Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada mediante el Espíritu Santo. Hemos llegado al segundo viaje misionero de Pablo. Lo último que vimos fue su salida de Filipos, ciudad importante de la provincia romana de Macedonia, luego de los espectaculares eventos, que culminaron con la conversión del carcelero de Filipos con toda su familia. Atrás quedó una iglesia cristiana local, que se reunía en la casa de una mujer acaudalada llamada Lidia. En el estudio bíblico de hoy veamos qué sucedió después. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos capítulo 17.
II. Lo primero que vamos a notar es el próximo destino de Pablo y su equipo durante el segundo viaje misionero. Hechos 17:1 dice: Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
De entrada, observe que Lucas retoma el uso de la tercera persona de plural en su relato, lo cual puede significar al menos dos cosas, o se quedó en Filipos, o se dirigió a otro lugar diferente al que fueron Pablo, Silas y Timoteo. En todo caso, Pablo y sus colaboradores tomaron la Vía Ignacia en dirección al sudeste pasando por Anfípolis a 48Km. de Filipos, y más hacia el sudeste, pasando por Apolonia, a 96 Km. de Filipos y llegaron a la capital de la provincia romana de Macedonia, la ciudad de Tesalónica a 160 Km de Filipos. Pablo no se detuvo en las dos ciudades por donde pasó, porque pensaba que esas ciudades podían ser alcanzadas por las iglesias locales de Filipos y Tesalónica. Ernesto Trenchard dice que Tesalónica era un gran puerto, situado a la cabeza del golfo del mismo nombre y en posición muy estratégica en relación con las principales rutas terrestres y marítimas; tanto es así que su importancia se ha reconocido desde que fue ampliado por el rey macedonio Casander, en el 315 AC hasta el día de hoy cuando sigue siendo un puerto de consideración, llevando el nombre de Salónica, una forma abreviada de Tesalónica. Los romanos habían concedido los derechos de ciudad libre a Tesalónica, por lo que gozaba de cierta autonomía bajo un gobierno de oficiales llamados “politarcas” designación que se halla en Hechos 17:6 y que se confirma por la evidencia arqueológica. Desde luego, todos los gobernantes indígenas se hallaban bajo la autoridad del procónsul de la provincia romana, quien representaba al César y el Senado. John MacArthur añade que Tesalónica tenía una población de 200.000 habitantes. Así que, amable oyente, tenemos entonces a Pablo, Silas y Timoteo arribando a esta populosa e importante ciudad de Macedonia. En segundo lugar tenemos la táctica de Pablo en Tesalónica. Hechos 17:2-3 dice: Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.
Pablo tenía muy claro en su mente que la salvación viene de los judíos y por eso, al llegar a una ciudad donde todavía no se había predicado el evangelio, buscaba primero una sinagoga judía para anunciar el evangelio. Pablo hizo cuatro cosas importantes por tres días de reposo consecutivos en la sinagoga judía. Primero, discutió con ellos. Esto no significa que peleó con ellos sino que con respeto y altura razonó con ellos. El término utilizado denota que dialogó con ellos. Fue una amena conversación. Segundo, declaro las Escrituras. Esto significa que explicó con detalle las Escrituras. Tercero, expuso las Escrituras. Esto significa que utilizó las Escrituras judías, el Antiguo Testamento, para demostrar que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos. Esto era muy importante dentro del mensaje de Pablo, por cuanto, de manera general, los judíos tenían una idea de un Cristo glorioso, grandioso, poderoso, libertador, listo a aplastar el dominio del imperio romano inmediatamente. Pero utilizando el Antiguo Testamento tan querido y respetado por los judíos, Pablo demostró que si bien el Cristo era todo lo que ellos pensaban, sin embargo, antes de todo eso, el Cristo debía padecer grandemente, ser humillado, morir y resucitar de entre los muertos. Es muy posible que Pablo haya utilizado pasajes bíblicos como Isaías capítulo 53 para demostrar todo esto. Cuarto, anunció que Jesús, a quien él anunciaba, es el Cristo. Esto es el clímax de su mensaje. Todo lo que decía apuntaba a esto. Jesús es el Cristo. En Jesús está todo lo que el judío y el no judío necesitan para ser salvos. En tercer lugar, notamos la respuesta de la gente al mensaje de Pablo. Hechos 17:4 dice: Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.
