Qué gozo saludarle amable oyente. Soy David Logacho dándole además la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el evangelio según Juan. En esta oportunidad vamos a considerar el anuncio del Señor Jesús en cuanto a la traición de Judas Iscariote.
Abramos nuestras Biblias en Juan 13:21-30. El evento que vamos a estudiar sucedió la noche anterior a la fiesta judía de la pascua. Los doce apóstoles y el Señor Jesús estaban sentados a la mesa, listos para la última cena. Previo a esto, en algún momento, Judas Iscariote, había recurrido a los principales sacerdotes para decirles: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. A partir de este momento, Judas Iscariote buscaba oportunidad para entregarle. Cuando todos estaban sentados, el Señor Jesús se levantó de la cena, se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los doce y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Pedro se opuso inicialmente, pero después lo aceptó. De este evento, el Señor Jesús sacó dos lecciones importantes. La primera, que cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, es limpiada por la sangre de Cristo, pero mientras está en este mundo, sus pies se contaminan con el pecado, y necesitan ser lavados por medio de la confesión. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad, dice la Biblia. La segunda, que los seguidores del Señor Jesús, debemos imitar su ejemplo. En una suprema muestra de humildad, a pesar de ser el Maestro y el Señor, se humilló a sí mismo y se puso a los pies de los doce para lavarlos y secarlos con una toalla. Esto era el trabajo que normalmente hacían los esclavos de una casa. Maravillosa lección sobre la necesidad de servirnos los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis, dijo el Señor Jesús. El Señor Jesús concluyó este episodio pronunciando palabra cargadas de significado: Dijo: De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Es en estas circunstancias que ocurrió el evento que vamos a estudiar. Tenemos el anuncio del Señor Jesús. Juan 13: 21 dice: Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
Juan dice que el Señor Jesús se conmovió en espíritu. Esta expresión denota que el Señor Jesús estaba profundamente angustiado o atribulado. En otras ocasiones también, el Señor Jesús se sintió así, pero en esta ocasión fue por lo que estaba por hacer Judas Iscariote. No era para menos. Aquel que había estado con el grupo todo el tiempo, estaba por manifestarse como un traidor. Conmovido en espíritu, el Señor Jesús dijo por tanto: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. El Señor Jesús sabía a la perfección quien era el que le había de entregar, pero no mencionó su nombre. ¿Por qué? Porque le amó hasta el fin. No sólo le lavó los pies, como a los demás apóstoles, sino también le protegió. Si hubiera anunciado su nombre, es probable que los once apóstoles hubieran arremetido contra él. Más adelante, aquella misma noche, Pedro no pensó dos veces para sacar su espada y atacar a Malco, el siervo del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja. El inesperado anuncio del Señor Jesús, porque ninguno de los discípulos jamás imaginó algo así, provocó la reacción que Juan recoge en el versículo 22. La Biblia dice: Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
Las miradas de asombro se multiplicaban entre los discípulos. ¿Cómo es posible que entre ellos haya un traidor tan vil que se atreva a entregar al Señor, al Mesías, al Cristo? Cuando Juan dice que los discípulos dudaban de quien hablaba, significa que no sabía a cuál de los doce se refería el Señor Jesús. En este punto, intervino Pedro para identificar al traidor. Juan 13:23-25 dice: Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.
Joh 13:24 A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.
