Es una bendición para mí compartir este tiempo con usted amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la segunda epístola de Pablo a los Tesalonicenses, en la serie titulada: Ánimo para una iglesia en apuros. En esta oportunidad vamos a examinar la oración de Pablo a favor de los Tesalonicenses.
Gracias por su sintonía amable oyente. El pasaje bíblico que nos corresponde estudiar el día de hoy es 2 Tesalonicenses 1:11-12. A manera de introducción, permítame señalar que el apóstol Pablo animó a los creyentes de Tesalónica por cuanto estaban atravesando por una época de persecución y tribulación a causa de su fe en Cristo. Pablo vio en ellos, que a pesar de las dificultades, estaban creciendo en la fe, lo cual se manifestó en un abundante amor de los unos para con los otros, y lejos de desmayar, soportaban con paciencia las persecuciones y tribulaciones. Esto era una demostración del justo juicio de Dios para que los creyentes de Tesalónica sean tenidos por dignos del reino de Dios. Como Dios es justo, es natural que Dios recompense a los creyentes que son atribulados y pague con tribulación a los que atribulan a los creyentes. La recompensa para los creyentes atribulados es el reposo cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder. La retribución para los que atribulan a los creyentes es sufrir pena de eterna perdición, lo cual implica ser excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. Esto es en esencia el infierno. Dios es justo amable oyente. Sabe premiar a los que se someten a su voluntad y sabe castigar a los que se rebelan a su voluntad. Es en este punto en su carta, cuando Pablo eleva una oración a Dios a favor de los Tesalonicenses. La primera parte de 2 Tesalonicenses 1:11 dice: Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros. Sabiendo sobre la persecución y tribulación que estaban padeciendo los Tesalonicenses, Pablo hace lo que es más indicado. Orar por ellos. Pablo estaba plenamente consciente del poder de la oración. Por el momento Pablo no podía estar físicamente junto a los Tesalonicenses para ayudarles de alguna manera en sus tribulaciones, pero nada le impedía estar espiritualmente junto a los Tesalonicenses para ayudarles por medio de la oración. No menosprecie lo mucho que se puede hacer mediante la oración amable oyente. Una vez, un misionero que servía al Señor en África estaba visitando su iglesia en Estados Unidos que le había enviado como misionero a ese lugar en África. Dando su testimonio a la iglesia sobre la obra en África, dijo lo siguiente: «Cuando servía en un pequeño hospital de África, cada dos semanas viajaba en bicicleta a través de la jungla hacia una ciudad pequeña para comprar víveres. Era un viaje de dos días y tenía que acampar durante la noche en el punto medio. En uno de estos viajes, llegué a la ciudad donde planeaba sacar dinero del banco, comprar medicinas y víveres y luego emprender el viaje de regreso hacia el hospital. Al llegar a la ciudad observé a dos hombres peleando, uno de ellos había sido gravemente herido. Lo atendí de sus heridas y al mismo tiempo le hablé del Señor. Luego viajé durante dos días, acampé una noche y llegué a casa sin incidentes. Dos semanas después repetí mi viaje y al llegar a la ciudad, se me acercó el joven a quien había curado. Me dijo que él sabía que yo llevaba dinero y medicinas y me confesó: «Unos amigos y yo te seguimos hacia la jungla sabiendo que acamparías durante la noche, planeábamos matarte y llevarnos tu dinero y medicinas, pero justo cuando íbamos a acercarnos a tu campamento, vimos que estabas rodeado por 26 guardias armados». En este punto me reí y le dije que yo había estado completamente solo en la jungla, sin embargo el joven insistió y me dijo: «No, señor, yo no fui el único que vio a los guardias, mis amigos también los vieron y entre todos los contamos. Fue por esos guardias que sentimos miedo y te dejamos en paz». En este punto del testimonio, uno de los hombres de la congregación se paró de un salto e interrumpió al misionero para preguntarle si le podía decir el día exacto en que sucedió esto. El misionero dijo a la congregación la fecha y el hombre que lo interrumpió contó esta historia: «La noche de tu incidente en África, aquí era la mañana y yo me preparaba para ir a jugar golf, estaba a punto de golpear la pelota cuando sentí la urgencia de orar por ti. De hecho, era tanta la urgencia que llamé a varios hombres de esta iglesia para que oraran por ti, ¿se pueden parar todos