Es motivo de mucho gozo compartir este tiempo con Usted. Bienvenida o bienvenido al estudio bíblico de hoy. El tema para hoy es lo que se llama las Bodas del Cordero.
Uno de los eventos más recordados de toda persona felizmente casada, es su boda. Tanto es así, que cada año se dedica determinado día a la celebración del aniversario de bodas. ¿Qué recuerdos se agolpan en su mente con relación a su boda? ¿La novia preciosamente adornada? ¿El novio dibujando una sonrisa forjada? ¿La ceremonia cuidadosamente ejecutada? ¿O la deliciosa cena? ¿O el impresionante pastel de bodas? ¿O los invitados? ¿O las infaltables anécdotas? A decir verdad, cualquier cosa que ocurrió en la boda es buen motivo de conversación en la tertulia con los amigos. Si Usted me preguntara ¿Cuál boda le ha gustado más? Yo le respondería que la mía. He visto bodas fastuosas. He oficiado ceremonias nupciales hermosas, pero para mí, mi boda sigue siendo la mejor. No porque hubiera habido derroche de dinero o algo por el estilo, sino porque simplemente fue mía. Pero…Ah… no debo olvidar que todavía no ha tenido lugar la boda más grandiosa de todos los tiempos. Me refiero a las Bodas del Cordero. Esta sí que será la mejor boda. Entonces aceptaré de buena gana que mi boda ocupe un honroso segundo lugar. Pero ¿Qué es esto de las Bodas del Cordero? Bueno, en la Biblia se presenta a la iglesia de Cristo como la esposa y a Cristo como el esposo. Para que haya esposa y esposo tiene que haber habido bodas. Pues esas bodas son las Bodas del Cordero. Sobre eso nos habla el pasaje bíblico que vamos a estudiar el día de hoy. Como introducción, recordemos que casi al final de la gran tribulación, el mundo entero habrá sido reducido a un montón humeante de escombros. Fue el resultado del juicio divino a un mundo que se atrevió a revelarse contra Dios. Pero después de toda tormenta viene la calma. La calma fue precedida de alabanza en los cielos y alabanza en la tierra. De esto da cuenta el pasaje bíblico que estudiamos anteriormente y que se encuentra en Apocalipsis 19:1-6. Luego de la alabanza aparece el relato de esto que venimos hablando, las Bodas del Cordero. Para apreciar mejor esta maravilla, es necesario entender como se llevaban a cabo las bodas judías en el tiempo en que se escribió el Nuevo Testamento. Básicamente tenían cuatro etapas. El contrato, el desposorio, la ceremonia y la cena. Permítame explicarlo. El contrato. Se celebraba entre los padres de la novia y los padres del novio, normalmente cuando los contrayentes eran niños o muy jóvenes. Después que los padres de los contrayentes se ponían de acuerdo, al padre de la novia recibía el precio de la novia en calidad de dote. Este compromiso era firme y la única manera de romperlo era por medio de una especie de divorcio. Cualquier infidelidad durante este tiempo, por parte de cualquiera de los contrayentes era considerada como adulterio. Para todo propósito práctico era como si los contrayentes ya estuvieran casados, pero no podían todavía tener relaciones sexuales entre ellos. El desposorio. También se lo conocía como la preparación. Normalmente duraba un año, pero podía extenderse más. Durante este tiempo la novia era observada cuidadosamente para manifestar su pureza. Durante este tiempo, el novio trabajaba incansablemente preparando la casa para su novia. Era común que la casa sea edificada junto a la casa del padre del novio. El día de la boda, el novio salía de la casa de su padre para ir a buscar a la novia quien estaba esperando en su casa. Juntamente con la novia, el novio iba a la cabeza de una procesión nupcial hacia la casa que había preparado para los dos. La ceremonia de bodas. Antes de la ceremonia, se redactaba un contrato legal llamado Ketubah, el cual era firmado por dos testigos quienes no debían estar relacionados con la pareja. Este era el pacto matrimonial en el cual constaba el compromiso de fidelidad mutua y las obligaciones del esposo y de la esposa. La novia se ataviaba adecuadamente para esta ceremonia. Tanto su cabello como su vestido eran adornados con joyas y la novia se cubría la cara con un velo. La ceremonia se llevaba a cabo en la casa del novio. A esta ceremonia asistían los familiares más cercanos, dos testigos y unos pocos amigos de confianza. La cena. La última fase se la conocía como la cena de las bodas. Se invitaba a los amigos de la novia y del novio para compartir con ellos el gozo de la pareja. Era una buena excusa para una prolongada fiesta. Duraba entre unos cuantos días hasta una semana, dependiendo de cuán ricos eran los contrayentes. Después de la cena de bodas, la pareja se retiraba a su nueva casa para