Cordiales saludos amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Proseguimos con el estudio de la primera epístola de Pablo a los Corintios, en la serie titulada: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. Las divisiones en la iglesia visible de Cristo en la tierra son una triste realidad que de ninguna manera se la puede ignorar. Este sectarismo tuvo su origen casi tan pronto como nació la iglesia de Cristo. Pablo va a confrontar esta situación y sobre ello nos hablará en instantes más David Logacho.
Luego de mostrar con absoluta claridad la elevada posición espiritual que el creyente tiene ante Dios y de enfatizar el hecho que el creyente ha sido llamado a la comunión con el Hijo de Dios, Jesucristo, nuestro Señor, Pablo se ocupa de exhortar a los creyentes a adoptar un estilo de vida acorde con lo que son espiritualmente ante Dios.
El primer conflicto que confronta Pablo es el de las divisiones dentro de la iglesia local. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Corintios 1:10-17. Lo que primero encontramos en este pasaje bíblico es el ruego del apóstol. 1 Corintios 1:10 dice: «Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer»
Aún cuando Pablo tenía autoridad apostólica para exigir que se cumpla con su palabra, aquí lo tenemos en un tono muy conciliador, rogando a los creyentes de Corinto.
Sin embargo es un ruego solemne por cuanto lo hace en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Es como si el Señor Jesucristo mismo estuviera rogando. El ruego se fundamenta sobre lo que había acabado de decir, sobre el hecho maravilloso que los creyentes tenemos comunión con el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo.
Ante esto, lo menos que se espera de los creyentes en la iglesia en Corinto es que hablen todos una misma cosa. Pablo está exhortando a la unidad en la doctrina en la asamblea local de creyentes, no a la unidad espiritual de la iglesia de Cristo, porque eso es algo que ya existe y es el resultado de la obra del Espíritu Santo al unir a todo creyente en un solo cuerpo.
La unidad doctrinal, basada absolutamente en las Escrituras, debe ser el fundamento de la vida de la iglesia. De otra manera en la iglesia local existirá solamente una aparente unidad o una armonía superficial.
En la iglesia de Corinto no había esta unidad. Los creyentes de Corinto estaban divididos. Pablo les ruega a que no haya divisiones entre ellos. La palabra griega que se ha traducido como «división» es la palabra «sjisma» de donde viene nuestra palabra «cisma» que significa un fraccionamiento, una rotura, una división.
Ante esta realidad, Pablo ruega que estén perfectamente unidos. Esta frase es hermosa, significa unir algo que estaba separado o dividido. Se usa tanto en el Nuevo Testamento como en los escritos griegos seculares para hablar de remendar redes de pescar, de unir huesos o utensilios rotos, de coser ropa que se ha roto y de poner en su lugar coyunturas dislocadas.
Una iglesia local en la cual prevalecen divisiones es como una red de pescar con agujeros, no se puede atrapar ningún pez en ella, es como una persona que tiene una pierna rota, no puede funcionar adecuadamente, es como un vestido descosido, causa vergüenza a quien lo usa y es como una persona con una coyuntura dislocada, no se moverá con la debida libertad.
Las divisiones en la iglesia local son terribles, amable oyente. Lo que hace falta para resolver este problema es estar perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.
Estar perfectamente unido en una misma mente y en un mismo parecer, no significa que todos debemos pensar de la misma manera sobre todas las cosas. Esto es poco menos que imposible. Donde hay al menos dos personas, habrá al menos dos maneras diferentes de pensar.
Pero al estar perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer, esas dos personas dirán: Aunque pienso algo diferente, voy a ceder en mi forma de pensar para tener una misma mente y un mismo parecer con la otra persona. Note que no es que la una cede y la otra se mantiene en lo que pensaba. Ambas personas ceden en algo para encontrarse en un terreno en el cual ambas están de acuerdo.
¿Por qué es que Pablo está haciendo este ruego?
Consideremos en segundo lugar, la razón del apóstol. 1 Corintios 1:11-12 dice: «Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.»
Pablo se enteró de lo que estaba pasando en la iglesia de Corinto, a través de los de Cloé. No es que los de Cloé estaban chismeando ni que Pablo estaba prestando oídos a los chismes. El chisme se caracteriza por no revelar la fuente de la información. Pero aquí tenemos a Pablo revelando la fuente de su información, para que nadie vaya a pensar que se trataba de un tráfico de chismes.
Lo que pasaba es que en la iglesia de Corinto, los creyentes estaban divididos en al menos cuatro grupos y no sólo eso, sino que había una pelea entre los diferentes grupos. Donde hay divisiones siempre habrá contiendas. Algunos se declaraban seguidores de Pablo, otros se declaraban seguidores de Apolos, otros se declaraban seguidores de Cefas, o Pedro, y otros se declaraban seguidores de Cristo.