Joh 13:25 El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
En los tiempos que el Señor Jesús estaba en este mundo, y en la parte del mundo donde estaba, la gente no se sentaba a la mesa como lo hacemos nosotros en la actualidad y en el mundo occidental. La mesa probablemente era sólo un mantel sobre el piso. La gente se recostaba sobre almohadones alrededor, con las piernas hacia atrás, de modo que la espalda de uno quedaba cerca del pecho del que estaba al lado. Cuando Juan habla del discípulo al cual Jesús amaba, se está refiriendo a sí mismo. Era el que estaba más cerca del Señor Jesús. Juan dice que estaba recostado al lado de Jesús. Atrás del Señor Jesús era el puesto de honor. Con toda probabilidad en este puesto estaba Judas Iscariote. En el puesto de honor. Pedro debe haber estado sentado más lejos. Tanto es así que luego de escuchar el anuncio del Señor Jesús y luego de las miradas inquisitivas entre ellos, Pedro hizo señas a Juan, pidiéndole que aprovechando la cercanía, pregunte al Señor Jesús quien era el que le iba a traicionar. Juan, quien estaba recostado cerca del pecho del Señor Jesús, hizo entonces la pregunta: Señor, ¿quién es? El Señor Jesús estaba obligado a responder. Note cual fue la respuesta. Juan 13:26 dice: Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
La costumbre en aquella época era que el anfitrión de la casa donde se celebraba la cena, en este caso, el Señor Jesús, honre a uno de sus invitados brindándole un pedazo de pan mojado en la salsa de la comida. Hasta el último momento el Señor Jesús no reveló el nombre de quien le iba a entregar sino que su respuesta a Juan fue: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Acto seguido, el Señor Jesús tomó un pedazo de pan, lo mojó y lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Judas Iscariote fue el único que supo que había quedado al descubierto como el traidor. Juan y los otros no captaron esto. Note como lo relata Juan. Juan 13: 27-29 dice: Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.
Joh 13:28 Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.
Joh 13:29 Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
Tan pronto Judas Iscariote recibió el bocado, Satanás se apoderó de él, o en otras palabras, entró en él. Judas Iscariote no fue una víctima de Satanás. No olvide que antes de la última cena, Judas Iscariote ya se había puesto de acuerdo con los principales sacerdotes, para entregar al Señor Jesús por treinta piezas de plata. Lo único que hizo Satanás fue ocupar el lugar que Judas Iscariote voluntariamente le cedió. Lo único que oyeron los once apóstoles fueron las palabras del Señor Jesús a Judas Iscariote cuando le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. ¿Se ha preguntado por qué los once no escucharon la respuesta del Señor Jesús cuando dijo a Juan que aquel a quien diere el pan mojado es el que le iba a traicionar? La razón probable es porque en ese mismo momento los once estaban enfrascados en una ardorosa discusión acerca de quién de ellos ocuparía los lugares de honor cuando el Señor Jesús establezca su reino. Esto lo sabemos por lo que dice Lucas 22:23-27 La Biblia dice: Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.(E)
Luk 22:25 Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores;
Luk 22:26 mas no así vosotros,(F) sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.(G)
Luk 22:27 Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.(H)
Esto es inaudito, mientras el Señor Jesús estaba conmovido en espíritu no sólo por lo que estaba por hacer Judas Iscariote, sino también por lo que estaba por suceder pocas horas después cuando sea crucificado, los once estaban peleándose entre ellos, por saber quién de ellos sería el mayor. Tan pronto olvidaron la lección que les dio el Señor Jesús cuando les lavó los pies y les ordenó que sigan su ejemplo en el sentido de servirse los unos a los otros. La discusión les distrajo de oír al Señor Jesús cuando dijo que aquel a quien daba el pan mojado era el que le iba a traicionar. Este fue el motivo para que cuando oyeron al Señor Jesús decir a Judas Iscariote que lo que va a hacer lo haga más pronto, algunos de los once pensaban que el Señor Jesús estaba pidiendo a Judas Iscariote que compre algo para la fiesta de la pascua o que diese algo a los pobres, conforme a la costumbre de la época. Judas Iscariote era el tesorero del grupo. La persona de confianza del grupo. Fingió ser un fiel seguidor del Señor Jesús, hasta el último momento. Juan relata lo último que hizo Judas Iscariote, una vez que se manifestó como el traidor. Juan 13:30 dice: Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.
Judas Iscariote ya no podía seguir fingiendo. El Señor Jesús le había despojado de su disfraz. Viéndose descubierto, Judas Iscariote salió del recinto. ¿Adónde fue? Con toda seguridad a hacer los arreglos con los principales sacerdotes, para entregar al Señor Jesús a traición esa misma noche. Juan dice que cuando Judas Iscariote salió ya era de noche. Eran tinieblas físicas pero también densas tinieblas espirituales. Satanás estaba por obtener una gran victoria por medio de Judas Iscariote a quien había poseído. En cuestión de horas, Satanás heriría al Señor Jesús en el calcañar, pero el Señor Jesús le heriría en la cabeza. Sin la presencia del traidor, el Señor Jesús dará sus últimas instrucciones a los once, pero esto será tema de nuestro próximo estudio.
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