Con mucho gozo llegamos a Usted, amiga, amigo oyente, para darle una cordial bienvenida a otro interesante estudio bíblico de la serie: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal. En esta ocasión, David Logacho nos hablará acerca de la necesidad de adquirir sabiduría.
Los que tienen a la mano una Biblia, ábranla en Proverbios capítulo 4.
Este capítulo de Proverbios se divide en tres partes. La primera entre los versículos 1 a 9 donde encontramos un mandato a adquirir sabiduría.
La segunda, entre los versículos 10-19 que es un mandato a andar en sabiduría, y
La tercera, entre los versículos 20-27 que es un mandato a atesorar la sabiduría.
Por ahora, estudiaremos solamente la primera sección de este capítulo. Lo primero que notamos es el deseo del padre por compartir sabiduría con sus hijos. Proverbios 4:1-2 dice: «Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley.»
Utilizando la imaginación, podemos imaginar a Salomón, reuniendo alrededor a sus hijos para hablarles directamente al corazón. Siendo fiel a la responsabilidad de criar a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor, les dice: Escuchen hijos, la enseñanza de un padre.
Qué hermoso cuadro. Si Usted es padre de familia, ¿tiene la costumbre de reunir a sus hijos para hablarles directamente al corazón? No olvide que la sabiduría necesita ser comunicada verbalmente y después tiene que ser demostrada en la práctica.
Si Usted no tiene la sana costumbre de reunirse con sus hijos para explicarles las cosas profundas de la vida, habrá otros quienes se encarguen de hacerlo, pero la sabiduría que comuniquen será la sabiduría de este mundo con consecuencias fatales para sus hijos.
El propósito del padre al reunir a los hijos fue para que los hijos conozcan cordura. La palabra cordura puede también traducirse como inteligencia, o buen juicio. Tiene que ver con la capacidad para examinar con profundidad diferentes opciones que se presentan, para escoger la mejor entre ellas.
La vida en el fondo consiste en tomar decisiones. Desde lo más insignificante, como a qué hora me levanto o cómo me visto, hasta las más complejas, con quién me caso, o qué profesión voy a tener en el futuro. Para tomar estas decisiones se necesita cordura, o inteligencia o buen juicio. En esencia se necesita sabiduría.
Padres, ¿quiénes están enseñando sabiduría a sus hijos? ¿Los maestros en las escuelas? ¿Los amigos del vecindario? ¿La televisión? Si quiere que sus hijos tomen buenas decisiones en la vida es necesario que Usted les haga conocer cordura.
Lo que Salomón estaba compartiendo con sus hijos era buena enseñanza. Esta enseñanza debe haber estado fuertemente influenciada por la palabra de Dios, por eso Salomón estaba en libertad de exhortar a sus hijos diciendo: No desamparen mi ley.
Padres, hoy más que nunca, debido a la confusión que existe en el mundo, es necesario enseñar a nuestros hijos a tomar decisiones sabias. Para eso hace falta sentarse con ellos para hablarles al corazón. ¿Lo está haciendo? Luego de mostrar el deseo por comunicar sabiduría a sus hijos, el padre muestra que esa sabiduría que estaba por compartir con sus hijos, le había sido primeramente entregada a él por su propio padre, es decir por David, el padre de Salomón.
Proverbios 4:3-4 dice: «Porque yo también fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, guarda mis mandamientos y vivirás.»
En este pasaje vemos tres generaciones. El abuelo, David; el hijo, Salomón, y los nietos, los hijos de Salomón. David entregó la sabiduría a Salomón, Salomón entregó la sabiduría a sus hijos. La sabiduría fue pasando de generación a generación.
Salomón dice: Pues yo también he sido hijo: mi madre me amaba con ternura, y mi padre me decía: Guarda en tu mente mis enseñanzas. Pon en práctica esas enseñanzas y vivirás.
Padres, ¿estamos transmitiendo a nuestros hijos la sabiduría que recibimos de nuestros padres? Si no lo hacemos, nuestros hijos no tendrán qué entregar a nuestros nietos y de esa manera condenaremos a nuestra descendencia a las tinieblas de la ignorancia.
La sabiduría es vital para el bienestar de nuestros hijos. En realidad hace la diferencia entre la vida y la muerte. Guarda mis mandamientos y vivirás, decía David a su hijo Salomón.