Cada uno de los grupos despreciaba y atacaba a los otros grupos, inclusive los que se declaraban seguidores de Cristo. Así es como comenzó a fraccionarse la iglesia visible de Cristo en la tierra. Con el paso del tiempo, los grupos son mucho más numerosos, y los integrantes de cada grupo se cuentan por miles y tal vez millones.
Es doloroso admitirlo, pero no es posible ignorarlo. La iglesia visible de Cristo en la tierra está totalmente dividida. Esto, ciertamente, no es de ninguna manera la voluntad de Dios.
A continuación consideraremos la reprensión del apóstol. 1 Corintios 1:13 dice: «¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?»
Pablo reprende a los creyentes corintios con tres preguntas retóricas.
La primera: ¿Acaso está dividido Cristo? La respuesta obvia es: No. Entonces mal puede estar dividida la iglesia de Cristo, la cual es su cuerpo.
La segunda. ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? La respuesta obvia es: No. Entonces no tiene sentido que algunos creyentes en Corinto pongan a Pablo, o a cualquier otro líder espiritual, en un plano superior al de Cristo.
La tercera. ¿Fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? La respuesta obvia es: No. Entonces ¿por qué poner en alto la bandera de Pablo o de cualquier otro líder espiritual, como si él fuera más importante que Cristo?
El momento que llegamos a admirar tanto a las personas, al punto que dejamos de admirar a Cristo estamos pisando terreno peligroso. Pensando en el hecho que ninguno de los creyentes en Corinto ha sido bautizado en nombre de Pablo, el apóstol hace una reflexión relacionada con el bautismo.
Consideremos pues la reflexión del apóstol. 1 Corintios 1:14-17 dice: «Doy gracias a Dios de que ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro. Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.»
Para corregir el concepto erróneo de que si alguien fue bautizado por Pablo entonces ha sido bautizado en el nombre de Pablo, el apóstol hace memoria de las pocas personas a las que él bautizó personalmente. Bautizó a Crispo, judío, principal de la sinagoga judía, a Gayo, un hombre hospedador de Corinto, de quien habla Romanos 16:23, a la familia Estéfanas, de la cual no se sabe mayor cosa y tal vez a nadie más. La gran mayoría de creyentes corintios no fueron bautizados por Pablo, mal pueden ellos entonces decir que han sido bautizados en el nombre de Pablo.
Pablo fue comisionado por Cristo para predicar el evangelio, no para bautizar. No es que Pablo esté repudiando el bautismo cristiano, lo que pasa es que Pablo tenía muy claro en su mente que su responsabilidad más importante era anunciar el evangelio y en razón de ello, su costumbre era dejar que otros discípulos bauticen en agua a los que recibían a Cristo como Salvador, excepto en contados casos como los que él mismo menciona.
La predicación del evangelio por parte de Pablo era no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. Sobre esto trataremos en detalle en nuestro próximo estudio bíblico.
Mientras tanto, no olvide amable oyente, que las divisiones en la iglesia visible de Cristo no honran a Dios y no hacen justicia con la realidad de que todos los creyentes hemos sido llamados a la comunión con el Señor Jesucristo. Nuestro valor como creyentes, no está dado por ser parte de tal o cual denominación, sino por el hecho de estar en Cristo.
Cuentan que un hermano en la fe muy orgulloso de su denominación falleció y lógicamente se fue al cielo. Pero antes de entrar al cielo quería comprobar que allí en el cielo estaban solamente los afiliados a su denominación. Así que preguntó a un ángel: ¿Hay aquí Bautistas? El ángel dijo: No. El hombre pensó para sus adentros: Bien que no me hice bautista. Luego preguntó al ángel: ¿Hay aquí Metodistas? El ángel dijo: No. El hombre pensó para sus adentros: Qué bueno que no me hice metodista. Después el hombre preguntó al ángel: ¿Hay aquí Presbiterianos? El ángel dijo: No. El hombre pensó para sus adentros: Que bien que no me hice presbiteriano. Así preguntó al ángel por todas las denominaciones que se acordaba. La respuesta del ángel siempre fue la misma. Finalmente preguntó al ángel: ¿Hay aquí… y dio el nombre de su denominación? El ángel dijo: No. Entre sorprendido y temeroso, con voz entrecortada, el hombre preguntó al ángel: ¿Entonces quienes están en el cielo? La respuesta del ángel fue: Todos los que por la fe han recibido a Cristo como Salvador.
Efectivamente amable oyente. En el cielo no habrá divisiones en la iglesia de Cristo, mejor que tampoco haya divisiones mientras la iglesia de Cristo está en la tierra.
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