Cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido, al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es la primera Epístola de Pablo a Timoteo en la serie titulada: Claves para ser un buen ministro de Jesucristo. En esta oportunidad, veremos que un buen ministro de Jesucristo debe reconocer la necesidad de sostener económicamente a sus líderes.
Abramos nuestras Biblias en 1 Timoteo 5 a partir del versículo 17. Pablo deseaba que Timoteo sea un buen ministro de Jesucristo y para eso, además de todo lo que ya ha dicho hasta aquí, ahora Pablo está dando instrucciones a Timoteo acerca de reconocer la necesidad de sostener económicamente a algunos ancianos en la iglesia local. En primer lugar Pablo presenta un mandato y en segundo lugar, Pablo presenta la razón para ese mandato. Vayamos a lo primero. 1 Timoteo 5:17 dice: Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
Cuando en este versículo se habla de los ancianos, no se está refiriendo a hombres de edad avanzada, como fue el caso en el versículo 1, sino a los líderes de la iglesia local en Efeso, entre los cuales pudo haber habido alguno de avanzada edad, pero que sin embargo también tenía el oficio de anciano en la congregación. El Nuevo Testamento también los llama obispos o pastores. El mandato concretamente es que los ancianos que gobiernan bien sean tenidos por dignos de doble honor. Observe que los sujetos de este mandato no son los ancianos en general en una iglesia local, sino solamente los ancianos que gobiernan bien, lo cual denota los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia. El que estos ancianos sean tenidos por dignos de doble honor no solamente significa que la iglesia local debe respetar a sus líderes, y someterse a ellos, sino que la iglesia local debe proporcionarles sustento económico de modo que ellos puedan vivir dignamente. Pablo enfatiza en la calidad de los ancianos que gobiernan bien cuando textualmente dice: Mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. La idea que predomina en este pensamiento es que si un anciano se dedica totalmente a la noble tarea de predicar y enseñar en la iglesia local, entonces la responsabilidad de la iglesia local es de sostener económicamente a este anciano para que pueda vivir dignamente junto con su familia. Este es un principio que se apoya en otros pasajes de las Escrituras como por ejemplo Gálatas 6:6 donde dice: El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.
Pero existe algo que me gustaría hacer notar. Predicar y enseñar las Escrituras, es un trabajo. El verbo trabajar es la traducción del verbo griego “kopíao” que literalmente significa fatigarse con un esfuerzo. No son muchos los pastores, obispos o ancianos que están fatigándose con el esfuerzo de predicar y enseñar. La mayoría toma la predicación y enseñanza de una manera deportiva, hasta como un hoby o un pasatiempo. Algunos de ellos van al púlpito sin ninguna preparación previa, vanamente esperando que en ese momento el Espíritu Santo les guíe al texto bíblico, les ilumine para comprenderlo y ponga palabras en su boca para predicarlo o enseñarlo. Pero el Espíritu Santo no fomenta la ociosidad amable oyente. Por supuesto que el Espíritu Santo puede iluminar y guiar la predicación o enseñanza de un anciano, pero para que eso pase, el anciano debe primeramente esforzarse hasta el agotamiento estudiando el pasaje bíblico. Si Usted tiene el privilegio de predicar y enseñar en la iglesia local, no cometa el error de hablar acerca de lo que primero vean sus ojos al abrir la Biblia. No le vaya a pasar lo que le sucedió a aquel hombre que estaba seriamente pensando suicidarse y en su desesperación tomó una Biblia y dijo: Tal vez Dios quiera decirme algo antes de quitarme la vida. Haré cualquier cosa que lea al abrir la Biblia en cualquier parte donde ponga mi dedo. Cerró los ojos, abrió la Biblia y su dedo se puso en Mateo 27:5 donde dice: Salió, y fue y se ahorcó. El texto habla de Judas Iscariote. Asustado cerró la Biblia y dijo: Seguro que Dios no querrá que yo también me ahorque. Mejor trataré otra vez. Repitió el proceso y esta vez su dedo se puso sobre Lucas 10: 37 donde dice: Ve, y haz tú lo mismo. Más asustado dijo: No puede ser. Dios no puede estar diciéndome estas cosas. Voy a tratar una vez más. Repitió el proceso y ahora su dedo se puso en Juan 13:27 donde dice: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. Casi