Entre los versículos 5 al 9, Salomón va a amonestar a sus hijos a adquirir la sabiduría que está comunicando. No es suficiente oír a los padres. Es necesario recibir esa enseñanza. Es necesario que esa enseñanza se haga carne en los hijos. Esta es la parte que corresponde a los hijos. Note lo que dice el versículo 5 «Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca»
Sobre todas las demás cosas, la sabiduría, o el conocimiento aplicado a un buen propósito, es más importante para todo hijo. La sabiduría está íntimamente relacionada con la inteligencia. En este caso, la inteligencia tiene que ver con la capacidad de discernir las diferencias entre las diferentes opciones, y decidir por la opción más beneficiosa. Los hijos no vienen al mundo con la sabiduría y la inteligencia incorporadas. Es algo que tienen que adquirir en algún momento en la vida.
Una vez adquirida, los hijos deben tenerla siempre presente. No te olvides, dice el texto, y no te apartes de ella. Esto produce un beneficio tangible. Note lo que dice Proverbios 4:6 «No la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.»
La sabiduría y la inteligencia son útiles cuando se las incorpora al diario vivir, pero si se las deja latentes, inactivas, no van a producir ningún beneficio. La recomendación de Salomón a los hijos es: No la dejes. Ámala.
Interesante que la sabiduría y la inteligencia deben llegar a ser el objeto del amor de los hijos. No olvide que lo que uno ama, es aquello por lo cual uno se sacrifica. No dejar, y amar a la sabiduría y la inteligencia produce un gran beneficio. Dice el texto que la sabiduría y la inteligencia guardarán y conservarán a los hijos.
Guardar y conservar, ¿de qué? Pues de todo el mal que puede resultar de vivir sin sabiduría e inteligencia. Una joven que desecha y no ama la sabiduría y la inteligencia, puede, por ejemplo, introducirse en el sórdido mundo del uso de drogas. El daño que puede resultar de algo así, es devastador.
Dar atención a la sabiduría e inteligencia, amarla, como aconseja el proverbista, es como una gran fortaleza para proteger a los hijos de todo tipo de mal. Muchos padres se preocupan excesivamente por rodear a sus hijos de todo tipo de seguridades para evitar cualquier daño potencial, pero no deben olvidar que la mejor seguridad que pueden dar a sus hijos es la que provee la sabiduría y la inteligencia.
Esta es la razón para que Salomón se muestre tan enfático en esto de adquirir sabiduría. Observe lo que dice Proverbios 4:7 «Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posiciones adquiere inteligencia.»
El mundo en el que vivimos procura hacer pensar a los hijos que la vida consiste en tener la mayor cantidad de riqueza posible, la mayor cantidad de fama posible, la mayor cantidad de poder posible, la mayor cantidad de placer posible.
Pero el Proverbista está presentando una opción totalmente diferente. Hablando a los hijos dice: Miren, más valioso que la riqueza, la fama, el poder, el placer, es la sabiduría. Busquen eso más que todas las cosas. Cuando un hijo busca la sabiduría más que a cualquier otra cosa, se va a producir un resultado maravilloso. Ponga atención a lo que dice Proverbios 4:8, hablando de la sabiduría dice: «Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.»
Esto es muy interesante. Cuando la sabiduría, es engrandecida, resulta en grandeza para quien lo hace. Cuando la sabiduría es honrada, resulta en honra para quien lo hace. El mejor ejemplo de esto es el mismo Salomón.
Siendo muy joven y con la gran responsabilidad de gobernar una gran nación, se le apareció Dios en visión y le hizo una oferta tentadora: Pídeme lo que quieras que yo te dé. Salomón pudo haber pedido riqueza, fama, poder y placer, pero no lo hizo. ¿Recuerda lo que dice el proverbio? Sabiduría ante todo, adquiere sabiduría. Consecuente con esto Salomón dijo a Dios: Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande? Salomón engrandeció a la sabiduría. Salomón abrazó la sabiduría.
¿Cuál habrá sido el resultado de esta conducta? Esto es lo que le dijo Dios. Se encuentra en 2 Crónicas 1:11-12 «Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.»
Allí lo tiene, la sabiduría engrandeciendo a un hombre que la engrandeció. La sabiduría honrando a un hombre que la abrazó. Con razón que Proverbios 4:9 dice: «Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará»
Adorno de gracia y corona de hermosura, son los elementos que denotan honra y dignidad de quien los usa. De modo que amigo oyente, si en verdad quiere sacar el mejor partido de esta vida, ocúpese en adquirir sabiduría y una vez adquirida guárdela en su corazón y úsela en su diario vivir. Es la mejor posesión que puede tener.
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