Cuando se predica el verdadero evangelio, siempre habrá un fruto abundante. Lucas registra que algunos de los judíos que asistían a la sinagoga creyeron al mensaje del evangelio y recibieron al Señor Jesucristo como Salvador. Como una evidencia de lo genuino de su salvación, estos judíos creyentes se juntaron a Pablo y Silas para impulsar la obra del Señor en Tesalónica. A ellos se unieron gran número de griegos, un término para referirse a personas no judías en general, aunque es posible que en este caso, hayan sido personas naturales de Grecia. Lucas hace mención especial de no pocas mujeres nobles. Parece como que las mujeres en general son más sensibles a sus necesidades espirituales y no es extraño que muchas mujeres nobles de Tesalónica hayan recibido al Señor Jesucristo como su personal Salvador. Estas mujeres nobles convertidas deben haber sido factor importante para la conversión de sus esposos y de sus hijos. Pero como es natural, cuando se da una gran victoria en la obra del Señor, Satanás contraataca con fuerza. Eso es lo que sucedió en Tesalónica. En cuarto lugar tenemos la oposición a la obra evangelística en Tesalónica. Hechos 17:5-9 dice: Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
Después del ministerio inicial de tres semanas de Pablo y sus compañeros en Tesalónica, Dios produjo ese admirable resultado. Eran muchas las personas, judías y no judías, hombres y mujeres, nobles y plebeyos, que manifestaban su decisión de seguir a Cristo. No se sabe cuánto más tiempo permanecieron Pablo y sus colaboradores en Tesalónica, pero debe haber sido más de tres semanas, por cuanto Pablo recibió en Tesalónica dos ayudas económicas provenientes de la iglesia en Filipos, según Filipenses 4:16. Algunos intérpretes bíblicos piensan que deben haber pasado entre cuatro a seis meses hasta el momento que se desató la persecución en Tesalónica. Esta vez, Satanás, por medio de los judíos incrédulos, celosos del geométrico crecimiento de los seguidores de Cristo, escogió a una turba de hombres malos y ociosos, para alborotar la ciudad de Tesalónica. Su primera intención fue asaltar con violencia la casa de un hermano en la fe de Tesalónica, llamado Jasón. La turba esperaba encontrar a Pablo y sus compañeros en la casa de Jasón, para sacarlos y lincharlos, pero Dios en su providencia hizo que Pablo y los suyos no estén en ese momento en la casa de Jasón. Como fracasó el plan, la turba atrapó a Jasón y algunos otros hermanos en la fe y los trajeron ante los politarcas, o autoridades de la ciudad. Una vez allí, a gritos daban a conocer la acusación: En lugar de un ataque, sin quererlo, los enemigos de la obra del Señor, alabaron el trabajo de Pablo y los suyos cuando dijeron: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá. ¡Qué hermoso! Ojalá nosotros también pudiéramos trastornar el mundo entero por medio de predicar el evangelio de Cristo. Luego prosiguieron lanzando a gritos la acusación, diciendo: A los cuales Jasón ha recibido; y todos estos contravienen los decretos de Cesar. El emperador romano había decretado que no se predique en su imperio nada que no sea lo que los romanos creían y que no se reconozca a otro rey aparte del César. Pablo debe haber hablado mucho acerca de Jesucristo como rey, pero los incrédulos deben haber mal interpretado en el sentido que su reino era inmediato y terrenal. De esta manera, causaron gran alboroto entre el pueblo y los politarcas de Tesalónica. Sin saber cómo manejar el asunto, los politarcas, o autoridades de la ciudad, decidieron pedir fianza a Jasón y a los hermanos en la fe que habían detenido. La idea era que Jasón y los hermanos insten a Pablo y su equipo misionero a salir de Tesalónica, so pena de perder la fianza. Esto motivó a la salida precipitada de Pablo y sus compañeros de Tesalónica. En nuestro próximo estudio bíblico veremos hacia donde se dirigieron. Espero su compañía.
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