los hombres a quienes llamé ese día?» Los hombres que se habían reunido para orar se pusieron de pie. Al misionero no le importaba quienes eran, estaba contando cuantos eran. Eran 26. El mismo número de guardias que los bandoleros vieron protegiendo al misionero en aquella noche en la jungla Africana. No desprecie la oración. La oración tiene poder porque está dirigida al Dios de poder. Volviendo a nuestro pasaje bíblico, al orar por los Tesalonicenses, Pablo tenía tres motivos de oración en mente. El primero. Para que los Tesalonicenses sean dignos del llamamiento de Dios. La segunda parte de 2 Tesalonicenses 1:11 dice: Para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento. Los creyentes de Tesalónica estaban pasando por gran persecución y tribulación, con el propósito de que sean tenidos por dignos del reino de Dios, como dice 2 Tesalonicenses 1: 5. En su oración por los Tesalonicenses Pablo pide que este propósito de Dios se cumpla en los tesalonicenses, de modo que la vida de los Tesalonicenses corresponda al elevado llamamiento que Dios les ha hecho. Se trata en esencia de que los Tesalonicenses anden como es digno de la vocación con que fueron llamados, según Efesios 4:1. ¿Cómo está su vida delante de Dios, amable oyente, si usted es un hijo de Dios? Las pruebas que Dios le ha enviado, ¿le han hecho un mejor hijo de Dios? O un peor hijo de Dios. No olvide que las pruebas en general, dentro de ello la persecución por la causa de Cristo, tienen el propósito de hacerle un mejor hijo de Dios, pero si usted se derrumba bajo la prueba, no está cumpliendo con lo que Dios quiere para usted. El segundo motivo de oración de Pablo por los Tesalonicenses aparece al final del versículo 11. La Biblia dice: y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder. Los creyentes tenían a su disposición todo el poder de un Dios Todopoderoso como nuestro Dios. Pablo está pidiendo que los creyentes de Tesalónica echen mano de este poder para toda obra de fe. Eso significa todo aquello que se logra por medio de confiar en el poder de Dios y no en nuestro propio poder. No hay nada de extraordinario en hacer algo para Dios en nuestro propio poder, pero es extraordinario hacer algo para Dios en el poder de Dios. Cuando los creyentes hacemos la obra de fe con el poder de Dios, estaremos cumpliendo todo propósito de bondad. Esto es lo que Pablo pedía a Dios en oración. Como creyentes que somos, debemos procurar cumplir todo propósito de bondad, esto significa toda disposición a lo que es bueno. ¿Cómo está su vida a este respecto amable oyente? ¿Está su corazón lleno de todo propósito de bondad? Si es así, usted debe echar mano del poder de Dios para hacer esas obras de fe. Me temo mucho que la iglesia de hoy en día no está viendo mucho de esas obras de fe de las cuales habla Pablo. La razón para esto es por nuestra poca fe y por nuestra incipiente disposición a echar mano del poder de Dios. El tercer motivo por el cual Pablo oraba a favor de los Tesalonicenses aparece en 2 Tesalonicenses 1:12. La Biblia dice: para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Qué pedido de oración tan especial. Pablo pide a Dios en oración que el nombre del Señor Jesucristo sea glorificado en los Tesalonicenses. ¿Qué significa esto? Pues que la gente incrédula pueda ver al Señor Jesucristo en la vida de cada creyente. ¿Se ha puesto a pensar en que todo lo que el mundo incrédulo puede ver de la persona de Cristo, es lo que los creyentes mostramos de Cristo en nuestro diario vivir? Este pensamiento me hace temblar. ¿Cómo es el Cristo que estoy manifestando en mi vida? ¿Es el Cristo auténtico? O es un Cristo distorsionado por el pecado que siendo creyente estoy atesorando en mi vida. Como bien se ha dicho: El testimonio de un creyente o bien acerca a otros a Cristo o bien aleja a otros de Cristo. ¿Está siendo glorificado el nombre de Cristo en su vida? Pero además de esto, Pablo oraba a Dios para que los creyentes Tesalonicenses sean glorificados en Cristo. Interesante. No sólo Cristo puede ser glorificado en los creyentes sino también los creyentes pueden ser glorificados en Cristo. Esto acontece cuando la gente incrédula atribuye a Cristo lo bueno que ve un creyente. Todo esto es posible por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. Nada es por mérito de los creyentes. Todo es por la pura gracia, o favor inmerecido, de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
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