Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción. Estudio de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada mediante el Espíritu Santo. En esta oportunidad entramos al estudio del capítulo 10 de Hechos. Este es uno de los capítulos más importantes en el libro de Hechos, porque es una especie de bisagra que divide todo el contenido del libro. Entre los capítulos 1 a 9 los eventos ocurren en Jerusalén, Judea y Samaria, y el principal actor es Pedro, pero a partir del capítulo 10, los eventos ocurren en territorio gentil y el principal actor es el apóstol Pablo. En nuestro último estudio bíblico mencionamos que Pedro fue el instrumento de Dios para realizar tres milagros espectaculares. El primero fue sanar a un enfermo, el segundo fue resucitar a un muerto. Esto lo estudiamos ya. Hoy vamos a ver a Pedro siendo utilizado por Dios para realizar el tercer milagro, el más espectacular, la salvación de un pecador. Si tiene cerca una Biblia, le sugiero que la tome y busque Hechos capítulo 10 para que pueda seguir el estudio conmigo.
II. Mientras Pedro estaba en Jope, hospedado en casa de un cierto Simón, curtidor, algunas cosas muy interesantes estaban pasando en una ciudad cercana. Lo que primero notamos es la visión de Cornelio. Hechos 10:1-6 dice: Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.
Pedro fue el medio escogido por Dios para abrir el evangelio a los gentiles, pero para eso, era necesario que Dios haga cambiar algunas ideas que, como buen judío, Pedro tenía entre ceja y ceja, en cuanto a los gentiles. Usted debe saber que para los judíos en aquellos tiempos, los gentiles eran tenidos como perros. Algunos judíos realmente pensaban que Dios había creado a los gentiles con el solo propósito de usarlos como leña para avivar las llamas del infierno. Dios tuvo que intervenir directamente en la vida de Pedro para hacerle cambiar su modo de pensar sobre los gentiles. Veamos como lo hizo. Los eventos relatados acontecieron como unos diez años después del día de Pentecostés cuando nació la iglesia de Cristo en Jerusalén. Lucas nos presenta a un personaje que llegó a ser el primer gentil convertido al cristianismo. Este personaje vivía en Cesarea. Esta era una ciudad portuaria a orillas del mar Mediterráneo, la cual fue edificada por Herodes el Grande en honor de Augusto César. Estaba a unos 100 Km. al noroeste de Jerusalén y a unos 50 Km. al norte de Jope. Llegó a ser la capital romana de Palestina. En esta ciudad vivía un oficial del ejército romano cuyo nombre era Cornelio. El texto dice que Cornelio era centurión de la compañía llamada la Italiana. Un centurión era un oficial romano que estaba al mando de 100 soldados. Una compañía tenía 600 hombres, bajo el mando de 6 centuriones. Diez compañías hacían una legión romana, en total 6000 soldados, bajo 60 centuriones. Pero Cornelio no dedicaba tiempo solamente a su carrera militar sino también a su vida espiritual. Lucas nos muestra como era su carácter. Era muy respetuoso del Dios de Israel. Todo parece indicar que aunque Cornelio no era un prosélito judío, sin embargo tenía mucha devoción hacia el Dios de Israel. Además era un buen líder en su hogar. Era muy generoso con la gente, especialmente con los judíos. Era un hombre de oración. ¿Qué le parece este testimonio? Maravilloso. ¿verdad? Pero lo curioso es que Cornelio no era creyente. Sin lugar a dudas, Cornelio era un buen incrédulo. Qué triste que hubiera sido para él terminar en condenación eterna a pesar de haber sido tan bueno en vida. Pero eso no ocurrió por cuanto Dios tuvo misericordia de él como veremos más adelante. Sucede que cierto día, como a las tres de la tarde, a la hora novena, a la hora que los judíos acostumbraban orar, Cornelio debe haber estado orando y en eso tuvo una visión, en la cual, muy claramente se le presentó un ángel de Dios, y le dijo: Cornelio. Con temor, Cornelio respondió: ¿Qué es Señor? El ángel entonces procedió a entregar su