iniciar su vida como marido y mujer. Todo esto halla y hallará su paralelo en la relación de Cristo con su iglesia. Existe un pacto matrimonial entre Cristo y la iglesia. Hablando a la iglesia, el apóstol Pablo le dice lo siguiente, según 2 Corintios 11:2 “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.” Cristo pagó un precio inestimable por su novia, la iglesia. El precio fue la sangre que Él derramó en la cruz del calvario. Efesios 5:25 nos habla de que Cristo se entregó a sí mismo por la iglesia. La unión de Cristo con la iglesia se encuentra por ahora en la fase del desposorio o la preparación. Cristo, el novio está preparando la morada para su amada. Juan 14:2 nos dice que Cristo está preparando lugar para los suyos, para la iglesia. Mientras tanto, la iglesia debe permanecer fiel a Cristo. Pero todavía no ha tenido lugar la ceremonia de bodas, ni la cena de las bodas. Esto está todavía en el futuro. De la ceremonia de bodas es justamente lo que nos habla Apocalipsis 19:7-8 donde dice: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.” Estas palabras provienen del cielo. No se sabe si es un ángel o uno de los seres vivientes quien las pronuncia. En todo caso, se trata de un anuncio. Es un anuncio que evoca sentimientos de profundo gozo y alegría. Es motivo para que el nombre de Cristo sea glorificado. Toda boda es motivo de gozo y alegría. Cuánto más la boda de Cristo. En las bodas orientales, el novio es el foco de atención en la ceremonia de bodas. Ese es el motivo por el cual se invita a dar gloria a Cristo. Han llegado las bodas del Cordero. Interesante ese nombre para Cristo. El Cordero. Hace alusión al precio que Cristo tuvo que pagar por su novia, la iglesia. Cuánto nos amará Cristo que no escatimó su propia vida con tal de tenernos a su lado como su esposa. Además note que la iglesia, la novia o la esposa se ha preparado adecuadamente. Recuerde que para la ceremonia de bodas, la novia se vestía esplendorosamente, adornando su cabello y su vestido con joyas preciosas. Lo mismo ha hecho la iglesia. Dice el texto que se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente. Esto nos habla de una iglesia gloriosa en el cielo, ante la presencia de Cristo. La Biblia enseña que tan pronto los creyentes seamos arrebatados al cielo, participaremos en lo que se llama el tribunal de Cristo. Será la ocasión para que Cristo otorgue recompensas a los creyentes por las obras realizadas mientras estuvieron en este mundo. Las buenas obras serán recompensadas y las malas obras… bueno, serán quemadas. Las recompensas recibidas serán las joyas que adornen a la esposa en el día de la ceremonia de bodas. Bien se ha dicho que el vestido que usaremos en el cielo es confeccionado con las obras que hacemos en la tierra. Porque el lino fino que viste la iglesia en la ceremonia de bodas es las acciones justas de los santos. Pero nos falta la cena de las bodas. Pues bien, un ángel hace la invitación a la cena de las bodas. Apocalipsis 19:9 dice: “Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.” Felices o dichosos son los llamados a participar en la cena de las bodas del Cordero. ¿Para quienes es la invitación? No puede ser a la iglesia, porque la iglesia es la novia y la novia no puede ser invitada a su propia boda. La invitación es a los santos del Antiguo Testamento, a los santos de la tribulación, y a los creyentes que estén vivos en la tierra al final de la tribulación. Todos estos son santos aunque no pertenecen a la iglesia de Cristo. Ellos serán los que engalanen con su presencia la cena de las bodas del Cordero. ¿Cuándo y donde tendrá lugar la cena de las bodas del Cordero? Será al final de la tribulación y tendrá lugar en la tierra. Mayores detalles sobre esto último estudiaremos más adelante. El apóstol Juan estaba tan emocionado con todo esto que no meditó bien en lo que estaba haciendo y cometió un desliz que fue prestamente corregido por el ángel. Apocalipsis 19:10 dice: “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” Los ángeles no son Dios como para ser adorados. Por eso este ángel rechazó la adoración que Juan se aprestaba a dar. Dios es el único que merece adoración. Usted también no debe adorar a ningún ángel ni a ningún ser humano vivo o muerto, por más buenas cosas que estos seres humanos hayan hecho o estén haciendo. El ángel estaba simplemente revelando la grandeza y gloria de Jesús. La profecía de toda la Biblia apunta a una sola cosa. La magnificencia de Jesucristo. Así termina este interesante pasaje bíblico. Espero que nos acompañe para juntos examinar lo que viene a continuación.
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