se desmaya, pero reaccionó y dijo: Trataré la última vez. Abrió la Biblia, sin ver puso su dedo en un texto y esta vez fue en Lucas 23:43 donde dice: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Por poco le da un infarto. No hubiera necesitado ahorcarse. Hasta aquí llegó la insensatez de este pobre hombre. Finalmente comprendió que no es para nada bueno abrir la Biblia en cualquier parte, y tomar para uno lo que primero se lea. No, amable oyente, predicar y enseñar es un trabajo que demanda esfuerzo y dedicación, en dependencia absoluta del Espíritu Santo, por supuesto. En alguna ocasión preguntaron a un famoso predicador cuál era su secreto para predicar tan bien. El predicador lo pensó y dijo: El 95 % es transpiración y el 5% es inspiración. Se refería al enorme trabajo que demanda el predicar y enseñar. Cuando un anciano en una iglesia local se dedica exclusivamente al trabajo de predicar y enseñar y gobierna bien la iglesia, entonces la iglesia debe asumir la responsabilidad de sostenerlo económicamente para que pueda vivir dignamente junto a su familia. El doble honor tiene que ver con una recompensa económica generosa. Si las iglesias locales pusieran esto en práctica, no habría ancianos o pastores que a duras penas logran satisfacer las necesidades más básicas de ellos y de sus familias. Esto es el mandato. Inmediatamente después Pablo presenta la razón para el mandato. 1 Timoteo 5: 18 dice: Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
El mandato que los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar, no es solamente la idea de Pablo o la aspiración de los ancianos, obispos o pastores que están dedicados totalmente a la iglesia local, sino que se sustenta en el testimonio de las Escrituras. Pablo cita dos textos bíblicos que tratan sobre esto. El primero se encuentra en Deuteronomio 25:4 donde dice: No pondrás bozal al buey cuando trillare.
El apóstol Pablo hace una magnífica explicación del significado de este versículo, en 1 Corintios 9:8-11 donde dice: ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?
1Co 9:8 ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley?
1Co 9:9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla.¿Tiene Dios cuidado de los bueyes,
1Co 9:10 o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.
1Co 9:11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?
La Biblia apoya la idea que si un anciano en una iglesia local se dedica a predicar y enseñar, entonces la iglesia local debe ocuparse de proporcionarle un sustento económico digno. El otro texto bíblico que Pablo utiliza para razonar el mandato de que los ancianos que gobiernan bien sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar, se encuentra en Deuteronomio 24:14-15 donde dice: No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades.
Deu 24:15 En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.
La Biblia ampara al obrero al exigir un salario justo y a tiempo. Cuanto más a un anciano que trabaja en predicar y enseñar, además de gobernar bien la iglesia local. Un buen ministro de Jesucristo es aquel que enseña a la iglesia local a sustentar dignamente a los líderes que están dedicados a gobernar la iglesia y mayormente a los que trabajan en predicar y enseñar. Este es un tema que muchos ancianos, obispos o pastores se resisten a tratar en la congregación pensando que van a ser mal juzgados en el sentido que están buscando prebendas o ganancias deshonestas, pero nada justifica el omitir algo que la Biblia enseña con absoluta claridad, como esto que los ancianos que gobiernan bien deben ser tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
Y así estamos llegando nuevamente al término de una edición mas de nuestro programa LA BIBLIA DICE… Agradecemos sinceramente a todos los que con sus oraciones y ofrendas hacen posible que sigamos adelante. Pero antes quiero dejar con ustedes la PREGUNTA DEL DÍA Según algunos, el alma muere junto con el cuerpo y el espíritu va a Dios para estar inconsciente hasta la resurrección. También dicen que el espíritu de un creyente y el espíritu de un incrédulo van al mismo lugar. ¿Es cierto esto? Busque la respuesta en nuestra página Web y además conozca todo el material que está a su disposición, la dirección es: labibliadice.org. Bendiciones y le esperamos en nuestra próxima edición.
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