mensaje. Antes de nada, el ángel de Dios comunicó a Cornelio que sus oraciones y limosnas han subido para memoria delante de Dios. Qué interesante, a pesar de ser incrédulo, Dios tuvo muy en cuenta la práctica de Cornelio de orar y entregar limosnas. Lo que Dios estaba por hacer con Cornelio era en respuesta a lo que Cornelio había hecho hasta ese momento. Cuando alguien quiere conocer a Dios de corazón, Dios le dará la suficiente luz para que le pueda conocer. El ángel de Dios dijo a Cornelio que envíe hombres a Jope y haga venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. ¿Cómo encontrar a un hombre en una gran ciudad con tan solo saber su nombre? Para resolver este problema, el ángel de Dios comunicó a Cornelio que Pedro estaba hospedado en la casa de cierto Simón curtidor, a quien todos en Jope conocen porque tiene su casa junto al mar. Pedro diría a Cornelio lo que es necesario que haga, una vez que los dos estén juntos. En segundo lugar tenemos la obediencia de Cornelio. Como era de esperarse, Cornelio no hizo pregunta alguna, sino que inmediatamente obedeció lo que le dijo Dios por medio del ángel. Gran ejemplo de obediencia a Dios. Si un incrédulo obedeció a Dios de esta manera, tanto más nosotros que somos creyentes. Hechos 10:7-8 dice: Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo.
Tan pronto desapareció de su vista el ángel de Dios, Cornelio llamó a dos de sus criados y a un soldado de su confianza, de entre los que estaban más cerca de él y con quien compartía su fe en el Dios de Israel, y les informó de la visión que había tenido y les envió a Jope. Recuerde que Jope estaba a unos 50 Km. al sur de Cesarea. Es de admirar la diligencia con la que Cornelio manejó todo el asunto. En tercer lugar tenemos la visión de Pedro. Dios ya se manifestó a Cornelio, ahora era necesario que se manifieste también a Pedro. Eso es lo que tenemos en Hechos 10: 9-16 dice: Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.
Los dos criados y el soldado de Cornelio estaban en camino a Jope, y mientras se acercaban a su destino, Pedro subió a la azotea de la casa de Simón el curtidor para orar. Era como el medio día, la hora sexta. Mientras oraba, le sobrevino gran hambre, y mientras le preparaban algo para comer, le sobrevino un éxtasis. Esto es un poco diferente a una visión. Según la definición del diccionario, éxtasis es el estado del alma, caracterizado interiormente por cierta unión mística con Dios mediante la contemplación y el amor y exteriormente por la suspensión mayor o menor del ejercicio de los sentidos. En este estado mental, Pedro vio el cielo abierto y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra. En el lienzo había todo tipo de cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Mientras Pedro veía esto, se oyó una voz que decía: Levántate, Pedro, mata y come. Pedro sabía que todo esto era del Señor y por eso, su primera reacción fue: Señor, no. Pedro era un buen judío y por tanto jamás había comido algo que según la ley de Moisés era considerado inmundo, y allí en el lienzo había de todo, animales limpios y animales inmundos. La respuesta del Señor fue: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se repitió por tres veces hasta que aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. En la ignorancia, a veces hacemos o decimos cosas incongruentes. Pedro lo hizo. Reconoció que quien le hablaba era Dios, el Señor y sin embargo dijo: Señor, no. Si él es Señor no se le puede decir no. Si se le dice no, entonces él no es Señor. Por medio de esta experiencia que acababa de pasar Pedro en estado de éxtasis, Dios le estaba preparando para que cambie su manera de pensar en cuanto a los gentiles. Lo que Dios limpió no lo llames tú común. Eventualmente Pedro captó el mensaje y eso abrió la puerta para una maravillosa cosecha de almas entre los gentiles, pero eso será tema de nuestro próximo estudio bíblico.
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