Saludos cordiales amigo oyente y bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la primera carta de Pedro. En esta carta, el apóstol Pedro nos está enseñando lo que es la verdadera gracia de Dios. Lo último que vimos fue que la verdadera gracia de Dios nos trae la capacidad de amarnos los unos a los otros. En esta ocasión, David Logacho nos mostrará un beneficio más de la verdadera gracia de Dios
La verdadera gracia de Dios nos trae mucho más que solamente la salvación del alma. En esta ocasión vamos a ver que además de todo lo que ya hemos visto, nos trae también la palabra de Dios o la Biblia. La Biblia amigo oyente, es un tesoro divino que Ud. y yo lo tenemos no porque lo merezcamos sino por la gracia de Dios. Fue por la Biblia que tomamos conciencia de nuestro estado espiritual como pecadores. Fue por la Biblia que supimos del gran peligro de ser condenados por la eternidad a causa del pecado. Fue por la Biblia que supimos que Dios nos ama tanto que ha pagado un altísimo precio para que nosotros podamos librarnos de recibir el castigo eterno por nuestro pecado. Fue por la Biblia que supimos que Cristo Jesús, el unigénito Hijo de Dios, vino a este mundo para morir en la cruz tomando el lugar de cada pecador. Fue por la Biblia que supimos que luego de morir y ser sepultado, el Señor Jesucristo resucitó de entre los muertos. Fue por la Biblia que supimos que Cristo Jesús, una vez resucitado fue llevado a la gloria donde está ofreciendo perdón de pecados a todo aquel que crea en él y le reciba como Salvador. Fue por la Biblia que supimos que con tan solo recibir a Cristo como nuestro Salvador, somos eternamente salvos. Fue por la Biblia que supimos que al recibir a Cristo como nuestro Salvador por la fe llegamos a ser hijos de Dios. Fue por la Biblia que supimos que nuestro destino eterno es el cielo junto a Dios. Si no hubiera sido por la Biblia, no sabríamos nada de esto. Y esto es solo una pequeña parte de todo lo que podemos encontrar en la Biblia sobre Dios, sobre el mundo, sobre nosotros, sobre la muerte, sobre el cielo, sobre el infierno, etc. Y todo esto ha sido por gracia, amigo oyente. Lo hemos recibido como un favor no merecido de parte de Dios. Es a la Biblia a lo que se refiere 1ª Pedro 2:2 cuando habla de la leche espiritual no adulterada. Consideremos por partes esta expresión. Primero, la Biblia es leche espiritual. Esto significa que es vital para el crecimiento espiritual. Así como la leche materna es vital para el crecimiento físico de un niño recién nacido, la Biblia es vital para el crecimiento espiritual de un hijo de Dios. Si un bebé no ingiere leche materna en los primeros meses de vida, corre serio riesgo de atrofiar su crecimiento físico. Igualmente, si un creyente no se alimenta espiritualmente de la Biblia corre serio riesgo de atrofiar su crecimiento espiritual. Segundo la Biblia es leche espiritual no adulterada. Esto significa que es pura, o que no contiene ningún elemento extraño, ningún elemento que la contamine. Por este motivo, cuando un creyente se alimenta espiritualmente solo de ella, jamás correrá el riesgo de ser desviado hacia una doctrina errada. Siempre habrá riesgo de desviarse cuando nuestros principios espirituales se fundamentan en cualquier otra cosa que no sea la sola Biblia. Solo la Biblia es leche espiritual no adulterada. Todo lo demás, por más que provenga del más preclaro de los pensadores humanos siempre tendrá su cierto grado de contaminación. Muy bien, al pensar en la Biblia, Pedro nos da primeramente el mandato a alimentarnos de la Biblia. Note lo que dice la primera parte de 1ª Pedro 2:2 «Desead como recién nacidos, la leche espiritual no adulterada» Pedro toma un cuadro de la vida cotidiana para de allí sacar una aplicación espiritual. ¿Ha visto Ud. a un niño recién nacido? Aparte de llorar, lo único que sabe hacer es tomar la leche de su mamá. Inclusive mucho del lloro es porque desea tomar leche materna. Así debemos ser todos los creyentes con respecto a la Biblia. Debemos desarrollar un apetito voraz por ella. Pero la realidad en muchos casos es tan diferente, ¿verdad? La Biblia está solamente para llevar el domingo al templo y el resto de la semana pasa recogiendo polvo en algún rincón de la casa. Conozco creyentes de años que ni siquiera saben ubicar