23: 13-14 “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol” El principio de disciplina con vara es entonces ampliamente apoyado por las Escrituras. Ahora bien, a lo largo de la historia de la humanidad, los padres han ido a uno de dos extremos en relación con disciplinar con vara a sus hijos. Están los que abusando del principio de disciplinar con vara han causado serios trastornos físicos y sicológicos en sus hijos. Este es uno de los extremos. Pero están también los que jamás se han atrevido a aplicar disciplina con vara debido a un mal entendimiento del amor a los hijos. Según ellos, aman tanto a sus hijos que no quisieran causarles el más mínimo dolor aun cuando los hijos hayan hecho algo malo, a pesar de haber sido previamente advertidos, y como la disciplina con vara es dolorosa, jamás han usado la vara para disciplinar a sus hijos. Este es el otro extremo. Ambos extremos son peligrosos y condenables. Pero en algún punto entre estos dos extremos se encuentra el equilibrio. A mi modesto entender, el equilibrio se da cuando entra en escena un elemento indispensable en la disciplina de los hijos. Este elemento se llama amor. Mire lo que dice Hebreos 12:5-6 “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”. Estos textos hablan claramente de la disciplina de Dios a sus hijos y este es el modelo de disciplina para todo padre de familia responsable. La disciplina de Dios a sus hijos está envuelta en una cobertura llamada amor. Porque el Señor al que ama disciplina dice el texto. Cuando el amor entra en el escenario de la disciplina se elimina el riesgo de dañar a un hijo por medio del castigo con vara y también se elimina el riesgo de destruir a un hijo al dejarlo sin disciplina con vara. Disciplina con vara pero sin amor es brutalidad. Amor sin disciplina con vara es hipocresía. La disciplina en amor debe ser administrada de acuerdo a la magnitud de la falta cometida y de acuerdo a la edad de los hijos. Antes de disciplinar con vara es necesario haber advertido acerca del peligro de quebrantar alguna regla establecida por los padres. Si a pesar de ello se desobedece, el castigo con vara es inevitable. El castigo en sí mismo, debe ser con mesura, no repartiendo garrotazo donde caiga. Dios ha dado a cada hijo, un área ideal para recibir la disciplina con vara. Los azotes con vara en esta parte del cuerpo no causarán heridas graves, aparte de una pasajera molestia al sentarse. Evite amigo oyente usar directamente las manos para la disciplina. En muchos hogares se dispone de un instrumento especial para este propósito. Se trata de un trozo de madera, algo ancho, no tan grueso ni tan fino. En una de sus caras se puede leer la palabra amor y en la otra disciplina. Este instrumento comunica muy bien a los hijos y a los padres que la disciplina es por amor y que debe ser administrada siempre en amor. En son de broma, en el hogar de un amigo mío, se conoce a este instrumento con el apodo de“psicólogo” Cuando un hijo se porta mal, el padre dice al hijo que va a traer al “psicólogo”. Esto significa que está inminente la disciplina con vara. Según el testimonio de este amigo, este psicólogo es muy efectivo y no cobra nada. ¿Qué le parece? Buena idea tener al sicólogo en casa. Siempre es necesario explicar a los hijos el motivo por el cual están siendo disciplinados con vara, asegurándoles que la disciplina con vara no es para dañarles sino para ayudarles a corregir algún defecto. Al disciplinar con vara, siempre existe el peligro de descargar sobre el hijo la venganza contenida. Aha… me rompiste mi jarrón de China… Toma tu merecido. Esta no es una actitud correcta para la disciplina. La disciplina no es para desquitarse de una falta cometida por un hijo sino una medida correctiva de amor. A veces también la disciplina con vara puede tornarse en un desfogue descontrolado de furia interna en el padre o en la madre. Oh.. cuán fácil es montar en cólera y descargar la ira agrediendo a los hijos. Para evitar este mal, es recomendable que antes de administrar la disciplina con vara, se tome un tiempo para tranquilizarse, enfriar la cabeza, explicar al hijo el motivo por el cual está siendo disciplinado y recién allí utilizar la vara como corresponde. En cuánto a desde qué edad se debe disciplinar con vara, no existe nada definitivo porque depende de cada hijo en particular y como cada hijo es un mundo aparte, no se puede establecer una regla fija. Algunos niños necesitan ser disciplinados con vara desde muy temprano, mientras que otros, más tarde. Los padres son los que están en mejor posición para determinar desde cuando los hijos necesitan recibir azotes en las posaderas. En cuanto al hasta cuándo se debe disciplinar con vara, tampoco hay nada definitivo. Depende de cada caso en particular. Lo que sí se sabe es que la disciplina con vara en adolescentes y jóvenes produce un efecto contrario a lo que se desea con la disciplina. Los adolescentes y jóvenes necesitan ser disciplinados, pero la forma de disciplina debe ser diferente. Quizá el privar de algunos privilegios sea la mejor forma de disciplinar a un adolescente o joven. Por ejemplo: Hoy has llegado a casa más tarde de lo que acordamos, por tanto, como medida disciplinaria, mañana no podrás salir con tus amigos. Hemos visto que la disciplina, en el presente, debe producir algún tipo de dolor o incomodidad para ser efectiva. ¿Cuál será el futuro de la disciplina? Hebreos 12:11 dice: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” El dolor presente de la disciplina se torna en fruto apacible de justicia en el futuro. Esto es lo que siempre ha estado buscando la disciplina. El fruto apacible de justicia habla de un estilo de vida caracterizado por normas elevadas de moral y de una espiritualidad a toda prueba. Muchos grandes hombres de Dios llegaron tan alto porque desde niños fueron criados en un ambiente de disciplina y amonestación del Señor. Ambiente en el cual los azotes con vara no estuvieron ausentes. Pero también, muchos hombres y mujeres han desperdiciado sus vidas, y una de las razones más poderosas ha sido porque en sus hogares no fueron criados en disciplina y amonestación del Señor. La Biblia tiene tanta razón cuando en Proverbios 29:15 dice: “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre” El mundo mi querido amigo oyente está lleno de hijos consentidos, no solo en el sentido de ser preferidos por sus padres entre los demás hijos, sino más bien en el sentido de no haber recibido jamás disciplina y peor disciplina con vara. Quizá los padres pensaron que la disciplina con vara era algo indigno de sus hijos y que atentaría contra la personalidad de ellos, o que comunicaría a los hijos que los padres no les aman, pero la consecuencia de esta negligencia produjo engendros que llenaron de vergüenza a los padres. Si Usted tiene hijos pequeños, está todavía a tiempo de evitar que esos hijos traigan vergüenza sobre Usted. Hoy mismo comience a trabajar en un plan de disciplina que premie cuando los hijos cumplen las reglas y castigue, inclusive con vara, cuando los hijos desobedecen las reglas.
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