Con mucho gozo comenzamos el estudio bíblico de hoy, no sin antes dar la bienvenida a nuestras amigas y amigos oyentes. El apóstol Pablo tenía la personalidad perfecta para lo que fue llamado a hacer por el Señor Jesucristo. Podía ser tierno como una nodriza que cuida a sus propios hijos y también podía ser severo como un padre que reprende a sus propios hijos. En esta ocasión lo tenemos en el plano de la severidad. No era para menos. El verdadero evangelio que con tanta pasión había predicado en Galacia estaba bajo fuerte asedio por parte de los falsos maestros y los hermanos de Galacia estaban prestando oído a esta falsa doctrina. En instantes más, David Logacho nos explicará la manera como Pablo reprendió a los Gálatas.
El apóstol Pablo es probablemente el mejor ejemplo de equilibrio entre ternura y severidad. Sabía ser tierno cuando eso era conveniente y sabía ser severo cuando eso era conveniente. Es algo que los que estamos en el liderazgo debemos poner mucho cuidado, porque la tendencia en el liderazgo es a ser solo ternura o solo severidad. Pero lo importante es el equilibrio. En esta ocasión, Pablo está pisando el terreno de la severidad. Lo sabemos porque aparte del saludo, no tiene en absoluto frases de encomio o felicitación para los gálatas, sino que entra directamente a reprender su conducta. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Gálatas 1:6-9. Lo primero que tenemos es el asombro del apóstol. Luego la aclaración del apóstol, después la advertencia del apóstol. Vayamos a lo primero. El asombro del apóstol. Gálatas 1:6 dice: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.” Lo que estaba sucediendo en las iglesias de Galacia era algo que dejó asombrado a Pablo. Hace no mucho tiempo atrás, Pablo había proclamado en Galacia el verdadero evangelio, el evangelio de la gracia, las buenas noticias de que Cristo murió en lugar del pecador, para que el pecador sea librado del presente siglo malo. Muchos gálatas recibieron a Cristo como Salvador por la sola fe. Se beneficiaron de la salvación por la pura gracia, sin merecerlo, sin pagar nada, sin cumplir con ningún rito. Sin embargo, en cuestión de poco tiempo entraron a las nacientes iglesias de los gálatas, estos “asesinos de la gracia” como los llama Chuck Swindoll, con un mensaje torcido de que para ser salvos era necesario creer en Cristo y además cumplir con algunos preceptos de la ley de Moisés como la circuncisión por ejemplo. De una forma inexplicable, al punto que dejó a Pablo con la boca abierta, los volubles gálatas prestaron oído a estos falsos maestros y comenzaron a buscar cirujanos para practicarse la circuncisión. Pablo interpretó esta actitud como un alejamiento del que les llamó por la gracia de Cristo. Es decir como un alejamiento de Dios el Padre quien les dio la salvación por gracia, gratuitamente, mediante el sacrificio de Cristo en la cruz. El verbo que se ha traducido como alejarse es el mismo verbo que se usa para hablar de la acción de un desertor en el campo militar. Al añadir obras a salvación por gracia por medio de la fe, los gálatas estaban desertando de la gracia y regresando a la esclavitud de la ley. Pablo no les predicó un evangelio de salvación por gracia más el cumplimiento de algunos preceptos de la ley de Moisés, el mensaje que predicó pablo fue el evangelio de la salvación por la sola gracia, que se recibe por la sola fe en el solo Cristo. Por tanto, los gálatas estaban siguiendo un evangelio diferente. Yo me pregunto muchas veces: ¿Qué diría Pablo al escuchar el evangelio que predican muchas personas hoy en día y el evangelio que están siguiendo muchas personas hoy en día? A lo mejor Pablo también se maravillaría de que están siguiendo un evangelio diferente. Claro, porque es un evangelio que dice: Para ser salvo debe confiar en Cristo y además hacer esto o el otro. Cada vez que se añade algo más a la perfecta obra de gracia de Dios para la salvación del hombre, se está proclamando un evangelio diferente del verdadero. Cuando los gálatas leyeron la carta y oyeron hablar de un evangelio diferente, habrán quedado perplejos, pensando que existe más de un evangelio. Por esto es necesario que Pablo aclare el asunto. Consideremos por tanto la aclaración del apóstol. Gálatas 1:7 dice: “No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.” El evangelio de Cristo es único, amigo oyente. No es que haya otro, dice el apóstol Pablo. Lo que estaba pasando es que los falsos maestros, llamados judaizantes, estaban perturbando a los gálatas, esto significa que estaban sacudiendo con violencia sus creencias, en un claro intento