los libros de la Biblia. Nunca han deseado como recién nacido la leche espiritual no adulterada. Es importante por tanto que la Biblia sea nuestro pan diario. Así como necesitamos de al menos tres comidas al día para mantenernos bien físicamente, deberíamos alimentarnos al menos tres veces al día de la palabra de Dios para mantenemos bien espiritualmente. Es un deber para todo creyente el oír la Biblia, el leer la Biblia, el estudiar la Biblia, el meditar en la Biblia y el memorizar la Biblia y todo esto en una base diaria, no una vez a la semana. Intente vivir comiendo una sola vez por semana, aunque sea un banquete, y me demostrará que puede vivir bien espiritualmente con tan solo abrir la Biblia una vez por semana, los domingos en el templo. Si Ud. es un hijo de Dios, Ud. esta bajo este mandato, amigo oyente. Si no lo está haciendo, me temo que está en desobediencia a Dios y esto puede resultar muy caro. Pero además del mandato a alimentarnos de la Biblia, Pedro nos proporciona una actitud correcta para alimentarnos de la palabra de Dios. 1ª Pedro 2:1 dice «Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones» Muchas veces, a pesar que abrimos la Biblia para estudiarla cada día y unas cuantas veces al día, aún así, no aprovechamos de su contenido. No sé si le habrá pasado eso. Me refiero a tomar la Biblia, intentar de corazón que nos hable a nuestro espíritu, pero sin ningún resultado. La Biblia es como un árido desierto que no contiene gota de agua para calmar la sed espiritual. Lo que puede estar pasando es que no tenemos la actitud correcta para que la Biblia sea el alimento espiritual para nuestra alma. Pedro nos recomienda por tanto quitar algunas cosas de nuestras vidas para que así, podamos aprovechar del contenido de la Biblia. ¿Qué es lo que debemos desechar? Primero, toda malicia. Esto significa toda disposición a algo malo en contra de otro. Si Ud. tiene en mente hacer algo malo a alquilen y está resuelto a ello, de seguro que hallará a la Biblia estéril, porque su corazón no está preparado para recibir el precioso alimento espiritual que es la Biblia. Segundo, todo engaño. Esto significa todo tipo de deshonestidad como retener el impuesto a la renta, dar o recibir sobornos, copiar los exámenes, estafas, etc. Tercero, hipocresía. Esto significa presentar una imagen que sabemos que no la tenemos, como por ejemplo esforzarnos por mostrar que somos espirituales los domingos mientras estamos en el templo y vivir el resto de la semana enlodados en todo tipo de pecado. Cuarto, envidias. Esto significa descontento por los éxitos de otros. La envidia fue lo que movió a Caín a cometer el primer asesinato en la historia de la humanidad. Quinto, todas las detracciones. Esto significa hablar mal de alguien a sus espaldas. Es decir, asesinar el carácter de alguien por medio de chismes, rumores, o el típico arrojar lodo sobre alguien contra quien tenemos rivalidad para mejorar nuestra propia imagen. Todo esto es necesario dejar a un lado, arrojarlo de nuestras vidas, para poder recibir el alimento espiritual de la palabra de Dios. Además del mandato y la actitud tenemos el propósito de alimentarnos de la Biblia. La segunda parte de 1ª Pedro 2:2 dice «para que por ella crezcáis para salvación» Esto significa que por medio de alimentarnos de la palabra de Dios podemos crecer en nuestro aprecio a la salvación que ya la tenemos. Todos necesitamos crecer en la salvación, en el sentido de entender y admirar los recónditos detalles de ella. La vida es corta para entender a cabalidad todo lo que está involucrado en la salvación. La Biblia nos ayuda a ello. Por último tenemos el incentivo para alimentamos de la Biblia. 1ª Pedro 2:3 dice «si es que habéis gustado de la benignidad del Señor» Esto es un gran incentivo para alimentarnos de la leche espiritual no adulterada. Pedro está diciendo a cada creyente: ya que habéis probado cuan benigno es el Señor al haberte dado la salvación, no te quedes allí, él tiene mucho más para dar, búscalo con toda tu alma en las páginas de la Biblia. Sí, amigo oyente, la gracia de Dios nos ha traído también la Biblia, debemos alimentarnos de ella, con una correcta actitud, para crecer para salvación y aprovechar mejor la benignidad del Señor.
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