Cordiales saludos amable oyente. Es un gozo para mí, David Logacho, darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el evangelio según Juan. En esta oportunidad vamos a considerar la diferencia entre la libertad espiritual y la esclavitud espiritual.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Juan 8:31-47. Como antecedente, mientras el Señor Jesús era fuertemente cuestionado por los líderes de Israel, muchos creyeron en él. Es a estas personas, creyentes, a quienes el Señor Jesús dirige las palabras en Juan 8:31-33. La Biblia dice: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Joh 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Creer en el Señor Jesús es el paso inicial de una nueva vida llena de nuevos desafíos nunca antes experimentados. Uno de estos desafíos es justamente ser un discípulo del Señor Jesús. Un discípulo es uno que está aprendiendo con la meta de ser como su maestro. La voluntad de Dios es que todos los que hemos creído en su Hijo, el Señor Jesús, debemos ser discípulos del Señor Jesús, en otras palabras que aprendamos a vivir como vivió el Señor Jesús. Para esto, es necesario permanecer en la palabra del Señor Jesús. ¿Qué significa esto? Pues, sencillamente que debemos conocer lo que dice el Señor Jesús y obedecer lo que dice el Señor Jesús. En la medida que cumplamos con esto, seremos verdaderamente discípulos del Señor Jesús. El Señor Jesús promete a sus discípulos que conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Esto es interesante. Antes de creer en el Señor Jesús, todos éramos esclavos, pero al creer en el Señor Jesús, lo cual se manifiesta en permanecer en su palabra, siendo sus discípulos, conoceremos la verdad y esta verdad nos hará libres. Al hablar de esclavos, lo debemos entender en el sentido espiritual. Antes de recibir a Cristo como Salvador, todos éramos esclavos de pecado. Nacimos pecadores y vivimos en pecado. Cuando los líderes de Israel oyeron al Señor Jesús que hablaba de que los que permanecen en su palabra serán verdaderamente sus discípulos y conocerán la verdad, y esta verdad los hará libres, se ofendieron mucho, porque no entendían a lo que se refería el Señor Jesús cuando hablaba de libertad. Pensaban que estaba hablando de libertad política. Note como reaccionaron. Se encuentra en Juan 8:33. La Biblia dice: Le respondieron: Linaje de Abraham somos,(D) y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?
Por ser linaje o descendencia de Abraham, los judíos consideraban que jamás han sido esclavos de nadie. Por tanto hicieron la pregunta al Señor Jesús: ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Aun en esto, los judíos estaban auto engañados, porque tanto en lo político como en lo espiritual eran esclavos. Durante el tiempo de los jueces, fueron esclavos de varios reyes. Tiempo más tarde, las dos tribus del norte fueron esclavizadas por el imperio Asirio. Después las dos tribus del sur fueron esclavizadas por el imperio Babilónico y Medo Persa por setenta años. Inclusive, en el mismo momento que estos judíos decían estas cosas, eran esclavos del imperio romano. Es decir que políticamente fueron esclavos, pero peor aun, estaban bajo una esclavitud peor que todas las anteriores. La esclavitud espiritual. Eran esclavos del pecado. Note lo que les dijo el Señor Jesús en Juan 8:34-36. Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Joh 8:35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.
Joh 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
El Señor Jesús no estaba hablando de esclavitud política, sino de esclavitud espiritual. Por eso les dijo: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Los judíos tenían un terrible amo, llamado pecado, y por tanto, todo lo que hacían era pecado. Esto es terrible porque el esclavo no queda en casa para siempre sino que el hijo queda en casa para siempre. Esta es la razón para que los judíos estén en necesidad de que alguien les libere. El único que podía liberarles es el Señor Jesús. Por eso les dijo: Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Maravilloso, amable oyente. Hoy en día también, millones y millones se creen libres para hacer lo que bien les parece, pero no se dan cuenta que en el fondo son esclavos del pecado. Para ser libres, necesitan desesperadamente recibir al Señor Jesús como Salvador. Si nunca ha recibido a Cristo como Salvador, es esclavo de pecado amable oyente, aunque piense que es libre para hacer lo que desee y seguirá así hasta que reciba al Señor Jesús como su Salvador. Los judíos necesitaban pruebas para saber que en realidad eran esclavos de pecado, y eso es lo que el Señor Jesús les va a presentar. Juan 8:37-38 dice: Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.
Joh 8:38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
Por el lado humano, los judíos descendían de Abraham, pero por el lado espiritual no eran descendientes de Abraham. La prueba de esto es porque estaban buscando matar al Señor Jesús, porque la palabra que pronunciaba el Señor Jesús con tenía cabida en ellos. Si fueran descendientes de Abraham por el lado espiritual, no harían esto. Aquí viene el asunto crucial. El Señor Jesús hablaba de lo que ha visto de su Padre celestial, en cambio los judíos hacían lo que habían oído cerca de su padre. Esto debe haber creado mucha confusión en los judíos. Estaban convencidos que su padre era Abraham, pero ahora están escuchando algo diferente del Señor Jesús. Por eso dijeron al Señor Jesús lo que aparece en la primera parte de Juan 8:39. La Biblia dice: Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham.
La respuesta del Señor Jesús muestra que no era así como pensaban los judíos. Juan 8:39 en su segunda parte, hasta la primera parte del versículo 41 dice: Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
Joh 8:40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.
Joh 8:41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.
Las obras de los judíos, al procurar matar al Señor Jesús, quien les hablaba la verdad, la cual había oído del Padre celestial, era prueba de que estos judíos no eran hijos de Abraham en el sentido espiritual. Los hijos imitan a los padres. Abraham no haría eso. De modo que esos judíos no estaban imitando al Padre celestial. Por este motivo, estos judíos estaban imitando a otro padre, diferente de Abraham. ¿Quién sería este padre? Los judíos razonan y responden al Señor Jesús lo que tenemos en la segunda parte de Juan 8:41. La Biblia dice: Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
Ofendiendo de paso al Señor Jesús, porque pensaban que había nacido del pecado de fornicación de su madre María, los judíos alegan que su padre es únicamente Dios. Veamos como respondió el Señor Jesús. Juan 8:42-47 dice: Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
Joh 8:43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
Joh 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Joh 8:45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
Joh 8:46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
Joh 8:47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Si Dios fuera el padre de esos judíos, lo demostrarían amando al Hijo de Dios, al Señor Jesús, pues ha sido enviado por Dios. No ha venido por su propia cuenta. Esto era algo que por su incredulidad, los judíos se negaban a entender. No escuchaban las palabras del Señor Jesús. Por este motivo, el padre de estos judíos, no era Dios sino el diablo. Por eso imitaban al diablo. El diablo es un homicida desde el principio y de la misma manera estos judíos querían asesinar al Señor Jesús. El diablo no ha permanecido en la verdad. No hay verdad en él. Lo único que sabe hacer es mentir y por tanto es padre de todos los mentirosos, como eran esos judíos. Esto explica la razón por la cual no creían al Señor Jesús, quien les hablaba la verdad. Los que somos de Dios, oímos las palabras de Dios. Los que no son de Dios, no oyen las palabras de Dios. Este era el problema de estos judíos. Eran esclavos de pecado e hijos del diablo, en el sentido que imitan todo lo que el diablo hace. ¿Y usted amable oyente? Si no ha recibido a Cristo como Salvador no es hijo de Dios, y por tanto, ya sabe de quien es hijo. No siga en esas condiciones. Hoy mismo reciba al Señor Jesús como su Salvador y tendrá el derecho o la potestad de ser hecho hijo de Dios, según Juan 1:12.
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