por pervertir el sencillo pero efectivo evangelio de Cristo. El verbo que se ha traducido como pervertir, en el idioma que se escribió el Nuevo Testamento, significa transformar algo para que tenga un carácter opuesto al verdadero. Qué interesante. Al añadir obras a la salvación por gracia, los falsos maestros estaban cambiando el carácter del verdadero evangelio de Cristo para que tenga un carácter opuesto. El carácter del verdadero evangelio de Cristo es otorgar la salvación como un regalo, por gracia, al pecador que recibe a Cristo como Salvador. Los falsos maestros o judaizantes estaban cambiando este carácter para que sea algo opuesto, es decir para que la salvación no sea por gracia sino que sea algo que el pecador merece. Nadie jamás podrá merecer la salvación. La única forma de obtener salvación es por gracia por medio de la fe. Cualquier otra forma de salvación es lo que Pablo ha llamado un evangelio pervertido, o un evangelio diferente del único verdadero. De modo que amable oyente, cada vez que Usted oiga a alguien predicando en el sentido que para ser salvo es necesario recibir a Cristo y hacer esto o aquello, Usted debe saber que ese predicador no está predicando el verdadero evangelio de Cristo, sino un evangelio pervertido. Cuidado con ese predicador y sobre todo, cuidado con ese mensaje. En tercer lugar, tenemos la advertencia del apóstol. Aparece en Gálatas 1:8-9 donde dice: “Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” El evangelio de Cristo es uno solo. Tiene que ver con que la salvación es un regalo de Dios, por gracia, aparte totalmente de las obras, el cual se recibe solamente por la fe. Este es el evangelio que predicó el apóstol Pablo en Galacia. Pablo por tanto hace una advertencia solemne. Cualquiera que predique un evangelio diferente del que habían oído los gálatas, sea anatema. No importa si se trata del mismo Pablo o de alguno de sus compañeros, no importa siquiera si se trata de un ángel del cielo, esa persona sea anatema. La palabra anatema es la transliteración de la palabra griega que literalmente significa destinado a destrucción o maldito. Esto podría sorprender a muchos. ¿Cómo es posible que Pablo ande maldiciendo a otros? Bueno Pablo no está maldiciendo a nadie. Pablo está advirtiendo a los que intentan pervertir el verdadero evangelio, que están en peligro de ser considerados por Dios como anatema, como algo destinado a destrucción, como algo maldito. Es Dios quien traerá juicio sobre los que pervierten el verdadero evangelio, no Pablo. Algunos también podrían pensar que Pablo está exagerando la nota al decir que si alguien pervierte el verdadero evangelio sea anatema. ¿Cómo va destinar Dios a alguien a la destrucción por solo pervertir el verdadero evangelio? Los que piensan así no entienden el mortal peligro de predicar un evangelio diferente del único que es verdadero. Para que Usted tome conciencia del mortal peligro, imagine que alguna catástrofe abrió un profundo precipicio en una transitada carretera. Tan pronto como ocurrió el hecho, a prudente distancia, la policía de tránsito colocó enormes señales advirtiendo a los conductores que se detengan porque más adelante hay un precipicio. Pero inexplicablemente, alguien viene y cambia todas esas señales. En lugar del inminente peligro, las señales hablan del límite de velocidad o de la distancia a la ciudad más cercana. ¿Qué pasará con los vehículos que transitan por esa carretera? Pues les espera la catástrofe. La falta de información precisa causará una tragedia. Igual es con el evangelio. Si el evangelio es pervertido, causará una gran tragedia. Por eso es que Pablo advierte con vehemencia a los que intentan pervertir el evangelio. Están en peligro de ser considerados por Dios como anatema. Es posible que los gálatas no hayan podido dar crédito a lo que estaban leyendo acerca de lo serio de pervertir el evangelio y por eso Pablo dice: Lo he dicho antes y ahora lo repito: Si alguien les anuncia un evangelio diferente del que ya recibieron, que caiga sobre ellos la maldición de Dios. Así es como Pablo confronta a los gálatas, por haber prestado oído a la falsa enseñanza de los judaizantes. Cuidado amigo oyente con proclamar un evangelio pervertido, y cuidado también con dar atención a un evangelio pervertido. Ambas cosas son peligrosas. Pueden conducir a un hombre a recibir el juicio de Dios. Opte por lo seguro. Opte por confiar la clara y sencilla enseñanza de la palabra de Dios cuando por ejemplo en Efesios 2:8-9 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
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